«La mayor parte de libros de texto digitales no son accesibles para los alumnos con discapacidad visual»
“La
cultura digital muy pocas veces tiene en cuenta a las personas con
discapacidad, y esto se está convirtiendo en un problema para el alumnado con ceguera
o baja visión, pero no solo”. Lo afirma Manel Eiximeno, director del Centro de
Recursos Educativos ONCE Barcelona, y por extensión del CREDV, el único
servicio educativo del Departament d’Educació de la Generalitat de Catalunya
cuya gestión está compartida con una entidad social.
“Las plataformas
digitales han ido sustituyendo a los libros de texto en formato papel, pero
estos materiales mayoritariamente no son accesibles ni usables para el alumnado
con discapacidad visual, pero tampoco para alumnos sin ninguna discapacidad”.
Lo explica, desde hace tiempo y a quien quiera escucharle, Manel Eiximeno, la
persona que en Cataluña dirige el CREDV (Centro de Recursos Educativos para
Discapacidades Visuales) desde el año 2007. Eiximeno lamenta que estos materiales
se comercialicen sin haber pasado “ningún tipo de control” en cuanto a su
accesibilidad. Y no hay control porque “a pesar de que los requisitos de
accesibilidad existen, no se exigen”.
Comenta Eiximeno que
“cuando hablas con las editoriales y les dices que tenemos unas necesidades y
que el contenido puede ser idéntico, pero con otro diseño para que pueda ser
accesible y usable para un alumno con discapacidad visual, te contestan que
este producto ya está hecho y que cuando lo reformen ya implementarán todo lo
que pedimos”. “La realidad –añade– es que la reforma de cualquiera de estos
productos es mucho más costosa de lo que supondría diseñarlo bien desde el
inicio. Si no lo haces desde el principio, no harás un diseño universal,
estarás poniendo parches”.
¿Y como deberían ser
estos materiales? Según explica el director del CREDV, tendrían que cumplir
unos estándares de accesibilidad para que el alumno ciego o con baja visión
pueda navegar e interactuar por el contenido digital desde su ordenador o dispositivo
móvil. Así, gracias a unas etiquetas invisibles puede entender cuándo ha
llegado al final de un texto o de un ejercicio, o cuándo tiene que cambiar de
página o saltar a una nueva pregunta, o cómo entra en un campo para escribir,
cómo selecciona una palabra en un ejercicio, conoce la descripción de una
imagen, etc. Si los materiales son accesibles, todos estos apartados tienen que
estar etiquetados. El lector no ve las etiquetas, pero los revisores de
pantalla sonoros que utilizan las personas ciegas las identifican y con ello
hacen posible la navegación y la interacción con ejercicios o juegos.
Los contrastes
importan
El fenómeno hace
tiempo que está detectado, y en parte se ha mejorado, ya que al principio era
aún peor. En sus inicios, la digitalización de los materiales educativos pasó
por convertir en imágenes las páginas del libro de texto tradicional, lo que
hacía imposible el acceso a un alumno invidente. Pero hoy, en su día a día,
continúan encontrándose muchos libros de texto inaccesibles, y que, según
remarca Eiximeno, no lo son únicamente para el alumnado ciego. “La
superposición de colores y los contrastes también son muy importantes, y por
ejemplo nos podemos encontrar con textos escritos en negro sobre un fondo verde
oscuro, o escritos en amarillo sobre un fondo con colores pastel, esto crea
dificultades a cualquier alumno, aunque no tenga una discapacidad visual”,
recuerda.
Con sede central en
Barcelona (en la Gran Vía junto a ONCE Cataluña), y cuatro subsedes en Girona,
Lleida, Tarragona y Tierras del Ebro, el CREDV atiende alrededor de 1.200
estudiantes de todas las edades, desde infantil de primer ciclo a universidad y
escuelas de adultos. De éstos, aproximadamente 850 se encuentran en la etapa
educativa (infantil de segundo ciclo, primaria, secundaria obligatoria y
educación especial y postobligatoria) en el que el servicio está compartido
entre la ONCE y el Departament d’Educació. El servicio cuenta con un centenar
de profesionales, la mayoría docentes, que se desplazan a los centros donde
están escolarizados los alumnos.
Eiximeno conserva en su despacho
todo tipo de aparatos y útiles antiguos que han ayudado a la accesibilidad de
las personas ciegas | Foto: VS
No hay escuelas
especiales para alumnado ciego o con baja visión. La ONCE en Cataluña tuvo una,
pero la cerró en los años noventa, a fin de que los alumnos con ceguera o grave
discapacidad visual catalanes pudieran ir al centro escogido por sus padres y
madres, con los apoyos y recursos que les hiciera falta. “Fue una apuesta importante
por la integración, la primera gran apuesta que se hizo en todo el Estado, y
desde entonces hemos avanzado juntos y todos creemos y apostamos por la
inclusión”, subraya Eiximeno. Hoy, los alumnos con discapacidad visual
escolarizados en centros de educación especial lo están porque presentan alguno
otro tipo de discapacidad o trastorno añadido grave, aparte de la visual.
Herramientas y
materiales accesibles
El Servicio Educativo,
mediante los maestros de apoyo itinerantes, acude a los centros donde hay
alumnos con discapacidad visual, “pero no vamos a impartir materias, sino a
apoyar en el centro, el aula, los docentes, el alumnado y las familias, con la
aportación de los materiales específicos que necesita y realizando
asesoramiento”. Algunos de estos alumnos son ciegos de nacimiento y otros lo
son de forma sobrevenida. Algunos tienen restos de visión y pueden leer en
tinta, y “en estos casos tenemos que evaluar la funcionalidad visual, para
garantizar el aprendizaje en las diferentes etapas educativas”, puesto que
“cada patología visual es diferente o responde de forma diferente según la
persona”. Otros son totalmente ciegos y entonces “su código de lectoescritura
es muy claro que será el Braille”.
A lo largo de su
escolaridad, la mayoría utilizará un apoyo de voz sonoro para acceder a los
materiales escritos. Con todo, puntualiza el director del CREDV, “hay materias
que no hacemos con sonido, como por ejemplo el aprendizaje de una lengua o las
matemáticas, puesto que para hacerlo tienes que saber leer y escribir Braille,
y esto difícilmente lo harás solo con sonido”.
El servicio también
provee a este alumnado, cuando hace falta, de un ordenador portátil. Esto
acostumbra a pasar a partir de 3.º de primaria. El Departament les cede el
aparato y la ONCE aporta todos los periféricos necesarios para acceder a los
aprendizajes en igualdad de condiciones, como por ejemplo una Línea Braille (un
dispositivo que permite pasar al alfabeto Braille lo que aparece en pantalla
escrito en otro código), una impresora Braille, un revisor de pantalla Jaws o
un amplificador de pantalla (ZoomText).
“Lo primero que
miramos es qué herramientas utiliza el alumno para ver si son accesibles o no”,
explica Eiximeno. Así, el objetivo es que cualquier material que se use en el
aula sea accesible. “Necesitamos que todo lo que se haga en un centro educativo
sea accesible, ya sea un docente quién lo genera o ya sea un agente externo,
como es el promotor de una plataforma digital”, añade, con una petición expresa
al sector editorial: “Estaría muy bien que, además de los libros de tinta, se
acostumbraran a poner a la venta los libros en PDF abierto, eso facilitaría
mucho el aprendizaje; hay editoriales que lo hacen pero con otras cuesta
bastante, y esto nos obliga a estar buscando constantemente alternativas”.
Un beneficio para todo
el centro
Eiximeno se felicita
de la evolución que ha tenido el Servicio Educativo de la ONCE a lo largo de
los años, y de la longeva y benéfica colaboración entre la organización de
ciegos y el Departament d’Educació. Con todo, considera que hay margen de
mejora. “Nos hemos focalizado mucho en el alumno y ahora tenemos que
transformar esta atención para que lo sea en el alumno, en el aula y en el
centro, tenemos que conseguir que nuestra presencia sea también un beneficio
para los docentes de aquel centro y para los compañeros del alumno con
discapacidad visual, puesto que esta es una de las bases de la inclusión”,
comenta.
“Tenemos que
redimensionar nuestra presencia en este sentido –remarca Eiximeno– y dar valor
añadido a aquella aula, de tal manera que el diseño de las actividades sea
inclusivo, sin necesitar adaptaciones específicas y que sean actividades para
todo el mundo. Además, tenemos que incidir cada vez con más fuerza en el
asesoramiento y la formación especializada que nosotros podemos dar a la
comunidad educativa en general y a los docentes en particular, como eje
vertebrador de nuestra tarea de presente y futuro”.
por
Fuente
https://eldiariodelaeducacion.com/2023/05/15/la-mayor-parte-de-libros-de-texto-digitales-no-son-accesibles-para-los-alumnos-con-discapacidad-visual/
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