viernes, 14 de junio de 2013

Frustración imitación y violencia escolar

Nos toca convivir con la violencia, muchas veces los medios, en especial la televisión, se convierten en un “industria de la violencia”, pero en las escuelas las podemos ver de cerca ¿Cuáles causas las originan? ¿Qué efectos producen? ¿Cómo reaccionar? ¿Qué aspectos podemos considerar? ¿Tiene que ver la frustración?



Varias teorías explicativas de la violencia se fundamentan en la frustración. Así se explica, por ejemplo, que un niño o una niña, frustrado ante la presencia de un juguete en manos de un compañero, consiga hacerse con el juguete después de golpear agresivamente a su dueño: el placer que le proporciona la posesión del objeto deseado después de recurrir a la violencia, refuerza positivamente su anterior comportamiento. Desde la perspectiva del aprendizaje social, la violencia es resultado de una serie de conductas aprendidas y reforzadas por la positiva gratificación que puede derivarse del uso de la fuerza.

Un tipo muy frecuente de violencia, principalmente entre la población escolar y entre personas con un bajo umbral de resistencia frente a las dificultades y el fracaso, es la que se produce como reacción frente a las situaciones frustrantes. El sentimiento de frustración generado por el fracaso, por la desigualdad social y personal, por la baja estima, por una burla, etc., puede engendrar, fácilmente, reacciones violentas.

Todas las teorías han de ser tenidas en cuenta a la hora de explicar la violencia. No obstante, desde la perspectiva educativa, es especialmente importante la teoría o interpretación de Bandura. La transgresión de normas y la violencia se aprenden de la misma manera que otros comportamientos humanos: por imitación. Aprendemos a ser violentos imitando comportamientos agresivos o violentos. Es decir, si un escolar observa que los adultos se comportan con violencia y obtienen un beneficio de este proceder, pueden “valorar” esta manera de actuar e imitar este comportamiento, adoptando, posiblemente, actitudes violentas.

Los medios de comunicación, a través de su capacidad de modelling, ofrecen con excesiva frecuencia una “positiva” imagen de la violencia. Imagen que los escolares, por imitación, tienden a adoptar y es fácil que se conviertan en usuarios de la agresividad. De la misma manera que se imitan ciertas maneras de vestir, actuar y hablar, se imitan también ciertas actitudes y comportamientos violentos.

De no mediar una correcta educación es fácil que en la edad escolar aparezca la violencia reactiva o innata, o sea, la violencia como la forma de respuesta instintiva, primaria. Es la reacción casi mecánica o automática frente a una acción inesperada, molesta o vergonzosa. La violencia reactiva o innata actúa a manera de defensa ante una situación sorpresiva y negativa, ante una situación que uno no domina. Es la violencia inesperada e incontrolada que se da en no pocas circunstancias escolares. Se recibe una crítica, un empujón, un insulto, se pierde un balón que se tenia controlado... y se reacciona con violencia. Porque, no lo olvidemos, algunas formas de violencia escolar son violencia instrumental, violencia concebida como estrategia para, a través de ella, obtener de manera premeditada una situación de privilegio.

En el ámbito de la educación secundaria es fácil detectar también ciertas formas de violencia ritualizada, es decir, comportamientos acompañados de signos, expresiones, hábitos o rituales. Es un tipo de violencia cercano a las pandillas, a algunos grupos, sectas o tribus y que, con excesiva frecuencia, es posible ver en los estadios, en los medios de comunicación, en las calles e incluso en algunos espacios escolares. En ocasiones, la violencia ritualizada es usada para obtener mayor presencia, más prestigio social y... mas seguidores.

Las teorías educativas de reproducción han tenido cierta repercusión en otra tipología de violencia: la simbólica. Definida por Bourdieu como el poder que consigue imponer significados como legítimos, aunque ello signifique disimular la relaciones de fuerza existentes, la violencia simbólica sirve a este autor para explicar la reproducción del arden social injusto, así como el fracaso escolar de los alumnos pertenecientes a los sectores sociales mas marginados y sometidos a la cultura de la clase dominante.

Verba habla de violencia escolar física y verbal, y de violencia simbólica exógena y endógena, clasificación esta ultima que hacen suya otros autores. Podemos hablar también de violencia en la escuela, externa a la escuela y violencia antiescolar. Testaniere diferencia el alboroto tradicional del alboroto anómico. Y Woods analiza la violencia desde la perspectiva del interaccionismo simbólico, mientras que Hester prefiere recurrir a las clasificaciones derivadas del etnometodologismo.

AI margen de los diferentes tipos de violencia y su relación con la frustración y la imitación, la expresión «violencia escolar» puede ser definida como la situación de acoso, intimidación o victimización en la que un alumna o alumna es agredido o se convierte en víctima, de forma repetida, de acciones agresivas como consecuencia de una situación de desequilibrio de fuerzas. Este tipo de violencia puede incluir tanto la agresión física hacia las personas como hacia la casas, así como también el bullying maltrato entre iguales, es decir, entre compañeros escolares. La disrupción y la nodisciplina que se puede generar en el ámbito escolar, impidiendo en ocasiones el normal desarrollo de las actividades docentes, y que pueden llevar a un abierto enfrentamiento entre profesorado y alumnado, se conciben también como formas de violencia escolar.

El bullying escolar es una manifestación mas de la cultura de la violencia a la que, hacíamos referencia. Con el término bullying nos referimos a la violencia que se da entre alumnos o compañeros escolares. Se trata de una violencia en La que las víctimas se sienten incapaces, indefensas ante las agresiones de compañeros. Son formas de violencia que van desde lo físico (golpes, patadas, intimidaciones, etc.) a lo verbal (insultos, motes, amenazas, etc.), pasando por la mas sofisticada violencia indirecta (rumores, extorsiones, etc.).

Al margen de las consecuencias escolares que puedan derivarse del bullying (depresión, desinterés escolar, ansiedad, etc.), cabe considerar también el efecto de modelling que esta violencia puede generar entre los profesores y los alumnos que conviven con ella. Algunos estudios de carácter longitudinal, demuestran los efectos que, a largo plazo, tiene este tipo de violencia, mientras que otras investigaciones demuestran que se da, principalmente, en el patio y en los alrededores de la escuela. Los pocos datos existentes y fiables acerca de este problema son la punta de un iceberg, cuya magnitud necesitamos conocer de manera mas precisa. Digamos, por ultimo, que para prever o solucionar el bullying es necesario, en primer lugar, tomar conciencia del problema que para un escolar supone un maltrato o una intimidación entre iguales. Lomas importante es conocer el problema, detectarlo y luego intervenir de manera inteligentemente pedagógica.

Podemos admitirlo o no, pero lo cierto es que la mayoría de estas «violencias» aparecen, en mayor o menor grado, y por distintas razones, en muchos de nuestros centros escolares de secundaria. Todas ellas son diferentes formas de interpretar y clasificar la violencia, un fenómeno preocupante y que actualmente tiene, para determinados sectores de la población joven, un especial perfil y atractivo. De ahi que ante la fuerza del mimetismo en los escolares comprendidos entre los 12-1ó años, sea muy importante que, al margen de La frustración e imitación, antes de actuar frente a una situación de violencia escolar se tengan en cuenta circunstancias como:

• El tipo de violencia y de coacción ejercida. Se trata de una violencia verbal, moral, física, etc. Que valoración realiza el profesorado de cada una de ellas.

• Se trata de una actitud violenta habitual o de una conducta puntual. Cómo reacciona el profesorado ante un alumno u otro. Estigmatizamos, sin más, a todo aquel escolar que presente actitudes no formalmente adaptativas.

• Cual es la gravedad de la conducta desde el punto de vista normativo o legal. Se trata de una acción de carácter delictivo, transgresor de normas de convivencia o de pura provocación.

• La situación de violencia tiene carácter reactivo, emocional o premeditado. De que tipo de violencia se trata. Valoramos una u otra de la misma manera.

• Atendemos a la edad, historia y características de personalidad de los protagonistas. Somos capaces de atender a las circunstancias personales de los alumnos autores o participantes en los actos violentos.

• Indagamos cual es el contexto donde aparece la conducta violenta y conocemos las causas que la han generado. Se ha revisado la normativa escolar a partir de la aparición de situaciones conflictivas.

• Se trata de una respuesta a determinadas situaciones del medio o es una manera de expresar el malestar por circunstancias conocidas o desconocidas.

• Si e trata de una conducta agresiva individual o grupal, generada por imitación y contagio, se conoce cual es el objetivo perseguido en la utilización de la violencia.



Extraído de
CULTURA DE, LA VIOLENCIA Y EDUCACION SECUNDARIA
Antonio Petrus Rotger*
Universidad de Barcelona
En Revista Española de Educación Comparada , 7 (2001 ), 23-49

1 comentario:

  1. Hay que enseñar al niño desde que es muy pequeño a aceptar las frustraciones y eso es una tarea de todos de educadores y de padres. He visto en muchas ocasiones como a algunos padres les cuesta más aceptar esa frustración o fracaso que a su propio hijo

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