miércoles, 17 de diciembre de 2014

Técnicas para el manejo del estrés desde la gestión educativa para el mejoramiento de la calidad de vida


El estrés es un factor presente en nuestra vida cotidiana, también afecta a los alumnos y a su rendimiento académico, por lo que es necesario estar en continua vigilancia, y conocer distintas formas de controlarlo. En esta publicación se detallan diversas técnicas para el manejo del estrés.

El manejo del estrés posibilita, en los seres humanos, la adquisición de herramientas capaces de impulsar estilos de vida saludables, los cuales generan en las persona la integración de las áreas emocional, física, intelectual, espiritual, vocacional-académica, entre otras, en pro de implementar la cosmovisión del ser humano y su autorrealización. Dentro de la gestión educativa, como parte de los procesos de enseñanza académica y para la vida, se debe contemplar el desarrollo integral de la persona como uno de los objetivos prioritarios; por ende, la necesidad de promover el conocimiento y vivencia de técnicas, las cuales nutran el “eustress” o estrés positivo, logrando procesos educativos más conscientes y sensibles de las necesidades del estudiantado.

Algunas de las técnicas para el manejo del estrés, implementado dentro de las intervenciones colectivas realizadas, se mencionan seguidamente:

La abrazoterapia: en la vida cotidiana se es partícipe de lo positivo que resulta un abrazo en casi cualquier situación; estos generan seguridad, brindan apoyo, dan contención y favorecen al fortalecimiento de las relaciones interpersonales y a la generación de factores protectores para superar cualquier adversidad. Se pueden recibir de otra persona o incluso, se puede dar un autoabrazo, en donde se generan energías y contención consigo mismo.

Esta es una técnica que, a partir de acciones tan sencillas pero tan eficaces como son los abrazos, nutre al individuo de elementos que le permiten disfrutar plenamente del momento, en un acto más allá de lo físico. Según De Mézerville:
Los abrazos, además de hacernos sentir bien, se emplean para aliviar el dolor, la depresión y la ansiedad. Provocan alteraciones fisiológicas positivas en quien toca y en quien es tocado. Acrecienta la voluntad de vivir a los enfermos. Es de todos bien sabido que cuatro abrazos al día son necesarios para sobrevivir, ocho para mantenerse y doce para crecer como persona.

El humor: ya sea dentro de un grupo de amigos o al conocer una persona, el humor es una herramienta que posibilita crear espacios de vinculación y generar un clima de confianza entre el grupo. Al respecto, Rose menciona que:
Además de ser divertido, reír es un buen ejercicio para el corazón y los pulmones. Asimismo, según ciertas investigaciones, reír también contribuye a reducir la presión arterial, relaja los músculos, alivia el dolor, reduce las hormonas del estrés y dispara el sistema inmunológico, aumentando la producción de células destructoras de enfermedades. La risa es un detonante para la liberación de endorfinas, los analgésicos naturales del cuerpo, y producen una sensación general de bienestar.

El humor permite sobrellevar situaciones agobiantes, aumenta el optimismo y la visión de una vida con más goce y disfrute pleno, enriquece la promoción de relaciones interpersonales sanas y productivas; además, le inyecta una chispa de positivismo a cualquier tarea a realizar. Las personas pueden ser más felices si sonríen con frecuencia, posibilitando vivir más años, así como el desarrollo de una autoestima más adecuada.

Los masajes: esta técnica favorece a la liberación de endorfinas, sustancia que posibilita sentir bienestar, así como prevenir y combatir los dolores fisiológicos. Es algo a lo cual se debe recurrir no solo por enfermedad, sino que debe ser parte de un plan preventivo de enfermedades, el cual trasciende lo físico y conlleva a entrar en un plano psicoespiritual. Rose menciona que:
Utilizar el tacto es una manera muy efectiva de relajarse, y el masaje, en particular, es una de las formas más fiables de aliviar el estrés y relajar los músculos doloridos. El masaje es una terapia sedante que libera tensiones y reduce la ansiedad…

Este puede ser acompañado de musicoterapia y aromaterapia, con la finalidad de lograr mayor contacto interno de la persona a quien se le realiza o que por su propia cuenta lo hace.

La musicoterapia: incrementa o disminuye la energía muscular, permite acelerar la respiración o alterar su regularidad favoreciendo cambios en el pulso, la presión sanguínea y la función endocrina (Benenzon). Además, disminuye el impacto de los estímulos sensoriales de diversas formas, se tiende a reducir o demorar la fatiga e incrementa el endurecimiento muscular, aumenta la actividad, incrementa la extensión de los reflejos musculares empleados en escribir, dibujar, entre otras. Finalmente, es capaz de provocar cambios en el metabolismo y en la síntesis de variados procesos enzimáticos.

Entre los efectos psicológicos generados por la musicoterapia, se señala como el más importante el comunicativo, pues se posibilita convertir a las defensas que surgen en el lenguaje verbal en medios de expresión emocional, para lo cual es necesario tener en cuenta los significados que poseen los diferentes elementos que componen la música, entre ellos la armonía, el ritmo, la melodía, el timbre, la frecuencia, la intensidad y el volumen, de tal forma que se combinan, para de esta manera lograr cambios en los estados de ánimo (Roca, s.f.).

La cromoterapia: se apoya en los preceptos de la teoría de colores. Para Rose:
… los colores pueden tener un profundo efecto en su estado de ánimo, vitalidad y bienestar. El color amarillo y el rojo son estimulantes; el azul y el verde, tranquilizantes. Los terapeutas del color utilizan colores diferentes para mejorar la salud física, emocional y espiritual de sus pacientes, generalmente aplicando luces de distinta tonalidad sobre sus cuerpos

La elección de los colores no es algo al azar, sino que depende del momento y el estado anímico de las personas; según la teoría, responde al aquí y ahora, pues son una de las manifestaciones de las emociones, en donde se representa sensaciones y situaciones, basadas en la observación y la experiencia.

La cromoterapia es un método de armonización y de ayuda a la curación natural de ciertas enfermedades mediante el uso de los colores, los cuales corresponden a vibraciones que tienen velocidades, longitudes y ritmos de ondas diferentes. Estos ejercen una influencia física, psíquica y emocional imperceptible de una manera consciente al ser humano y permite a la energía vital tener un estado que facilita la auto sanación.

La cromoterapia se aplica principalmente mediante el uso de mandalas, arte milenario que permite por medio de un soporte gráfico llegar a la relajación, la concentración y a la meditación; además, posibilita expresar el pensamiento propio con naturaleza y creatividad; estas son representaciones geométricas y simbólicas del universo y de sí mismo que significan rueda, corona, círculo, rotación. Estas son utilizadas, desde tiempos remotos, en todos los países del mundo: India, China, Tibet, pueblos originarios de América, Australia, África, entre otros.

La aromaterapia: es una de las técnicas más reconocidas a nivel mundial para el control del estrés. Según De Mézerville tiene su origen en la cultura oriental muy antigua, cuyo efecto es relajar. Consiste en utilizar aceites de hierbas y otras plantas aromáticas para que, aplicadas en el cuerpo, logren la relajación o el alivio de un dolor o trastorno.

La hipnoterapia: “… es un proceso por el cual se ayuda a la gente a utilizar sus propias asociaciones mentales, recuerdos, y potenciales de vida, para lograr sus propias metas terapéuticas” (De Mézerville). Se puede completar con la autohipnosis, en la cual la persona va logrando, por sí misma, entrar a un estado de relajación mediante la evocación de imágenes, cuentas regresivas o historias progresivas para inducir la tranquilidad.

Ejercicios de respiración: generalmente se ve como algo inherente al ser humano que se hace involuntariamente, pero cuando es controlado y se concientiza, se cambia totalmente la percepción de relajación obtenida. Es recomendable hacer ejercicios de respiración diariamente, durante las primeras horas de las mañanas y practicarla constantemente durante el resto del día.

Las técnicas propuestas anteriormente, mencionadas para el manejo y prevención del estrés, son de sencilla implementación para las personas; responden a hacer conscientes muchos de los actos realizados a diario; sin embargo, pueden ayudar a que las personas adquieran valiosas herramientas, las cuales pueden mitigar el efecto de situaciones adversas para su vida.

Desde una gestión administrativa institucional eficaz, se pueden promover planes de prevención en donde, en conjunto con el personal docente y administrativo, se permita la vivencia de espacios de relajación en los que se implementen estas técnicas, con la finalidad de promover la calidad de vida de los individuos que integran el sistema educativo.




Extraído de:
Gestión de estrategias para la prevención del estrés en el ámbito educativo: Un análisis desde la disciplina de Orientación
Wilbert Porras Quirós
Ministerio de Educación Pública San José, Costa Rica
Marianela Araya Marín
Ministerio de Educación Pública Limón, Costa Rica
Laura Fallas Fallas
Escuela Liceo María Auxiliadora San José, Costa Rica

miércoles, 10 de diciembre de 2014

Inteligencia emocional-social


¿A qué se llama “Inteligencia emocional”? ¿Cómo se relaciona Con la “Cultura corporal”?  ¿Cuál es la importancia de conocernos a nosotros mismos?  ¿Para qué preocuparnos por la inteligencia emocional en la escuela?

Es Bar-On quien propone el término de Inteligencia Emocional-Social (IES) y la define como un conjunto interrelaciona do de competencias, habilidades y facilitadores emocionales y sociales que determinan la eficacia con la que nos entendemos y nos expresamos, cómo entendemos a los demás y nos enfrentamos a las demandas del día a día. Este modelo posee gran interés en la medida que combina habilidades cognitivas propias de la s definiciones de IE como habilidad con facetas emocionales relacionadas con la IE como rasgo. La persona emocionalmente inteligente es, por lo general, optimista, flexible, realista y exitosa a la hora de resolver problemas y hacer frente al estrés, sin perder el control.

Bar-On sugiere 15 subescalas para definir la IES. De éstas, diez son consideradas capacidades básicas y se refieren a aspectos esenciales de la IES (autoconciencia emocional, autoconsideración, asertividad, empatía, relaciones interpersonales, tolerancia al estrés, control del impulso, validación, flexibilidad y solución de problemas); y cinco son concebidas como capacidades facilitadoras de la IES (optimismo, autorrealización, alegría, independencia emocional y responsabilidad social
—es esta última la que más nos interesa en este proyecto—).

Estas 15 subescalas se organizan en cinco factores para el estudio de las características emocionales y sociales de los sujetos: intrapersonal, interpersonal, manejo de las emociones, adaptabilidad y escala de estado de ánimo general —todos ellos se estudiará más detalladamente en la descripción de los instrumentos utilizados en este trabajo—.

Por otro lado, dirigiendo nuestra atención hacia otra perspectiva del mismo tema, no podemos olvidarnos de la dimensión física de las emociones, ya que éstas no se pueden vivir desvinculadas del cuerpo. Escriben Bach y Darder al hilo: El contacto físico es una fuente de emociones y de placer a la vez que una necesidad humana básica y universal. A partir de la sensación táctil empezamos a tomar conciencia de nuestra existencia y podemos llegar a sentirnos realmente aceptados e importantes para los demás. El yo psíquico se equilibra a partir del yo físico, y mediante la interacción de los dos se alcanza la autoconciencia.

Sin embargo, en nuestra cultura occidental predomina más que nunca un culto al cuerpo sin una dimensión emocional y afectiva integradora para la persona. Más bien éste es concebido desde una perspectiva degradante, una tiranía homogeneizadora, una fuente constante de desasosiego, de autorrechazo y de odio hacia uno mismo por no conseguir un cuerpo (irreal) que se ajuste a los cánones de belleza impuestos por el mercado estético.

Se trata de una concepción del cuerpo como medio de cultura y foco de control social que nos limita o posibilita (según para qué, o en función del punto de vista de quien habla) en nuestras prácticas diarias, influyendo ferozmente en nuestro autoconcepto y autoestima. Una cultura corporal creada y reforzada por agentes sociales (medios de comunicación, publicidad, moda, deporte, Educación Física, etc.).

Teniendo en cuenta todo lo anterior, para educar emocionalmente primero hemos que aplicarnos nosotras y nosotros mismos la teoría. Es decir, debemos tener una conciencia clara de nuestros procesos emocionales, puesto que:

Quien consigue seducirse a sí mismo es capaz de seducir a los demás. Quien vive con profundidad emocional y desarrolla un estilo afectivo propio atrae a los demás y es capaz de despertar en ellos emociones transformadoras. La motivación y el entusiasmo de los chicos y las chicas son prácticamente inmediatos cuando el profesor es capaz de desarrollar sentimientos de afecto hacia ellos, cuando se les quiere y les ofrece un trato cercano y acogedor. La autoseducción del profesional (…) comporta la seducción del alumnado y genera un clima en el aula que produce efectos inmediatos en el esfuerzo y el rendimiento.

No nos han enseñado a conocernos y, menos aún, a desconocernos, a que nos ocurran cosas que no encajan con lo que sabemos o que era previsible de nosotros. Sería conveniente aprender (enseñar) a desaprender.

La educación emocional en la escuela constituye un área de primordial importancia que no debe ser ignorado, ya que aporta innumerables beneficios para la sociedad: puede ayudar a reducir las depresiones, el alcoholismo, los trastornos alimentarios, la violencia, etc. —por citar sólo algunos que tan presentes se encuentran hoy en día—.

Se hace necesario un currículum verdaderamente interdisciplinar en el que el principal eje sea educar seres humanos, teniendo en cuenta su condición como tales. Abogamos por una Educación que esté dirigida a la realidad del mundo en el que vivimos, teniendo en cuenta el pasado y el futuro, una Educación que no dé la espalda a todos esos problemas de los que se habla sino que, por el contrario, se enfrente a ellos de forma transparente y haga todo lo posible por dar la mejor solución a los mismos. Creemos en una Educación calada de solidaridad y cooperación, donde lo más importante sea encontrar aquello que nos une (que resulta ser mucho más de lo que creemos o nos hacen creer) y no lo que nos separa.



Extraído de:
UNIVERSIDAD DE VALLADOLID
Facultad de Educación de Segovia
TRABAJO DE FIN DE MÁSTER INVESTIGACIÓN EN CIENCIAS SOCIALES.
EDUCACIÓN, COMUNICACIÓN AUDIOVISUAL, ECONOMÍA Y EMPRESA
INTELIGENCIA EMOCIONAL Y RESPONSABILIDAD SOCIAL EN EDUCACIÓN PRIMARIA
Autora: Verónica Sancho Arranz
Tutora: María del Carmen Garrido Hornos

martes, 2 de diciembre de 2014

La Inteligencia emocional


¿A qué se llama “inteligencia”? ¿Es desarrollable? ¿Cuáles son las distintas visiones sobre el tema? ¿Qué puede hacer la escuela? ¿En qué consiste la idea de una Escuela cono instrumento de cambio social?



En primer lugar, a modo de marco de referencia, comenzaremos transcribiendo la definición del término inteligencia, del latín “intelligentia”, según la Real Academia Española:
-Capacidad de entender o comprender
-Capacidad de resolver problemas
- Habilidad, destreza y experiencia

Así es como la define también Gardner, como una capacidad, y añade que, además, se puede desarrollar. Es esto último un aspecto clave en nuestra función como educadoras y educadores. Es importante tener en cuenta qué concepción tenemos del constructo inteligencia y las implicaciones educativas que del mismo se derivan, ya que incide en su posterior evaluación y desarrollo. Este concepto se señala como crucial, puesto que si en algo hay acuerdo es en la falta de acuerdo y en la existencia de polémica acerca del constructo inteligencia.

La teoría de Gardner se ve orientada como crítica hacia el concepto tradicional de Inteligencia y al constructo IQ (Intelligence Quotient) o Cociente Intelectual. En oposición a una visión reduccionista de la inteligencia, el autor propone un enfoque de Inteligencias Múltiples. Define la inteligencia como: “capacidad de resolver problemas o de crear productos que sean valiosos en uno o más ambientes culturales” (Gardner). El autor identifica ocho tipos de inteligencia, pero no niega que puedan existir más (Inteligencia musical, cinética-corporal, lógico-matemática, lingüística o verbal, espacial, interpersonal e intrapersonal. Posteriormente, este mismo autor, incluyó una octava denominada inteligencia naturalista). No es nuestra intención detenernos demasiado en esto; señalaremos simplemente que lo que Gardner y sus colegas definen como inteligencia intrapersonal e interpersonal se encuentra relacionado directamente con la inteligencia emocional. Es muy importante que esta inteligencia sea desarrollada.

Antes de continuar vamos a definir, una vez más según la RAE, qué se entiende por emoción: “alteración de ánimo intensa y pasajera, agradable o penosa, que va acompañada de cierta conmoción somática”. Tal y como señalan Gutiérrez Moar y otros, a lo largo de la Historia han surgido distintos marcos teóricos sobre la emoción, lo que ha conducido a la existencia de diversos enfoques: evolucionistas -biológicos, psicofisiológicos, neurológicos, psicoanalistas, conductistas, cognitivos, etc. Sobre las emociones se han escrito numerosas y variadas teorías; encontramos consenso en algunos aspectos, aunque en absoluto manifiestan unanimidad, pues, como afirma Rojas, “todos sabemos de ella, pero cuando intentamos atraparla conceptualmente nos damos cuenta de su complejidad”.

Estamos de acuerdo asimismo con Luz de Luca cuando expresa que, al hacer un examen, de poco sirve conocer todas las respuestas si los nervios nos impiden contestarlas de forma adecuada. Lógicamente, no sólo basta con mantener la calma para saber contestar las preguntas. Sin embargo, mientras que normalmente invertimos mucho tiempo aprendiendo (y enseñando) las respuestas, no solemos dedicarle ni un minuto a aprender (o enseñar) cómo controlar los nervios.

Efectivamente, no se trata de evitar o negar emociones consideradas negativas, sino de saber reconocerlas y utilizarlas lo más “inteligentemente” posible. De hecho, todas las emociones son necesarias; en la obra Sedúcete para seducir, de Eva Bach y Pere Darder, se explica de manera muy clara: “la melancolía se puede vivir con (un cierto) placer, la tristeza puede ser de una gran belleza y el humor puede resultar ofensivo. La rabia puede resultar constructiva y el amor mal entendido puede llegar a ser destructivo”.

Enrique Rojas comenta en una entrevista:
La melancolía ha dado lugar a no pocos genios y expresiones artísticas (…) el sufrimiento esculpe la personalidad (…) la tristeza sólo es patológica cuando no es creativa, invita a la muerte y hace emerger ideas de suicidio. Pero cuando te lleva a pintar, a escribir, a crear sacando lo mejor de tu personalidad, entonces es positiva. Y ahí en medio hay una frontera huidiza.

Por otro lado, muy relacionado con lo anterior, podemos afirmar que nuestro sistema educativo no es neutro. No se presta la misma atención a todos los estilos de aprendizaje, ni se valoran del mismo modo las diferentes capacidades. La escuela es un reflejo de la sociedad, por eso no podemos olvidar el contexto de postmodernidad y globalización neoliberal en el que nos encontramos.

Frederic Jameson describe así el concepto de posmodernidad:
Un concepto marcador de un período cuya función consiste en correlacionar la aparición de características formales nuevas en la cultura con la aparición de un nuevo tipo de vida social y un nuevo orden económico, al que a menudo se denomina eufemísticamente como modernización, sociedad posindustrial o del consumidor, la sociedad de los medios de comunicación o del espectáculo o capitalismo multinacional.

Un poco más adelante escribe:
En algún momento inmediatamente posterior a la II Guerra Mundial, comenzó a surgir un nuevo tipo de sociedad (…). Los nuevos tipos de consumo; la obsolescencia planificada; un ritmo aún más rápido de cambios de moda y de peinados; la penetración de la publicidad, la televisión y los medios de comunicación, en general en la sociedad, en un grado hasta entonces sin parangón; la sustitución de la antigua tensión entre el campo y la ciudad, el centro y la provincia por el suburbio y la estandarización universal; el crecimiento de las grandes redes de superautopistas y el advenimiento de la cultura del automóvil son algunas de las características que parecen marcar una ruptura radical con la sociedad prebélica, en la que el modernismo era aún una fuerza subterránea.

Precisamente al hilo de dicho contexto, la Escuela es el lugar idóneo para perpetuar la situación, contribuir a fomentar los intereses del sistema capitalista o apostar por una Educación transformadora. Afortunadamente, poco a poco las cosas están cambiando y son cada vez más las instituciones educativas que están poniendo en práctica ideas que ofrecen una concepción diferente de enseñanza -aprendizaje. Aunque aún queda mucho por hacer, “otro mundo es necesario, y además es posible” (Ovejero). Tenemos que creer en la Escuela como instrumento de transformación social.

Han pasado veinte años desde que se iniciara el estudio de la Inteligencia Emocional (IE). Desde que los profesores Salovey y Mayer acuñaran por primera vez el término IE hasta ahora, se han generado múltiples concepciones, produciéndose una gran difusión del mismo por parte de Goleman con su conocida obra Inteligencia emocional. Dicho autor enuncia que la Inteligencia Emocional es “el conjunto de habilidades que sirven para expresar y controlar los sentimientos de la forma más adecuada para desenvolverse en el terreno personal y social”. Respecto a los tipos de emociones, no se establece una clasificación cerrada, ya que existe una gran cantidad de las mismas y , además, se encuentran entrelazadas. Goleman destaca como emociones primarias la ira, la tristeza, el miedo, la alegría, el amor o la vergüenza y el resto de las emociones como variantes de las anteriores. Por su parte, Bisquerra distingue entre cuatro clases de emociones: emociones negativas (ira, miedo, tristeza, vergüenza, etc.); emociones positivas (alegría, amor, etc.); emociones ambiguas (sorpresa, esperanza, compasión, etc.) y emociones estéticas, vinculadas a la admiración y al placer artístico.

Nos resulta esencial incluir otra posible clasificación de las emociones:
La IE considerada una habilidad se define como la destreza en el procesamiento de la información con contenido emocional y exige una evaluación a través de instrumentos de ejecución o rendimiento (Mayer y Salovey). Mientras que Mayer, Caruso y Salovey han intentado diseñar test psicométricos para medir la IE como rendimiento, otros autores y autoras han empleado medidas de autoinforme. Éstas han hecho surgir nuevas definiciones de la IE, que comprende tanto factores intelectuales como personales, dando lugar a lo que se ha llamado “modelos múltiples de la IE”

La IE como rasgo se define como una constelación de disposiciones emocionales localizada en los niveles más bajos de la personalidad y requiere de una evaluación basada en instrumentos de auto-informe o auto-percepción. Las aplicaciones de la Inteligencia Emocional tienen un fuerte respaldo científico logrado a través de numerosas investigaciones.





Extraído de:
UNIVERSIDAD DE VALLADOLID
Facultad de Educación de Segovia
TRABAJO DE FIN DE MÁSTER INVESTIGACIÓN EN CIENCIAS SOCIALES.
EDUCACIÓN, COMUNICACIÓN AUDIOVISUAL, ECONOMÍA Y EMPRESA
INTELIGENCIA EMOCIONAL Y RESPONSABILIDAD SOCIAL EN EDUCACIÓN PRIMARIA
Autora: Verónica Sancho Arranz
Tutora: María del Carmen Garrido Hornos

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