Rafael
Mendoza Castillo Lunes 15 de Julio de 2019 A- A A+ Inicio estas reflexiones con
algunas ideas sobre la educación popular: la educación popular ama la vida,
respeta la dignidad y libertad del ser humano, nace de la riqueza cultural e
histórica del pueblo, politiza el acto educativo y lo trasciende en praxis para
la libertad, es acto de conocimiento y acción político-cultural, es
autocrítica, es contrasistémica, privilegia el aprendizaje sobre la enseñanza,
etcétera, etcétera. Interpretar lo educativo desde estos horizontes de razón
modifica nuestra relación de conocimiento respecto del mundo educativo y
social-histórico. Recordemos el pensamiento de Giovanni Sartori, “que las
imágenes transmitidas por los medios se convierten en un video-poder, que al final
del día convierten al sujeto en un espectador, en consumidor de lo mismo y eso
sí, dependiente del televisor”.
Como
acertadamente dijo el clásico el “medio es el mensaje”. No cabe la menor duda,
que las la imágenes de la televisión anulan el pensamiento crítico y
disruptivo. Por eso el acto educativo, aunque para algunos es amoroso y
cariñoso, no está alejado de la relación de poder. Todo acto educativo se
piensa desde lugares conceptuales y categoriales. De ahí la importancia de que
nuestro proyecto educativo retome el concepto de bloqueo histórico, propuesto
por Agnes Heller. Sin este concepto no podemos entender, el por qué la gente
aspira a lo mismo. Pero, sobre todo, cumplir con el deseo del poder de
dominación que consiste en que la gente no piense distinto y que se adapte a lo
dado, lo constituido. De ahí la necesidad de vincular la educación y la
cultura, ya que el poder y hegemonía tiránica pretende persuadir y convencer a
las personas, no importa la verdad. Tal hegemonía quiere que las gentes se
conviertan en súbditos y no ciudadanos, que visualicen cosas distintas o
diferentes a las existentes. Los del poder se enojan cuando la gente ve la
novedad y lo emergente. La tarea hoy, es continuar resistiendo para que la
nueva reforma educativa de la Cuarta Transformación y las leyes secundarias por
venir, no sean más de lo mismo.
No
olvidemos que modelo neoliberal propuso, vía la mal llamada reforma educativa,
que heredamos del prianismo, un individuo que aceptara vivir en la pobreza, el
desempleo, la marginalidad, que el mismo modelo se encargaría de producir. Que
las personas quedaran fuera del conflicto de clases y que lo aceptaran. Como
dice Hugo Zemelman: “la integración económica genera cultura, pautas de
comportamiento y expectativas; y este es el punto central, porque si no se
orienta el modelo a provocar en la gente la necesidad del modelo, obviamente
éste no durará “. La tarea hoy, es continuar resistiendo para que la nueva
reforma educativa de la Cuarta Transformación y las leyes secundarias por
venir, no sean más de lo mismo (qué filosofía, qué humanismo, qué proyecto de
nación). Por eso, la CNTE en Michoacán tiene razón, en no dejar morir el
espacio del Educador Popular (estatal y regional). Desde este lugar se lucha,
teórica y políticamente, por otra forma de re-socialización, más humana,
rebelde, crítica y sin bloqueos históricos neoliberales (egoísmo, competencia,
excelencia, calidad, robo del excedente y otros).
El
proyecto del Educador Popular debe incorporar, como necesidad de realidad, de
conciencia, de conocimiento, el concepto de utopía. Entendida ésta como
condición de posibilidad de distanciarnos de esta existencia, de sus prácticas
discursivas y de su conciencia sumisa, es decir, comprender y reconocer el
mundo en forma alternativa. Morena debe precisar su propuesta antineoliberal.
Clarificar
las piezas del nuevo modelo morenista es una necesidad histórica y política. La
utopía es insuficiente, de ahí la necesidad de colocamos en la revisión crítica
y autocrítica del mundo real de la historia. No pensar sólo en mundos
trascendentes, sino pensar el mundo en lo micro y desde este lugar construir
los futuros, las opciones. Que la capacidad de construir se vuelva a anidar en
la conciencia de las gentes. Entender que nosotros hacemos la historia y
también ésta nos hace, pero en pleito, en lucha contra la esclavitud, el lucro
y el excedente. Hoy, estos significantes amos orientan a la humanidad. Los
tecnócratas neoliberales intentaron que los actores de la educación eliminaran
de su cabeza la necesidad de realidad y que se conformaran con el pedazo de
realidad que les ofrecía su modelo de sociedad. Además, que bloquearan sus
disposiciones para pelear por otras alternativas de realidad. Pensemos siempre
que la realidad, el conocimiento y la misma verdad, son producciones sociales.
De esa forma vemos, cómo los medios de comunicación producen realidades,
ocultan realidades, las reprimen. Espero que Morena continúe con su nueva
política sobre los medios de comunicación, ya que la que heredamos del
prianismo sirvió al poder de dominación y a grupos de periodistas. El proyecto
educativo del Educador Popular debe contemplar la necesidad de realidad, pero
distinta a la actual. De ahí la centralidad de la teoría critica, de las ideas,
en el sentido de que el mundo del hombre se construye. Y que esa construcción
se instala en la contradicción dialéctica entre lo real, la conciencia y la
praxis constituyente. Este postulado tríadico sustenta el proyecto de
educación, de cultura, ciencia, tecnología, sociedad y arte. Lo anterior
permite asumir el compromiso de nombrar las cosas. Esta idea regulativa permite
construir subjetividades sociales disruptivas, en lo individual y lo colectivo.
Tamaña tarea del Educador Popular. Otro mundo es posible y necesario.
Fuente; http://www.cambiodemichoacan.com.mx/columna-nc54671
No hay comentarios:
Publicar un comentario