Pretender
que una sola asignatura sea la responsable del desarrollo del pensamiento,
habilidades, reflexiones sobre virtudes y actos en un estudiante es
sencillamente una pedantería insostenible. Sin embargo, la defensa de la
permanencia de la Filosofía como asignatura en el Plan General de Educación
Media Científico-Humanista y Técnico Profesional tiene que ver con un
diagnóstico incuestionable para todos los que llevamos los últimos 20 años en
aula, y tiene que ver con el aprendizaje significativo, relevante e integral de
los estudiantes que va más allá del resultado puntual en una prueba de
selección múltiple de la naturaleza que sea. Así como sostengo que la Filosofía
no es la única encargada del desarrollo y crecimiento de un estudiante,
sostengo con firmeza la imposibilidad de captar en la inmediatez de dos años
(tercero y cuarto medio) los aprendizajes que ésta asignatura entrega a los
jóvenes como para cuestionar su pertinencia en los actuales niveles.
Es
responsabilidad, por cierto, de todos los profesores y de todas las
asignaturas, propender y relevar el pensamiento crítico, apropiarse de virtudes
como la tolerancia y la importancia de otras perspectivas de pensamiento, sin
embargo, es innegable que por su “naturaleza”, la Filosofía está llamada a abordarlos.
A
mediados de los ’90, en los albores de la reforma de Frei, en sus orientaciones
se definía a la Filosofía como una actividad intelectual, definición
interesante, por cierto, pues remite a una actividad que en su profundidad es
propia y natural del hombre. Es decir, la Filosofía no es una ocurrencia
mágica, es sencilla y complejamente, la relación intelectual y sensorial
cotidiana del hombre con su entorno y con su propia interioridad expresada en
problemas a resolver, la capacidad de asombro, el maravillarse con el
espectáculo de la naturaleza, el observar el comportamiento de otros y el
observarse a sí mismo, por lo tanto y, en mi experiencia como docente, la mayor
virtud de la Filosofía es que “es una provocación” al intelecto y los sentidos
del estudiante, para que “cuestione”, busque soluciones, se motive a
investigar, conozca, comprenda y respete otras respuestas a los mismos
problemas dotando de sentido a su existencia, eso la transforma entonces en una
asignatura URGENTE Y NECESARIA.
La
tarea práctica de la Filosofía es mostrar a los estudiantes, la historia del
pensamiento humano en temáticas y disciplinas que se han estructurado a partir
de problemas fundamentales, se trata de no seguir atomizando el conocimiento,
sino que todo lo contrario, la Filosofía tiene elementos de sobra para generar
aprendizajes integrados por medio de diversas estrategias colaborativas o
estrategias de enseñanza para la comprensión que permiten no solo integrar sino
que, lo más importante, generar conocimientos nuevos, sintetizando,
investigando, comparando, evaluando, aportando significativamente en la
comprensión lectora y elaborando juicios críticos.
En vez de
discutir sobre la pertinencia de la asignatura, debiéramos estar discutiendo
como implementamos la Filosofía en la Educación Básica, un niño o niña que
construye las preguntas acertadas de seguro provocará para sí mismo y para su
comunidad aprendizajes nuevos, significativos, en lo emocional, en la virtudes,
actitudes y eminentemente en lo cognitivo.
No
debemos cerrar los ojos, nuestro sistema educativo posee contradicciones
vitales brutales, desconexión entre la educación escolar y la vida cotidiana, o
la educación escolar y la educación superior, que con prácticas y metodologías
muy distintas tratan de relacionarse, tratan de responder a preguntas en teoría
o en el marketing parecidas, pero muy distintas en la realidad: ¿Los
aprendizajes de la educación media tienen relación con la forma de vida
(cultura) o con lo que la educación superior necesita y espera? Probablemente
es por lo que algunos piensan que la Filosofía no es pertinente ni necesaria,
menos algo útil por supuesto.
Es
necesario enmarcar, en todo caso, el problema de la Filosofía, dentro de la
valoración de las Humanidades en nuestro país, ésta es una pregunta relevante
que los especialistas y visionarios en educación deben responder antes de
sancionar la pertinencia de alguna asignatura para el sistema educacional. Es
más, lo primero y siendo consecuente con la asignatura que defiendo, lo más importante
sería construir las preguntas adecuadas para la estructuración del currículum,
sería interesante observar lo que ocurre en otras partes del mundo, para crear
y proyectar sobre lo necesario de invertir en Humanidades para cualquier
sociedad.
Existen
múltiples argumentos para defender la idea de que la Filosofía no solo sea una
asignatura electiva en Tercero y Cuarto Medio según las nuevas bases
curriculares. Desde lo pragmático de las horas y cómo se verán afectados muchos
profesores de Filosofía y los actuales estudiantes en varias universidades, a
la innegable desigualdad que se producirá cuando solo algunos tengan la
oportunidad de tener este ramo dentro de su malla de aprendizajes, desigualdad
que de seguro tendrá otros efectos más nefastos a largo plazo.
Como
no conocemos los argumentos de la carencia de “pertinencia”, solo puedo
argumentar desde la más singular experiencia docente en estos 20 años de aula.
De seguro, muchos pedirán datos y cifras para “respaldar” alguna que otra
afirmación arriesgada de este texto, me disculpo, ese dogma de las cifras no lo
respeto mucho, menos cuando la realidad en que se sostiene cambia según quien
interpreta, más con la experiencia que tengo en el aula. En vez de discutir
sobre la pertinencia de la asignatura, debiéramos estar discutiendo como
implementamos la Filosofía en la Educación Básica, un niño o niña que construye
las preguntas acertadas de seguro provocará para sí mismo y para su comunidad
aprendizajes nuevos, significativos, en lo emocional, en la virtudes, actitudes
y eminentemente en lo cognitivo. En esta pasada les dejo una sentencia, usted
deberá buscar a su creador, puede que sea una buena motivación para acercarse
al mundo del amor al saber: “El ignorante afirma, el sabio duda y reflexiona”…
ésta es la actitud filosófica a desarrollar en el aula, es Filosofía viva, es
construir sentido.
Fuente
del Artículo:
http://www.elmostrador.cl/braga/2018/02/22/no-sabemos-que-no-sabemos-la-filosofia-y-la-educacion-media-un-problema-de-sentido/
Por:
CRISTIÁN LÓPEZ PÉREZ
Profesor de
Filosofía Titulado de la Universidad de Concepción. Magíster en Gestión
Educacional UNAB. 20 años de ejercicio. En la actualidad en aula.
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