Juan Carlos Torrego: “Debería haber una coordinación de convivencia, con una cierta liberación horaria”
Juan Carlos Torrego es
docente en la Universidad de Alcalá de Henares y uno de los mayores expertos en
convivencia escolar del país. Muy apegado a las prácticas restaurativas y a
proyectos como los de alumnos ayudantes y mediadores, perteneció al
Observatorio Estatal en su primera etapa y ahora ha sido el director de la
Encuesta que, por primera vez, ha querido estudiar la situación de la
convivencia en España.
De entre los datos que
se desprenden de la encuesta, uno de los llamativos es el volumen de chicas y
chicos que sufren acosos escolar, un 9.53 % según quienes han respondido, más de 26.000 jóvenes. Torrego no duda de
sus respuestas, puesto que antes de realizar la pregunta directa de si han
sufrido o no acoso, se dio al alumnado una definición de lo que era (el informe
recomienda, de hecho, al Ministerio, que elabore una definición para que los
centros educativos tengan un referente claro de lo que es).
La cifra no es pequeña
pero para este profesor, en general, la convivencia en los centros no es mala.
Aunque está claro que para quienes sufren este tipo de situaciones, las cosas
son muy diferentes. Viendo los gráficos que se desprenden de las respuestas de
chicas y chicos, parece que los casos más graves de falta de una buena
convivencia, no son particularmente abundantes.
La investigación nos
dice que los programas alumnos ayudantes y mediadores entre iguales funcionan
Eso sí, como explica
el profesor Torrego, no han entrado en datos más detallados sobre las causas
que motivan a este 4,5 % aproximado de acosadores a victimizar a sus
compañeros. No sabemos si ese bullying se realiza por
cuestiones de etnia, identidad sexual o de género o por cualquier otra
diferencia con la norma establecida.
Lo que sí trata con
más profundidad el Estudio es lo relacionado con algunas propuestas para
mejorar la convivencia en los centros educativos. Según Juan Carlos Torrego,
“hay que generar estructuras de convivencia en los centros” estables, como la
hay de otras cuestiones como recién creada de bienestar u otras. Pero
necesitaría de unas condiciones previas.
“La investigación nos
dice que los programas alumnos ayudantes y mediadores entre iguales funcionan”,
comenta al teléfono este experto en convivencia y resolución pacífica de
conflictos. Pero para que funcionen, además de buscar la implicación de dos o
tres estudiantes por clase que pudieran estar pendientes de las cosas que
ocurre en su curso, necesitan la supervisión de adultos que estén correctamente
formados.
Según han recogido en
el estudio, hoy por hoy hay un 27,7 % de centros educativos que cuenten con
algún programa de este tipo. “Nos gustaría que fueran muchos más, aunque es un
comienzo”. Entre las ventajas de este tipo de programas, más allá de que chicas
y chicos pueden acceder a información que un docente no conocería y tienen un
contacto directo con el resto del alumnado es la posibilidad de que las
actuaciones que se lleven a cabo incidan no solo en la víctima o el victimario,
sino en “los espectadores descomprometidos” como los llama Torrego.
Las estructuras
estables de convivencia deberían ser algo natural en todos los centros
educativos
La idea es que ese
porcentaje más o menos alto de estudiantes que no hacen nada cuando son
testigos de algún acto contrario a la convivencia se conviertan en parte de la
solución actuando. Juan Carlos Torrego enumera alguna de las acciones que
pueden llevar a cabo que, más allá de hablar con algún adulto responsable y de
confianza del centro, pasen por estar cerca de la víctima, compartir tiempo de
recreo, por ejemplo. “Cosas que se convierten en un gran mundo para quien es
acosado”, asegura.
Para Torrego, este
tipo de programas de alumnado ayudante o mediador “deberían ser algo natural en
todos los centros educativos”. Pero no solo esto, sino que al mismo tiempo
deben desarrollarse “modelos de convivencia restaurativa para que todo este
trabajo no quede solo en una moda pasajera”. Desde el punto de vista de este
experto, “Hay que dar sentido a estructuras específicas para que sean
sostenibles. Igual que hay que consolidar la acción tutorial”.
Cuando habla de esta
consolidación se refiere a esa coordinación estable que pudiera realizarse,
dice, por la misma persona que es coodinadora de bienestar “pero sería
importante que tuviera formación superior puesto que sobre esta persona
pivotarían todas las cuestiones relacionadas con la convivencia en el centro.
Tendría que hacer un trabajo transversal con los departamentos del centro y las
tutorías”.
Torrego asegura que
para que funcionara se podría pensar en perfiles que ya están trabajando en
centros educativos como educadoras y trabajadores sociales o psicopedagogos.
“cualquiera de ellos podría hacer el trabajo con una formación específica que,
desde luego, no podría ser un cursillo. Hablamos de, seguramente, una formación
de postgrado”.
“Los temas de
convivencia son complejos, prosigue, están muy relacionado con la comunidad
educativa, hay que hacer una supervisión técnica, etc. Es un tema que merece la
pena, por el bienestar de chicas y chicos y por el rendimiento académico”. Y
esa insistencia en la correcta formación de quienes ostentasen la coordinación
de convivencia es simple: “La autoridad emana, en definitiva, del saber,
explica Juan Carlos Torrego.
Pero, además de esta
formación específica, para Torrego, “el nombramiento debería suponer una cierta
liberación horaria”, entre otras cosa “porque sería interesante que esta figura
la ostentase alguien que ya esté en el centro. Hay mucho saber acumulado en los
centros educativo”.
Otra de las claves que
desvela el informe es la importancia de la participación del alumnado en la
conformación de las normas de convivencia en los colegios. ” La norma, cuando
llega como un edicto, no la vivimos como propia, aunque en algún momento
hubiéramos podido redactar la misma regla de comportamiento. Es una cuestión de
pertenencia. Construir la norma tiene un poder práctico”, explica Juan Carlos
Torrego.
El docente comenta que
cuando la redacción de la normativa de aula o de centro se realiza con un
prisma educativo “se abre un debate ético, moral, sobre cómo queremos
relacionarnos en el centro educativo, con las otras personas, cómo utilizamos y
cuidamos el material”. Además, también se hace obligatorio “prever qué pasará
si no se cumple la norma. Hablar con chicas y chicos sobre si lo mejor es una
justicia más punitiva o una más centrada en la reparación, retributiva y que
compense a la comunidad”.
Es importante abrir
estos debates porque el alumnado suele tener una visión punitivista
En este sentido,
Torrego pone un ejemplo. Si en un centro se produce una pelea entre dos
estudiantes, en el patio durante un recreo, o en un pasillo en un cambio de
clase, habría dos maneras generales de enfrentar la situación. Amonestar a los
dos alumnos y expulsarlos algunos días. Para el docente esto no tendría
demasiado recorrido, puesto que el problema que causó la pelea seguramente siga
latente y a él habría que sumar la responsabilidad de haber sigo expulsado “por
culpa del otro”.
Frente a esto, Torrego
habla de la posibilidad de comenzar un proceso de mediación entre ambos alumnos
en el que pudieran ponerse sobre la mesa las razones del conflicto y las
maneras de solventar y, además, y dado que la pelea se produce en el ámbito de
un centro, en público, decidir la forma en la que se va a reparar a la
comunidad por haberla puesto en esta situación, por ejemplo, pidiendo disculpas
públicamente. “Es importante abrir estos debates porque el alumnado suele tener
una visión punitivista”.
Pero antes de llegar a
estas situaciones, Torrego también explica que desde su grupo de investigación
abogan por la utilización de metodologías más activas en clase. Habla
específicamente de aprendizaje cooperativo. La idea es que chicas y chicos
trabajen conjuntamente, “tengan que ponerse de acuerdo” sobre cómo afrontar una
tarea determinada. “Es una buena defensa frente al comportamiento antisocial,
que suele venir de personas que no se sienten parte”.
Finalmente, “es
importante que se evalúe la convivencia puesto que el alumno entiende que
aquello que no se evalúa no es importante”.
Periodista
especializado en educación. Director de El Diario de la Educación. Antes en
Periódico Escuela
Fuente
https://eldiariodelaeducacion.com/2023/05/04/juan-carlos-torrego-deberia-haber-una-coordinacion-de-convivencia-con-una-cierta-liberacion-horaria/
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