La planificación en
contexto de emergencia, el acompañamiento y la contención de docentes y
familias, la retroalimentación de las actividades escolares y la preparación
del regreso a las clases presenciales son algunos de los retos que enfrentan
los equipos de conducción. Unicef elaboró una serie de materiales para orientar
el abordaje de estos desafíos.
Planificar en un
contexto de emergencia; acompañar al equipo docente, las familias y los
estudiantes; contener a docentes y familias; ofrecer retroalimentación de las
actividades escolares; favorecer el desarrollo de nuevas prácticas de enseñanza
y preparar el regreso a las clases presenciales son 6 desafíos clave que
enfrentan los equipos directivos de las escuelas en el marco de la pandemia de
COVID-19.
Con el objetivo de
orientar a los directivos en torno a estos desafíos, UNICEF elaboró una serie
de cuadernillos titulada Los equipos de conducción frente al
COVID-19: claves para acompañar a los docentes, las familias y los estudiantes
en contextos de emergencia, dirigida por Cora Steinberg,
especialista de educación UNICEF Argentina. A partir de una serie de preguntas
disparadores, los cuadernillos buscan aportar a la reflexión y al abordaje de
los múltiples retos que enfrentan los equipos de conducción en
el contexto de la pandemia.
“El rol de los
equipos de conducción es clave en la vida de las escuelas, y más aún en contextos
de emergencia. La planificación estratégica es crítica para
acompañar a quienes lideran el cambio, de forma que acompañen a sus equipos en
asegurar las condiciones de seguridad y sostenimiento de las actividades”,
plantea Luisa Brumana, representante de UNICEF Argentina, en la presentación de
los documentos, que fueron elaborados por María Teresa Lugo, Valeria Kelly,
Claudia Castro, Carina Kaplan, Rebeca Anijovich, Mariana Maggio y Lila Pinto.
La planificación estratégica es crítica para acompañar a quienes lideran
el cambio, de forma que acompañen a sus equipos en asegurar la seguridad y
sostenimiento de las actividades
Luisa Brumana
Desafío 1: Planificar en contextos de emergencias
“La emergencia
reclama formular líneas de acción con una mirada territorial“,
escriben María Teresa Lugo y Valeria Kelly en el primer cuadernillo de la
serie. “Los equipos directivos se han visto empujados a reorganizar la
institución; a identificar las líneas prioritarias que permiten que la escuela
se sostenga aunque la actividad pedagógica se traslade a los hogares. Por eso,
en este escenario, la mirada desde la dirección es irremplazable para realizar
un estado de situación, identificar fortalezas y obstáculos de los equipos en
este contexto, comprender sus diferentes lógicas y actuar sobre la base de
consensos y evidencias”, afirman.
Las autoras
subrayan el valor de un liderazgo distribuido y el fortalecimiento del
trabajo en equipo como estrategias clave para avanzar con acciones
claras en tiempos de incertidumbre. También destacan que una buena
gestión de las comunicaciones es fundamental para lograr la sinergia y
el compromiso entre todos los actores, hoy dispersos en tiempos y espacios
diversos. Y aclaran: “Una buena gestión de la comunicación no solo es la que
baja eficientemente la información requerida, sino también la que teje
vínculos, organiza tareas, busca consensos, convoca a resolver problemas de
manera colectiva”.
Los equipos
docentes son “la primera línea” en cubrir la emergencia: esto demanda a sus
directivos “una modalidad de conducción particular, entre la
coordinación y organización del trabajo, el acompañamiento emocional y la
comunicación permanente“. Con respecto al aporte de las TIC en este
contexto, Lugo y Kelly señalan que las tecnologías digitales “son grandes
aliadas cuando se diseña una estrategia que contemple las diferentes
condiciones de acceso de la comunidad escolar y la experiencia de los
equipos docentes y de gestión”.
Una buena gestión de la comunicación no solo baja la información
requerida, sino que también teje vínculos, organiza tareas, busca consensos,
convoca a resolver problemas de manera colectiva
María Teresa Lugo y Valeria Kelly
Desafío 2: Acompañar a docentes, familias y estudiantes
“La mirada general
del equipo directivo hacia la escuela, su visión, tanto de los recursos
como de los actores de la comunidad educativa, es importante para
poder generar las condiciones necesarias que permitan que la educación se
sostenga”, escribe Claudia Castro con respecto a este desafío. Para Castro, “se
trata de entender el rol de la conducción como acompañamiento a la tarea que
realizan los equipos docentes: disminuir el control y aumentar la
disponibilidad para consultas y dudas, generar espacios que inviten a
pensar juntos”.
Lograr la cercanía en contextos de distanciamiento
pasa por considerar las condiciones de las personas que forman parte del
entramado de la comunidad educativa y adaptar la respuesta a esas condiciones.
En ese sentido, la autora sostiene que el desafío más importante cuando se
reanuden las clases presenciales será que todas y todos regresen a la escuela:
“No perder a ningún estudiante en el camino dependerá de muchas
cosas; lo que la escuela, equipos directivos y docentes hagan durante esta
etapa puede ser lo que establezca la diferencia”.
Por otra parte, en
el acompañamiento a las familias y los estudiantes, la escuela no alcanza: “Es
el momento de fortalecer o generar redes que trabajen a favor
de niñas, niños y adolescentes”, señala Castro. Los problemas de maltrato aparecen
aquí como una de las principales preocupaciones. Según datos de la encuesta de
UNICEF sobre el impacto de la pandemia en Argentina, en el 50% de los hogares
se perciben mayores momentos de discusiones y enojos entre adultos, y en el
30%, entre adultos e hijas o hijos. En el 1% de los hogares, se vivieron situaciones
de violencia familiar durante la cuarentena. En el 51% de los casos,
esas situaciones involucraron a niñas y niños.
No perder a ningún estudiante en el camino dependerá de muchas cosas; lo
que la escuela, equipos directivos y docentes hagan durante esta etapa puede
ser lo que establezca la diferencia
Claudia Castro
Desafío 3: Contener al equipo docente y las familias
“El rol del equipo
de conducción es imprescindible para generar las condiciones necesarias para
que los lazos de afectividad pedagógica compensen la lejanía propia del
aislamiento social obligatorio –define Carina Kaplan en relación con
este desafío–. En contextos de excepcionalidad, resulta central cuidar
el bienestar emocional de quienes están participando de la experiencia
pedagógica: tanto el de las personas adultas para poder acompañar y enseñar
como el de las niñas, niños y adolescentes para poder aprender”.
Kaplan resalta que,
para que las tareas que se desarrollan en este contexto cobren sentido, “se
necesitan las palabras y los sentimientos de quienes nos invitan a
participar con ellos de la construcción de esta novedosa experiencia escolar”.
Algunos datos permiten dimensionar ese desafío emocional: el 22,5% de las y los
adolescentes de entre 13 y 17 años se siente asustado; el 15,7%, deprimido, y
el 6,3%, angustiado frente a la incertidumbre que genera el contexto actual,
según la encuesta de UNICEF.
“Es tarea del
equipo directivo posibilitar que los afectos aparezcan, circulen y, de ser
posible, se fortalezcan”, propone Kaplan. Y agrega: “La mirada de cuidado es
el signo más amoroso de la relación pedagógica. Agudizar la sensibilidad
ayuda a percibir padecimientos a los fines de articular acciones
anticipatorias. La escucha es un elemento central como canal
para abrir espacios alternativos donde poder expresar sentimientos y generar
propuestas para darles el tratamiento adecuado”.
La mirada de cuidado es el signo más amoroso de la relación pedagógica.
Agudizar la sensibilidad ayuda a percibir padecimientos a los fines de
articular acciones anticipatorias
Carina Kaplan
Desafío 4: Ofrecer retroalimentación de las actividades escolares
El 81,2% de los
hogares con niñas, niños y adolescentes reporta que tienen tareas escolares. El
87,6% de esos hogares informa que la escuela se comunica con la familia, según
datos de UNICEF. Además, el 96,3% de las y los adolescentes tiene tareas
escolares durante la cuarentena. El 76,6% tiene contacto con sus docentes, y el
68,7% tiene devoluciones de las tareas escolares por parte de los
docentes.
En este marco,
Rebeca Anijovich sugiere que uno de los desafíos pedagógicos centrales es seleccionar
y priorizar evidencias de avances y logros que permitan dar cuenta de
todo lo que los estudiantes están aprendiendo en este contexto en sus casas:
tanto contenidos curriculares como habilidades de trabajo en el hogar.
Anijovich
recomienda transitar “de una retroalimentación de transmisión a una retroalimentación
de diálogo“, así como “favorecer un equilibrio entre las
retroalimentaciones que se focalizan en las fortalezas de los desempeños y las
que se focalizan en las necesidades de mejora”. En ese sentido, la especialista
remarca que la retroalimentación tiene una influencia muy poderosa en el aprendizaje,
pero su impacto viene determinado por las condiciones en que
el docente la realice.
Un desafío pedagógico central es seleccionar y priorizar evidencias de
avances y logros que permitan dar cuenta de todo lo que los estudiantes están
aprendiendo en sus casas
Rebeca Anijovich
Desafío 5: Favorecer el desarrollo de nuevas prácticas de enseñanza
“El mundo había
cambiado antes de que se produjera la pandemia. Sin embargo, la didáctica
clásica seguía siendo hegemónica. Las complejas condiciones en que enseñamos hoy
pueden ser una oportunidad para construir prácticas de la enseñanza
relevantes, memorables y transformadoras“, propone Mariana Maggio en
relación con este desafío. Para Maggio, “reconocer las condiciones de un
cambio de era es imprescindible para transformar las prácticas de la
enseñanza en un sentido más inclusivo”.
La autora
reivindica una “inclusión genuina” de las TIC, un concepto que remite a
aquellas prácticas de enseñanza en las que los docentes, por decisión propia,
integran las tecnologías de la información y la comunicación a partir de un
doble reconocimiento: “En primer lugar, comprenden los modos en que las
tecnologías atraviesan la construcción de conocimiento disciplinar otorgándole
a esa integración un sentido epistemológico. En segundo lugar, identifican
las formas en que las tecnologías configuran tendencias de las que
participan las y los estudiantes, con un sentido social y cultural“.
Maggio destaca que
“la decisión no se inicia por la elección de una tecnología o de una aplicación
por sí misma, sino por sentidos que son de otro orden —epistemológico,
social y cultural— y con el foco puesto en el carácter de la práctica
que se quiere desarrollar”.
Las complejas condiciones en que enseñamos hoy pueden ser una
oportunidad para construir prácticas de la enseñanza relevantes, memorables y
transformadoras
Mariana Maggio
Desafío 6: Preparar el regreso a las clases presenciales
La anticipación y
la comunicación son estrategias centrales de preparación para gestionar el regreso
a las clases presenciales, escribe Lila Pinto en el sexto cuadernillo de la
serie, y aclara que “hacer de la escuela un lugar seguro involucra
un trabajo articulado de toda la comunidad educativa”.
Pinto subraya que
el aprendizaje no puede ser pensado más allá de las emociones: “Las
experiencias vividas por nuestros estudiantes y sus familias durante el tiempo
de suspensión de clases presenciales son un punto de partida esencial para
la resignificación de una nueva forma de hacer escuela“.
Por eso, para
resignificar el sentido de la escuela y el desafío de aprender distinto,
“necesitamos tender puentes significativos entre las
experiencias de enseñanza y aprendizaje vividas a distancia y el reencuentro de
nuestra comunidad educativa en las aulas presenciales”, señala Pinto. Y deja
planteado un reto crucial: seguir fortaleciendo los vínculos generados
entre la escuela y la comunidad durante el período de educación a
distancia, para consolidar estrategias de contención social y apoyo a los
aprendizajes.
Por
Alfredo
Dillon
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