¿Qué significa la “responsabilidad social? ¿Cómo actúan las personas socialmente responsables? ¿Qué repercusiones tiene esto en las escuelas? ¿Para qué la Educación Emocional? ¿Qué rol juega el diálogo?
¿Qué es la Responsabilidad Social? El término
responsabilidad procede del latín “responsum”, que significa responder por algo
a alguien, ser hábil para ejecutar y decidir correctamente una determinada
actividad. La responsabilidad supone estar capacitada/o y ser libre de elegir. De
acuerdo con la definición que ofrece la RealAcademia Española (RAE) en términos de Derecho, se trata de
la “capacidad existente en todo sujeto
activo de derecho para reconocer y aceptar las consecuencias de un hecho
realizado libremente”. Estamos de acuerdo con Giner en que la Responsabilidad Social
implica reconocer y asumir el compromiso por el bienestar de un grupo o las
personas que pertenecen a ese grupo (comunidad, escuela, grupos de jóvenes
deportistas, personas con algún tipo de discapacidad, etc.). Interpretando las
palabras de dicha autora, el sentimiento de responsabilidad social nace cuando nos
hacemos conscientes de la posibilidad y del deber de colaborar activamente en
la vida de la comunidad: cambiamos la forma de valorar el interés personal y desarrollamos
relaciones que afirman nuestra interdependencia. La Responsabilidad Social
permite mantener relaciones recíprocas entre los miembros de un colectivo, lo
cual les facilita alcanzar metas que individualmente hubiesen sido muy
difíciles de lograr.
Es significativo destacar que en el proceso de socialización
que vivimos los seres humanos durante toda la vida y que posee una importancia
clave durante los períodos de
pre-adolescencia y adolescencia, uno de los factores principales
es la Educación.
Existen diversos agentes de socialización que influyen de una
manera u otra en el proceso, dependiendo de las circunstancias del sujeto: la
familia, el grupo de pares, los medios de comunicación, etc. Cabe subrayar que
estos últimos poseen un papel determinante en la construcción social de la
realidad; ofrecen una visión del mundo, un mapa de la realidad que resulta de
capital importancia en la conducta de las personas.
¿Qué hacen las personas socialmente responsables?
Parafraseando a Giner:
-Actúan colaborando de forma constructiva y confiable con
una causa social, dedicando tiempo, esfuerzo y recursos.
-Ayudan al grupo o a sus componentes individuales a utilizar
sus talentos para conseguir un objetivo común que les beneficie y les
proporcione un mayor bienestar.
-Reevalúan de dónde se deriva su sentido de identidad y se
identifican con algo que trasciende a ellas, superando la caridad o el
paternalismo.
-Se sienten socialmente responsables hacia el entorno, sus
recursos y necesidades.
Desarrollar esta actitud implica asumir un determinado
estilo de convivir en nuestra sociedad, donde las soluciones creativas a los
problemas surgen del diálogo, el respeto mutuo, la justicia, la solidaridad, la
cooperación, nuevas formas de interactuar, producir y, en definitiva, vivir.
Como vemos en el texto de Rosales Lassús, para lograr que estas
actitudes se desarrollen debemos conseguir establecer un vínculo entre las
instituciones educativas
–ya sea escolares o universitarias– y las sociedades o
comunidades que las albergan.
Supone para los y las docentes realizar un esfuerzo para que
el alumnado aprenda a mirar hacia su entorno próximo y a dialogar con él. Esto
implica romper con la tradición de la Escuela –usamos mayúsculas
conscientemente, al concebir el concepto como algo personalizado–, entendida
ésta como el espacio que monopoliza el saber y lo transmite de manera vertical.
Resulta paradójico, nos cuenta el autor que acabamos de nombrar, cómo estudiantes
de sociología no son capaces de conversar, escuchar o mantener un vínculo con
las personas. Eso les frustra y se refugian entonces en los libros y en la
teoría, pues éstos les proporcionan muchas más certezas que los seres humanos
de carne y hueso. “Y es que mirar a otros
seres humanos y dialogar con ellos (…) es todo un aprendizaje; un aprendizaje muy
particular que no se encuentra en libros ni puede memorizarse” (Rosales
Lassús), sino que ha de ser necesariamente puesto en práctica.
La
Responsabilidad Social lleva implícita la educación en
valores, es decir: coeducación, educación para la paz, educación medio
ambiental, educación intercultural, educación inclusiva, educación para la
ciudadanía, aprendizaje cooperativo, etc. Todo ello interrelacionado.
En un estudio realizado por Gutiérrez, Escartí y Pascual, se
ha comprobado que Conducta Prosocial, Empatía y Percepción de eficacia predicen
positivamente la
Responsabilidad Personal y Social de los escolares, mientras
que la Agresividad ha evidenciado relaciones negativas con la Responsabilidad Social.
En esta publicación se destaca la teoría cognitiva -social,
la cual describe una visión agente de la conducta humana subrayando que las creencias
de autoeficacia - autorregulatoria son claves para entender la competencia
emocional de las personas y el éxito en las relaciones interpersonales
(Bandura). Las creencias de un individuo sobre su autoeficacia favorecen la conexión
social, la amistad, la cooperación y la conducta prosocial. A través de una
muestra formada por adolescentes, Bandura también concluyó que la autoeficacia
autorregulatoria se encontraba directamente relacionada con la conducta
antisocial, de tal forma que, a menos autoeficacia, mayor agresividad y mayor
conducta antisocial.
El modelo de responsabilidad personal y social de Hellison
destaca el constructo de responsabilidad como un recurso fundamental en el
ámbito del desarrollo positivo. Tiene como objetivo principal facilitar que
niños/as y jóvenes en riesgo de exclusión social tengan la oportunidad de desarrollar
sus capacidades personales y sociales y su responsabilidad en cualquier área de
la vida. El
programa entiende la responsabilidad como cargo u obligación moral respecto a
uno mismo y a los demás y presenta cinco niveles de responsabilidad:
1) Respeto por los derechos y sentimientos de los demás, que
incluye comportamientos de empatía y autocontrol;
2) Participación y esfuerzo;
3) Autonomía;
4) Ayuda a los demás y
5) Transferencia [aplicando los comportamientos de responsabilidad
aprendidos en el programa a otros contextos.
Nos parece oportuno también mencionar en este apartado a Freire,
con su educación liberadora, y a Habermas, con su democracia deliberativa. Dichos
autores abogan por la confianza en el diálogo (acción comunicativa) como medio
para coordinar la acción transformadora y para conocer mejor qué características
poseen aquellos procesos comunicativos que posibilitan que las personas se
entiendan entre sí y puedan compartir objetivos comunes. Se trata de dar voz a todos
los grupos sociales en condiciones de igualdad y evitar así cualquier fuente de
discriminación (de lo contrario se estaría confiando demasiado en la capacidad de
educadores, administradores y políticos para actuar neutralmente, desprendiéndose
de sus propias creencias). Por otro lado, implica sentar las bases de la
deliberación racional para acordar cooperativamente cualquier decisión
educativa. Siguiendo a Ayuste, Freire combina el lenguaje de la crítica a la
función reproductora y legitimadora de las desigualdades sociales de la
educación con el lenguaje de la posibilidad de contribuir a transformar la
realidad social y confía en la capacidad de las personas para resistirse y
oponerse a los procesos de dominación y extensión cultural:
Para Habermas el proceso emancipatorio de la sociedad
consiste en que los sistemas sean progresivamente más permeables a las
proposiciones comunicativas del mundo de la vida, para Freire, el poder de los
sujetos se halla en su capacidad para liberarse de aquellos factores de
opresión que limitan su capacidad para pensar críticamente mediante un proceso
educativo basado en el diálogo entre iguales.
A continuación recogemos algunas de las características y
condiciones que ha de reunir una situación ideal de habla:
Características y
condiciones necesarias para producir una situación ideal de habla
• Los sujetos
hacen uso del conocimiento para alcanzar acuerdos que convenza n a todas las
personas implicadas (racionalidad y acción comunicativas).
• El lenguaje
como medio para lograr el entendimiento ha de producir emisiones en las que se
puedan reconocer las intenciones de las personas que las expresan (actos de
habla ilocucionarios).
• Los
participantes en una conversación han de poder fundamentar sus posiciones
(teoría de la argumentación).
• Las
explicaciones, interpretaciones u opiniones de los hablantes han de estar
vinculadas a pretensiones de validez (inteligibilidad, verdad, rectitud
normativa y veracidad).
• Todos los participantes
han de contar con las mismas oportunidades de desempeñar el rol de emisor y de receptor
(intercambiabilidad universal de roles dialógicos).
• La coordinación
de la acción emana de los acuerdos previos entre los participantes.
Extraído de:
UNIVERSIDAD DE VALLADOLID
Facultad de Educación de Segovia
TRABAJO DE FIN DE MÁSTER INVESTIGACIÓN EN CIENCIAS SOCIALES.
EDUCACIÓN, COMUNICACIÓN AUDIOVISUAL, ECONOMÍA Y EMPRESA
INTELIGENCIA EMOCIONAL Y RESPONSABILIDAD SOCIAL EN EDUCACIÓN
PRIMARIA
Autora: Verónica Sancho Arranz
Tutora: María del Carmen Garrido Hornos
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