El aprendizaje orientado a proyectos busca enfrentar a los alumnos a situaciones que los lleven a rescatar, comprender y aplicar aquello que aprenden como una herramienta para resolver problemas o proponer mejoras en las comunidades en donde se desenvuelven.
Esta
estrategia de enseñanza constituye un modelo de instrucción auténtico en el que
los estudiantes planean, implementan y evalúan proyectos que tienen aplicación
en el mundo real más allá del aula de clase (Blank, 1997; Dickinson, et al,
1998; Harwell, 1997).
En
ella se recomiendan actividades de enseñanza interdisciplinarias, de largo
plazo y centradas en el estudiante, en lugar de lecciones cortas y aisladas
(Challenge 2000 Multimedia Project, 1999). Las estrategias de instrucción
basada en proyectos tienen sus raíces en la aproximación constructivista que
evolucionó a partir de los trabajos de psicólogos y educadores tales como Lev
Vygotsky, Jerome Bruner, Jean Piaget y John Dewey.
Cuando
se utiliza el método de proyectos como estrategia, los estudiantes estimulan
sus habilidades más fuertes y desarrollan algunas nuevas. Se motiva en ellos el
interés por el aprendizaje y un sentimiento de responsabilidad y esfuerzo.
Los
resultados del proceso de aprendizaje de los estudiantes no son predeterminados
o completamente predecibles. Esta forma de aprender requiere el manejo, por
parte de los estudiantes, de muchas fuentes de información y disciplinas que
son necesarias para resolver problemas o contestar preguntas que sean
relevantes. Estas experiencias en las que se ven involucrados hacen que
aprendan a manejar y usar los recursos de los que disponen como el tiempo y los
materiales, además de que desarrollan y pulen habilidades académicas, sociales
y de tipo personal a través del trabajo escolar y que están situadas en un
contexto que es significativo para ellos. Muchas veces sus proyectos se llevan
a cabo fuera del salón de clase donde pueden interactuar con sus comunidades,
enriqueciéndose todos por dicha relación.
El
trabajar con proyectos puede reducir la competencia entre los alumnos y
permitir a los estudiantes colaborar, más que trabajar unos contra otros.
Además, los proyectos pueden cambiar el enfoque del aprendizaje, llevándole de
la simple memorización de hechos a la exploración de ideas.
El
método de proyectos se aboca a los conceptos fundamentales y principios de la
disciplina del conocimiento y no a temas seleccionados con base en el interés
del estudiante o en la facilidad en que se traducirían a actividades o
resultados.
En
esta estrategia se pueden involucrar algunas presentaciones por parte del
maestro y trabajos conducidos por el alumno; sin embargo, estas actividades no
son fines en sí, sino que son generadas y completadas con el fin de alcanzar
algún objetivo o para solucionar algún problema. El contexto en el que trabajan
los estudiantes es, en lo posible, una simulación de investigaciones de la vida
real, frecuentemente con dificultades reales por enfrentar y con una
retroalimentación real.
En
la organización de aprendizajes a partir del método de proyectos, al poner al
alumno frente a una situación problemática real, se favorece un aprendizaje más
vinculado con el mundo fuera de la escuela, que le permite adquirir el
conocimiento de manera no fragmentada o aislada.
Fuente: https://observatorio.tec.mx/
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