Incluir la educación emocional en el currículum y formar a toda la comunidad educativa en competencias socioemocionales ayudará a mejorar la enseñanza-aprendizaje durante la crisis sanitaria
La pandemia
del COVID-19 ha causado un fuerte impacto psicológico en la comunidad
educativa y la sociedad en general. El cierre de los centros educativos, la
necesidad del distanciamiento físico, la pérdida de seres queridos, del trabajo
y la privación de los métodos de aprendizaje convencionales han generado estrés,
presión y ansiedad, especialmente entre los docentes, el alumnado y
sus familias, asegura la UNESCO en su informe Promoción del
bienestar socioemocional de los niños y los jóvenes durante las crisis (2020).
Para
abordar y contrarrestar la ansiedad social y la carga emocional que ha desatado
el COVID-19 en la comunidad educativa es más necesario que nunca
desarrollar habilidades socioemocionales entre el profesorado, las familias y
sobre todo los y las estudiantes, afirman diversos organismos
internacionales. Pero ¿cómo conseguir que la educación emocional sea una
realidad tanto en tiempos de coronavirus como en circunstancias normales?
En este monográfico, expertos y fuentes
consultadas aportan propuestas para facilitar que la educación
emocional esté cada vez más presente y se incluya de forma explícita
en el currículum educativo.
La importancia de la educación emocional antes,
durante y después del coronavirus
La educación
emocional “es un proceso educativo, continuo y permanente,
que pretende potenciar el desarrollo de las competencias emocionales como
elemento esencial del desarrollo humano, con objeto de capacitar para la vida y
con la finalidad de aumentar el bienestar personal y social“, según
la definen Rafael Bisquerra y Nuria Pérez, investigadores de la
Universitat de Barcelona.
Toda
crisis, desde guerras hasta pandemias como la que se vive actualmente por el
COVID-19, conlleva fuertes respuestas emocionales negativas, como pánico,
estrés ansiedad, rabia y miedo. Desarrollar en las personas habilidades de
aprendizaje socioemocional ayuda a que las situaciones estresantes se aborden
con calma y con respuestas emocionales equilibradas. Además, estas
competencias permiten fortalecer el pensamiento crítico para tomar decisiones
mejor informadas en la vida, señala la UNESCO.
“Si
no se atiende al desarrollo emocional de forma apropiada, lo más probable
es que haya un incremento de ansiedad, estrés, depresión, consumo
de sustancias, comportamiento sexual de riesgo, impulsividad descontrolada,
violencia, etc. Hay estudios que señalan esto desde antes del coronavirus, y en
el contexto actual hay elementos que lo van a incrementar. La conclusión sería
tomar conciencia de la importancia de la prevención. Lo cual pasa por una educación
emocional que cumpla con los requisitos mínimos señalados por las
investigaciones“, afirma por su parte Bisquerra, presidente de
la Red Internacional de Educación Emocional y Bienestar (RIEEB) en entrevista a Educaweb.
Asimismo,
otros expertos en educación emocional coinciden en que las situaciones de miedo
y estrés tienen un impacto negativo en la salud y la habilidad para aprender de
todas y todos los estudiantes. Por ello, la Asociación Española de Educación
Emocional advierte que el sistema educativo y todos los profesionales de la
educación deben ser conscientes de que la enseñanza-aprendizaje solo podrá ser
efectiva a partir de un equilibrio emocional y una salud mental
adecuada del alumnado. De ahí la importancia de la educación emocional.
La educación emocional, ausente del currículum de
todas las etapas
La
educación emocional no figura en el currículum de ninguna etapa educativa en
España.
“La implantación de la educación emocional es claramente insuficiente, cuando
no totalmente ausente, tanto en cantidad como en calidad”, asegura Bisquerra.
Diversas
investigaciones revelan que introducir explícitamente en el currículum
la impartición de las habilidades socioemocionales tiene una fuerte
correlación con un mejor desempeño académico.
Además,
la falta de educación emocional en los sistemas educativos puede dar como
resultado pérdidas en la productividad de hasta un 29% del Producto Interior
Bruto, advierte la UNESCO.
Por
todo ello el organismo insta a los gobiernos a integrar el aprendizaje
de competencias socioemocionales en toda la educación, formal, no formal e
informal, y en todos los niveles, implantándolas como una necesidad en
los objetivos fundamentales de la enseñanza-aprendizaje, y asignando tiempo
suficiente en el currículum para su desarrollo. También recuerda que los programas
de educación emocional eficaces deben ser científicamente rigurosos y empíricos,
así como participativos e inclusivos.
En
el proyecto de ley de la LOMLOE se menciona de forma explícita la
necesidad de trabajarla en todas las áreas de la Educación Primaria y
Secundaria. ¿Será este un indicador de que la educación emocional
podría cobrar más protagonismo en el currículum?
Formación en educación emocional, necesaria para
toda la comunidad educativa
Más
allá de que la educación emocional forme o no parte del currículum, un factor
esencial para que esta se desarrolle en el contexto educativo es contar
con un profesorado bien formado, que sepa gestionar sus propias
emociones y que esté preparado para que los y las estudiantes
adquieran las habilidades socioemocionales necesarias para afrontar diversas
situaciones.
No
obstante, más del 90% de los y las docentes no han recibido nunca
formación en educación emocional “de forma sistemática, fundamentada
en las investigaciones científicas y suficiente en cantidad (tiempo) y
calidad”, asegura Bisquerra. “El profesorado que sí se ha formado, en general,
lo ha hecho por su cuenta y riesgo, dedicándole tiempo, esfuerzos y
presupuestos”.
En
ello coinciden también Xavi Corbella y Martín Merlo, docentes de la Fundació
Siuriana, en su artículo para Educaweb, y señalan que, a
diferencia de lo que sucede con las asignaturas ya existentes en el currículum,
“la educación emocional implica más que un manejo teórico, involucra el
manejo de las propias emociones y este punto no es trabajado en la formación
curricular del docente”.
Para mejorar
la formación de los docentes en el ámbito socioemocional, la UNESCO hace
las siguientes recomendaciones en su informe Promoción del
bienestar socioemocional de los niños y los jóvenes durante las crisis (2020).
- Incluir las habilidades
socioemocionales en los programas de formación docente, tanto en la formación
inicial como en la práctica de la docencia, y en programas de desarrollo
profesional, a fin de abordar el estrés e impulsar las competencias
emocionales y sociales en el aula.
- Garantizar que los
directores de los centros educativos asignen tiempo a los docentes para su
formación socioemocional y les den la oportunidad de adquirir estas habilidades.
- Promover la comunicación
y la creación de redes entre docentes. Es decir, crear
comunidades de prácticas entre el profesorado dentro de los centros
educativos y entre escuelas distintas para fomentar el aprendizaje de las
habilidades socioemocionales, el apoyo mutuo y el bienestar continuos.
Al
respecto, Susanna Arjona Borrego, Miembro de la Red de
Expert@s del Col·legi de Pedagogs de Catalunya, señala en su artículo para Educaweb que “el momento
nos reclama flexibilidad y creatividad. También la necesidad de crear
red, cooperar entre todos los agentes educativos. Hoy, la gestión de cada
centro, el equipo directivo y el director o directora como líder y gestor
emocional de su equipo, es básico”.
Asimismo,
conseguir que el alumnado y el profesorado adquieran competencias
socioemocionales no pasa solo por facilitar la formación docente en educación
emocional, “y su consiguiente abordaje transversal en el currículo, sino que es
igualmente necesario formar a las familias“, propone la orientadora
educativa Laura Carpintero en su artículo para Educaweb.
De
hecho, la evidencia obtenida en países afectados por crisis similares a la
pandemia del COVID-19 indica que se pueden mitigar los efectos adversos
del estrés y la ansiedad provocada por esta situación si los niños y
las niñas tienen relaciones positivas con sus familias y con docentes
que hayan logrado un buen manejo de las habilidades socioemocionales y
que desarrollen actividades explícitas de aprendizaje socioemocional. “Esto
facilita a los y las estudiantes sanar experiencias traumáticas y regresar a
una vida normal”, advierte la UNESCO. De ahí la importancia de que la formación
en habilidades socioemocionales llegue a toda la comunidad educativa.
La alerta sanitaria, ¿una oportunidad para
potenciar la educación emocional?
La alerta
sanitaria constituye una oportunidad para que la educación emocional cobre
importancia entre la comunidad educativa y las administraciones,
coinciden los expertos. De hecho, diversas AMPAS, colectivos de docentes y
grupos políticos han propuesto que en el próximo curso escolar se le dé más
relevancia y se incluya en el currículum de todas las etapas educativas para
que se imparta de forma sistemática y transversal lo antes posible.
La
educación emocional está más presente a raíz de la pandemia, según las fuentes
consultadas. Así lo indica que durante la crisis sanitaria se haya hecho
hincapié, incluso desde el Ministerio de Educación y Formación Profesional, en
la necesidad de proporcionar herramientas de educación emocional a la
comunidad educativa.
Por
lo anterior, se han lanzado diferentes recursos y apoyo, entre
ellos el proyecto Emocrea en casa, desarrollado por docentes de la
Facultad de Educación de la Universidad de La Laguna. Emocrea (Educación
emocional y creatividad) es la asignatura obligatoria que se ha establecido en
Canarias desde 2014, y que a raíz de la pandemia ha tenido que desarrollarse a
distancia creando materiales didácticos para trabajar las competencias
emocionales desde los hogares, “para dar una respuesta inmediata a la necesidad
de las familias y los y las docentes de paliar los efectos emocionales dañinos
del confinamiento”, señalan sus creadores.
La
oferta formativa al respecto crece en formatos de programas de posgrados i
másteres en el país y fuera, y se han organizado eventos virtuales alrededor
de esta materia en tiempos de coronavirus. Como ejemplo se encuentra el ciclo
de seminarios sobre inteligencia emocional en crisis que ofrece la Red
Internacional de Educación Emocional y Bienestar (RIEEB), a los que se puede
acceder a través de la página web de esta entidad.
Asimismo,
existen diferentes proyectos educativos, iniciativas y redes de centros que,
más allá de la pandemia, promueven la educación emocional. Se
trata de proyectos de centro o incluso de comunidades autónomas. Es el
caso del programa Educación responsable de la Fundación Botín
y la Consejería de Educación, Cultura y Deporte del Gobierno de Cantabria; o
bien la Red Extremeña de Escuelas de Inteligencia Emocional. También existen recopilaciones
de buenas prácticas de educación
emocional en los centros escolares, como las de la Generalitat
de Catalunya.
No
obstante, hay que tener presente que, si bien se hacen esfuerzos por llevar
la educación emocional a los centros educativos, esta solo será
efectiva si cumple ciertas pautas. “Cuando se analizan con un poco de
profundidad las prácticas reales se observa que no tienen la efectividad esperada.
Muchas veces esto es debido a que no se cumplen los requisitos necesarios y a
que todavía hay gente que cree que a cualquier cosa se la puede denominar
educación emocional. Pero esto no es así”, afirma Bisquerra.
Recomendaciones para que la educación emocional sea
efectiva
Para
una educación emocional efectiva, sea en un contexto de crisis o no, se
necesitan los siguientes ingredientes, según los expertos y fuentes
consultadas:
- Implantar la educación
emocional explícitamente en el currículum de todas las etapas
educativas y como parte de los objetivos fundamentales de la
enseñanza-aprendizaje.
- Determinar las
competencias socioemocionales a desarrollar en cada nivel
educativo.
- Formar al profesorado en
educación emocional, tanto en su formación inicial como en la permanente. Para que la
formación tenga garantías de éxito es necesario que los y las docentes
estén sensibilizados sobre la importancia de la educación emocional,
además de aprender a gestionar sus emociones y así alcanzar también una
salud emocional.
- Desarrollar actividades
de educación emocional cuya eficiencia haya sido comprobada.
- Coordinar al profesorado
para que la educación emocional sea un trabajo en equipo por parte
de la comunidad educativa, incluyendo a las familias.
- Adoptar un modelo
de educación emocional que sea a largo plazo y que cubra toda la
escolarización, con técnicas activas, participativas y experienciales.
- Llevar a cabo un plan
de evaluación de estos programas que permita analizar el impacto
de su realización y obtener la información necesaria para la mejora de
estos.
Fuente:
https://www.educaweb.com/noticia/2020/05/27/educacion-emocional-clave-ensenanza-aprendizaje-tiempos-coronavirus-19205/
Por
Mayra Bosada /Redacción de Educaweb
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