Entrevista a Sandra Cuevas.
Psicóloga de la asociación de tratamiento de adicción al juego Ajupareva:
Según la encuesta Estudes, en
España, el último año, 140.000 menores de entre 14 y 18 han jugado online. El
Ministerio de Consumo quiere limitar la publicidad de apuestas. La
proliferación de establecimientos se ha convertido en un auténtico problema social
en los últimos años. Hablamos con Sandra Cuevas sobre esta situación y su
tratamiento..
Sandra Cuevas lleva
21 años tratando adictos al juego. Psicóloga de la asociación de tratamiento de
adicción al juego Ajupareva, en Valladolid, Cuevas mira cada día a la cara de
los efectos del juego en la población. En los casos más extremos lo ve en la
cárcel de Villanubla, donde acaban algunos ludópatas por robos o estafas para
pagar deudas o seguir jugando. Durante la conversación, la psicóloga advierte
reiteradas veces de lo fácil que es caer en el juego (no necesariamente en la
ludopatía), lo difícil que es detectar la adicción para las personas cercanas a
un ludópata e introduce una variable de género: las mujeres también juegan,
explica, aunque pueda parecer que no porque están invisibilizadas, porque ellas
mismas se invisibilizan por el estigma social que tiene para una mujer gastarse
el dinero “de sus hijos” (según las juzga la sociedad, aunque para ellos no
apliquen estos criterios) y porque sus motivaciones para jugar son diferentes a
las de los hombres, normalmente ligadas a la soledad y en edades más avanzadas.
¿Por qué jugamos?
Se han hecho muchos
estudios. Los más jóvenes sobre todo empiezan a jugar para intentar conseguir
dinero. Sobre todo los hombres, porque hay una diferencia muy clara con las
mujeres. Las mujeres lo hacen para llenar su vacío, su soledad o sentimiento de
depresión en muchos casos. Los hombres lo hacen también por la excitación del
juego y esa visión económica. En una encuesta que hemos pasado al grupo joven
que tenemos nos decían que la mayoría jugaban por superar el aburrimiento –algo
que llama la atención en un joven–, por tener más dinero y porque lo hacían
todos sus amigos. Ahora lo ven como una forma de ocio, sobre todo las apuestas
deportivas. Quedan, van a apostar… La mayoría no acabará siendo ludópata, pero
alguno sí. Empiezan jugando juntos, pero acaba yendo solo.
Dices que las mujeres tienen diferentes motivaciones para empezar a
jugar. ¿A qué se debe?
La mujer empieza a
jugar por un vacío, por un sentimiento de soledad. Tienen un estigma importante
y para ellas reconocerlo es mucho más difícil. Vienen un 9% de mujeres a la
asociación y sabemos que el número de ludópatas es mayor, no hay más que ir a
un bingo por las mañanas. La ludopatía es una cosa más de hombres, en mujeres
está peor visto. Ahora está cambiando, pero ellas solían venir solas, mientras
ellos vienen con su pareja normalmente. Y las mujeres vienen más mayores.
Y juegan a distintos juegos.
Juegan sobre todo al bingo y a las máquinas, aunque esto menos porque
las ve todo el mundo en el bar. Es verdad que ahora están surgiendo ludópatas
del bingo online. En las charlas que doy en institutos cuando saco un
bingo online muchos chavales me dicen: “A eso juega mi
abuela”. De ahí surgirá un nuevo problema, aunque ojalá me equivoque.
¿Por qué está socialmente peor visto para ellas?
Hay un estigma
importante porque se las ve más como viciosas, derrochadoras, malas madres si
tienen hijos. Entre los profesionales incluso el año pasado comentábamos el
caso de una mujer y los propios compañeros preguntaban dónde estaba el hijo y
quién hacía la comida. Nosotros mismos nos dimos cuenta de que esto no se hace
con los hombres. Hay un estigma, está peor visto que las mujeres se jueguen el
dinero. Esto está cambiando porque hay mujeres que están saliendo en los
periódicos o las teles y esto es clave para facilitar el tratamiento a muchas
más.
¿Hay un perfil de riesgo o unas características que te hagan más
proclive a caer?
Hay factores de
riesgo, como la baja autoestima cuando una persona no se quiere. Cuando son
personas que no saben decir no también, algo que tenemos que trabajar con los
chavales cuando son jóvenes. Son personas con una alta impulsividad que hay que
trabajar durante la terapia. Tienen estados depresivos, búsqueda de sensaciones
nuevas, el ambiente familiar influye también, aunque ahora esto no es tan
importante. Nos llega gente de familias asentadas, pero que buscan nuevas
sensaciones y que les excita el juego. Pero sobre todo son personas que no
saben tolerar la frustración y ante cualquier problema empiezan a jugar. Aunque
el perfil del ludópata ha cambiado mucho en los últimos años. Antes era una
persona muy narcisista, egocéntrica. Ahora son chavales con una personalidad
muy estructurada, pero con una inmadurez y un pensamiento fantasioso que les
lleva a la ludopatía.
¿A qué diría que se debe este cambio en el perfil? ¿A una mayor
facilidad de acceso al juego?
Hay una facilidad de acceso terrible al juego, todos los sitios tienen
casas de apuestas cerca de los institutos y los lugares de ocio de los
chavales. Este es otro de los problemas, se asocia el juego al ocio y los
chavales quedan para apostar. La facilidad para jugar –se puede apostar un
euro–, el horario de apertura –las casas de apuestas están abiertas todo el
día–, el móvil también, no me puedo olvidar, se puede apostar en cualquier
momento, lugar y hora. Siempre pongo el ejemplo de que antes había que poner
una disculpa para irse jugar. Un jugador de tragaperras tenía que inventarse
algo para estar fuera tres horas. Pero un jugador online no
tiene que inventarse nada, puede estar en su casa con el móvil al lado de sus
padres apostando sin que nadie se entere.
¿Cómo definiría la ludopatía en cuanto a su impacto social?
Considero que es
uno de los mayores problemas que tenemos con nuestra juventud. Están perdiendo
cantidades de dinero terribles, y no es solo la consecuencia económica. Es a
nivel personal, escolar, social. El juego patológico, la adicción, tiene unas
consecuencias terribles. Se aíslan de los demás, pierden trabajos… son personas
muy formadas las que vienen con este problema y acaban perdiendo absolutamente
todo por el juego. No todos van a acabar como jugadores patológicos, pero los
que lo hacen es terrible. Llegan [a la terapia] con un sentimiento de tristeza,
de culpa, de soledad… Con unas deudas muy diferentes de los que juegan a las
tragaperras, mucho más grandes en las apuestas deportivas, pese a que a menudo
son estudiantes que no tienen dinero. Acaban pidiendo préstamos, tarjetas de
créditos que tienen que pagar los padres.
¿Por qué son más grandes las deudas? ¿Porque es más fácil jugar?
Se empieza a jugar
como forma de diversión para conseguir dinero por la facilidad que ofrece, y
acabas jugando para recuperar lo perdido. El ludópata siempre está jugando. Si
gana, para seguir la racha. Si pierde, para recuperar lo perdido. Nunca deja de
jugar. El ludópata, aunque gane mucho dinero, se lo vuelve a jugar, además en
el momento.
¿Hay señales a las que estar atento?
Hay signos de
alerta que nos pueden hacer pensar que alguien tiene una ludopatía. Son cosas
como la irritabilidad, hacerse más huraño, expresar menos emociones, comunicarse
menos… que son típicos de cualquier adolescente también. Pero si son mayores de
lo normal, por decirlo de alguna forma, y se juntan con la mentira y la
ocultación que es una de las bases del ludópata, que miente mucho. Pero es muy
difícil para una familia detectar, sobre todo, una adicción a las apuestas
deportivas porque el chico sigue siendo una persona normal, haciendo vida,
saliendo con los amigos… No se ve como una adicción y cuando aparece puede
venir con más cosas, como que no haya ido a clase en todo el año o que haya
suspendido todas. Además, se desarrolla muy rápido este tipo de ludopatía. Hay
otras que tardan más, pero aquí el tiempo de latencia (desde que se empieza a
apostar hasta que aparece la ludopatía) es muy corto.
¿Esto es característico del juego online, de la sociedad
moderna…?
Hablamos de las apuestas en general. Es verdad que el online conlleva
mayores riesgos por la accesibliidad, pero son todas. La velocidad de la
apuesta es otro de los grandes peligros, pueden pasar dos minutos desde que se
apuesta hasta que se sabe el resultado. No hay que esperar 90 minutos a que se
acabe el partido. Van apostando en un partido de fútbol a un córner, una falta…
Cada vez se puede apostar a más cosas y la posibilidad de ganar dinero muy
rápido a un coste muy bajo está ahí. Y es verdad que se puede ganar, hay
chavales que lo hacen. El peligro es que lo ganen, se lo vuelvan a jugar
pensando que lo ganarán otra vez y lo pierdan.
¿Qué te parece el proyecto del Ministerio de Consumo relativo a limitar
la publicidad de las casas de apuestas?
Me parece un buen
principio. Espero que estemos ante un cambio inminente y se hagan cosas, ha
habido reuniones importantes. La publicidad es uno de los principales factores.
Aunque diferentes estudios dicen que no afectan tanto a los chavales, pero el
bombardeo es terrible. Yo les suelo preguntar a los chicos si les parecería
normal que durante los anuncios de una película en televisión les dijeran todo
el rato que beban alcohol. Decían que no. Pues es lo mismo con las apuestas y
las cuotas en los deportes.
¿Hasta dónde llegaría con la regulación de las casas de apuestas?
Es una respuesta
arriesgada. Habría que limitar el horario al menos, que abrieran más tarde y
menos tiempo. No pueden estar abiertas todo el día al lado de un instituto.
Sería un comienzo. También restringir la entrada. Aunque se supone que piden el
DNI, muchos menores nos dicen que siguen entrando, lo que nos hace pensar que
no está tan restringida. Nos siguen llegando menores que juegan y el juego está
prohibido.
Entiendo que será más fácil para los menores el online.
También te piden el DNI. Pero lo hacen igual, con el de un amigo o el de
sus padres. Casi 140.000 chicos de entre 14 y 18 han jugado online en
el último año, según el informe Estudes. Y el 20% de los menores de 14 ya han
probado las apuestas de manera presencial u online, según la FAD.
¿Cómo se trata a alguien con problemas en el juego?
La primera parte
del tratamiento es hacer una acogida. Y eso lo hace siempre un enfermo en
rehabilitación y un familiar. Intentamos que sea una persona más o menos de su
edad, que se asemeje un poco el perfil. Con esta acogida el paciente se siente
identificado. La segunda parte es el estudio psicosocial, se hace una historia
clínica, por qué juega y a qué. Se hace una batería de test, luego pasan a la
consulta con el psiquiatra, que hace el diagnóstico y deriva a la psicóloga que
corresponda. Y luego van a las terapias. Hay un grupo específico de mujeres,
otro de jóvenes. Y desde hace tiempo hay un grupo de iniciación antes de las
generales. Se hace para que les resulte más fácil. Pero la terapia base de la
asociación es la de grupo. Luego tenemos las individuales, en las que
trabajamos las distorsiones cognitivas que se dan con el juego, tipo “yo
controlo el juego”.
¿Es la ludopatía una adicción más difícil de detectar por la propia
persona que la sufre? Digo, por ejemplo los fumadores saben que son adictos.
Luego harán algo o no por remediarlo. No sé si ocurre lo mismo con el juego.
La mayoría viene
con un nivel de conciencia de la enfermedad muy bajo. La mayoría -en las
apuestas deportivas sobre todo- creen que controlan el juego. Que saben de
fútbol, de estadística. Casi todos vienen empujados por la familia, es muy raro
que venga un adicto reconociendo que tiene un problema. Luego a veces están
deseando que les pillen, pero reconocerlo y pedir tratamiento es muy raro,
sobre todo por esa ilusión de control en cuanto al juego, especialmente los más
jóvenes.
Autor
Daniel Sánchez Caballero
Fuente
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