Continuando en la línea de mi anterior post sobre gamificación,
hoy deseo poner en cuestión la novedad del llamado Critical Thinking. De nuevo, en vez de juego, gamificación,
en vez de correr, running…. pero, en este caso, ¿qué es lo que teníamos en vez
de Critical Thinking? ¿y en qué consiste el Critical
Thinking?
Desde hace años, se viene indicando la necesidad de que los alumnos
aprendan a aprender, hace ya mucho tiempo que la información está en la red,
disponible para todos y, por lo tanto, no resulta tan importante el
contenido cómo la forma de acceder a él y la capacidad de distinguir
lo fundamental de lo accesorio, lo real de lo inventado o las fuentes
fiables de las no fiables. Es decir, el estudiante tiene toda la información en
internet, pero debe saber buscarla, discernir y decidir sobre su
relevancia, para ser capaz de escoger la adecuada, de un modo crítico.
El Critical Thinking, o pensamiento
crítico, supone el desarrollo de diferentes habilidades en los alumnos, entre
otras, ser capaz de:
- Analizar
- Reflexionar
- Formular
preguntas
- Discernir
la fiabilidad de fuentes
- Definir
- Explicar
- Decidir
En esta ocasión, no considero que se esté añadiendo gran contenido a una
idea ya existente. Creo que se le está dando un nombre anglosajón, lo que lo
hace más atractivo, y pienso que, quizás, en este caso, para lo que sirve
esta nueva metodología es para aunar y aglutinar diferentes
ideas y pinceladas que se encontraban presentes en la mente de muchos docentes,
sin llegar a conceptualizarse y sistematizarse.
Además de eso, estimo que la aportación más interesante del Thinking hace
referencia a ofrecer ideas sobre cómo desarrollar esa actitud crítica y
esa reflexión en nuestros estudiantes desde el aula. En este sentido,
algunas indicaciones al respecto suponen que el profesor debe:
- Promover
la reflexión con preguntas abiertas y hacer que los alumnos se cuestionen
el contenido. No
hay que creer todo lo que se lee y no todo lo que se nos explica tiene que
ser blanco o negro, existen tonos intermedios. Mediante actividades de
búsqueda de contenido, por ejemplo, se les puede ayudar a distinguir entre
la objetividad y la subjetividad en las informaciones, así como a
discernir su relevancia y la fiabilidad de las fuentes.
- Crear
un ambiente motivador en el que el alumno desee aprender,
despertando su interés e incentivando su curiosidad, al mismo tiempo que se
fomenta su creatividad e imaginación.
- Conducir
a los alumnos hacia su propio aprendizaje, favoreciendo su autonomía y
actuando como intermediarios y no como transmisores de contenido,
como guías hacia la construcción de su propio conocimiento.
- Colaborar
en el autoconocimiento de los alumnos, ayudándoles a aprender a aprender y a
aprender a pensar. No todos los estudiantes tienen los mismos estilos de
aprendizaje ni las mismas estrategias o técnicas. Debemos ayudarles a
encontrar su propio camino hacia el aprendizaje. Al mismo tiempo,
desarrollarán los sentimientos de empatía y tolerancia, implementando la
colaboración y la cooperación entre los estudiantes, así como su capacidad
de superación de la frustración y del estrés, mediante el
autoconocimiento, destacando la importancia de ser positivo y abierto ante
nuevos retos y dificultades que se les presenten en la vida, tanto
personales como laborales.
Como ejemplos concretos para el aula, se aportan, entre otras,
ideas como:
- Contrastar
noticias actuales
procedentes de diversos medios, viendo distintos programas de televisión o
escuchando diferentes programas de radio – para comparar puntos de vista y
enfoques.
- Establecer
debates sobre
temas de actualidad e interés para los alumnos – para promover la
tolerancia, la empatía, el debate, la escucha activa y el respeto por
opiniones diferentes a las propias.
- Analizar
páginas web y otras fuentes –
comparando referencias, siendo capaces de valorar su importancia y
credibilidad.
- Definir
términos y presentar contenidos oralmente por parte de los alumnos – para crear y
construir un contenido propio de calidad, aportando ideas, redactando y
explicando de forma adecuada, sea por escrito o de forma oral.
- Preparar
preguntas de examen por parte de los estudiantes – para involucrarlos en su propio
aprendizaje, haciéndolos partícipes del mismo, promoviendo la
autoevaluación y la valoración del contenido proporcionado, distinguiendo
lo principal de lo secundario.
- Analizar
imágenes, fotos o lenguaje no verbal – para desarrollar diferentes estilos de
aprendizaje y conocer diferentes estrategias de estudio, acercándoles el
arte y haciéndoles conscientes de que el aprendizaje no solo se produce a
través de la palabra.
- Usar
metodologías como el aprendizaje cooperativo,
la clase invertida, la resolución de problemas o el aprendizaje por proyectos– para fomentar el diálogo, el debate, el
aprendizaje por descubrimiento y la autonomía.
Creo que el fin último de cualquier metodología hoy en día debe
ser la autonomía. Esa es la pieza fundamental que falta en el
puzzle, los alumnos de hoy estudian para
profesiones que aún no existen. Por lo tanto, no deberían estudiar
para ellas, deberían prepararse para ellas, prepararse para lo impredecible y
lo novedoso, sin hundirse al enfrentarse a nuevos retos y a adversidades. Eduquemos
a los alumnos para la vida real, una vida que aún no sabemos cómo va a ser,
eduquémoslos y preparémoslos para lo impredecible y proporcionémosles las
herramientas para un aprendizaje continuo, autónomo y equilibrado.
Por: Ingrid Mosquera Gende
Fuente artículo: http://blog.tiching.com/critical-thinking-aprender-cuestionarse-la-informacion/
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