El modelo diseñado por los expertos
del Smart Classroom
Project, de la Universidad
Oberta de Catalunya (UOC), recoge diferentes medidas para la nueva normalidad
en la vuelta a los centros escolares.
Entre ellas, los investigadores plantean como un factor importante educar al
alumnado en la importancia de utilizar el espacio, manteniendo las distancias y
los hábitos de higiene correspondientes.
Aprendizaje combinado
Organizar el
aprendizaje conjuntando los momentos presenciales en la escuela junto al
entorno digital para crear un aprendizaje ‘globalizado’. De esta manera, se
puede conseguir que los estudiantes puedan incorporar el uso de las tecnologías
digitales (dispositivos móviles, tabletas u ordenadores portátiles) como una
práctica educativa diaria que permita al alumno hacer sus tareas desde
cualquier sitio. “Lo ideal es equilibrar muy bien el trabajo que se hace en
línea para no sobrecargar ni a profesorado ni a alumnado, y también que los
momentos presenciales potencien la comunicación y el diálogo, así como aquello
que es más difícil hacer de forma autónoma en casa”, explica Guillermo
Bautista, profesor de los estudios de Psicología y Ciencias de la Educación en
UOC e integrante del proyecto.
Educar para usar el espacio
Explicar al
alumnado la importancia de mantener las distancias y las normas de higiene,
impulsando que el estudiante sea espacialmente inteligente. Delimitar las
mínimas barreras entre todos, con el fin de no perder los hábitos de relación y
contacto interpersonal. Asimismo, se propone organizar el espacio para evitar
reproducir las disposiciones tradicionales de aula unidireccional: menos
alumnado y más distancia. También utilizar disposiciones en forma circular o
semicircular que facilite la conexión visual y física entre todas las
personas.
Otra idea es
eliminar mobiliario para maximizar el espacio y hacer uso de otras zonas de la
escuela como los pasillos, salas de tutoría, patios, porches, aulas
polivalentes…
Autorregulación y autonomía
Fomentar el
diálogo, las preguntas, reflexiones y conversaciones para conseguir un estrecho
vínculo, a pesar de la distancia física. Por ejemplo, con explicaciones breves
del docente a pequeños grupos de alumnos, planteando un aprendizaje autónomo en
el que el profesor va supervisando, moviéndose, moderando y dando un ‘feedback’
a los estudiantes, con el propósito de que desarrollen la autorregulación como
una competencia transversal.
Flexibilidad y bienestar
Amoldar los
descansos y las entradas-salidas al centro escolar, utilizando distintos
horarios y turnos. A su vez, racionalizar el número de personas para la
ocupación de los espacios y evitar los cambios grupales innecesarios. Fomentar
la comodidad, el bienestar y el movimiento controlado como uno de los criterios
con los que generar nuevos ambientes para disminuir el contacto físico entre el
alumnado.
Por
EDUCACIÓN 3.0
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