domingo, 10 de junio de 2018

EDUCACIÓN PARA LA VIDA CIUDADANA, GUÍA METODOLÓGICA


El Instituto Interamericano de Derechos Humanos, en consecuencia con su mandato fundamental, ha desarrollado a través de los años una amplia estrategia educativa que alcanza a los más diversos destinatarios de la sociedad civil y del Estado en el continente americano. De esta manera, el IIDH pone en práctica acciones escalonadas y diferenciadas según el área de trabajo, especialidad, necesidades prácticas de los agentes y sus organizaciones y las prioridades temáticas que en un momento dado hayan sido identificadas en la región o país. Esta estrategia contempla, en general, cuatro tipos de acciones articuladas, a saber, investigación, asistencia técnica, capacitación y producción de materiales. Hablando específicamente del trabajo con educadores y educadoras del sistema educativo formal y no formal de todos los niveles, el IIDH se ha constituido en un dinámico impulsor de la educación en derechos humanos a nivel regional, a través del desarrollo de investigaciones en esta materia, asistencias técnicas a Ministerios de Educación, ONG y organismos internacionales y capacitación a miles de educadores en más de 23 países.

Asimismo, es un prolífico productor de materiales educativos alcanzando más de 100 títulos en esta materia que han sido ampliamente distribuidos en todo el continente. Luego de trabajar durante toda la década de los 90, con gran éxito, por la legitimación e incorporación efectiva de la temática de derechos humanos en el ámbito educativo, el IIDH percibió la necesidad de acompañar este proceso con una propuesta dirigida a abordar la perspectiva de la educación para la vida en democracia, complementaria de la primera y necesaria para lograr un avance sustancial en el fortalecimiento del sistema democrático. En algunos casos, pareciera existir una percepción errónea de que la democracia se limita al campo electoral-institucional y que su existencia reside únicamente en la promulgación de un sistema jurídico que así lo establezca. Desde luego estos son presupuestos necesarios pero no suficientes para el establecimiento de un sistema democrático. La visión del IIDH en este campo coincide con aquellos que ven a la democracia como un modo de vida, como un aspecto cultural que sustenta y mantiene sus expresiones jurídico-políticas.
La combinación de elecciones libres, Estado de Derecho y respeto a los derechos humanos, en una auténtica democracia, se traslada necesariamente a la vida cotidiana. Las relaciones sociales, empezando por la familia y la escuela, deben constituirse sobre principios de convivencia inspirados en los derechos humanos y la democracia: la igualdad, la tolerancia, el respeto a las diferencias, la solidaridad, la participación y la libertad. Si bien los procesos de transición a la democracia que vivieron la mayoría de los países de la región supusieron acciones jurídicas y políticas para refundar el régimen, su mantenimiento y perspectivas futuras requieren que las relaciones sociales del día a día se inspiren en esos principios y que, a su vez, se transformen en el motor que impulsa desde abajo el fortalecimiento del sistema y en fiscalizador de las acciones de quienes gobiernan. Por supuesto, esto implica un compromiso de los individuos y grupos para conseguir ese objetivo, para transformar en democrático todo rasgo autoritario que persista en nuestro imaginario cultural y para introducir nuevas maneras de resolver conflictos y asignar roles en nuestra sociedad. Desde luego, esto no se puede encargar ni se produce por generación espontánea. Es mucho más que buenos deseos. Implica participar, interesarse e involucrarse en los asuntos públicos, comunitarios o nacionales. Se trata de convertirnos en agentes multiplicadores de la democracia. Pero, ¿cómo se logra una tarea semejante? Hay diferentes maneras (todas importantes) para propiciar la vivencia de la democracia en la cotidianidad, pero, sin, lugar a dudas, la educación es un herramienta fundamental en este esfuerzo. Y es que vivir en democracia, como es vivir conforme a los derechos humanos, implica conocimiento, actitudes y habilidades que se aprenden del mismo modo que se deconstruye el modo de vida basado en el autoritarismo.
Antes esta perspectiva, el IIDH, a través de su Unidad Pedagógica y con el decidido apoyo de la Agencia Noruega para el Desarrollo Internacional –NORAD-, inició un proyecto a largo plazo para el diseño de una propuesta de educación para la vida en democracia que sirviera a los educadores y educadoras de la región para incorporar esta temática en los planes de estudio y en la cultura de los centros educativos. Este esfuerzo inició, en 1998, con una investigación de campo aplicada a un universo constituido por todos los agentes del último grado de enseñanza media del sistema educativo –directores, docentes, estudiantes y padres de familia- en Costa Rica y Panamá. Posteriormente, los resultados cuantitativos fueron confrontados con grupos focales formados por una muestra de los mismos agentes. El informe de resultados fue validado, posteriormente a nivel centroamericano en un encuentro regional de educadores organizado para tal efecto. A partir de este proceso, se inició una profusa producción de informes, materiales de consulta, bibliografía especializada y materiales didácticos elaborados por la Unidad Educación para la Vida Ciudadana Pedagógica y consultores expertos, todo en permanente consulta y validación con educadores y educadoras de distintos países quienes participaron en distintos Seminarios Talleres de Educación para la Vida en Democracia.
Los tres módulos que nos complacemos en presentar son un resultado más de este proceso y presentan una propuesta metodológica para poner en práctica en el aula. Esta fue elaborada con el concurso de un equipo de trabajo de nuestros amigos de EDUCA, dirigidos por la educadora peruana Elizabeth Evans, sobre la base de sugerencias y aportes concretos de los y las docentes y del Documento de Trabajo sobre Educación para la Vida en Democracia elaborado por la educadora colombiana Magdala Velásquez, colaboradora del IIDH. Esta primera edición de los módulos, publicada gracias al apoyo del Gobierno de España, aspira a ser una base útil de intercambio con los y las docentes, a quienes desde ahora les solicitamos retroalimentar nuestro trabajo con su experiencia y conocimiento. De esta manera se enriquecerán sus contenidos teórico-metodológicos con miras a una segunda edición que ofrezca las soluciones pedagógicas más oportunas a los y las educadoras latinoamericanas según sus necesidades y prioridades de trabajo. Con este fin, encontrarán en la última página de cada módulo una pequeña evaluación. Además, las direcciones de la Unidad Pedagógica del IIDH para quienes deseen establecer contacto directo con nuestro equipo de trabajo. Esperamos que este esfuerzo redunde en un apoyo efectivo a la labor de los Ministerios de Educación, ONG, organismos internacionales y, especialmente, los y las docentes en su compromiso por difundir los valores democráticos y los derechos humanos con miras a contribuir en la construcción de sociedades más libres, justas y solidarias.





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