miércoles, 5 de febrero de 2014

Formas de acoso escolar



El acoso escolar o bullying, ha estado presente siempre, y en estos tiempos ha adquirido mayor visibilidad ¿Cuántas formas de acoso se registran? ¿Qué consecuencias traen? Es necesario conocer sobre el tema, y reforzar la vigilancia.


Las acciones de acoso pueden clasificarse en físicas y psicológicas. El acoso físico se presenta cuando el niño es golpeado, en general en la cabeza o cuando se le tira del cabello o se imitan sus gestos. También pueden manifestarse en forma indirecta a través del destrozo de materiales personales o de pequeños hurtos.

La intimidación que, generalmente, se ejerce mediante amenazas de violencia, asignación de apodos o sobrenombres, exigencia de dinero o de bienes materiales, utilización de lenguaje sexualmente ofensivo, ridiculización y humillación, forman parte del acoso sicológico. Este tipo de acoso se manifiesta también a través de la exclusión y el aislamiento en las actividades escolares como trabajo en grupo, actividades recreativas y/o deportivas o, por ejemplo, no invitándoles a las fiestas que se organizan. También forman parte del acoso sicológico la expansión de rumores tendientes a generar malestar a los estudiantes acosados.

Los estudios muestran que los adolescentes que son acosadores o víctimas tienen una experiencia social y un bienestar emocional reducido y participan en comportamientos de riesgo para la salud, en general, reportan mayores tasas de consumo de alcohol y drogas, de peleas y de porte de armas, que los estudiantes que no son víctimas. Asimismo, los estudiantes que son víctimas de acoso escolar a menudo experimentan una mala adaptación social y emocional, baja autoestima, y mayores niveles de soledad, ansiedad, depresión e ideas suicidas, que los que no participan en la intimidación.

Una forma de acoso psicológico se da a través de los medios tecnológicos: El cyberbullying. En esta sección nos basaremos en el artículo de Maidel para describir el uso de las tecnologías para agredir. maltratar, intimidar o amedrentar a estudiantes por parte de sus compañeros y para alertar sobre los riesgos físicos y psicológicos a que están expuestas las víctimas. Dos de las características del cyberbullying que lo hace muy agresivo es la posibilidad del anonimato y el hecho de actuar sobre espacios escolares y extraescolares. Este tipo de acoso se da, por ejemplo, a través de las redes sociales, emails, mensajes de texto en los celulares, sitios web personales, comunidades virtuales, entre otros, y en ese sentido se extienden al entorno extraescolar.

Consecuencias del acoso escolar
Los niños víctimas de acoso escolar presentan, en general, bajo rendimiento escolar, su autoestima decrece a tal grado que llegan a aceptar las diversas formas de acoso aún siendo conscientes de que los están sometiendo a altos niveles de agresión física y psicológica. Esta es la situación de estudiantes que son rechazados por sus compañeros en las actividades escolares y que son víctimas de acciones crueles, frecuentes por parte de los mismos, sin que ni en su colegio ni en su familia se detecte dicha situación. La vida de estos niños se hace más difícil cuando también son víctimas de reproches por parte de sus padres y de sus profesores debido a su bajo rendimiento académico.

Los efectos negativos del acoso escolar son bien reconocidos a nivel mundial. La agresión constante efectuada por pares en la escuela genera problemas de salud y de bienestar, con efectos duraderos. También se ha encontrado que el comportamiento de intimidación está asociado con el aumento de síntomas psicosomáticos; los intimidadores tienden a ser infelices en la escuela; los estudiantes intimidados se sienten solos, teniendo todos ellos un mayor número de síntomas psicológicos y psicosomáticos.

En un estudio realizado en Chile en el cual participaron 8131 estudiantes de educación media, 47% de ellos reportaron haber sido matoneados en el último mes y de éstos el 30% reportaron sentimientos de tristeza y desesperanza durante dos o más semanas en el último año. Los estudiantes de séptimo y octavo reportaron más probabilidad de matoneo que los de noveno, pero los de noveno reportaron más altos niveles de soledad, dificultades para dormir y pensamientos suicidas que los estudiantes de séptimo y octavo grado. Los hombres tienen más probabilidades que las niñas de reportar acoso escolar, pero las mujeres tienen más probabilidad que los muchachos de reportar síntomas de depresión, como sentimientos de tristeza y desesperanza, soledad, dificultades con el sueño y pensamientos suicidas.

Estudios, como el realizado por Rigby, indican también que la tendencia a victimizar a otros o a otras en la escuela, predice con certeza la conducta antisocial y violenta del adulto. Así, los agresores también necesitan ayuda para el desarrollo de su autoestima, de su autoconfianza y la internalización de límites en sus comportamientos.

Los estudiantes que son víctimas de acoso escolar se encierran cada vez más en sí mismos y se deprimen llegando a presentar altos niveles de rechazo a la escuela (por temor a los compañeros, al trabajo escolar o a algún profesor), sin que en general sean detectadas las causas de su rechazo a la escuela e incluso llegando a ser víctima de violencia intrafamiliar por esta actitud. Así mismo, en múltiples ocasiones, el acoso escolar puede conllevar a conductas de agresividad y de violencia. Maidel indica que un niño víctima de acoso escolar puede, como consecuencia, manifestar ansiedad, tristeza, estrés, miedo, apatía, angustia, rabia reprimida, dolores de cabeza o estómago, disturbios del sueño, pérdida del apetito o aislamiento, y que muchas de estas consecuencias persisten por el resto de la vida.

Otros estudios muestran contundentemente que las víctimas de acoso exhiben profundo malestar psicológico, del cual la tendencia suicida es una manifestación. Muestran que, en general, los adolescentes que están más expuestos a este tipo de conductas presentan más síntomas depresivos que quienes no son víctimas de las mismas.

La actitud intimidatoria decrece con la edad pero es posible que cuando el niño o niña ha crecido ya se le haya hecho un daño irreparable en su personalidad y ya no tenga reverso, dándole trabajo adicional al sector salud desde la escuela, en la cual se están aumentando significativamente los problemas de estrés que ya la sociedad en sí genera, debido a los retos que les impone desempeñarse en ella con competencia.



Autores
EDILBERTO CEPEDA-CUERVO Profesor Asociado. Departamento de Estadística. Universidad Nacional de Colombia
GLORIA CAICEDO SÁNCHEZ Asesora. Viceministerio de Educación Preescolar. Básica y Media. Ministerio de Educación de Colombia
En Revisto Iberoamericana de Educación n." 61/3- 15/03/13
Organización de Estados Iberoamericanos poro la Educación la Ciencia y la Cultura

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