El
Instituto Interamericano de Derechos Humanos, en consecuencia con su mandato
fundamental, ha desarrollado a través de los años una amplia estrategia
educativa que alcanza a los más diversos destinatarios de la sociedad civil y
del Estado en el continente americano. De esta manera, el IIDH pone en práctica
acciones escalonadas y diferenciadas según el área de trabajo, especialidad,
necesidades prácticas de los agentes y sus organizaciones y las prioridades
temáticas que en un momento dado hayan sido identificadas en la región o país.
Esta estrategia contempla, en general, cuatro tipos de acciones articuladas, a
saber, investigación, asistencia técnica, capacitación y producción de
materiales. Hablando específicamente del trabajo con educadores y educadoras
del sistema educativo formal y no formal de todos los niveles, el IIDH se ha
constituido en un dinámico impulsor de la educación en derechos humanos a nivel
regional, a través del desarrollo de investigaciones en esta materia,
asistencias técnicas a Ministerios de Educación, ONG y organismos
internacionales y capacitación a miles de educadores en más de 23 países.
Asimismo,
es un prolífico productor de materiales educativos alcanzando más de 100
títulos en esta materia que han sido ampliamente distribuidos en todo el
continente. Luego de trabajar durante toda la década de los 90, con gran éxito,
por la legitimación e incorporación efectiva de la temática de derechos humanos
en el ámbito educativo, el IIDH percibió la necesidad de acompañar este proceso
con una propuesta dirigida a abordar la perspectiva de la educación para la
vida en democracia, complementaria de la primera y necesaria para lograr un
avance sustancial en el fortalecimiento del sistema democrático. En algunos
casos, pareciera existir una percepción errónea de que la democracia se limita
al campo electoral-institucional y que su existencia reside únicamente en la
promulgación de un sistema jurídico que así lo establezca. Desde luego estos
son presupuestos necesarios pero no suficientes para el establecimiento de un
sistema democrático. La visión del IIDH en este campo coincide con aquellos que
ven a la democracia como un modo de vida, como un aspecto cultural que sustenta
y mantiene sus expresiones jurídico-políticas.
La
combinación de elecciones libres, Estado de Derecho y respeto a los derechos
humanos, en una auténtica democracia, se traslada necesariamente a la vida
cotidiana. Las relaciones sociales, empezando por la familia y la escuela,
deben constituirse sobre principios de convivencia inspirados en los derechos
humanos y la democracia: la igualdad, la tolerancia, el respeto a las
diferencias, la solidaridad, la participación y la libertad. Si bien los
procesos de transición a la democracia que vivieron la mayoría de los países de
la región supusieron acciones jurídicas y políticas para refundar el régimen,
su mantenimiento y perspectivas futuras requieren que las relaciones sociales
del día a día se inspiren en esos principios y que, a su vez, se transformen en
el motor que impulsa desde abajo el fortalecimiento del sistema y en
fiscalizador de las acciones de quienes gobiernan. Por supuesto, esto implica
un compromiso de los individuos y grupos para conseguir ese objetivo, para
transformar en democrático todo rasgo autoritario que persista en nuestro
imaginario cultural y para introducir nuevas maneras de resolver conflictos y
asignar roles en nuestra sociedad. Desde luego, esto no se puede encargar ni se
produce por generación espontánea. Es mucho más que buenos deseos. Implica
participar, interesarse e involucrarse en los asuntos públicos, comunitarios o
nacionales. Se trata de convertirnos en agentes multiplicadores de la
democracia. Pero, ¿cómo se logra una tarea semejante? Hay diferentes maneras
(todas importantes) para propiciar la vivencia de la democracia en la
cotidianidad, pero, sin, lugar a dudas, la educación es un herramienta
fundamental en este esfuerzo. Y es que vivir en democracia, como es vivir
conforme a los derechos humanos, implica conocimiento, actitudes y habilidades
que se aprenden del mismo modo que se deconstruye el modo de vida basado en el
autoritarismo.
Antes
esta perspectiva, el IIDH, a través de su Unidad Pedagógica y con el decidido
apoyo de la Agencia Noruega para el Desarrollo Internacional –NORAD-, inició un
proyecto a largo plazo para el diseño de una propuesta de educación para la
vida en democracia que sirviera a los educadores y educadoras de la región para
incorporar esta temática en los planes de estudio y en la cultura de los
centros educativos. Este esfuerzo inició, en 1998, con una investigación de
campo aplicada a un universo constituido por todos los agentes del último grado
de enseñanza media del sistema educativo –directores, docentes, estudiantes y
padres de familia- en Costa Rica y Panamá. Posteriormente, los resultados
cuantitativos fueron confrontados con grupos focales formados por una muestra
de los mismos agentes. El informe de resultados fue validado, posteriormente a
nivel centroamericano en un encuentro regional de educadores organizado para
tal efecto. A partir de este proceso, se inició una profusa producción de
informes, materiales de consulta, bibliografía especializada y materiales
didácticos elaborados por la Unidad Educación para la Vida Ciudadana Pedagógica
y consultores expertos, todo en permanente consulta y validación con educadores
y educadoras de distintos países quienes participaron en distintos Seminarios
Talleres de Educación para la Vida en Democracia.
Los
tres módulos que nos complacemos en presentar son un resultado más de este
proceso y presentan una propuesta metodológica para poner en práctica en el
aula. Esta fue elaborada con el concurso de un equipo de trabajo de nuestros
amigos de EDUCA, dirigidos por la educadora peruana Elizabeth Evans, sobre la
base de sugerencias y aportes concretos de los y las docentes y del Documento
de Trabajo sobre Educación para la Vida en Democracia elaborado por la
educadora colombiana Magdala Velásquez, colaboradora del IIDH. Esta primera
edición de los módulos, publicada gracias al apoyo del Gobierno de España,
aspira a ser una base útil de intercambio con los y las docentes, a quienes
desde ahora les solicitamos retroalimentar nuestro trabajo con su experiencia y
conocimiento. De esta manera se enriquecerán sus contenidos
teórico-metodológicos con miras a una segunda edición que ofrezca las
soluciones pedagógicas más oportunas a los y las educadoras latinoamericanas
según sus necesidades y prioridades de trabajo. Con este fin, encontrarán en la
última página de cada módulo una pequeña evaluación. Además, las direcciones de
la Unidad Pedagógica del IIDH para quienes deseen establecer contacto directo
con nuestro equipo de trabajo. Esperamos que este esfuerzo redunde en un apoyo
efectivo a la labor de los Ministerios de Educación, ONG, organismos
internacionales y, especialmente, los y las docentes en su compromiso por
difundir los valores democráticos y los derechos humanos con miras a contribuir
en la construcción de sociedades más libres, justas y solidarias.