Josefina Arrighi y Marisol Maña, profesoras especializadas en innovación educativa, sostienen que la implementación del ABP permite transformar la cultura escolar.
Josefina Arrighi y
Marisol Maña son educadoras argentinas apasionadas por el estudio del cambio
educativo, con treinta años de experiencia. Son profesoras, coordinadoras de
equipos docentes y consultorías educativas. Poseen formación de posgrado en
innovación educativa en Harvard Graduate School of Education Project Zero y
Jesuites Educacio Horitzó 2020 Barcelona y Nazareth Global Education, entre
otros. En esta entrevista, hablan sobre Aprendizaje Basado en Proyectos (ABP),
a partir del curso que
dictarán juntas y que empieza el próximo 24 de agosto.
–Hoy se habla
mucho de ABP, en algún sentido está “de moda” en el discurso pedagógico. ¿Qué
es y qué no es ABP, cuáles son las características de un buen proyecto?
–En educación
estamos acostumbrados a las “modas”. Nos enamoramos de algo, dejamos de lado
todo lo que hacemos. Por eso queremos que el ABP no sea
una moda, sino más bien un modo de encarar el trabajo en el aula, de trabajar
con los contenidos curriculares. Apunta también a desarrollar capacidades
en nuestros alumnos. El ABP no es algo nuevo ni mucho menos. Este concepto
nació a principios del siglo XX. Los elementos esenciales están presentes en la
educación desde siempre. Pero trabajarlo de manera seria o implementarlo de
manera seria es muy poderoso. Hoy en día, con la necesidad de cambio,
hemos constatado que es una herramienta que permite ir transformando la
cultura escolar para responder a las necesidades del siglo XXI.
A nosotros nos
gusta hablar de ABP y no de “proyectos”. En las escuelas se hacen numerosos y
muy valiosos proyectos. El ABP encarna unos elementos esenciales
particulares: el alumno como protagonista activo, el docente como presencia
que guía, la indagación como camino central del aprendizaje, la integración de
los contenidos, la evaluación formativa constante y el uso del tiempo y el
espacio de modo flexible. El ABP trabaja con los contenidos curriculares.
El ABP encarna unos elementos esenciales particulares: el alumno como
protagonista activo, el docente como presencia que guía, la indagación como
camino central del aprendizaje
Josefina Arrighi y Marisol Maña
–¿Qué se espera del
rol docente en esta metodología? ¿Cuáles son los mayores desafíos en ese
sentido?
–Se espera que el
docente sea una presencia que guíe, que diseñe experiencias de
aprendizaje auténticas y significativas, que desafíen al alumno para
desplegar todo su potencial.
El mayor desafío es
correrse del centro y dejar que el alumno sea protagonista. Es una verdadera revolución, ya que
por mucho tiempo el lugar central lo ha ocupado el saber. Confiar en los
procesos, aprender a trabajar con otros docentes (codocencia), descubrir la
riqueza y el potencial creativo del trabajo cooperativo, integrar
saberes. Poder abrirse a pensar “fuera de la caja”, con una mirada fresca de la
educación. Y, en el proceso, reenamorarse de su profesión.
–¿Qué cambios son
necesarios a nivel institucional / organización escolar para poder implementar
el ABP de manera correcta?
–El cambio
fundamental es lograr que los docentes tengan espacios y tiempos para
diseñar y trabajar de manera conjunta. Eso requiere romper la
estructura rígida y fragmentada de la escuela, que no permite que el alumno
tenga una visión integral de la realidad.
Y otra cuestión es
tener una discusión seria de lo que vale la pena enseñar en nuestras escuelas.
Necesitamos ordenar, priorizar y vincular los contenidos con
la realidad del alumno.
Por
Fuente
https://agendaeducativa.org/en-el-aprendizaje-basado-en-proyectos-el-protagonista-es-el-estudiante/
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