“Vivo en tiempos difíciles, de hambre, de envidias intelectuales, de compulsiones caóticas, de hostilidades inaceptables, pero a la vez; en un mundo lleno de esperanza y de fe”, sentencia un fragmento del Juramento Normalista. Y hoy, vaya que son tiempos difíciles para el Normalismo Mexicano.
Resulta lamentable que se tengan que regatear los
recursos destinados para la formación de uno de los elementos fundamentales de
los procesos educativos: los docentes.
En días pasados, los diputados encargados de
aprobar el Presupuesto de Egresos decidieron otorgar poco más de 170 millones
de pesos a las Escuelas Normales Públicas. Esto, más allá de un intento por
revalorar la figura docente, significa una hostilidad inaceptable,
al reducir en un 60% el presupuesto destinado a estas instituciones. Con ello,
a cada alumno le corresponderían 1,844 pesos para su formación en todo el 2020
y a cada escuela 640 mil pesos para el mismo periodo.
De este dinero, casi el 60% es destinado a
infraestructura y equipamiento: mantenimiento, construcción de baños, aulas,
salones, bibliotecas, restauraciones, computadoras, material bibliográfico y
demás insumos para el desarrollo académico. Otra parte se usa para investigación,
movilidad académica, profesionalización docente, actualización curricular y
actividades enfocadas al mejoramiento escolar.
Anteriormente, este presupuesto se administraba a
través del programa S300 de la extinta Dirección General de Educación Superior
para Profesionales de la Educación (DGESPE), ahora transformada en la Dirección
General de Educación Superior para el Magisterio (DGESuM). Sin embargo, bajo la
lógica de compactar programas y funciones, también ha desaparecido.
En su lugar, los recursos llegarán a través del
programa S267 el cual se enfoca al Fortalecimiento de la Calidad Educativa;
pero para que funcione, se deben emitir nuevas reglas de operación, las cuales
aún no han sido definidas y no existe una ruta clara para su ejecución.
Ante ello, integrantes del Congreso Nacional y
trabajadores de las Normales Públicas y Centros de Actualización del Magisterio
han hecho diversas propuestas que pueden remediar la situación
(http://ow.ly/xq2C50CmZkD):
- Un programa de transferencias de recursos directos hacia las
escuelas para atender los rezagos de infraestructura física y de
conectividad.
- Asignación directa presupuestal para la equidad y
regularización de todos los trabajadores que se encuentran comisionados,
por contrato y en constante violación a sus derechos laborales.
- Recursos destinados a cada institución para promover el desarrollo
profesional, programas de maestría y doctorado, investigación, tareas
académicas, programa editorial, así como extensión social y cultural.
- Asignación de recursos para llevar a cabo la transformación
curricular de 17 nuevos planes y programas de estudio que demanda una
nueva escuela, mediante la participación democrática de la comunidad
normalista.
- Recursos directos para atender las acciones derivadas de la
Estrategia Nacional de Mejora.
Esta iniciativa ha sido firmada, incluso, por el
reconocido filósofo y escritor Peter Mclaren, especialista en psicología del
aprendizaje y uno de los principales propulsores de la pedagogía crítica.
Más allá de las políticas de austeridad del
Gobierno Federal, estamos viendo otro ataque frontal a nuestras Escuelas
Normales, las cuales ha sido espacios históricos de lucha, resistencia y, sin
duda, focos de esperanza y desarrollo nacional
Bien valen los esfuerzos, desde todas las trincheras,
para defenderlas.
Por: Erick Juárez Pineda
*Periodista especializado en
temas educativos. Director editorial de Educación Futura. Locutor de La Otra
Educación 97.3 fm.
Twitter: @elErickJuarez
Fuente e Imagen: http://www.educacionfutura.org/vacas-flacas-para-el-normalismo-mexicano/
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