Sara Sánchez: “La menstruación no debería ser una fuente más de desigualdad o de discriminación y a día de hoy lo es”
Sara Sánchez es una
investigadora que hace poco tiempo publicó parte de los resultados de una
investigación que está desarrollando en torno a la menstruación y cómo afecta a
la sociedad en España. En ese primer artículo se centró en los sentimientos que
genera en muchas personas tener la regla y cómo la educación podría tener un
impacto positivo
“Creo que el desconocimiento y el tabú proporcionan
el ambiente más adecuado para la burla y la vergüenza”, comenta Sara Sánchez en
un momento de esta entrevista. Podría ser un buen resumen sobre su estudio.
Tener la menstruación genera sentimiento negativos como la vergüenza y una
manera de combatirlos es ofreciendo información a todas y todos, al mismo
tiempo y por separado, sobre qué es la menstruación y, sobre todo, sobre qué
hacer cuando llega: qué métodos de higiene menstrual utilizar y cómo hacerlo.
Esto, por un la facilitaría la empatía de quienes no tienen el periodo y, al
mismo tiempo y primero, empoderaría a quienes sí.
Quería empezar por la
pregunta más básica, ¿qué es salud menstrual?
Se refiere a la necesidad de experimentar el
ciclo menstrual de forma saludable y con dignidad, en todas sus vertientes,
tanto económica como en relación al acceso a la información y, por supuesto, el
acceso a un saneamiento adecuado y a productos de higiene menstrual adecuados.
Se refiere a la capacidad de vivir el ciclo menstrual con dignidad, de forma saludable
y con la información necesaria.
¿Cuando hablas de
dignidad a qué te refieres?
Cuando hablamos de dignidad nos referimos a
romper con el tabú y el estigma, a reducir la carga mental que sienten muchas
mujeres en el mundo, ese miedo a mancharse, todas las adaptaciones que hacemos
cuando tenemos la regla como si fuera algo que tenemos que ocultar, algo de lo
que avergonzarse. A eso me refiero con dignidad. Y, por supuesto, a minimizar
el shaming, esa burla que puede ocurrir, que viene de fuera y no solo
de dentro.
En el estudio señaláis
que las mujeres nacidas en los 50 y las de la primera década de los 2000, más o
menos, utilizan las mismas fuentes de información. Hay una historia paralela,
¿cómo es posible después de este tiempo?
Es algo interesante. Si bien es cierto que ha
habido muchos cambios sustanciales en estas décadas, la forma en la que han
vivido la menstruación las mujeres nacidas en los 50 no dista demasiado de la
experiencia menstrual de las nacidas en los 2000. Esto es curioso porque la primera
fuente de información, incluso a día de hoy, sigue siendo la madre, de lejos.
Si bien internet está ahí y es una ventaja,
una de las preguntas que hemos hecho es cuáles son las fuentes de información
que se tomaron en los últimos 5 años. Veíamos que Internet había tenido mucha
importancia. Presenta ventajas y también el riesgo de que hay mucha
desinformación. Se pueden perpetuar mitos: hay mucha gente no especialista
hablando de muchos temas y la menstruación no es la excepción. Ahora, más que
nunca, es necesario proporcionar una educación que nos dé las herramientas y
los criterios para diferenciar lo que es real de lo que no lo es.
Volviendo a la pregunta, ¿Cómo sucede eso?
Porque seguimos considerando la menstruación como algo que pertenece únicamente
al ámbito privado. Con la excusa de que es algo que solo lo experimentan las
mujeres, que además se maneja en el cuarto de baño, es algo que queda en el
ámbito privado, algo que debes ocultar. También tenemos una cultura general muy
discreta en ciertos temas y hemos mantenido la narrativa de que esto es algo
privado, cuando es social, le ocurre a más de la mitad de la población y las
medidas tienen que ser sociales.
Sobre todo porque seguimos sin educar, sin hablar del tema, no se ha cambiado
la legislación y no forma parte del currículo nacional, y en lo autonómico hay
mucha variación y es ambiguo. Cuando un problema no se aborda, no se soluciona
solo. No lo hemos abordado en estos 50 años.
Seguimos considerando la menstruación como
algo que pertenece únicamente al ámbito privado pero le ocurre a más de la
mitad de la población y las medidas tienen que ser sociales
Una parte de la
información que se transmite de madres a hijas es errónea, por ejemplo, en
relación al uso de analgésicos o antiinflamatorios por el dolor de la
menstruación. Es curioso que siga transmitiéndose información errónea después
de tanto tiempo y con tanta medicación al alcance…
Es una pregunta muy interesante. Si bien nos
hemos concentrado en este artículo en la parte de la educación, hay una gran
parte de la investigación que se va a encargar de todo esto. Puedo adelantar
que tenemos cientos y cientos de respuestas de experiencias compartidas en las
que no se sabe cómo manejar dolores incapacitantes, cómo detectar o identificar
lo que es un dolor que no es normal, de lo que es una enfermedad, de lo que nos
han dicho que es normal, que eres mujer y la menstruación duele. Esto ocurre
porque las madres siguen siendo mujeres que no tienen información y las mujeres
adultas seguimos sin tener información. Porque no hay suficiente investigación
al respecto, porque no se destinan suficientes medios, no se le da suficiente
visibilidad y no se tienen estas conversaciones. Y como en general es algo que
se intenta tratar de forma discreta e, incluso entre las mujeres, no se ha
hablado, se siguen pasando estos mismos mitos. Los mitos siguen muy vigentes en
España. Hay muchísimo,.
Seguramente, este verano, habrá niñas que no
se bañen con la menstruación porque creen que se le puede cortar. Que eso
ocurra quiere decir que estamos haciendo mal: tenemos la información, tenemos
los medios, sabemos lo que hay que hacer y no estamos haciendo llegar la
información.
Hablando de dolores
que no son normales, estos llegan a ser síntomas de tumores sobre los que, en
algunos casos, las mujeres han de insistir mucho a sus médicos…
Desgraciadamente, es cierto. No es cuestión de
echarle la culpa a los médicos, a las madres… pero sí hay un reparto de
responsabilidades que es justo destacar. Tenemos muchos datos de mujeres que
nos han escrito, muchas, contando largas anécdotas en las que han sido
diagnosticadas erróneamente, muchísimas que han ido con dolores y han sido
desacreditadas o minimizados sus síntomas. O les han recetado la píldora, que
es el tratamiento estrella que se nos hado a todas en algún momento: “Si tienes
dolores de regla, tómate la píldora”… Los efectos secundarios vamos a no
hablarlos. O como decías, tomar paracetamol o ibuprofeno, que no es que no sea
una solución, pero no estamos viendo si hay endometriosis, si hay alguna
condición subyacente. Estamos hablando, además y por lo general, de médicos
privados, porque por la (sanidad) pública, todavía es más complicado acceder a
estas consultas y porque hay poca prevención ginecológica. No hay revisiones y
deberíamos estar hablando de ello.
Comentáis en el
estudio que buena parte de la información que han recibido las mujures desde
los 50 hasta ahora tiene que ver con la reproducción humana. Lo demás se ha
quedado fuera. Desde tu punto de vista, ¿Qué es lo que debería enseñarse en la
escuela sobre menstruación más allá de lo reproductivo y cómo?
Creo que lo primero sería señalar que la
información debería ofrecerse a tiempo, antes de que las chicas hayan tenido la
menstruación, porque es cuando más impacto tiene, en la menarquía. La
información, por supuesto, tiene que estar disponible durante toda la vida de
las mujeres, porque esto no se acaba cuando termina la regla, porque empieza la
menopausia.
Cuanta más información tienen las personas
sobre cómo gestionar el sangrado, menos experiencias negativas reportan
¿Qué información deberíamos estar
proporcionando? Según nuestros datos, tenemos que decir qué es la menstruación,
por qué ocurre, consecuencias, cuáles son las implicaciones… también
implicaciones culturales y, sobre todo, cómo gestionar el sangrado. “Qué hago
cuando me baja la regla por primera vez. Me han dicho que existe pero no sé qué
hacer”. Esa información, explicar qué productos o métodos de higiene menstrual
hay, dónde adquirirlos, cuáles son los pros y los contras, cómo colocarlos,
porque no es lo mismo ver una compresa que ponérsela… cada cuánto cambiarla,
cómo tirarla… son cosas que parecen tontería pero no nacemos con ese
conocimiento.
El día que te baja la regla ya tienes
suficiente como para no saber cómo actuar, esa incertidumbre, el miedo a estar
manchada, a que te esté ocurriendo algo, el miedo a que esto ha venido para
quedarse. Hay muchas cosas y hay que minimizar la parte de cómo actuar. Yo sé
lo que tengo que hacer y eso disminuye las emociones negativas, que es algo que
se ve en el estudio. Podemos demostrar que cuanta más información tienen las
personas sobre cómo gestionar el sangrado, menos experiencias negativas
reportan, menos miedo, menos estrés, vergüenza y preocupación.
Precisamente,
planteáis que más información reporta un aumento de algunas emociones
negativas…
Hemos analizado dos piezas de información:
saber qué es la menstruación (que te va a bajar) y saber cómo actuar. Lo
primero puede aumentar el estrés y el miedo. Tiene sentido porque a lo mejor
antes no sabías que tendrías que enfrentarte a esto y ahora tienes que hacerlo,
40 años de tener la regla. Puedo entender que no te apetezca tirar cohetes
cuando tienes 10 años y te baja la regla. Si lo quieres celebrar, genial; si
no, genial. Pero que dependa de ti y no de la falta de información.
Es cierto que el saber que existe no elimina
las emociones negativas, a veces las incrementa, un poco, porque sabes de lo
que hablas. Pero cuando tienes más información sobre lo que hacer con el
sangrado, sí disminuye la ansiedad.
Apuntabas antes el
cuándo dar esta información. Recogíais testimonios de mujeres que llevaban 2
años con la regla cuando les dieron información sobre el tema. ¿Cuándo crees
que debería empezar a tratarse esta información?
Tenemos más de 4.000 datos y seguro que hay
estudios fisiológicos que lo muestren. Creo que la media para que baje la regla
está entre los 10 y los 12 años. La información debe ofrecerse no más tarde de
los 10 años. No estamos diciendo que se dé el mismo nivel de información a las
chicas de 14 que a las niñas de 12, pero sí por lo menos que sepan qué
productos existen y qué tienen que hacer. Esto puede marcar mucho la
diferencia, sobre todo, porque van a ser las primeras de su entorno con la
menstruación, más allá de que puedan tener hermanas mayores. Y serán las que
tengan menos información y estén menos expuestas a ella.
¿La información debe
darse a lo largo de la escolarización obligatoria?
Sí, definitivamente. Se puede profundizar en
la información. No creo que haya que darla de forma aislada una vez y nos
olvidemos. La reproducción se da durante varios años y se va profundizando,
vamos entendiendo la profundidad de las implicaciones. Lo mismo se puede hacer
con esto, como con el resto de las asignaturas. No necesitamos que sea un
cuatrimestre entero, pero puede formar parte del temario.
Hay una parte en la
que habláis de las personas que no menstruan y los testimonios que recogéis
hablan de lo beneficioso que sería que estas personas contasen con la misma
información. ¿Cómo lo interpretáis?
Creo que está bastante claro. No siempre es
fácil interpretar los datos, pero en este caso podemos aventurarnos a decir que
solo traería beneficios para toda la población que incluyéramos a las personas
que no menstruan en esta información. Desde luego, los niños deben estar
presentes en la escuela cuando se dé esta información.
Esto de separar los grupos en niños y niñas y
llevarse a los niños y hablarles de no sé qué, depende de quién los separe, y a
las niñas hablarles e la responsabilidad, la higiene, la menstruación. Y
mientras los niños, jugando al fútbol. A parte de que estamos incrementando los
roles de género, que creo que ya podemos dar un paso adelante, contribuimos a
esta narrativa de que la menstruación es una cosa que tratar en privado, que
solo a las personas que menstrúan, cosa de mujeres, que es algo que ocultar y
avergonzarse… y no es cierto. Y también es injusto con vosotros.
Este estudio se ha hecho con personas que menstrúan
y que no. si bien las preguntas son diferentes según el caso, estamos
convencidas de que es un problema social y que la sociedad debe formar parte de
la evaluación y de la solución. Muchos hombres nos han dicho que no saben lo
suficiente, que no saben dónde buscar información, “me da vergüenza preguntar y
no sé siquiera qué preguntar”. Hay cosas que si no sabes que existen, ¿cómo vas
a preguntar por ellas? Ni siquiera se te han ocurrido.
Hay quien ve la menstruación como algo sucio y
puede incluso llegar a la burla, y también están las personas que quieren tener
más información. En el artículo se incluye el testimonio de un adolescente de
12 años que cuenta que las compañeras se iban al baño y preguntó por qué lo
hacían. “Todo el mundo se enfadó conmigo y nadie me decía nada y me fui a mi
casa sin saber qué pasaba y avergonzado y hasta mucho después no supe qué
pasaba”. El chico no tenía por qué saberlo ni ellas tienen por qué
explicárselo, pero alguien debería decírselo. No podemos dejar a la mitad de la
población a oscuras.
El desconocimiento y el tabú proporcionan el
ambiente más adecuado para la burla y la vergüenza
Hablando de esto, en
la investigación habláis de grupos mixtos y no mixtos. Entiendo la dificultad
de hablar de según qué asuntos con tus compañeros de clase, pero está la
necesidad de que los chicos tengan acceso a la información…
Hay una fórmula, se ha estudiado. Siempre digo
que los chicos tienen que formar parte de esta educación y lo mantengo.
Idealmente debería darse la información al grupo mixto y, después, sí que es
recomendable separar a los grupos y darles la oportunidad de hacer preguntas en
un entorno más seguro, menos expuesto. Nadie intenta decir que no hay
diferencias, que va a ser igual de fácil hablar para unas y otros. Incluso para
ellos preguntar frente a ellas y viceversa. Démosles el espacio a cada uno para
hacer preguntas de forma segura, pero que la información la hayan recibido
todos y todas.
En esos espacios no mixtos se pueden hacer
preguntas, dar información más concreta. No hay problema, todo es adaptable y
es cultural. Esto hay que adaptarlo a la cultura, no solo española, si no dónde
estás, teniendo en cuenta cuál es tu audiencia.
No sé si sabéis
influye que los chicos tengan esa información, la misma, en lo relativo a casos
de acoso o de burlas en clase.
Creo que el desconocimiento y el tabú
proporcionan el ambiente más adecuado para la burla y la vergüenza. Cuando
quitamos ese velo, en general, esto disminuye. Si los chicos o los niños, los
adolescentes, saben lo que ocurre, si conseguimos que desarrollen la empatía
porque saben lo que ocurre, creo que puede disminuir. Pero es que, al mismo
tiempo, hemos empoderado a las personas que menstrúan para que no se tengan que
avergonzar. El mensaje que mandamos es que no hay nada de lo que avergonzarse.
Quien intente usarlo para burlarse, actúa contra las reglas propuestas y esto,
a nivel colectivo, es más fácil de abordar que si lo es de forma individual.
Pero si se ha dicho en clase, si ya se ha contado qué es, es más fácil de
abordar…
Creo que tendría un impacto muy grande y no
solo por parte de las personas que no menstrúan, sino de las que sí. Esa
necesidad de conciliar el estrés por no ponerte un pantalón blanco, que te has
manchado y es un drama… no lo es, vamos a restarle ese nivel de estrés y
vergüenza al que hemos accedido todas numerosas veces en la vida.
Normalizar un tema no te obliga a hablarlo con
tu familia en la comida de navidad, pero posibilita que no se estigmatice a
nadie cuando se tenga que hablar
Es cusioso (o no) que
todas hayáis pasado por eso y nosotros también, y que sea algo tan privado que
parece vergonzoso, cuando es un proceso biológico normal…
Cuando hicimos las encuestas y las publicamos
en redes sociales supuso una cierta resistencia. Me dijeron de todo en las
redes, como que qué manía de normalizarlo todo, que ahora hay que hablar de
todo. Pero es que normalizar un tema no te obliga a hablarlo con tu familia en
la comida de navidad, pero posibilita que no se estigmatice a nadie cuando se
tenga que hablar; posibilita que si en la cena de navidad te has manchado no
tengas que hacer salir a todo el mundo para levantarte e ir al baño. No te
preocupes que nadie te va a obligar a hablar de esto, pero vamos a bajar el
nivel de intensidad. Simplemente es eso.
Me recuerda a cómo
comenzábamos y usabas la palabra dignidad…
La carga mental es grande, hablamos de estrés
y de vergüenza. Emocionalmente tiene un impacto, real, tangible. Hay que
abordarlo.
Hay una cuestión que
me ha sorprendido y no. El porcentaje de mujeres más jóvenes que se informan
gracias a influencers. Es el mismo que el de quienes se informan en
su médico. No sé si debería preocuparnos como sociedad.
Es cierto, es un dato destacable, curioso.
Pero es cierto que nuestra relación con los médicos no es continua. ¿Cuándo el
médico te va a explicar algo como esto? A no ser que hayas ido por algún
problema en concreto, el médico no te va a hablar del tema, a no ser que tú le
preguntes. ¿Y cuántas personas conoces que tengan una relación de confianza con
su médico? Yo ninguna. No es personal, es que es una alguien con quien no
tienes un trato tan habitual.
Sin embargo, los influencers son
personas con las que están en contacto, de alguna forma, a diario. Se
desarrolla una cierta relación de confianza. Es un peligro, pero esos datos
tienen que verse para que reflexionemos: si queremos divulgar y llegar a este
público, ¿Qué medios debemos estar mirando? No digo que cojamos a
cualquier influencer y lo convirtamos en un gurú de la
menstruación. No me refiero a esto. Pero tenemos que entender cómo se consume
la información hoy por hoy, que es diferente a cómo la consumía mi generación o
generaciones superiores y no podemos ignorarlo. La información veraz y errónea
se transmite de la misma forma y eso no lo podemos dejar de lado si de verdad
queremos educar.
Incorporando la educación sobre la
menstruación en el currículo nacional nos aseguramos de que cada personas
escolarizada reciba la información mínima y básica
Tal vez por eso es
importante que esté en el sistema educativo, más allá de confiar en que
el youtuber va a tener acceso a una información adecuada…
No digo que la información no sea relevante,
lo que digo es que es más fácil regular y legislar la educación formal. Además,
lo que hacemos es rebajar la desigualdad. La menstruación no debería ser una
fuente más de desigualdad o de discriminación y a día de hoy lo es.
Incorporando esto en el currículo nacional nos aseguramos de que cada personas
escolarizada reciba la información mínima y básica para navegar la menstruación
de la mejor manera posible.
La menstruación es un
proceso de muchos años que termina con la menopausia, que abre otro proceso. No
sé si la información de la que venimos hablando debería dosificarse a lo largo
de la educación obligatoria, para que las personas con 16 años sepan lo que va
a ocurrir a lo largo de sus vidas. O generar espacios para que mujeres de 45-50
años tengan acceso a información adecuada.
Creo que debería ser complementarias. La
menopausia debería incluirse. Al final es un utilitarista. Vemos la
reproducción porque es el momento en el que las hembras de las especies o las
mujeres en nuestro caso podemos reproducirnos, pero a nadie le interesa cuando
dejamos de poder reproducirnos, aunque tiene un impacto en la salud también y
social. Eso debe abordarse como proceso biológico, diría que es indiscutible,
pero como ahora todo se discute… no sé… (ríe).
Tal vez deberíamos plantearnos que esta
información esté disponible bien por vía médica, trabajo social, grupos de
divulgación, un apoyo al que la sociedad tenga acceso. Aunque te digan con 16
años que dentro de 30 tendrás la menopausia, me dará igual, aunque la menos
sabre que existe. Y muchas mujeres llegan y no saben o que ocurre. Si hablamos
de que hay tabú con la menstruación, imagínate con la menopausia. Eso sí que es
algo que considerar. Debe ser algo continuado.
Uno de los problemas del tabú y de no hablar
de estas cosas es que no se legisla. Hay un montón de ámbitos que tienen un
impacto en la salud de la mujer y que tampoco se están tratando. Hablamos de
cosas como la fisioterapia pélvica o el impacto de la nutrición en el ciclo
menstrual; incluso el deporte, cómo afecta la menstruación al entrenamiento o
cómo el deporte puede ayudar con los dolores menstruales… este tipo de
información se deja de lado. Y por supuesto, cómo identificar síntomas que
podríamos reconocer como alarmantes o una razón para buscar ayuda profesional.
Me viene a la cabeza
el concepto de reglas incapacitantes que, tengo la sensación, para buena parte
de la sociedad es un concepto bastante nuevo. Tanto como que parte del debate
social señala a la mujer que se queda en casa porque tiene la regla…
Claro, nadie va a querer quedarse en casa
todos los meses, no es algo general. A ninguna nos conviene perder días de
trabajo. Pero es cierto que hay reglas que son incapacitantes, que realmente no
te puedes mover. Pero no quiere decir que todas tus reglas, que todos los meses
vayan a ser así. Ni que haya personas a las que les ocurra esto. Pero es
cierto.
Si somos capaces de entender que alguien no
vaya a trabajar porque tiene una jaqueca o un dolor de espalda incapacitante,
porque hablamos de dolores incapacitantes, la fuente de ese dolor no debería
ser discriminatorio.
Y hablando de discriminación,
entramos en el tema del corte de los productos de higiene menstrual. ¿Deberían
ser gratuitos?
Como en todo hay un gradiente. Hay un camino
grande entre dar el producto gratuitamente y que tenga un IVA como el del cine,
como teníamos hasta hace poco.
Más allá de mi opinión, que no sé hasta qué
punto es relevante, podemos hablar de las medidas. El IVA en sí que se aplica a
estos productos que se usan por un proceso no electivo (remarca las palabras),
un proceso biológico que no elegimos, y que además solo experimenta la mitad de
la población, es discriminatorio y, por tanto, no me parece bien.
Pondría como ejemplo el caso de Colombia,
donde había un IVA bastante alto en estos productos. Han tenido una lucha muy
interesante, con altos y bajos y, al final, han conseguido que se declarara
anticonstitucional, ¿cómo? Por considerar anticonstitucional una discriminación
al considerarse que se está gravando el hecho de ser mujer, se está taxando un
proceso biológico que únicamente padecen las mujeres.
El hecho de dar productos de higiene menstrual
gratis creo que no se pretende. No es una medida a largo plazo, para toda la
vida, pero que haya productos de higiene menstrual en las escuelas, o en
lugares con acceso para las mujeres, independientemente de sus circunstancias
personales, me parece adecuado hasta que encontremos un método en el que todo
el mundo pueda tener acceso.
Periodista
especializado en educación. Director de El Diario de la Educación. Antes en
Periódico Escuela
Fuente
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