Gustavo de Hoyos es uno de los críticos más
beligerantes de la derecha patronal en contra de Andrés Manuel López Obrador.
“Estamos –dijo– ante un gobierno altamente destructivo de la inversión en el
país”. El mandatario le respondió describiéndolo, no sin razón,
como politiquero disfrazado de empresario y “traficante de
influencias.
Está bien que tenga aspiraciones, pero que no use
su representación, porque además afecta a los empresarios, le reviró el
Presidente de la República en una mañanera al dirigente de la Confederación
Patronal de la República Mexicana (Coparmex).
A pesar de ello, el secretario de Educación Pública
(SEP), Esteban Moctezuma, se reunió virtualmente con la Comisión de Educación
de la Coparmex, para explicarle lo que el gobierno está haciendo en el terreno
de la enseñanza ante la pandemia.
En plena línea de continuidad con las prácticas de
Aurelio Nuño en el sexenio pasado, Moctezuma anunció a los tiburones
empresariales que, una vez que se regrese a clases, la SEP aplicará una
evaluación diagnóstica para valorar los conocimientos que los alumnos
adquirieron con el programa Aprende en Casa.
Satisfecho, Gustavo de Hoyos respondió con un
mensaje en su cuenta de Twitter en el que informó sobre la presencia del
secretario Moctezuma en su reunión y reconoció al gobierno federal por mantener
el servicio educativo en la contingencia sanitaria, a través de programas como
Aprende en Casa.
La presencia del secretario en el acto del
sindicato patronal es muestra del enorme despiste y la interminable serie de
pifias de la SEP para enfrentar la problemática del coronavirus. Aunque, según
el subsecretario de Salud, Hugo López-Gatell, el gobierno federal se preparó
desde el 3 de enero para enfrentar la crisis, las autoridades educativas ni
anticiparon ni elaboraron una estrategia para sortear el reto. De manera que,
muchas de sus acciones –como ir a rendir cuentas a la Coparmex– han sido, por
decir lo menos, fallidas.
El pasado 30 de abril, por ejemplo, fecha en que se
celebra el Día del Niño, una actividad tradicionalmente organizada por la SEP,
la ceremonia oficial corrió, en los hechos, a cargo del doctor López-Gatell. El
evento puso en el centro las preocupaciones de niños y jóvenes ante la
pandemia.
En contraste, en lugar de invitar a los niños a
celebrar la efeméride a partir de la vida misma, las autoridades educativas
mantuvieron la educación a distancia con un plan de estudios que nada tiene que
ver con las angustias y los intereses de los estudiantes en este momento, y
siguieron exigiendo a maestros enviar diariamente a sus jefes videos,
fotografías, listas de asistencia, evidencias y reportes insensatos.
Evaluar los conocimientos que los alumnos han
adquirido por medio de Aprende en Casa –como anunció el secretario Moctezuma a
la Coparmex– es un absurdo. Porque, a pesar de lo que asegura la SEP en su
boletín 114, el plan es un fracaso. No se puede exportar la educación de las
aulas a los hogares. Son espacios distintos. Los padres de familia no son
profesores. Hay, además, una enorme cantidad de estudiantes que no tiene acceso
ni a las herramientas tecnológicas ni a la televisión para seguir los cursos.
Peor aún, los contenidos que se trasmiten a través del televisor aportan muy
poco a la comprensión de lo que los alumnos están viviendo.
Aprende en Casa es una gran cortina de humo para
aparentar que, ante la pandemia, el sistema educativo sigue funcionando, cuando
realmente está colapsado. Es una puesta en escena para controlar y vigilar al
magisterio. Una demostración de poder de una burocracia que poco conoce la
realidad escolar en el terreno.
Qué tan descolocada está la SEP ante la crisis
sanitaria puede verse en la danza de las fechas que ha dado sobre el regreso a
clases. Las autoridades educativas se comportan como si pudieran manejar el
calendario del comportamiento del Covid-19 de la misma manera en la que
administran un almanaque escolar. El anuncio de reanudar cursos el 1º de junio
es tan improbable como cualquier otro. Tan es así que se acaba de informar que
el pico de la pandemia culminará hasta el 20 de mayo.
Retornar a las aulas el 1º de junio será una
absoluta irresponsabilidad. Es prácticamente imposible en un sistema escolar
como el mexicano mantener la sana distancia e implementar medidas de higiene
adecuadas. Los planteles llevan casi dos meses abandonados. Las aulas son
reducidas, están sobresaturadas, su mobiliario es básicamente binario y tienen
poca ventilación. En promedio, hay 28 alumnos por maestro (más en muchos
centros escolares), más del doble de estudiantes que el promedio de los países
desarrollados. Además, no hay personal filtro, ni gel, ni cubrebocas, ni Lysol
y, en muchos casos, ni siquiera jabón. Más aún: 57 mil 500 escuelas no tienen
acceso al agua de la red pública del Estado.
Según el doctor José Elizalde, jefe del Departamento
de Neumología del Instituto Salvador Zubirán, el tema de las escuelas es
preocupante. Hay un gran número de pacientes asintomáticos. Habría que seguir
hasta el fin de año haciendo educación a distancia. Se puede decir más fuerte,
pero no más claro. Hay que decretar el fin del ciclo escolar, elaborar
programas de educación pertinentes para la cuarentena y a lo que sigue.
Por: Luis Hernández Navarro
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