El último programa del Canal de El diario de la educación se ha centrado en una entrevista a Cecilia Peraza, socióloga de la Educación en México. Hablamos con ella de la necesidad de resignificar el concepto de ciudadanía global en un mundo lleno de desigualdades así como del papel de la digitalización en los sistemas educativos en un momento en el que el planeta ha cerrado sus escuelas durante semanas y meses. Para esta experta, es momento de salir de las lógicas globales de rendición de cuentas para poder resignificar el trabajo docente en las escuelas.
La educación para
la ciudadanía global es uno de los conceptos más útilizados en educación desde
hace ya años. Desde que el secretario general de Naciones Unidas lo pusiera
sobre la mesa como una de las prioridades de cara a 2015, está en la mayor
parte de los discursos por todo el planeta.
Cecilia Peraza, es
profesora de sociología de la educación en la Universidad Nacional Autónoma de
México. Entre otras facetas, ha dedicado buena parte de su tiempo a estudiar
este fenómeno de la ciudadanía global como un concepto que hay que “problematizar”.
Hablamos con ella sobre esto, entre otros temas.
Para ella,
principalmente, el problema que tiene el concepto es que nos llega desde
instancias internacionales y en cada lugar y cada persona lo interpreta de
maneras diferentes. “Cada uno ha hecho su interpretación. Hemos llegado a
identificar que en países que tienen más fuerza los estados, la interpretación
suele ser más tradicional y nos lleva hacia la formación cívica y ética, por lo
menos es la interpretación en México más clásica. Mientras que en países donde
el Estado no es tan fuerte y no interviene tanto en la educación, hay más
margen de interpretación”.
Primero, argumenta,
se crean estos grandes conceptos en los organismos internacionales. De ahí
pasan a los Estados y estos, a su vez, se los transmiten a las y los docentes,
que los trasladas a las aulas. Cada uno le ha ido dando una interpretación por
el camino.
A esto habría que
añadir que la ciudadanía “está asociada a una carga de derechos y
responsabilidades” todo ello en relación con la idea de Estado. “Por lo tanto,
hablar de una ciudadanía global nos estaría implicando plantear en una lógica
estatal global o tendríamos que tener un marco de derechos que no tenemos”.
Es tan problemático
el concepto de ciudadanía global que hay quien opina que “plantea un oxímoron
porque esa ciudadanía global podría ser una idea pero cuando te giras a
observar la realidad y te plantas en el Mediterráneo y miras las pateras que
llegan buscando esta ciudadanía, les es negada. O las caravanas migrantes que
tenemos de centro y sur américa en Méximo en su paso hacia los Estados Unidos”.
Para Peraza, en
definitiva, los conceptos que emanan desde Naciones Unidas y otros organismos
internacionales, “están planteados desde la lógica del Norte global” y “están
estrictamente relacionados con procesos de rendición de cuentas. Especialmente
los países del Sur global”.
Aquí entraría
cierta “visión de la decolonialidad, por lo menos desde los países de América
Latina, que cuestionamos fuertemente este tipo de decretos globales para actuar
en determinada manera que son incongruentes con nuestras realidades”. “¿Qué
estamos entendiendo por ciudadanía global en nuestro países cuando ni siquiera
hemos llegado a lograr una ciudadanía nacional igualitaria, justa, de reconocimiento
y valoración de las diferencias?”, dice esta socióloga, en referencia, por
ejemplo, a la realidad de México en donde queda en el aire la realidad de los
pueblos originarios.
La ciudadanía
global tiene que ver con una asimilación al Norte global como ideal
Las presiones de,
no solo la ONU (“el poli bueno internacional”, dice Peraza), sino también de la
OCDE, el Banco Mundial, el Fondo Monetrio Internacional o el Banco
Interamericano de Desarrollo, que, además de poner en la mesa conceptos como el
de ciudadanía global imponen el modo “ en que deben aplicarse este tipo de
innovaciones educativas o de política educativas en las realidades locales”.
“Lamentablemente,
dice Peraza, la manera en la que suele interpretarse la ciudadanía global tiene
que ver con una asimilación al Norte global como ideal”.
Para la autora,
ahora “lo que nos hace ciudadanos globales es estar haciendo frente a un virus
de manera común, pero lo hacemos de maneras distintas”. Unas formas que pasan,
en muchos casos como el de México, por tener las escuelas cerradas, ya desde el
mes de marzo, y que apoyan lo que el pensador Jesús Bonilla-Molina plantea como
“apagón pedagógico global”, es decir, “restarle valor al espacio de
socialización en la escuela, al aula como espacio de construcción de
conocimiento, virtualizar, devaluar el trabajo docente y, además, poner el foco
de las evaluaciones específicamente en las áreas lógico-matemáticas o de
dominio de la lengua”.
La situación,
agravada por la pandemia, lleva a “la extrema presión sobre el alumnado en
términos individuales” frente a un concepto de ciudadanía global más
relacionado con “la colectividad y la sociedad en su conjunto”. “Desde el
momento en el que la pandemia nos aísla, parece contradictorio contemplar la
ciudadanía global desde el salón de casa cuando te está educando una pantalla”.
La pandemia
La situación actual
obliga, cree Peraza, a resignificar algunos conceptos con vistas a lo que pase
después de la pandemia. Hoy por hoy, en la mayor parte de países, el virus, la
distancia social, la doctrina del shock llevan a la digitalización de la
educación. Incluso, asegura, “he escuchado discursos casi celebrando de la
pandemia que nos avanzaran 10 años” en la era digital.
Frente a esto, las
realidades nacionales nos indican que se agrandan de “manera escandalosa las
desigualdades en materia educativa”. Lo ejemplifica con el lanzamiento de un
cohete al espacio, que en su camino va perdiendo piezas y lo único importante
es aquello que llegue a la Luna. “¿Qué pasa con las piezas perdidas en el
camino? No importan”. Para Peraza, hay que resignificar “la ciudadanía global
pensando en las piezas que se caen, no en el rendimiento de los mejores”.
“Resignificar la ciudadanía global implica empezar a mirar no por el
rendimiento individual, o de los países, no por la competitividad sino por la
lógica de la cooperación”.
Para hacer frente a
esta situación en la que la educación va dejandeo personas atrás, es importante
replantearse la función social de la educación, y para ello, primero, hay que
“cuestionar profundamente el neoliberalismo como sistema social”.
Y más ahora con la
pandemia, que nos demuestra que “en la digitalización estamos más preocupadas
de demostrar que hicimos la tarea, que estuvimos tanto tiempo conectadas”
mientras se pierde “la pedagogía como el hecho social, el placer por el
aprendizaje, la auténtica curiosisdad para generar conocimiento colectivo”.
La pandemia es una
oportunidad para dejar de mirar al “capitalista que tenemos dentro haciendo su
apuesta meritocrática” y mirar “la escuela como el espacio colectivo en el que
se construye conocimiento para una sociedad interdependiente que tiene un solo
planeta, con recursos limitados”.
La política
educativa internacional no ha salido de la lógica del rendimiento
A pesar de estar
pasando, todos los sistemas educativos por una situación inédita, en la que ha
habido decenas de miles de muertos, confinamientos y cierres de escuelas por
todo el planeta, “la política educativa internacional no ha salido de la lógica
del rendimiento”, cree Peraza. Una rendición de cuentas que ha quedado por
encima “del conocimiento, del aprendizaje y de la lógica de construcción
colectiva”.
“Perdona el cliché,
pero volvamos a Freire: no queremos una educación bancaria para que nos viertan
el contenido como cubetas vacías, que para eso tenemos excelentes contenidos en
internet y podemos ponerle play a cualquier youtube, ¿cómo vamos a crear los espacios
de generación de conocimiento? Para mí está ahí el reto y es la que nos
vincularía con la posibilidad de replantearnos una ciudadanía global
aprovechando la virtud de las tecnologías”.
Recontextualizar al docente
En esta necesidad
de recontextualizar elelmentos como la ciudadanía global o la misma educación,
también tendría cabida el del personal docente. Esto es parte del trabajo que
está a punto de publicar, dentro de una investigación en siete países, bajo el
nombre de México en la reforma educativa global. E insiste en el personal
docente porque se ha puesto el foco en la culpabilización al profesorado,
específicamente a las maestras, de ciertas realidades sociales en un proceso en
el que han sido sometidas a una dinámica fiscalizadora permanente.
Para Cecilia
Peraza, además, ahora la vocación por la enseñanza tienen más que ver con “una
carrera que te garantice un determinado estatus, un determinado sueldo y en la
que vas a estar permanentemente siendo examinada para cumplir ciertas metas”.
Y es en este
momento de crisis por la pandemia cuando también se abre la posibilidad de
mirar al profesorado con otra lógica, “como de acompañadoras de este procesos
de la educación socioemocional, de la formación cívica y ética”.
Fuente
https://eldiariodelaeducacion.com/2020/11/06/cecilia-peraza-en-la-digitalizacion-estamos-mas-preocupadas-de-demostrar-que-hicimos-la-tarea/
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