viernes, 9 de marzo de 2012

El buen profesor, visto desde los estudiantes

¿Qué significa ser “buen profesor”? La respuesta será muy distinta, según quién la emita. Cada teoría tiene implícita una idea al respecto, pero ¿Qué opinan los alumnos? También tendríamos múltiples opiniones, en los siguientes párrafos se trata de arrojar alguna luz al respecto



Hay un conjunto de características de los maestros que son especialmente valoradas por parte de sus alumnos, y se refieren principalmente a las capacidades didácticas para comunicar y transferir el conocimiento, junto con aspectos actitudinales y relacionales con los estudiantes.

El buen manejo del campo disciplinario en el que se desempeñan los docentes es también un factor destacado. Por ejemplo, en el estudio de Brookfield sobre competencias de los maestros en escuelas secundarias de Estados Unidos, los estudiantes señalan que la credibilidad y la autenticidad de los profesores/as son los dos aspectos más valorados.

Un tercer aspecto, también vinculado al ámbito relacional, refiere a la necesidad que expresan los estudiantes de secundaria de ser tratados como adultos por parte de sus maestros. Los estudiantes estadounidenses valoran principalmente que sus docentes tengan algo pertinente e importante que decir o mostrar, que sean abiertos y honestos en su trato con ellos, que los respeten y los traten como adultos. Los resultados de este estudio muestran cómo los conocimientos y saberes disciplinarios de los maestros aparecen, desde el punto de vista de los alumnos, muy ligados a la forma y actitud en que ellos son transferidos en el proceso de enseñanza y aprendizaje. La habilidad pedagógica, la experiencia, el respeto y la convicción con que los docentes trabajen los contenidos, adquieren centralidad para el proceso de aprendizaje (Brookfield).



De gran interés son algunos indicadores que utilizan los mencionados estudiantes para mostrar que sus docentes son buenos pedagogos, o que manejan los contenidos o conocimientos implicados en su área. Señalan, por ejemplo, que un buen profesor se reconoce por su capacidad de responder preguntas y reaccionar adecuadamente frente a eventos inesperados o conflictos en el aula, mientras que su credibilidad se verá reflejada en la habilidad para fundamentar sus decisiones y especialmente los criterios de evaluación. Además, se requiere de los profesores el necesario tiempo para retroalimentarlos sobre lo hecho y logrado. En cuanto a los indicadores de autenticidad, los alumnos se refieren a la congruencia entre el discurso y la acción de los profesores: el dar a conocer o explicitar los criterios, las expectativas y la agenda de trabajo con ellos; ser un real apoyo y ayuda para el aprendizaje; y la capacidad de compartir con sus alumnos su vida fuera del aula, entre otros aspectos.

Por su parte, la investigación de Abramovay y Castro realizada con estudiantes de educación media (secundaria) en 13 ciudades capitales del Brasil, muestra que los alumnos priorizan lo pedagógico y actitudinal/relacional como cualidades que distinguen a un buen profesor.

Entre las principales características que asocian a un buen docente, se destacan en el siguiente orden de importancia:
• Su capacidad para expresarse con claridad y lograr así que los estudiantes comprendan y asimilen lo abordado.
• Su interés en enseñar y la capacidad de motivar y aprender de sus alumnos.
• Ser amigo de los alumnos.
• Control sobre la clase.
• Dominio y actualización del contenido que enseña.
• Respeto hacia los estudiantes.

De acuerdo a los estudiantes brasileños, un buen profesor es antes que nada aquel que logra que los estudiantes quieran aprender y cuenta además con las estrategias y capacidad didáctica para hacer comprensible e interesante aquello que deben aprender. Para ellos, el buen docente se distingue por su capacidad para despertar el interés y motivación por aprender en sus alumnos y por saber enseñarles. En este “saber enseñar” destacan no solo el saber transmitir, sino también la puntualidad, la dedicación y el tiempo reservado a explicar hasta lograr que los estudiantes entiendan y asimilen lo tratado, así como la preocupación constante para estimular su participación y verificar que ellos hayan efectivamente aprendido.

La confianza en sus maestros, que supone el desarrollo de lazos de amistad real entre docentes y alumnos, es otro aspecto destacable y que, junto con el respeto y control sobre la clase, indican que los factores relacionales priman por sobre los niveles de conocimientos netamente disciplinarios de los profesores. La imagen del buen maestro se completa con la demanda de un buen manejo de los contenidos que enseñan, lo que a juicio de estos estudiantes se ve reflejado en una actualización permanente en el respectivo campo disciplinario. Coherentemente con lo anterior, identifican como defectos o debilidades de un profesor los siguientes aspectos:

No saber enseñar
• Ser arrogante o autoritario (por ejemplo, expulsar alumnos del aula).
• Ser enredado o confuso al dar la clase (aquel que se desvía del contenido de la materia cuando enfrenta problemas o dudas ante preguntas de los estudiantes).
• No controlar a los estudiantes (por ejemplo, permitir que los alumnos conversen o creen desorden).
• Mostrar desinterés por los alumnos.
• No ser respetado o ser mal educado. Un mal docente es aquel que no despierta admiración por su saber en los alumnos, lo mismo que aquel que no los respeta y se comporta de mala manera en su relación con los otros (especialmente con ellos).

En Argentina, un estudio realizado por Dussel, Brito y Nuñez encuestó a más de 380 profesores y 760 jóvenes de cuarto y quinto año del secundario de todo el país para conocer y analizar sus inquietudes y expectativas respecto del futuro. Al ser consultados sobre las características de un buen docente, los estudiantes argentinos destacan principalmente el dominio sobre la materia que enseñan, su capacidad para explicar, su motivación e interés por enseñar. A continuación, valoran que se les propongan actividades interesantes y que les ayuden en el proceso de aprendizaje, que sean justos en su trato (que los traten a todos por igual), que sean exigentes y que les enseñen a ser buenas personas. Al igual que en los otros estudios ya comentados, para estos estudiantes el buen maestro combina saberes con habilidades y actitudes pedagógicas, actitudes y principios éticos.



Autora
Marcela Román
Extraído de
La voz ausente de estudiantes y padres en la evaluación del desempeño docente
SERIE DOCUMENTOS DE PREAL / NOVIEMBRE 2010 / N º 49



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