Uno de los mayores
retos del confinamiento a causa de la crisis sanitaria es cuidar la
alimentación y mantener unas rutinas y hábitos saludables. La tendencia es a
comer más y peor, y por ello, el psicólogo y nutricionista, Alejandro Vera,
ofrece los siguientes consejos para evitarlo.
¿Por qué comemos peor durante el confinamiento?
Existen muchas
razones a las que podríamos atribuir que durante estos momentos tan difíciles estemos comiendo peor, desde la
ansiedad o malestar que puede estar generándonos la situación, a motivos
prácticos como son el aumento de la disponibilidad. Dicho de otro modo, tenemos
la nevera muy ‘a mano’ todo el rato.
Sin embargo, a
través de lo que me cuentan mis pacientes, he encontrado un detonante que se repite en cada uno de los casos y
que les estaba llevando a comer más de lo que quisieran: el aburrimiento.
El ser humano está
inclinado a buscar placer. Y, estar recluidos en casa significa que nuestras
experiencias y emociones positivas se ven en cierta medida mermadas: no nos
reímos tanto con otras personas, no visitamos sitios interesantes, etc.
Comer es uno de los
placeres más primitivos que existen, ya que cuando lo hacemos, se produce una
liberación de dopamina (el neurotransmisor del placer) y se produce también la
secreción de endorfinas, que son las famosas hormonas de la felicidad.
Como consecuencia
de estar recluidos en casa, algunos están creando un mal hábito de alimentación
o echando a perder los logros conseguidos hasta el momento, lo cual genera
mucho sufrimiento y sentimiento de culpa.
¿Cómo lograr mantener hábitos saludables?
Debemos partir de la
base de que la situación es complicada de gestionar a nivel emocional por muchas razones, y tener en
cuenta que aunque se quiera comer bien, no debemos obsesionarnos con hacerlo
perfectamente. Por ello, ofrezco los siguientes consejos para tratar de llevar
la situación lo mejor posible:
Intentar no usar la comida como premio
En el caso de los
menores, sobre todo los más inquietos, es posible que no estén llevando esta
situación de la mejor manera. Es bastante común caer en el error de premiar el
buen comportamiento mediante la alimentación, o hacer acuerdos bajo promesas
con comida.
Esto genera a la
larga una pauta disfuncional de la relación con la comida. Además, nos lleva a
tener cantidades ingentes de alimentos poco recomendados en la despensa de
nuestro hogar, a la que finalmente, también acabaremos recurriendo los adultos
a modo de capricho.
Hacer la compra después de comer
Esto se recomienda
principalmente por dos razones: la primera es que tenemos menos ganas de hacer
las cosas bien. La segunda es que en algunos supermercados algunos productos
están agotados, y ante tener que decidir qué otras alternativas saludables
existen, tendemos a comprar los productos ‘fáciles’, es decir, los ya
elaborados o ultraprocesados. Ir sin hambre al supermercado hará que la compra
sea menos impulsiva.
Establecer rutinas
Es muy fácil que
dejemos a un lado las rutinas. Cocinar es una de las principales que se
descuidan. Recomiendo seguir cocinando de manera saludable tanto para los
menores como para los adultos de la casa, sin olvidar la salud de ningún
miembro de la familia.
Hacer varias comidas al día
Si una persona pasa
muchas horas sin comer, lo que ocurrirá es que los niveles de glucosa en sangre
estarán muy bajos y cuando llegue la hora de comer o cenar, comerá más de lo
debido.
Esta es una
cuestión meramente fisiológica, al hacer al menos 5 comidas al día, es mucho
más fácil para el cuerpo regular el hambre y la sensación de saciedad.
Colocar la comida en un lugar menos accesible
Durante un día
normal, las distracciones del trabajo o el estudio evitan que uno piense en la
comida constantemente, sin embargo, al estar en casa, la comida está a simple
vista y puede ser una mayor tentación.
Llevarse parte de
la comida al trastero funciona para algunos de mis pacientes. Si no dispone de
un trastero, puede colocar los alimentos más tentadores en algún lugar poco
accesible de la casa.
Basta con saber que
esa comida se encuentra inaccesible para saber que no se debería consumir y
sirve de freno.
Por
EDUCACIÓN 3.0
Fuente
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