Ocuparse (de momento) de la planificación de los dos primeros meses, realizar tareas que puedan llevarse a cabo tanto dentro como fuera del aula son algunos de los consejos que plantea Cristian Olivé, docente de Lengua y Literatura y autor del libro ‘Profes rebeldes: El reto de educar a partir de la realidad de los jóvenes’ para abordar el aprendizaje durante este curso.
¡De vuelta! Como cada año por
estas fechas, estamos enfrascados en la previsión de las clases. Nos toca
situar sobre papel aquellas ideas surgidas en pleno periodo estival. Pero este curso tiene
varias dificultades añadidas. Así pues, ¿cómo plantear las clases para que, a
partir de ahora, la calidad educativa se vea afectada lo mínimo posible?
Abordar
el aprendizaje en el curso de la pandemia
Para empezar, antes de implantar
cualquier cambio pedagógico, vale la pena preguntarnos qué esperamos conseguir
de nuestros estudiantes. Sin duda, que se expresen, que se socialicen, que
exploren tanto los propios límites como los del entorno y que se descubran como
los más creativos.
Pero, ¿cómo hacerlo y qué papel jugamos
los docentes en todo este embrollo? Planteándoles retos emocionantes que los
interpelen y que se basen en sus intereses. Escuchar a los alumnos, pues, será
ineludible pero también hacer cuanto sea posible para acercar su mundo al aula.
·
Fomentar
la reflexión y el pensamiento crítico. Ante cualquier reto de aprendizaje siempre deberemos plantearnos si les
va a servir en este sentido. ¿Usaremos Instagram sólo para atraer su atención o
nos servirá también para que lo perciban de un modo distinto? Cualquier
herramienta del entorno puede convertirse en herramienta educativa.
·
Romper
las barreras disciplinares. Otra
cuestión importante al lanzar propuestas al alumnado es si integran los
conocimientos de una disciplina y los de otras. Romper las barreras disciplinares
sirve para demostrarles que el aprendizaje está en cualquier parte y que es la
suma de todo.
·
Confeccionar
retos abiertos. Que no
tengan un único modo de resolución. Es mejor dejarnos sorprender para dar la
bienvenida a la creatividad y desterrar de una vez por todas el famoso ‘se lo
han copiado de internet’.
·
Trabajo
en equipo. Este año
hay que apostar más que nunca por los trabajos en equipo. Así, cuando uno o más
estudiantes tengan que estar en cuarentena, no se desmarcarán del ritmo de
trabajo porque seguirán siendo parte de un gran engranaje. Si es preciso,
podrán interactuar a través de la pantalla con los compañeros y con nosotros.
Pasará a ser algo natural.
·
Propuestas
de aprendizaje válidas para dentro y fuera del aula. Habrá que asegurarse de que cualquier propuesta de
aprendizaje que formulemos funcione en el aula y en una hipotética situación de
confinamiento. Los estudiantes podrán trabajar de manera activa tanto si
asisten al centro como si están en sus casas.
¿Y si se vuelve a la educación online?
En caso de que las clases vuelvan
a ser telemáticas, podremos pedirle al alumnado que estén en videollamadas
reducidas. Será como si nos paseáramos por el aula mientras trabajan en grupos.
Las plataformas de videotelefonía permiten crear varios enlaces de acceso; uno
para cada equipo de trabajo. De este modo, podremos entrar y salir tantas veces
como sea necesario y comprobar cómo evolucionan los procesos de aprendizaje.
Por otro lado, los estudiantes no
permanecerán en silencio detrás de la pantalla, sino que hablarán, debatirán y,
lo más importante, interactuarán entre sí. Lo necesitan y no podemos negárselo.
Hay youtubers y canales temáticos
que pueden ofrecernos vídeos teóricos de gran calidad. Podemos aprovecharlos y
centrar, por tanto, nuestra función en la organización, el asesoramiento y,
sobre todo, en el acompañamiento emocional. Si ya de por sí las clases
magistrales están en horas bajas, este año deberíamos reducirlas a la mínima
expresión.
Planificar los dos primeros meses
¿Va a ser difícil? Sí. ¿Tenemos
que tenerlo todo planificado y cerrado desde un principio? Ni por asomo; por
ahora más vale ocuparse de los dos primeros meses. Ya habrá tiempo de lo demás.
¿Podremos llegar a lo de siempre? No, pero no pasa nada. Este curso es distinto
y alejarse de la frustración va a ser una cuestión de supervivencia.
Se abre un camino incierto, pero
no imposible. Es un buen momento para recuperar propuestas pasadas que podrían
haber crecido un poco más si no fuera por las prisas y el ritmo acelerado del
curso. Disfrutemos de la calma sosegada y del aprendizaje lento. Sumemos
fuerzas también con nuestros colegas de claustro.
Cuando lleguen los alumnos el
primer día, también tendremos que escuchar lo que tengan que decir. ¿Qué les
apetece hacer? ¿Qué les interesa? ¿Y si elaboramos proyectos a partir de sus
aspiraciones y de los contenidos que queremos que aprendan?
Va a ser un curso complicadísimo,
sí, pero es más necesario que nunca.
Por
Cristian Olivé
Filólogo y profesor de
secundaria. Acerco los contenidos a la realidad de los jóvenes con la voluntad
de contagiar el amor por la lengua y la literatura.
Fuente
https://www.educaciontrespuntocero.com/opinion/claves-abordar-aprendizajes-alumnado-durante-curso/
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