La incertidumbre que rodea la vuelta a clase en medio de la pandemia favorece un perfil de docente más innovador y participativo: el de los profesores ‘youtubers’
Incorporar la
tecnología en el aula dejó de ser una opción el pasado mes de marzo, cuando la pandemia
de coronavirus provocó el cierre repentino de los centros educativos en España
y en muchos otros países. Con más o menos fortuna, y en cuestión de días, los
docentes tuvieron que encontrar la mejor manera de seguir dando clase a
distancia, echando mano de las herramientas tecnológicas a su alcance:
plataformas como Zoom, Google Classroom, Microsoft Teams… y YouTube, un recurso
recurrente en el aprendizaje de los internautas. Según datos de Google, siete de cada diez usuarios de
la plataforma la utilizan para aprender, y si en enero y
febrero se subieron 300 vídeos en todo el mundo con las palabras “enseñanza a
distancia” en el título, solo en marzo ese número superó los 23.000. Meses
después, y cuando arranca el año académico en medio de fuertes medidas de
seguridad para contener el número de contagios, la tecnología es ya una
herramienta esencial para los educadores, los alumnos y sus familias.
En este contexto de
incertidumbre por cómo se desarrollará el nuevo curso, la figura de los edutubers, o
educadores por YouTube, cobra una relevancia especial. Canales educativos con
años de experiencia como Unicoos, del
profesor David Calle (1,4 millones de seguidores que aprenden con él
matemáticas, física, química y tecnología); La cuna de Halicarnaso, del profesor de
Historia y Geografía José Antonio Lucero (150 mil) o AntonioProfe, del andaluz Antonio Pérez
(26.900 estudiantes de Física y Química), marcan el camino de un estilo de
enseñanza interactivo y participativo, basado en un modelo de aula invertida
(o flipped classroom) que se adapta sin problemas al tipo de
enseñanza que se necesite en cada momento, ya sea cara a cara, semipresencial o
a distancia.
“Ahora todo el mundo
está preocupado por una vuelta segura a las clases, y eso está genial, pero no
se está hablando de qué cambiamos, de qué forma diferente debemos afrontar las
lecciones, o de cómo conseguir que los alumnos se impliquen y participen en las
videoconferencias”, reflexiona Calle en voz alta. Para este profesor, falta
tanto formación como recursos por parte de las administraciones educativas,
para que los docentes puedan abordar su docencia digital con todas las
garantías.
No se trata solo de mandar vídeos
Todos los docentes
consultados coinciden en un punto: dar clase por Internet no es simplemente
mandar una lista de 50 o 100 vídeos a tus alumnos, ni conectarse a una
videoconferencia para hacer exactamente lo mismo que harías en el aula. “Hay
que cambiar el qué se enseña y el cómo se enseña, tratando de introducir
dinámicas diferentes para motivarles e implicarles en otras iniciativas que les
interesen, porque si no… Si ya en clase se te duermen, imagínate a las nueve de
la mañana en su casa”, sostiene Calle. En el modelo de aula invertida, los
estudiantes ven el contenido por su cuenta antes de clase, de manera que el
tiempo que pasan con el profesor se emplea para contestar preguntas y realizar
actividades colaborativas.
“Yo no explico en el
aula”, confiesa Antonio Pérez, profesor de Física y Química de ESO y
Bachillerato en Los Barrios (Cádiz). “Las clases las dedicamos a resolver
dudas, al igual que hicimos durante el confinamiento: ellos veían la teoría en
casa y las preguntas las resolvíamos por videoconferencia. Por eso es una
metodología tan interesante, porque atiende perfectamente a la diversidad. Como
la clase está grabada, el alumno al que le cuesta más puede verla tantas veces
como necesite, de manera que cuando volvemos a clase ya estamos todos al mismo
nivel”, asegura. Pérez, que es finalista al Gobal Teacher Prize 2020 y
que protagoniza el documental Soy EduTuber, que se
verá próximamente en el festival de cine documental Alcances, en Cádiz, ha
acumulado en su canal casi 500 vídeos que cubren todo el temario de Física y
Química desde 2º de la ESO hasta 2º de Bachillerato, con los ejercicios más
importantes de cada tema. “A mí me gusta ser innovador, y probar cosas nuevas;
y la verdad es que, cuando empiezas a usar metodologías activas como esta, los
resultados mejoran, y mucho”.
José Antonio Lucero
creó La cuna de Halicarnaso en 2015 para ofrecerle a sus alumnos un contenido
audiovisual que ellos pudieran usar para estudiar o repasar en casa. Pero, como
en el caso de Calle y de Pérez, lo que empezó como un pequeño proyecto adquirió
gracias a Internet un alcance inesperado que traspasó fronteras, especialmente
el curso pasado. Y, también como ellos, adoptó el mismo modelo de clases
invertidas. “Yo les pido que vean un vídeo a la semana, que ellos tienen que
trabajar en casa tomando apuntes según un modelo (el de las notas Cornell) que les enseño a principios
de curso. Y luego, lo que se genera en clase es tiempo para reflexionar sobre
la cuestión histórica que estamos planteando, mediante tareas cooperativas o
proyectos. Generar un debate es fundamental no solo para el aprendizaje, sino
para desarrollar el espíritu crítico”.
Entre las actividades
que emplea tras el visionado de los vídeos, Lucero cita algunas como un
análisis de imágenes, la realización de preguntas y respuestas para otros
compañeros o investigaciones en el aula, usando recursos informáticos. Pero
insiste en un punto: estos recursos son muy válidos, pero no lo son todo: “Para
mis alumnos, el vídeo puede significar entre el 10 y el 20 % de lo que
aprenden. Debe combinarse con otras actividades y metodologías activas en el
aula, que sirven para reflexionar y aprender de muchas maneras”. Y Calle
recuerda que “los profesores ya no somos la única fuente de
conocimientos. Por eso es imprescindible guiarles, enseñarles qué tipo
de cosas deben ver y que puedan discriminar las fuentes fiables de las que no
lo son; plantearles preguntas; trabajar en equipo con ellos; debatir;
conocerles un poco más…”
Además de cubrir el
temario de Historia, La cuna de Halicarnaso aborda también, desde un punto de
vista objetivo, cuestiones de actualidad no exentas de polémica para
explicárselas a un alumno de Secundaria: ¿por qué me dicen facha si llevo la
bandera de España? ¿Por qué tenemos un rey? ¿Por qué no aparecen tantas mujeres
como hombres en los libros de texto? Una iniciativa que pretende desmentir la
impresión generalizada de que la Historia es solo una materia para memorizar
hechos pasados: “Yo creo que la Historia sirve, sobre todo, para comprender y
reflexionar sobre nuestro presente”, afirma Lucero.
¿Son entonces los vídeos todo ventajas?
No del todo. Para este
docente, presentan el inconveniente de que el profesor no está delante para
responder las dudas que puedan surgir en los estudiantes, y por eso intenta que
las apunten para luego formularlas en clase; y siempre sin olvidar que puede haber
alumnos que no tengan un buen acceso a Internet o que a lo mejor tienen un solo
ordenador para varias personas, y para ellos ha de preparar otras estrategias.
“Es muy común que al
alumno que estudia en casa le surja una duda, pero que cuando regresa a clase
ya se le ha olvidado”, cuenta Pérez. Para evitarlo, él los anima a que dejen
sus dudas o preguntas en los comentarios del vídeo o a través de las
redes sociales como Facebook, Instagram o Twitter, en las que el
docente mantiene un contacto directo con sus alumnos. “En Instagram, por
ejemplo, suelo subir fotos de las prácticas que hacen ellos en sus casas; o me
mandan una foto de un problema que no les sale, y si yo en ese momento estoy en
casa, trabajando en algo de eso, les resuelvo la duda en el acto. O la tenemos
ahí y al día siguiente, en clase, abrimos esa red social y la contestamos”.
Conservar la pasión por aprender
“Tal vez, lo que en
muchas ocasiones ha generado este sistema educativo es una desilusión
por aprender, y ha hecho que poco a poco pierdan esa curiosidad e ilusión
que los niños sienten a los tres, cuatro, cinco años”, reflexiona Lucero. “Al
final, de lo que se trata es de generar amor por el conocimiento, sobre todo en
Secundaria. Porque cuando a un chaval se le transmite ese amor por aprender,
eso nunca se le va. A mí no me importa que mis alumnos salgan de la ESO
conociendo un montón de fechas, nombres y hechos históricos; sino que no pierda
su amor por mi materia, por seguir aprendiendo historia”. Para este experto,
estamos acostumbrados a un sistema conductista en el que el profesor conduce y
el alumno va sobre raíles; así que, al final de su etapa educativa, “es como si
hubiera estado todo el rato sentado en el tren de la bruja, recibiendo. Eso
genera en muchos alumnos la sensación de que ellos no construyen su propio
aprendizaje, sino que se les impone, y genera desconexión porque no ven el
atractivo al sistema”.
Si se consigue generar
esa pasión por aprender, los resultados no solo serán mayores, sino también más
duraderos. Los estudiantes se implicarán más y tomarán una mayor
responsabilidad sobre su propio aprendizaje. Algo en lo que coincide también
Antonio Pérez, que a la hora de hacer prácticas da total libertad a sus
alumnos: “Ellos pueden hacer la que quieran. Te pongo un ejemplo de segundo de
la ESO. Un día me vino uno de ellos y me dijo: “¡Antonio, yo quiero hacer un
cohete!” “¿Un cohete, chiquillo?”. “Sí, sí”. “Pues nada, métete por ahí, busca
la información, dime lo que quieres hacer y yo te ayudo”. Ellos hacen todo el
proceso completo: buscan la información, los materiales, hacen el experimento,
explican lo que ha pasado… Como están siguiendo todo el método científico, desde
la observación hasta la obtención de resultados, es válido para cualquier
asignatura”. Y añade: “A lo mejor no está relacionado directamente con lo que
estás dando en ese momento, pero ese contenido se les queda, es un aprendizaje
significativo que además cumple con el propósito de las prácticas, que es que
conozcan cómo funciona la ciencia”.
Unicoos, de la crisis a la pandemia
Cuando en 2011, y por
la crisis económica, la pequeña academia que David Calle tenía en Velilla de
San Antonio (Madrid) se quedó sin la mitad de sus estudiantes, le dio tanta
pena que decidió superar su miedo escénico y comenzó a grabar vídeos para
ayudar a sus estudiantes. Iba a ser algo para una treintena de estudiantes… Y
hoy, nueve años después, Unicoos es ya una comunidad virtual de casi un millón
y medio de estudiantes, docentes e incluso padres, tiene su propia web e
incluso una app para Android, y ha superado los
contenidos de matemáticas, física, química y tecnología para abordar todas las
asignaturas, con el proyecto BeUnicoos. Le han comparado con Salman Khan,
creador de la web Khan Academy y recipiente del Premio Princesa de Asturias de
Cooperación Internacional 2019, “con una pequeña diferencia: que él recibe 100
millones de dólares al año en subvenciones y nosotros ni 100 euros… Ojalá
pudiera yo tener también 200 empleados, y hacer muchas más cosas con Unicoos.
Porque no dejan de pedírnoslas”, confiesa.
Tanto ha crecido que ahora, además de casi 900 vídeos gratuitos, incluso
tienen una parte premium “con toda la teoría que necesitan, exámenes que se
corrigen solos, ejercicios resueltos, un chat y un foro de preguntas y
respuestas que, en dos años, ha resuelto ya 600.000 dudas”, explica Calle, e
incluso han desarrollado algunas herramientas para profesores, como BeCam, una
plataforma de videoconferencias que tiene una pizarra multiusuario en la que
profesor y alumno pueden pintar a la vez, o BeQuest, una aplicación para
ludificar las clases a través de un juego interactivo de preguntas y
respuestas.
Por: Nacho Meneses
Fuente :
https://elpais.com/economia/2020/09/16/actualidad/1600249878_557809.html
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