Durante
mucho tiempo la escuela funcionó como “selectora”, y fue parte de estrategias
de reproducción social. Hoy podemos exigir inclusión ¿Qué significa esto? ¿Qué modificaciones
debemos pensar? ¿Hacia donde marchar? ¿En qué consiste la Educación inclusiva? ¿Cómo debe funcionar?
Entrevista con la profesora Ma. Antonia
Casanova
Esta importante académica
ha trabajado durante varios años en la integración de proyectos educativos
inclusivos. Ha dictado conferencias y escrito libros sobre este tema. En su
último libro, Educación inclusiva: un modelo de futuro, facilita estrategias y
explica los cambios que deben producirse en las escuelas para dirigirse hacia
el camino de la educación inclusiva.
Mejor educación, mejor sociedad
La autora mencionó
que en el contexto de la coexistencia intercultural la convivencia no sólo debe
ser en el ámbito de las “culturas”, sino también entre las personas diferentes
en capacidades e intereses. Justo esa es la sociedad democrática. Aseguró que “es necesario exigir que la educación sea
para todos, con idénticas características de calidad, lo cual puede ofrecer la
educación inclusiva y no otra. De ahí que los profesores se deben proponer un
objetivo principal que es ofrecer la posibilidad de ejercer el derecho a la
educación en las mejores condiciones, esto implica tratar justa y equitativamente
al alumnado, sin aceptar prácticas discriminatorias”.
Pero, ¿qué es la
educación inclusiva? Ma. Antonia Casanova disfruta hablar sobre el tema, así
que respira, toma su tiempo y comienza a explicar de manera apasionada: “Educación inclusiva es educación para todos,
en unos mismos centros que ofrezcan, por lo tanto, iguales oportunidades en
cualquiera de los órdenes de la vida. La educación en una sociedad democrática
o es inclusiva o no es educación. Si no es educación inclusiva, entonces
estamos hablando de una formación parcial, no es una formación completa para la
generalidad del alumno, como lo menciono en mi libro”. La educación
inclusiva no consiste en no exigir, sino en mantener altas expectativas para
todo el alumnado.
Integración o inclusión
La autora explicó que
es importante distinguir entre integración e inclusión educativa. ¿Cuál es la
diferencia entre una y otra?, ¿qué cambios supuso pasar de la integración a la
inclusión? Puntualizó que cuando se habla de integración lo que se pretende es
adaptar al alumno a la situación escolar, por lo tanto, se le brinda apoyo con
los medios específicos para que pueda desarrollar sus capacidades de la mejor
manera posible. En la integración, entonces, se pone el acento sobre el alumno,
quien es el que debe integrarse en el medio al que se incorpora, y para lo cual
previamente se le evalúa. Mientras que la inclusión supone un contexto más
amplio que implica la adaptación de la escuela, es decir, la modificación de
todos los elementos necesarios para que la institución sea capaz de educar al
conjunto de la población, sean las que sean sus características personales. “La mejor opción educativa es que esas
personas distintas se eduquen juntas”.
La investigadora
cree, por lo tanto, que “es
imprescindible una escuela comprensiva, flexible, creativa y autocrítica que
ofrezca múltiples opciones a la diversidad de su alumnado, la cual puede ser de
todo tipo porque hay que señalar que el modelo de educación inclusiva no sólo
es válido para los alumnos con necesidades especiales, sino para todos los
alumnos, recordemos que cada uno es diferente, por lo que todos requieren
personalización educativa”.
En este sentido, la
autora habló sobre una de las claves fundamentales de la educación inclusiva: la personalización. Dijo
que el cambio imprescindible para que la educación inclusiva sea una realidad
es la ruptura con las rutinas igualitarias que creen que todos los alumnos son
iguales. “Tenemos que entender que cada
alumno es diferente, aunque no sea de otra cultura o no tenga discapacidad
alguna. Los alumnos siempre presentan diferencias entre ellos, de ahí la
importancia de la personalización y de la enseñanza. Cuando hablamos sobre la
atención a la diversidad en educación, hablamos de la necesidad de personalizar
en todo lo posible los procesos educativos que se producen en los centros
docentes”, señaló.
Explicó que el cambio
que supuso pasar de una visión de integración a una de inclusión residió en que
ya no basta con estar integrado en la escuela, sino que el profesorado, las
instalaciones, el currículo y otros sectores participantes tienen que configurarse
para ofrecer la educación de calidad que en estos momentos se requiere, y así
permitir que todo el mundo entre en las aulas.
Ante la pregunta
sobre cuáles han sido los obstáculos que se han tenido que superar, afirma que
lograr la inclusión educativa ha significado un largo camino en el que, en
efecto, se han tenido que superar muchos obstáculos; los más importantes han
sido los mentales, aquellos que suponen prejuicios por falta de información
principalmente; otros son los de carácter económico, pues en muchos países,
suponen una barrera difícil de superar porque ni siquiera tienen la posibilidad
de ejercer ese derecho a la educación. “Desafortunadamente
la sociedad exige educación de calidad, pero no sabe definir esa calidad ni su
contenido; son incapaces de llegar a acuerdos básicos que garanticen la
continuidad en una línea de actuación que ayude a aprovechar las oportunidades
que se presenten”.
Por otro lado,
aseguró que es necesario modificar hábitos obstinados, sobre todo en
metodología y evaluación, elementos curriculares que constituyen aspectos imprescindibles
para la atención a la diversidad desde la educación; por ejemplo, la autora
mencionó las exigencias para la aplicación del currículo abierto, es decir, un
currículo desde una perspectiva equilibrada que abarque, entre otros factores,
una organización flexible del centro escolar que facilite la adaptación a las
diversas situaciones que puedan plantearse; formación y actualización permanente
del profesorado en educación inclusiva; posibilidad de realizar adaptaciones
curriculares para atender al alumnado según lo requiera, entre otros aspectos.
La autora finalizó
con una afirmación categórica: “la
educación inclusiva no consiste en no exigir, sino en mantener altas
expectativas para todos los alumnos. Eso es un enfoque inclusivo”.
Autora
Trilce Piña Mendoza
En Alas para la Equidad Nro 36
Ma. Antonia Casanova
Es profesora asociada de la Universidad Camilo José
Cela y directora de Formación del Instituto Superior de Promoción Educativa, de
Madrid. Se ha desempeñado como Inspectora de Educación desde 1980, habiendo
ocupado el cargo de Subdirectora General de Educación Especial y Atención a la
diversidad, del Ministerio de Educación, y Directora General de Promoción Educativa
de la Comunidad de Madrid.
Estoy de acuerdo con todo lo expuesto, pero justamente sigo con las mismas preguntas e inquietudes dada la realidad del sistema educativo, realidad que percibo en mi actuación docente cotidiana. Las dimensiones de la problemática se complejizan en esa cotideneidad. ¿Qué hacemos con los currículos hegemónicos?... ¿Qué hacemos con las "reproducciones de reproducciones" que se perpetúan desde los profesorados?. ¿Qué espera y cómo respondemos a las verdaderas demandas sociales y culturales de la actualidad? E insisto: ¿Qué papel cumplen las políticas educativas?...
ResponderEliminarContinuando con el debate, que siempre me parece enriquecedor, los invito a leer "DESAFÍOS DE PENSAR LA ENSEÑANZA EN LAS ACTUALES CONDICIONES DE ESCOLARIZACIÓN". http://mirandonoseducar.blogspot.com.ar/