Gertrude
(nombre ficticio), de 15 años, está de pie contra una pared en la aldea de
Ndenga, República Centroafricana. “Me perdí dos años de escuela porque los
rebeldes atacaron nuestro pueblo y huimos al monte”, dice ella. “Ahora estoy de
vuelta a la escuela y feliz, pero la vida sigue siendo muy difícil porque somos
ocho niños, con mi padre muerto y mi madre discapacitada. Lo que sueño en el
futuro es poder hacer algún intercambio, tal vez tener una pequeña tienda para
poder mantener a mi familia”.
¿En
qué piensas cuando escuchas “violencia contra las niñas”?
Posiblemente,
en el
secuestro más reciente de las niñas de una escuela de Nigeria a manos de
militantes de Boko Haram y en la probabilidad de que las obliguen a casarse con
sus captores, como ya les ocurrió a las víctimas anteriores.
O
quizá pienses en los 120 millones de niñas de todos los rincones del mundo que
han sido víctimas de violencia sexual.
O,
tal vez, en el acoso y los silbidos a los que se enfrenta una niña como tú o tu
hermana cuando va a la escuela.
De
camino a la escuela, en clase, en casa, en campamentos de refugiados y en
parques, las niñas son víctimas de acoso y violencia. En todo el mundo, más
de ocho
de cada 10 niñas sufren acoso en la calle antes de cumplir 17
años. En los Estados Unidos, más de una de cada 10 niñas ya ha sido objeto de
provocaciones sexuales cuando cumple 11 años. Las niñas con
discapacidad mental están expuestas a un riesgo mayor: en Australia, hasta un 68% han
sido víctimas de agresiones sexuales.
Magu mira por una ventana de su casa ubicada en un
pueblo de 5.000 habitantes en el norte de España, donde vive con su madre y su
hermano menor. Magu sufrió abusos sexuales y físicos por parte de su padre y
después de sufrir en silencio durante mucho tiempo, finalmente logró hablar
sobre el abuso hace dos años cuando su maestra notó que algo andaba mal. Desde
entonces, ha recibido el apoyo de su escuela y de un psicólogo.
Por
otra parte, están los 750 millones de mujeres y niñas de todo el mundo que se casaron
siendo niñas.
Cuanto más joven se casa una niña, más posibilidades tiene de quedar aislada
socialmente o en una posición de dependencia. Como resultado, se vuelven
enormemente vulnerables a la violencia física y sexual en su propio hogar.
Solo
presenciar la violencia en el hogar puede resultar demoledor. Uno de cada cuatro
niños menores de cinco años vive con una madre víctima de la violencia
perpetrada por su pareja sentimental. Esas niñas y esos niños tienen más posibilidades
de continuar el ciclo de violencia cuando se hacen adultos, ya sea como
víctimas o como abusadores.
Las
consecuencias del acoso y la violencia son graves y dejan marcas duraderas. Las
niñas se mantienen alejadas de los ámbitos de estudio en los que predominan los
hombres o, directamente, abandonan la escuela porque se sienten inseguras.
Aprenden a ser invisibles y a permanecer en silencio y, con ello, se perpetúan
las impactantes estadísticas de desigualdad de género.
Un grupo de niñas de un centro de aprendizaje
temporal en el campo de refugiados en Uchiprang, cerca de Cox’s Bazar,
Bangladesh, estudian con un globo inflable que hace parte de los materiales
educativos de “escuela en una caja” que distribuye UNICEF.
En
el Día Internacional de la Mujer, daremos voz a las niñas, las mujeres, los
niños y los hombres que han decidido decir ¡ya basta! Sus voces resuenan desde
lugares próximos y remotos, en los que reina la paz o donde existen conflictos.
Estas son cinco formas de participar en un movimiento para construir un mundo
en el que todas las niñas y las mujeres puedan vivir libres del miedo y la
violencia:
- No cometas abusos. La violencia contra las niñas y las mujeres incluye los abusos, el
acoso y las agresiones físicas y sexuales. Sucede en casa y en lugares
públicos. Asegúrate de formar parte de la solución, no del problema.
- Habla con una niña de tu familia o tu comunidad acerca del abuso
sexual. Dile que nunca debe aceptar el contacto no deseado y que, si
alguien la hace sentir incómoda, es bueno denunciarlo. Dale a conocer
redes sociales digitales como U-Report, que le permitirá
expresarse y formar parte de una comunidad mundial de casi cinco millones
de personas.
- Ayuda a activistas jóvenes que se estén movilizando para eliminar
la violencia contra las niñas compartiendo sus historias con tus amigos,
tu familia o en redes más amplias. Celebra sus logros y
ayuda a cambiar la conversación. Hazle saber a la gente que esta
generación de niñas y niños representa el fin del ciclo de violencia.
- Participa en iniciativas como Time’s Up. Exige que los
perpetradores asuman la responsabilidad por sus abusos y garantiza que las
niñas puedan vivir y trabajar seguras cuando sean mayores.
- Denuncia un caso cuando lo veas y apoya a las supervivientes de
violencia y acoso sexual. Los abusos se siguen produciendo cuando la gente los mantiene en
silencio. Todos debemos dejar claro el mensaje de que no se tolerará más
violencia contra las mujeres y las niñas.
Por Patty
Alleman, Shreyasi Jha/
Fuente: https://blogs.unicef.org
Marzo 13, 2018UNICEFÁfrica, América del
Norte, América del Sur, Asia, Centro América, Documentos, Europa, Guías, Oceanía, Organismo
Internacional
UNICEF/13
de marzo de 2018
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