Desarrollo de capacidades, trabajo colaborativo, espacios y tiempos flexibles, foco en los logros de aprendizaje son algunas claves que orientan la construcción de una nueva presencialidad en la escuela, propone Ariel Rotondo.
Mientras
muchos aspectos de la sociedad necesitarán actualizarse a la nueva normalidad
impuesta por la pandemia del COVID-19, la escuela, indefectiblemente, deberá
ser, además de actualizada, transformada.
Esta
transformación implica centrarse en dos aspectos fundamentales. Por un lado, de
la nueva presencialidad producto de las limitaciones en los
agrupamientos, deviene una nueva regularidad, una nueva forma de pensar la
“presencia” de los estudiantes en las escuelas. Por otro lado, la idea de
construir nuevos formatos para el aprendizaje, currículos ya no
pensados a partir de la distribución de contenidos, sino del desarrollo de
capacidades, de habilidades que permitan la apropiación de nuevos aprendizajes.
Una nueva
estructura organizacional que permita y facilite instancias de
formación presencial, de trabajo colaborativo y de trabajo autónomo, encuentros
de articulación y socialización; espacios para el desarrollo personal (donde
los estudiantes puedan construir su proyecto de vida y su vocación); espacios
donde se puedan poner en común los aprendizajes alcanzados.
La
escuela deberá comenzar a imaginarse como un nuevo espacio de trabajo
colaborativo, de aprendizaje con el otro. Ya no podremos seguir pensando en un aula con 15,
20 o más estudiantes, sino en un edificio acondicionado para el trabajo en
pequeños grupos, con la posibilidad de acceso a herramientas tecnológicas, de
información y de comunicación y con espacios y tiempos flexibles.
Ya no podremos seguir pensando en un aula con 15, 20 o más estudiantes,
sino en un edificio acondicionado para el trabajo en pequeños grupos, con la
posibilidad de acceso a herramientas tecnológicas
Debemos
construir una nueva regularidad no relacionada estrechamente con la
presencialidad y la asistencia, sino con el logro de objetivos y el desarrollo
de las capacidades y habilidades de las que hablamos anteriormente.
El currículo y
los formatos escolares deberán pensarse en consecuencia.
Estructuras
curriculares pensadas a partir de amplios “Escenarios para el
aprendizaje basados en logros”, diseñados y articulados de tal manera que
permitan un abordaje multidisciplinar inclusivo, flexible y colaborativo, que
promuevan la autonomía y la relación con el otro, y que faciliten la
autoevaluación y la evaluación entre pares, en medio de un nuevo formato para
la validación de los aprendizajes.
Esta
nueva escuela obligará a restablecer la relación entre el proceso de
aprendizaje y la certificación del mismo al final de cada etapa de
escolarización, dando efectivo lugar a las capacidades que hoy demanda la
construcción de una sociedad más justa en medio de los desafíos que
enfrentamos, cada vez más complejos y cada vez con mayor frecuencia.
Fuente
https://agendaeducativa.org/nuevos-formatos-para-la-nueva-presencialidad/
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