jueves, 1 de julio de 2010

El efecto compañero


Una nueva investigación que será públicada en la próxima edición del Quarterly Journal of Economics por Caroline Hoxby de la Universidad de Harvard, sugiere que tanto los niños como las niñas tienen un mejor rendimiento en castellano y matemática cuando están en cursos que tienen una mayoría de niñas. Por el contrario, más niños en una sala está asociado con peor rendimiento para ambos sexos.
Caroline Hoxby comienza su estudio examinando la pregunta: ¿Qué significa "efecto compañero" en un colegio?

Según Hoxby, la forma más directa incluye los efectos de los estudiantes enseñándose entre sí. Estudiantes inteligentes también pueden afectar a sus compañeros por su conocimiento y su influencia en los estándares académicos y disciplinarios en el aula.

Por el contrario, estudiantes que se comportan mal en la sala pueden quitar energía y tiempo del profesor que podría haberse dedicado a enseñar.

Otras características de los alumnos –nivel socioeconómico, problemas de aprendizaje y género– pueden también crear un efecto compañero.

Por ejemplo, niños con problemas de aprendizaje pueden quitar mucho tiempo al profesor; tensión entre sexos puede interferir en el proceso de aprendizaje; niños de familias con recursos pueden compartir materiales con sus compañeros.

La autora sugiere que el efecto compañero también puede afectar la manera en que los profesores reaccionan hacia los alumnos. Por ejemplo, si los profesores creen que se debe esperar un rendimiento inferior en un alumno pobre, podrían bajar los estándares cuando tienen una clase con mayoria de alumnos de familias humildes.

En este caso, los otros estudiantes en la clase, de niveles socioeconómicos más altos, podrían sentir el efecto compañero negativo.

Hoxby argumenta que el efecto compañero puede tener implicancias para la política educativa. Por ejemplo, si exisitiera efecto compañero en colegios, el sistema de financiamiento que incentiva una distribución eficiente de compañeros entre colegios, haría las inversiones en rendimiento más productivas. Por ejemplo, existen programas en los Estados Unidos que mandan alumnos de barrios marginales a colegios con alumnos de mayor nivel socioeconómico.

Sin embargo, según la economista de Harvard, hay problemas con teorías que dependen de un efecto compañero. Primero, es difícil de estimar los efectos. En la literatura a veces la evidencia está sesgada por efectos de selección. Por ejemplo, si todos en un grupo son de alto rendimiento, muchos asumen que el rendimiento es un efecto de pertenecer a un grupo en vez de ser una razón para pertenecer a él. Según Hoxby, un segundo problema con estimar efecto compañero en colegios, particularmente en un sistema de libre elección de colegios como en Chile, es que las familias pueden seleccionar los compañeros de sus hijos.

También las familias pueden influir en el profesor y la clase en que están sus hijos. Por ejemplo, si a las familias les gusta la manera que la profesora de sexto básico enseña, podrían pedir que sus hijos estén en su curso, creando una sala de alumnos con padres que se preocupan de la educación de sus hijos. También directores y profesores pueden seleccionar estudiantes basado en el rendimiento, por ejemplo, al dar pruebas de admisión.

Por ejemplo, un colegio puede asignar alumnos con niveles parecidos de rendimiento a una clase para minimizar la dificultad de enseñarles. O puede asignar todos los alumnos con problemas de aprendizaje a la clase de una profesora por su habilidad de trabajar con ellos.

En resumen, hay que asumir que asistir a un colegio es asociado con variables no siempre observables –como padres motivados– que pueden afectar el rendimiento.

El análisis de datos que realiza Caroline Hoxby utiliza una estrategia empírica que intenta identificar el efecto compañero libre de sesgos de selección, particularmente cuando hay desbalance en la sala por género en un curso de un determinado colegio. Por ejemplo, examina a las familias que tienen un hijo en el Jardín Infantil que está en un curso donde la mayoría de los alumnos son de sexo femenino y otro hijo que llega al colegio dos años después y está en un curso donde la mayoría de sus compañeros son de sexo masculino.

La autora utiliza datos para niños entre tercero y sexto básico en el estado de Texas en los Estados Unidos y sugiere que, según su análisis, el rendimiento alto de un grupo tiene un efecto positivo en sus compañeros. Hoxby también concluye que niños y niñas tienen un mejor rendimiento en clases con más mujeres. Por el contrario, más niños en una sala es asociado con peor rendimiento para ambos sexos.

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