martes, 30 de junio de 2020

Aprendizaje cooperativo: pedagogías emergentes para tiempos de confinamiento

La probable situación de formación semi-presencial que se vislumbra para el próximo curso puede tener un efecto positivo en el desarrollo de la pedagogía. Así lo piensa la docente Susana Gala, que invita a explorar el potencial del trabajo cooperativo para mitigar la sensación de soledad derivada de la actual crisis sociosanitaria. Estas son sus razones.


Los acontecimientos acaecidos como consecuencia de la COVID-19, la condición de aislamiento a la que nos hemos visto sometidos y la más que probable situación de educación semi-presencial que se vislumbra para el próximo curso podrían tener un efecto positivo para el desarrollo de la pedagogía: la falta de experiencia previa para afrontar esta situación excepcional nos invita a ensayar nuevas estrategias docentes que, a la larga, contribuirán a la mejora de la calidad de la enseñanza.

La ocasión invita a explorar las posibilidades pedagógicas del trabajo cooperativo que, además de constituir un recurso didáctico eficaz, podrá ser aprovechado por el docente como estrategia para mitigar la sensación de soledad derivada de la presente circunstancia (en este sentido, se recomienda la lectura del trabajo de Sara Onsurbe Belló, Comunidades Virtuales de Aprendizaje, publicado en esta misma revista).

Cabe considerar, asimismo, su utilidad para facilitar la labor del profesor, cuyo trabajo se ve con frecuencia intensificado en contextos virtuales o semi-presenciales de docencia. Al esfuerzo de adaptación de las metodologías y de transformación de los materiales, se suma la multiplicación de las horas dedicadas a la corrección de las tareas y otras labores propias de la enseñanza virtual. En este sentido, la organización del alumnado en grupos permite aliviar esta carga y, si se implementa de forma adecuada, puede dar excelentes resultados de aprendizaje.

El Aprendizaje Cooperativo
De entre las diversas metodologías existentes, el Aprendizaje Cooperativo (en adelante AC) ofrece ventajas significativas. Al contrario que los grupos de trabajo al uso, su funcionamiento no es espontáneo, sino que requiere de un cierto grado de planificación: es necesario que el profesor invierta tiempo en la programación del ejercicio y en la preparación de sus estudiantes para conformar una estructura cooperativa que garantice la participación y el aprendizaje de todos los integrantes del equipo.

Se pretende, en último término, alcanzar la interdependencia positiva; es decir, se invita al estudiante a tomar conciencia de que su aprendizaje puede contribuir a la mejora del grupo de compañeros y compañeras que le acompañan en la tarea. De este modo, se creará una relación interdependiente entre los participantes: el resultado de cada uno depende del trabajo del conjunto y, a su vez, el trabajo del conjunto depende de los aciertos de cada individuo.
Guía para la implementación

Es característica del AC la gran cantidad de posibilidades de aplicación que ofrece pero, a modo de orientación, pueden destacarse las siguientes pautas para su implementación:
· Organización de los grupos. Si bien esta metodología admite estructuras grupales diversas, para esta circunstancia recomendamos la formación de grupos de entre 2 y 6 alumnos. Como norma general, los equipos deben ser heterogéneos – aunque en algunas propuestas concretas se utilicen de manera puntual grupos homogéneos de rendimiento. Así pues, cabe reunir a los estudiantes combinando grados de habilidad diferentes, origen cultural diverso o cualquier otro rasgo diferenciador que potencie la cooperación.
· Programación de la actividad. Para cumplir con la condición de cooperatividad, se establecerá un objetivo o meta conjunta y, además, se asignará un cometido individual a cada participante.  De este modo, el conjunto del trabajo no se podrá completar sin la colaboración activa de cada uno de los integrantes del grupo.
· Comunicación. En docencia virtual o semi-presencial, la adecuada elección de los canales de comunicación constituye, en sí misma, una oportunidad de aprendizaje. Aquí se plantean dos alternativas: el profesor puede proponer una herramienta predefinida para el diálogo, o puede dejar que el grupo elija libremente. En este segundo caso, la propia elección del sistema de comunicación puede ser aprovechado como ingrediente didáctico para destacar el funcionamiento de las dinámicas cooperativas.
· Evaluación. Es requisito del aprendizaje cooperativo que se den las condiciones necesarias para la evaluación individual ya que de ella se deriva, a su vez, el estímulo necesario para la participación activa. Una valoración positiva del esfuerzo personal hará que el estudiante se sienta orgulloso de haber contribuido a la mejora de todo el equipo y, de esta forma, se estimulará su motivación. Además, se puede también considerar la aportación del estudiante al grupo y el impacto del trabajo del grupo en el aprendizaje del estudiante.

Oportunidades de aprendizaje
Son muchas las ventajas formativas que se derivan de esta modalidad pedagógica. Señalaremos algunas de ellas:
· Invita a los estudiantes a comunicarse entre ellos.
· Fomenta la implicación del estudiante con su comunidad de aprendizaje.
· Favorece la autorregulación del grupo.
· Permite la creación de un ambiente de trabajo gratificante.
· Promueve el uso de herramientas tecnológicas.
· Aumenta el grado de rendimiento y mejora la autoestima.

Sin lugar a dudas, una de las mayores ventajas del Aprendizaje Cooperativo es la gran cantidad de posibilidades de aplicación que ofrece. Os recomendamos la consulta de los siguientes espacios:
· El Colectivo Cinética, red de profesores que comparten el interés por mejorar la experiencia educativa, ofrece tanto asesoramiento como formación para mejorar la práctica docente.
· El programa CA/AC (Cooperar para aprender/Aprender a cooperar), especializado en actuaciones diseñadas para enseñar al alumnado a trabajar en equipo, proporciona, además, modelos de aplicación.
· Igualmente, diversos centros educativos desarrollan programas de AC de interés: así, el IES Ítaca, ubicado en Tomares  (Sevilla), cuenta con un canal de Youtube propio con ejemplos prácticos de interés.  





 Susana Gala Pellicer es profesora de la Facultad de Ciencias de la Educación, área de Didáctica de la Lengua y la Literatura, de la Universidad de Córdoba. Este artículo forma parte de un proyecto de aprendizaje-servicio coordinado por el profesor Fernando Trujillo Sáez y Conecta13 dentro del Máster en Innovación Educativa de la Universidad Carlos III, la Fundación Estudio y la Institución Libre de Enseñanza.



Por
EDUCACIÓN 3.0
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lunes, 29 de junio de 2020

Francesco Tonucci: Si el virus cambió todo, la escuela no puede seguir igual

El reconocido psicopedagogo italiano considera que la cuarentena para prevenir la propagación del COVID-19 no hace más que dejar al descubierto que la escuela no funciona; pero, al mismo tiempo, es una oportunidad única para que los niños y las niñas aprendan cosas nuevas 

El reconocido psicopedagogo italiano, Francesco Tonucci, no tiene dudas: la cuarentena para prevenir la propagación del COVID-19 puede ser una oportunidad única para la escuela, las familias y, principalmente, los niños y las niñas. " Muchos no se han dado cuenta de que el colegio no funcionaba desde antes, pero en esta situación se nota mucho ", sostiene el investigador del Consejo Nacional de Investigación Italiano y responsable del proyecto internacional "La ciudad de los niños y las niñas", para quien la pregunta más importante para hacerse hoy es "si es posible hacer lo mismo de siempre, cuando todas las condiciones han cambiado".

¿Cómo sacarle el jugo al aislamiento obligatorio y convertirlo en una experiencia pedagógica enriquecedora? La respuesta, para Tonucci, es sencilla : convertir la casa en un "laboratorio" donde los padres sean los asistentes de los maestros y en el que cada espacio, desde la cocina hasta un cajón de fotos viejas, se convierta en la oportunidad de aprender algo nuevo.

-¿Cuáles considera que son las falencias de la escuela que la cuarentena deja al descubierto?
-No es difícil imaginar que cambió todo. Este es el punto de partida. Si cambió todo, la escuela no puede seguir igual que antes. La contradicción que yo encuentro es que la escuela quiere demostrar que se puede seguir como antes y sigue siendo una institución de clases y deberes, donde lo único que se modificó fue el medio: en lugar de ser presencial, se hace de forma virtual. Ahí aparecen preguntas como si se puede estar tantas horas seguidas frente a la pantalla, si todos los niños son capaces de hacer los deberes de esa forma o si tienen la tecnología adecuada para ello. Pero desde mi punto de vista, la pregunta más importante es si es posible hacer lo mismo de siempre, cuando todas las condiciones han cambiado.

-¿Cómo debería transformarse y adecuarse la educación en este contexto?
-Albert Einstein solía decir: "Si tienes deseos de cambio, no puede seguir haciendo lo mismo". También decía que las crisis pueden ser una gran oportunidad para las personas y los países, porque conllevan cambios. Si la escuela estaba contenta y satisfecha acerca de cómo funcionaba, entiendo que buscará seguir igual. Pero, desde mi mirada, ya no funcionaba antes, porque, muchas veces, es una institución que se hace a pesar de los alumnos: todo se decide desde afuera y sin tenerlos en cuenta. Los niños prácticamente no existen, no aparecen en sus preocupaciones. Hay reglamentos, programas, libros de textos y ninguno de estos instrumentos interroga los alumnos preguntándoles qué quieren hacer, cuáles son sus deseos, aptitudes y capacidades. El artículo 29 de la Convención de los Derechos del Niño, que en la Argentina tiene jerarquía constitucional, dice que el objetivo de la educación debe ser el desarrollo de las capacidades y aptitudes de los alumnos hasta el máximo nivel posible.

-¿De qué forma se aplica en tiempos de aislamiento obligatorio? ¿Cómo aprovechar al máximo esta situación para que los chicos y las chicas puedan seguir aprendiendo?
-Mi propuesta puede ser considerada casi banal: si la escuela la tenemos que hacer en casa, aprovechamos la casa. Que el hogar se considere un laboratorio y los padres, asistentes del laboratorio. Así, podemos afrontar además un segundo tema: no solo la escuela no funcionaba bien antes, sino que vivía en un conflicto constante con la familia, que siempre está lista para denunciar al colegio. Ahora, la situación es nueva, la escuela se hace en familia, en casa. Es necesario que le pida a los padres que ayuden a los niños y las niñas a comprender y conocer cosas que no conocen, por ejemplo, cómo usar las máquinas que hay en el hogar para vivir experiencias nuevas: poner la ropa a lavar o secar, planchar, coser botones, desmontar un enchufe. Todo de forma segura y asistidos por los padres, por supuesto. En definitiva, conocer este mundo que es el de la casa haciendo operaciones que muchas veces los niños no hacen y, cuando empiezan a hacerlas, solo las hacen las niñas porque se consideran tareas femeninas.

-¿Qué otros espacios del hogar puede ser útiles para aprender nuevas habilidades?
-La cocina, por ejemplo, es un laboratorio de química: no hay duda de eso. Allí se pesan los ingredientes, se mezclan, hay que cocinarlos usando distintos métodos. Me gustaría que la escuela le propusiera a los chicos, por ejemplo: "Para mañana, cada uno tiene que preparar una salsa, según la costumbre de cada familia. Luego, hay que compartirla, valorarla entre todos los miembros del hogar y escribir una receta". De esa forma, se están tratando muchas disciplinas típicamente escolares, como física, química y literatura, pero de una forma distinta. Otro ejemplo es la historia: los cajones de la casa están llenos de historia, la de los niños, a través de fotografías y desde su nacimiento. Con los padres, las pueden recorrer juntos, ponerlas en orden, hacer líneas de tiempo y, con todo eso, cuando vuelvan a clase pueden hacer un libro con la historia de cada alumno.

-Sin dudas, esta es una experiencia inédita no solo para los adultos, sino también para los chicos y las chicas. ¿Cómo podemos ayudarlos a "pasar en limpio" sus emociones en un contexto tan particular?
-Una buena manera sería que la escuela le sugiera a cada niño o niña hacer un diario. Estos niños están viviendo una experiencia que esperamos sea única en su vida. Ellos no verán la hora de que termine para olvidarla, pero yo creo que sería una lástima que lo olviden, porque están viviendo experiencias y sentimientos raros en un mundo pequeño, que es la casa. El otro día hablé con el Ministro de Educación de la Argentina [Nicolás Trotta] y me decía que le envío cuadernos a los niños. Sería bueno que uno de esos cuadernos sea para un diario personal y, si los chicos quieren, que sea secreto, porque tienen derecho a una vida íntima, reservada. Quizás la escuela pueda preguntarse: "Si es secreto, ¿cómo puedo evaluarlo?". Bueno, no lo evalúa: lo regala a los niños. Cuando hablo con los chicos y las chicas siempre les digo que hacer un diario vale la pena, porque dentro de muchos años lo van a poder leer con sus hijos y será una gran emoción.

-Usted suele decir que la escuela no consigue promover el hábito de la lectura en los niños, ¿por qué?
-La escuela nunca alcanza a obtener un amor por la lectura y esto es un fracaso que yo denuncio siempre, una gran falta, porque sería el regalo más grande que podría hacer a sus alumnos y alumnas: darles el amor, placer, gusto, la necesidad de la lectura. Pedirles que aprovechen este tiempo para leer libros es fundamental: cualquiera, los que encuentren en casa, no importa que sean para adultos siempre que los padres los aprueben. Si en el hogar no hay libros, que la escuela encuentre la manera de hacérselos llegar. Es importante que puedan leerlos no para hacer resúmenes o fichas, sino como regalo, no como un deber. Si quieren, pueden luego compartirlo con los maestros, hacer por ejemplo un debate sobre qué les pareció lo que leyeron.

-Como padres, ¿qué puede hacerse para fomentar ese hábito?
-Un hábito especial puede ser la lectura en familia: que todos los días se busque un horario, puede ser media hora, y un rincón de la casa donde se lea un libro juntos, en voz alta, como si fuera un espectáculo teatral, una telenovela. Un poco cada día hasta terminar un libro y luego empezar otro. Estoy convencido de que estas son experiencias de gran valor emocional y, por lo tanto, educativo, que puede aprovechar la escuela, porque la buena escuela es la que se construye sobre el mundo de los niños. En este momento, el mundo de los niños es pequeño: su casa. Si se hace esta experiencia y se aprende a implementarla, cuando se termine la cuarentena se puede seguir haciendo una escuela de este tipo sobre el mundo grande: la calle, el barrio, la ciudad. En definitiva, el mundo donde deberían vivir su vida los niños y las niñas, que no es solamente su casa ni su escuela.





Por: María Ayuso

domingo, 28 de junio de 2020

Coronavirus. Las clases virtuales y el futuro de la educación

La cuarentena forzada por la pandemia tuvo dos efectos contrapuestos: mientras que algunas actividades se detuvieron por completo, otras se vieron transformadas a un ritmo sin precedentes. Una de ellas es la educación. Si bien hace más de una década que se habla de innovación educativa, hasta acá casi no se habían realizado grandes cambios. La suspensión de las clases presenciales nos obligó de improviso a armar una modalidad de emergencia a través de clases remotas y a hacer más cambios en dos meses de los que habíamos realizado en las últimas dos décadas.


El sistema que debimos montar para mantener la continuidad del proceso educativo tiene falencias importantes, producto del apuro, la falta de entrenamiento de docentes y alumnos, la escasez de herramientas tecnológicas en los hogares y varios otros factores. Resulta claro que el futuro de la educación no pasa por mantener a los estudiantes en sus casas. Sin embargo, el mecanismo de clases virtuales está generando aprendizajes fundamentales para que muchos de los cambios obligados por la pandemia sirvan de base para construir un proceso educativo distinto hacia adelante. Una encuesta que realicé y que incluyó a más de 8000 personas, entre docentes, madres/padres y estudiantes, arrojó resultados muy alentadores de cara al futuro y me gustaría mencionar algunos.

En primer lugar, estos han sido tiempos de un enorme aprendizaje por parte de los docentes y los chicos en el uso de plataformas tecnológicas. Prácticamente todos los encuestados se sienten mucho más cómodos con estas herramientas ahora de lo que estaban apenas dos meses atrás. Ese conocimiento quedará como legado de este momento y servirá de base para mantener un mayor uso de tecnología hacia adelante.

En segundo lugar, las circunstancias nos forzaron a abandonar el método de evaluación más habitual: la clásica prueba escrita a libro cerrado, con respuestas que se aprenden de memoria y se olvidan un minuto después de que el examen finaliza. En este contexto es imposible evitar que los chicos se copien o directamente usen Google para dar la respuesta. Como resultado, la mayoría de las evaluaciones están siendo a libro abierto o a través de la preparación de monografías, alternativas generadoras de habilidades mucho más importantes que la memorización de corto plazo.

En tercer lugar, la falta de una computadora propia de muchos de los chicos argentinos forzó a que muchas de las lecciones fueran grabadas en video, para que cada uno pudiera verla en el momento que le resultara posible. Esto abre la puerta a la posibilidad de invertir el sentido del aula: en vez de escuchar pasivamente al docente en la escuela y hacer la tarea en casa, mover parte de la teoría a los hogares para aprovechar al máximo la interacción social que posibilitan las instancias presenciales.
Finalmente, la otra gran noticia es que se rompió la inercia de no cambiar. Dos tercios de los docentes y madres/padres encuestados desean que alguno de estos cambios se mantenga una vez que la pandemia quede atrás y finalice el aislamiento.

Más allá de los tiempos difíciles que tenemos por delante, quizás en diez años miremos para atrás y nos sorprenda que la siempre postergada innovación educativa haya sido finalmente acelerada por un peligroso organismo microscópico.



Por: Santiago Bilinkis
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sábado, 27 de junio de 2020

El plan de Boris Johnson se ha topado con las dificultades para garantizar la seguridad de los alumnos y reconoce que no podrá reabrir todos los colegios hasta septiembre


El Gobierno del Reino Unido suspendió su plan de reabrir todas las escuelas de primaria antes del verano por la imposibilidad de garantizar la seguridad ante el coronavirus, mientras afronta críticas por su gestión de la desescalada.


El Ejecutivo del primer ministro, Boris Johnson, mantiene sin embargo su intención de que comiencen a operar el 15 de junio los comercios de bienes no esenciales, según confirmó en una rueda de prensa el ministro de Empresa, Alok Sharma, que dijo que sigue en pie la “reapertura progresiva y cautelosa de la economía”.

El Reino Unido se consolida como el país europeo más castigado por la pandemia después de registrar hoy un total de 40.883 muertes por la Covid-19 corroboradas por test, si bien se calcula que el número real de decesos atribuibles al virus podría superar los 50.000.

Tras escuchar las inquietudes expresadas por sindicatos y agrupaciones de docentes sobre las dificultades para cumplir con las restricciones contra el contagio, el ministro de Educación, Gavin Williamson, reconoció hoy ante el Parlamento que no ve posible la apertura total de las aulas al menos hasta septiembre.

“Vamos a esforzarnos para que todos los niños puedan volver al colegio” en ese mes, declaró Williamson, después de que el Gobierno planease inicialmente el retorno escalonado de los menores a partir de principios de junio.

Los alumnos empezaron a volver a las aulas la semana pasada
La semana pasada, los niños más pequeños, de entre 4 y 6 años, y los de 10 pudieron volver a clase en Inglaterra como parte de la desescalada -aunque, por diversos motivos, no todos lo hicieron-, pero no así sus compañeros en las regiones de Escocia, Irlanda del Norte y Gales, que tienen sus propios calendarios de desconfinamiento.

El Gobierno de Londres ha optado por dar “flexibilidad” a las escuelas en Inglaterra -la región más poblada con 55,9 millones de habitantes de los 66,6 que tiene el Reino Unido- para que decidan si admiten o no a más alumnos en las próximas semanas, pero ya no será obligatoria la apertura de los centros antes de las vacaciones.

Ante el cambio de planes, la portavoz laborista de Educación, Rebecca Long-Bailey, ha acusado al Gobierno de “falta de liderazgo” y criticado que no dialogara con las asociaciones de docentes y de padres para impulsar “un plan práctico” para el retorno.

La comisionada de la Infancia para Inglaterra, Anne Longfield, afirmó a su vez que la suspensión del regreso a las aulas durante algunas semanas antes del receso veraniego, que comienza el 20 de julio, es “una decepción”, pues se ampliará “la brecha educativa” entre los niños de familias con más y menos recursos y expone a abusos a los menores que se crían en “entornos frágiles”.

El Gobierno de Johnson ha afrontado también duras críticas por su imposición a partir del lunes de una cuarentena obligatoria de 14 días para los viajeros que lleguen al Reino Unido, que rechazan tanto diputados de todos los partidos como los sectores más afectados, de viajes y turismo.
El Reino Unido es el país europeo más castigado por la pandemia

El consejero delegado del grupo hispano-británico de aviación IAG, Willie Walsh, tachó ayer de “irracional” y “desproporcionada” la introducción de la cuarentena y confirmó que British Airways, parte del conglomerado, y sus rivales de bajo coste easyJet y Ryanair disputarán la medida en los tribunales.

Como parte de la reactivación de la sociedad tras el confinamiento, que fue decretado el 23 de marzo y levantado progresivamente a mediados de mayo, el Gobierno ha ordenado ahora el uso de algún tipo de protección facial en el transporte público y cuando se acuda a hospitales o centros médicos.

Se recomienda también, sin ser obligatorio de momento, en todas las circunstancias en que no sea posible respetar la distancia preventiva de dos metros entre las personas.

El Ejecutivo se dispone además a autorizar la apertura de los lugares de culto para la práctica individual a partir de la semana próxima, mientras que aspira a poder abrir bares y restaurantes en julio.



Fuente: https://www.lavanguardia.com/internacional/20200609/481699786550/gobierno-britanico-marcha-atras-regreso-aulas-coronavirus.html

viernes, 26 de junio de 2020

Aprendizaje Basado en Problemas

Con la metodología ABP se desarrollan habilidades como la autonomía, el uso de tecnologías, la capacidad de cooperar o la capacidad de resolver problemas mediante el conocimiento. Así lo explica María Teresa García Ferrón, graduada en Historia y estudiante del Máster en Innovación Educativa de la Universidad Carlos III, en este artículo.

El Aprendizaje Basado en Problemas es una metodología de enseñanza que pretende activar el aprendizaje investigando y discutiendo un problema real. Su origen remonta a las facultades de medicina canadienses donde han evidenciado su éxito en la formación de personal sanitario a través de casos reales (Dolmans, 2016).

La secuencia típica de trabajo en aprendizaje basado en problemas es la siguiente:
1.  Se plantea un problema real (o realista) a los estudiantes. El problema ha de tener un planteamiento claro y, a la vez, no tener una única solución.
2.  Hay un tiempo de investigación auto-gestionado por los estudiantes pero guiado por el docente (en mayor o menor medida en función de la edad).
3.  Los datos y las propuestas para resolver el problema se analizan en equipo y el profesor señala los caminos más acertados para que los estudiantes resuelvan el problema y alcancen los objetivos que se esperan de la actividad.

¿Qué aprenden?
El objetivo del aprendizaje basado en problemas es el acercamiento de los estudiantes a ciertas ideas claves y situaciones problemáticas presentes en el currículo, pero esta metodología nos permite ir más allá de una visión restrictiva de los contenidos. En primer lugar, los estudiantes aprenden a entender el mundo desde la complejidad. En este sentido, el aprendizaje basado en problemas favorece una visión integrada del currículo: Onyon Clare (2012) demuestra que si un problema se afronta a través de una única asignatura se tienen en cuenta menos factores que contextualizado en un ámbito de disciplinas.

Además, a lo largo de una secuencia de aprendizaje basado en problemas se desarrollan habilidades como la autonomía, el uso de tecnologías, la capacidad de cooperar o, por supuesto, la capacidad de resolver problemas mediante el conocimiento, entre otras.

En concreto, tres ideas destacan entre los beneficios del aprendizaje basado en problemas:
  • La autogestión del aprendizaje motiva al alumno a generar sus propios objetivos.
  • En el siglo XXI los ciudadanos competentes deben saber comunicar e incluso liderar y el aprendizaje basado en problemas trabaja ambas destrezas.
  • La capacidad crítica es fundamental para tener a personas socialmente comprometidas y capaces de resolver problemas en su realidad.

El ABP genera también un aprendizaje profundo. Las investigaciones de Dolmans (2016) aseguran que la enseñanza tradicional y el ABP tienen el mismo efecto sobre el aprendizaje superficial o memorístico del alumnado, pero el éxito no radica en que el alumno memorice, sino en que entienda el significado de lo que investiga, analiza y afirma. El conocimiento que el propio estudiante genera choca y se cuestiona con el de sus compañeros y, en esa discusión, el propio sujeto reconstruye sus ideas previas. De esta manera, el ABP permite un aprendizaje profundo, significativo y personalizado.

Claves para su uso
¿Cómo hacer el problema interesante desde su planteamiento? La motivación inicial es una de las claves para que el alumno construya de manera activa y autónoma. Para ello, el problema debe plantearse en relación con su realidad y tiene que ser un reto asequible de tal manera que no aburramos al alumno por su dificultad. También tiene que ser una pregunta abierta que no implique una única respuesta, es decir, el alumno se motiva porque puede sorprender al profesor con su propio trabajo.

¿Hay algún aspecto que debamos evitar? La carga de trabajo debe estar bien medida; es fácil que un problema complejo y de solución abierta se ramifique generando muchos otros pequeños problemas pero un exceso de complejidad o de carga de trabajo durante el tiempo asignado puede ser disuasoria y reducir la motivación del alumnado, especialmente si se compagina el ABP con otras metodologías y temáticas en otras materias del currículo.

¿Cómo podemos hacer para que nuestros alumnos aprendan lo que queremos del currículo? El profesor debe tener claro los objetivos y hacérselos explícitos al alumno, porque le ayuda a resolver problemas.

En este sentido, la presentación de guías de trabajo, mapas visuales, rúbricas o listas de cotejo puede ayudar al alumnado a no perderse en la resolución del problema.

¿Cómo promovemos que nuestro alumnado trabaje individualmente y en grupo de manera eficaz? Para el trabajo individual debemos dar instrucciones muy precisas y un tiempo establecido para conseguir los objetivos en cada momento. Por su parte, para el trabajo cooperativo es necesario un reparto de roles y una guía que facilite la organización del grupo. Además, en ambos casos la respuesta también está en el profesor, que debe ser guía y facilitador en el trabajo cooperativo y en la investigación individual.

¿Es lo mismo Aprendizaje Basado en Proyectos que Aprendizaje Basado en Problemas? Ambas son metodologías activas que comparten una misma filosofía de trabajo pero el aprendizaje basado en proyectos da importancia a la creación de un producto final, objetivo del proyecto. Sin embargo, el aprendizaje basado en problemas da más valor al proceso de investigación individual y a la discusión final colectiva, momentos en los cuales emergen la resolución del problema y el aprendizaje.

Y en el contexto actual, ¿es posible un ABP?
En una situación de aprendizaje a distancia o semi-presencial tenemos una gran oportunidad de aplicar esta metodología de enseñanza, utilizando para ello herramientas colaborativas.

Procedimiento: creamos un documento colaborativo por grupo (grupos de 4-5 miembros). El docente designa los grupos y crea los documentos. Por las mañanas, observa qué han escrito los miembros del grupo y les proporciona feedback al mismo tiempo que entre ellos se ayudan y se hacen preguntas. Después de la investigación, el profesor puede crear grupos de vídeo en directo e ir moviéndose por las discusiones exactamente igual que haría en clase. Aunque es importante la solución que nos den al problema, no es menos importante que están cooperando y que aprenden significativamente a enfrentarse juntos a un problema contextualizado en los objetivos del currículo.





Fuente: https://www.educaciontrespuntocero.com/noticias/el-aprendizaje-basado-en-problemas/
Por: Educación 3.0

jueves, 25 de junio de 2020

El coronavirus tomó al mundo educativo por sorpresa


El coronavirus tomó al mundo educativo por sorpresa y lo obligó a ajustarse a una enseñanza en línea en poco tiempo. ¿Qué lecciones podemos aprender al respecto?

Debido a la pandemia, tanto alumnos como educadores se vieron en la necesidad de adaptarse a las clases en línea rápidamente. Ahora, meses después, es momento de reflexionar qué impactos ha tenido el COVID-19 en la educación y qué lecciones se pueden aprender.

En primer lugar, es importante observar la curva de aprendizaje de China al ser los primeros en entrar en cuarentena.

¿Qué podemos aprender de China? 
El caso de China ha demostrado que es claro que ha aumentado el número de horas que los maestros y alumnos pasan frente a la pantalla, lo que no es lo ideal. Según investigadores de la Universidad de Pekín, 15 a 30 minutos son más que suficientes para tener una sesión efectiva, ya que las sesiones en línea necesitan mucha concentración durante las clases y esto puede agotar tanto al educador como al alumno. Sin embargo, el número de horas promedio que pasan en línea tanto alumnos como docentes en China es de tres horas.

El Departamento de Educación de Guangdong liberó una guía sobre cómo hacer que los cursos duren 20 minutos. Ellos recomiendan no sólo enfocarse en la pantalla, sino también encargar actividades prácticas para reducir la fatiga.

Otro problema que se ha acentuado en este país durante la pandemia es la brecha de acceso digital. No todos los alumnos tienen acceso a la tecnología necesaria para conectarse a las clases en línea, por lo que en el mes de febrero, el Ministerio de Educación de China prohibió introducir un currículo nuevo hasta el final del semestre. Al mismo tiempo, animó a los maestros a enfocarse en la salud mental, física y entretenimiento. Se dictaminó que para el 13 de abril, las escuelas podían empezar con un nuevo plan de estudios en línea.

La tercera lección que se puede aprender de China es el apoyo a sus maestros. La Escuela Internacional de Educación Yew Wah de Guangzhou, por ejemplo, se centró en apoyar la colaboración entre docentes y permitirles experimentar. Sus educadores trabajaron en equipo para abrir una plataforma de aprendizaje en línea en sólo una semana y están en constante comunicación compartiendo ideas y resolviendo dudas, lo cual los estudiantes tomaron como ejemplo de colaboración.

La siguiente lección de China es la importancia de comunicarse con las familias. El aprendizaje en línea es una ventana al aula, por lo cual es importante dejar que ellos opinen al respecto y se sientan escuchados. Siguiendo con el ejemplo de la escuela de Yew Wah, la institución encuestó a las familias después de 10 días de clases online, para conocer la opinión y el sentimiento general de madres y padres.

La encuesta resultó en ideas útiles y sugerencias que se tomaron en cuenta, como por ejemplo, la duración de las sesiones en línea las cuales, tras la encuesta, fueron ajustadas a 10 minutos frente a la pantalla y 20 minutos con actividades asincrónicas.

Pero, ¿qué hay del resto del mundo? ¿Qué otras lecciones se pueden aprender de esta pandemia?

Lecciones durante la pandemia
Involucrar a las familias
Katy Farber, educadora con más de  20 años de experiencia y autora de tres libros sobre educación opina que las familias deben ser incluidas en el proceso educativo. Debido a que ahora están más involucradas en la educación de sus hijos, tienen mucho que aportar y los educadores y personal educativo deberían valorar su opinión y aportaciones.

Farber comenta que otra lección importante de esta pandemia es que la enseñanza debe ser más flexible y adaptarse a lo que el estudiante necesita. Cada día, tanto adultos como niños y adolescentes en todo el mundo se sienten afectados física y emocionalmente por la pandemia, por lo que el proceso de aprendizaje puede verse afectado por estos factores.

Es importante tomar en cuenta que estamos viviendo una crisis sanitaria global, que nos impacta en todos los aspectos de nuestras vidas. Por lo tanto, establecer horarios inflexibles para la enseñanza no es el enfoque más práctico, los estudiantes deben tener la oportunidad de acceder al material en diferentes momentos y maneras que mejor se adapten a su situación particular.

La importancia de la salud mental
Otra enseñanza que nos ha dejado la cuarentena es la importancia de enfocarse en la salud mental. Debido a que el mundo está pasando por un momento caótico y traumático de manera colectiva, es más sencillo hablar sobre aislamiento, las emociones que esto ha provocado y cómo cada persona sobrelleva la situación de diferente manera. Esta apertura debería permanecer más allá de la pandemia, independientemente de cómo se vea la eduación en el futuro. En cada nuevo modelo o política educativa, debería tomarse en cuenta la salud mental no sólo de los estudiantes, sino también la del profesorado, personal no académico y de apoyo, así como también desarrollar estrategias que beneficien su bienestar mental.

Según Farber, es importante comprender que somos una comunidad, lo que significa que cada persona es responsable del otro. La cuarentena ha hecho que muchas personas sacrifiquen eventos importantes, su vida social, trabajo y demás, para evitar contagios. Este tipo de actitudes demuestran que todos estamos conectados y que las acciones colectivas son importantes y tienen una gran influencia sobre la salud y el bienestar de toda la comunidad. La educación del futuro debe aprender de esto y enfocarse en fomentar en los alumnos la responsabilidad, de manera que sean  miembros comprometidos con su comunidad que saben, además, trabajar de manera colectiva.

Por otro lado, el Foro Económico Mundial también dio a conocer las lecciones por aprender de la pandemia. El organismo reconoce que el sistema educativo global se remonta a más de 200 años y muchas veces no se enfoca en el bienestar emocional de los alumnos.

A consecuencia de la pandemia, la ansiedad, incertidumbre, miedo y sentimientos de aislamiento han aumentado, por lo que es importante enfocarse en brindar apoyo a los estudiantes y permitir que se conecten entre sí de manera informal, ya sea por chat o por videoconferencia durante las clases en línea, señala el Foro Económico Mundial.

Además, reconocen que existe una gran brecha tecnológica ya que no todos los estudiantes tienen acceso a la tecnología necesaria para tomar sus clases en línea. Esta desigualdad se ha exacerbado por la pandemia, por lo que gobiernos y escuelas deberían de unir fuerzas para garantizar una infraestructura que ayude a minimizar esta brecha.

Lecciones para la educación superior
Según Quacquarelli Symonds (QS), compañía británica que se especializa en educación y estudios en el extranjero, hay cinco lecciones clave que el coronavirus ha dejado a la educación superior:
  1. Las plataformas en línea son clave: Debido a la pandemia, muchas instituciones se vieron forzadas a trasladar sus lecciones al entorno en línea, utilizando plataformas o administradores  de aprendizaje como BlackBoard o Canvas. Esta tecnología permite al maestro subir recursos, impartir clases virtuales y darle seguimiento a sus alumnos. El CEO de Perlego, una biblioteca digital, señala que hubo un aumento del 300 % en los acercamientos de la educación superior y las instituciones de educación superior que buscan pasar al aprendizaje en línea.
Este aumento repentino de demanda refleja la importancia de las instituciones por mantenerse al día sobre las plataformas en línea y estar constantemente capacitando a sus maestros para saber aprovecharlas. Según QS, varios países árabes habían rechazado la educación en línea en el pasado por preferir los métodos tradicionales, lo cual resultó en muchos problemas al inicio de la pandemia por su falta de preparación.
  1. El valor de la  movilidad internacional y las asociaciones: Ahora, las instituciones educativas se han percatando de la importancia de estar interconectados internacionalmente. En el caso de los estudiantes de intercambio, muchos se enfrentaron a la lucha de regresar a sus países en medio de fronteras cerradas para detener la propagación del virus.
Esto resultó en que diversas universidades, como la Universidad de Melbourne, tuvieron que ir al rescate de sus alumnos internacionales para apoyarlos a regresar a sus países de origen. Y no sólo los programas internacionales se han visto afectados, los proyectos de investigación también. Muchos investigadores se han visto obligados a detener sus investigaciones, como es el caso de Richard Lenski, que llevaba 32 años investigando el crecimiento de poblaciones de bacterias Escherichia coli (E. coli).
Por su parte, QS señala  que aquellas universidades con buenas conexiones internacionales se les hará más fácil el regreso a la nueva normalidad, incluyendo el ámbito de la investigación.
  1. La importancia de tomar en cuenta  la naturaleza: Debido a la cuarentena, el acceso a la naturaleza y al aire libre es limitado, lo cual ha resultado en que muchas personas aprendan a valorarla. Es importante que las universidades fomenten en la comunidad universitaria el vínculo entre productividad, consumo y naturaleza.
La luz del sol, por ejemplo, tiene un impacto significativo en la capacidad de trabajar eficazmente, según estudios. Además de mejorar el estado mental, de sueño, fortalecer su sistema inmunológico y estar más alerta, lo cual hace a las personas más felices y productivas.
  1. Valorar la comunidad: Es normal sentirse aislados al estar lejos de familiares, amigos, compañeros y maestros. Aún así, es importante recordar que pasar tiempo con otras personas está relacionado con la felicidad.
La pandemia ha ayudado a la gente a recordar que son parte de una comunidad y la importancia de mantenerse en contacto. Las universidades deben de enfocarse en mantener una comunicación constante con sus educadores, colaboradores y alumnos, actualizándonos constantemente sobre lo que sucede y alentándolos a aprovechar las herramientas tecnológicas para conectarse con otras personas.
  1. Contar con tecnología actualizada: Contar con plataformas digitales y equipo técnico necesario no sólo ayudará a trasladarlos al entorno en línea, sino también pueden apoyar en el aspecto administrativo. Es importante que las instituciones educativas revisen constantemente si sus plataformas o tecnologías no se han vuelto obsoletas o los detiene de responder eficazmente en caso de crisis, como lo ha sido el coronavirus.

¿Cómo será el regreso a clases en la “nueva normalidad”? 
Aunque el ciclo escolar está terminando en muchas partes del mundo, es importante comenzar a cuestionarse qué pasará en agosto o septiembre, meses en los que diversos países alrededor del mundo plantean reabrir los centros educativos.

Ante la posibilidad de un regreso a clases presenciales, los líderes educativos deben formular diversas preguntas antes de abrir sus planteles. El Foro Económico Mundial indica que es necesario cuestionarse si están dispuestos a modificar el plan de estudios, el modelo educativo, e incluso, el tiempo de las lecciones para asegurar que los alumnos se puedan adaptar a la “nueva normalidad” en el aula, de manera que se puedan concentrar y participar en clase sin temor de contagiarse.

Por otro lado, la  pandemia ha desatado una crisis de ansiedad, miedo y sentimientos de aislamiento en los alumnos, por lo que se necesita que educadores y personal académico colaboren en la construcción de un sentido de comunidad a través del aprendizaje remoto. Este esfuerzo debería de permanecer una vez que se regrese a clases presenciales. El Foro Económico Mundial incluso invita a los educadores a cuestionarse si están dispuestos a darles las oportunidades para conocerse y conectarse mejor el uno con el otro y compartir sus sentimientos en un ambiente seguro. Esto puede ser creando espacios o tiempos específicos para hablar de su salud mental y capacitando a los docentes en este tema.

De acuerdo con datos de la OCDE, la mayoría de los gobiernos invierten solamente entre el 2 % y el 4.5 % de su PIB en educación. Será importante que se aumente la inversión en educación ya que los salarios de los docentes en muchos países son ínfimos y la inversión en programas de desarrollo profesional para personal docente. En este último aspecto, la capacitación de los maestros será esencial para que cuenten con los conocimientos y herramientas necesarias que les permitan adaptarse a los cambios que están por venir.

También será de suma importancia garantizar que todos los alumnos tengan acceso a la tecnología que se ha vuelto vital para el aprendizaje en línea durante la pandemia, esto no será fácil.  “Será difícil nivelar el campo de juego absolutamente, pero ¿cuánto esfuerzo se hará para nivelarlo más?”, señala el reporte del Foro Económico Mundial.

Sin duda, el COVID-19 ha venido a sacudir al mundo, ahora será cuestión de analizar las lecciones que se han aprendido durante este tiempo, y que deberá cambiar a partir de ahora. Es tiempo de invertir más en educación. Es  momento de hablar de manera más abierta sobre la importancia de la salud mental y el bienestar de alumnos, docentes y personal no académico. Es momento de replantearnos si los sistemas de evaluación que usábamos hasta ahora siguen vigentes para garantizar el aprendizaje efectivo.

Por último, aunque la pandemia y cuarentena llegaron sin previo aviso y las instituciones educativas tuvieron que  adaptarse rápidamente para asegurar la continuidad académica, debemos aprovechar esta crisis para hacer una pausa que nos permita analizar, reflexionar y replantearse la educación como la conocíamos hasta ahora.


Por: Paulette Delgado
Fuente: https://observatorio.tec.mx/edu-news/lecciones-covid-19-educacion

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