- ¿Podemos
imaginar una escuela sin contacto entre personas, sin miradas o sonrisas,
ni alegrías y abrazos? ¿Desde nuestras islas digitales vamos a construir
solidaridad, empatía, respeto, honradez o sinceridad? El ser humano es un
ser social que aprende por medio del diálogo y la emoción en comunidad.
Llevamos un tiempo, ya largo, hablando sobre las bondades de las TIC en
educación. En el momento actual de confinamiento se ha generalizado la
educación a distancia junto con el teletrabajo. De una manera urgente se están
implantando distintas metodologías en las diferentes etapas educativas. A la
par, también desde hace ya bastantes años, existe una narrativa sobre la
calidad de la educación que,,dependiendo de los autores, ponen el énfasis en
unos valores sobre otros.
Hay estudios que reflejan la utilidad de las TIC ante situaciones de
aislamiento social. Gobiernos autonómicos como el de Aragón han puesto
servicios educativos dependientes de estas tecnologías para acercar a alumnado
disperso geográficamente; algo parecido a lo que nos sucede actualmente, que
vivimos en islas familiares sin contacto con el exterior. Ante estas
circunstancias, las tecnologías son un gran instrumento de trabajo académico.
Pero cuando se habla de cambio metodológico por la llegada de las TIC
¿de qué se está hablando? ¿Realmente hay un cambio de los procesos educativos?
Hay quien piensa que gracias a ellas, los seres humanos ya analizamos,
reflexionamos, observamos o imitamos de una manera distinta ¿Las TIC han cambiado
en estos pocos años una herencia biológica que tiene millones de años? Para
intentar arrojar algo de luz en las sombras, realizaré una exposición de por
qué las TIC no pueden introducir ningún cambio metodológico en el proceso de
enseñanza/aprendizaje.
El ser humano lleva a cabo este proceso a diario desde hace millones de
años, aunque fuera hace unos centenares cuando ha institucionalizado una
pequeña parte del aprendizaje en las escuelas; y aunque estas tienen la
«exclusiva» de la educación formal encaminada a la obtención de un título, la
mayoría del aprendizaje se realiza fuera.
¿Cuál o cuáles de los aprendizajes instrumentales básicos se podrían
adquirir con la implementación de las TIC: el proceso de lectura, de escritura
o el lenguaje matemático? Cualquier docente de educación infantil o de los
primeros cursos de primaria contestaría fácilmente a esta cuestión. Ninguno de
ellos se puede adquirir a través de las TIC; necesitan del apoyo y relación con
alguien que facilite que el sujeto adquiera este conocimiento. No es posible
adquirir una aprendizaje instrumental de una manera autónoma, entre otras
cosas, porque cuando nos enfrentamos a ello no tenemos la madurez necesaria,
suele ser en los primeros años de nuestra infancia. Estos aprendizajes, como
todos sabemos, son básicos para seguir con la mayoría del resto de aprendizajes
escolares.
El ser humano es un animal que en el momento de nacer dispone de una
pequeña parte de conocimientos (innatos) en relación con todos los que
adquirirá a lo largo de su vida. En sus primeros años los obtiene en gran
medida por imitación y observación de las personas de su entorno, además de por
la interacción verbal y corporal. Según vamos creciendo, aumentan las vías por
las que podemos adquirir conocimientos, hasta llegar a un punto en el que somos
lo suficientemente autónomos como para adquirir algunos conocimientos con baja
interacción con el medio (podemos aprender por nosotros mismos de un libro o de
internet).
El aprendizaje es un proceso cognitivo favorecido por la interacción con
otros sujetos. Se construye a través de un andamiaje entre los antiguos saberes
y los nuevos conocimientos, suceso que realizamos interiormente, pero que se
genera en una interacción en el contexto social y cultural. La educación a distancia
minimiza la relación con el medio, por lo que su principal sustento es la
capacidad de “aprender a aprender” autónomamente, finalidad esta de cualquier
sistema educativo.
El aprendizaje autónomo es un continuo que se va adquiriendo a lo largo
de la vida y es un proceso metacognitivo (no cognitivo como la mayoría de los
aprendizajes). Por la complejidad que acarrea un proceso como este, no se
desarrolla hasta que no adquirimos una madurez necesaria, normalmente a partir
de la pubertad (con lo que la educación a distancia hasta tercero o cuarto de
la ESO no tiene mucho sentido).
El medio es el “alimento” social y cultural que determina en gran manera
nuestro futuro. Todos tenemos unas posibilidades individuales para realizar
acomodaciones mentales, pero si nos encontramos en un contexto con pobres
estímulos letrados, artísticos…, el desarrollo de las habilidades cognitivas
necesarias para la lectura, la escritura, la música… se pueden ver perjudicadas
o debilitadas. La escuela cumple una función compensadora de las desigualdades
socioeconómicas, generando estímulos ante situaciones sociales deprimidas y,
con ello, posibilitando el ascenso social (esto posibilitó que los hijos de
obreros en los años 80 pudieran llegar a la Universidad).
Las TIC posibilitan que haya una “educación” a distancia, pero a la par.
Dejamos a nuestro alumnado más vulnerable a expensas de unos contextos
culturales poco favorecedores, con lo que se retiran los estímulos extra
necesarios para la función compensadora, y las diferencias sociales se
reproducen. Con ello, la escuela comienza a fomentar la desigualdad, justo una
de los principales asuntos que tiene que combatir. Por no hablar de la “brecha
digital”, que no deja de ser pobreza y que imposibilita acceder a un bien ya
básico para la vida.
Cuando yo estudié en los años 80, lo más importante en la escuela era el
aprendizaje que preconizaba el ámbito cognitivo. Actualmente ya sabemos que la
separación casi absoluta entre los ámbitos cognitivo y afectivo-motivacional es
contraproducente. Ambas esferas influyen en el aprendizaje, son dimensiones del
psiquismo humano que mantienen estrechas relaciones entre sí. Esto es más
evidente si cabe cuando consideramos el proceso de enseñanza/aprendizaje
escolar.
¿Las TIC van a sustituir el placer de ir a clase con tus amigos? ¿Van a
decirte algo bonito cuando haces algo bien? ¿Te van a dar un abrazo, una
sonrisa?
El autoconcepto cumple una función primordial a nivel motivacional,
aspecto este, clave para el éxito educativo. La valoración sobre nosotros
mismos influye en los modos de interpretación, almacenamiento y utilización de
la información. La representación de cómo se ve uno a sí mismo y de las
capacidades que se atribuye se adquiere en la interacción con otras personas,
aspecto, claro, vinculado al ámbito afectivo-motivacional, y que es esencial
para el desarrollo pleno de las personas. ¿Las TIC van a ser capaces de
realizar un seguimiento del autoconcepto del alumnado para corregir las
visiones deformadas que pueda tener?
Las TIC nos pueden ayudar a difundir información, a realizar una
presentación de un tema, a enlazar recursos, a realizar trámites… y nosotros
tendremos que enseñar a buscar información, a filtrar y a analizar, puesto que
no podemos obviar que son unas herramientas muy válidas para la vida actual.
El ser humano aprende dialogando, imitando, observando, analizando,
reflexionando… en sociedad. Todos sabemos que hay puntos determinantes en el
éxito del aprendizaje: el tiempo que dedica el adulto a tutorizar este proceso;
el tiempo dedicado a la observación y a la manipulación; el desarrollo
fonológico, la interacción física… ¿En cuál de estas variables nos pueden
ayudar las TIC? Lo que sí sabemos es que su uso hace que utilicemos masivamente
la lectura vertical, poco profunda y que condiciona la reflexión y el análisis.
Promueven el consumo de máquinas cada día “más potentes” y un progreso sin
ética ni valores. Incluso, actualmente se está poniendo en tela de juicio el
“efecto Flynn”, por el cual se considera que cada generación es más inteligente
que la anterior. Hoy en día esto ya no se puede asegurar.
¿Podemos imaginar una escuela sin contacto entre personas, sin miradas o
sonrisas, ni alegrías y abrazos? ¿Desde nuestras islas digitales vamos a
construir solidaridad, empatía, respeto, honradez o sinceridad? El ser humano
es un ser social que aprende por medio del diálogo y la emoción en comunidad.
Por José María Pinto
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