Crear espacios de comunicación dentro
del claustro para hablar de práctica educativa, así como para hablar con las
familias sobre cómo colaborar entre ambos, son dos aspectos importantes en los
cuidados dentro de la escuela.
Son algo más de las nueve de la mañana. El campus
María Zambrano, en Segovia, perteneciente a la Universidad de Valladolid, ha
abierto sus puertas un sábado, pero quienes se encuentran en su moderno recinto
, en una plaza central adoquinada rodeada de aulas, no son estudiantes de
grado. Son docentes de infantil a secundaria, alguno también de la universidad.
Son madres, padres, un par de alumnos.
Han venido de diferentes lugares de Castilla y León
(Burgos, Segovia, Valladolid…), algunos también desde la cercana Madrid. El
objetivo es hablar de la pedagogía del cuidado.
La culpa de esta reunión un sábado por la mañana, y
que durará hasta bien entrada la tarde, la tiene un grupo de maestras
(fundamentalmente) y maestros. Hace tres años alguien escribió en un grupo de
WhatsApp: “Chicos, ¿nos juntamos para conspirar y cambiar esto?”. Seguramente
es el leitmotiv de cientos de docentes del país.
En esta ocasión, los cuidados han centrado la
jornada. Cómo cuidarse y cuidar dentro del claustro, cómo cuidar a las familias
y cómo estas pueden cuidar también del centro, qué papel juegan los cuidados
dentro de la sociedad o cómo mejorar los cuidados con el alumnado.
“Había gente que necesitaba abordar este tema (el
de los cuidados) porque se vivían situaciones de mucho descuido en
general. La relación con los compañeros y compañeras, con los críos, con las
familias…”, explica Malú Orta, una de las integrantes del grupo. El germen
surge durante unas jornadas que el grupo, llamado Conspiración Educativa, comparte con el MRP de
Castilla y León, Concejo Educativo, en las que Yayo Herrero les
habló de los cuidados. En ellas también interviene Julio Rogero, histórico de
los MRP.
Como resume Malú, “la mayor innovación hoy por hoy
es cuidar, pararte a mirar a los alumnos y alumnas, a los compañeros, no
criticar tanto, entender más… entender que otro prefiere hacer las cosas desde
un sitio y yo desde otro…”.
De esto trata la jornada. De un gran espacio en el
que hay cinco círculos formados por sillas. En cada uno de ellos se tratará
algo diferente (alumnado, familia, docentes, cuidado educativo y cuidado
social) y cada 15 minutos habrá que cambiar de grupo, para favorecer la rotación
y la discusión de los diferentes aspectos.
Qué es cuidar
Es de lo que hablarán durante buena parte de la
mañana, maestras, docentes y madres. Se pondrán sobre la mesa iniciativas como
las desarrolladas en el colegio público Palomeras Bajas, de Madrid, invitado a
coordinar el grupo sobre cuidados entre compañeros. Iniciativas que se
comparten, como la de establecer citas, fuera del horario de trabajo, para que
el equipo docente pueda compartir, hablar y conocerse. Con el objetivo siempre
claro de que, a pesar de que se haga en un ambiente distendido, no dejan de ser
compañeros de trabajo, no amigos.
Cuidar es, fundamentalmente, fomentar la
conversación, la comunicación con los compañeros, en el claustro. Conocer qué
prácticas le están funcionando al de al lado y que puedo utilizar yo también. Y
es también lograr una comunicación fluida con las familias. Pero no limitarse a
las peticiones habituales de actividades extraescolares, o a que trabajen
cuando no podemos asumir desde el claustro por falta de tiempo. No es
tampoco la organización de fiestas. O no solo. Pasa por ser capaces de
crear momentos de cierta complicidad y que conozcan, tanto al profesorado de
sus hijos, como el trabajo que realizan con ellos.
La participación de las familias es importante.
María José Gómez es integrante de la Federación de AMPA de Valladolid asegura
que, según van pasando los cursos “las familias lo vamos dejando y el sistema
lo pone más difícil para la participación”. Madres y padre ven a chicas y
chicos, con el paso a la secundaria, como ya mayores al tiempo que, dice, “las
actividades de las familias vienen dadas desde el centro.”
Se aboga por una mayor y mejor comunicación entre
centros y familias, con la que romper esa cierta “relación de sospecha”,
construida en muchos lugares desde la primaria, cuando la entrada de las
familias a los centros se dificulta e incluso prohíbe
Comunicación, y también juego entre compañeras y
compañeros, complicidad, acogimiento del resto del claustro. Sobre la mesa
aparecen cuestiones que de las que poco o nada se habla como, por ejemplo, el
impacto que tiene en las relaciones entre docentes la eliminación de las
jornadas partidas. Con ella se termina el momento común de la comida, por
ejemplo, y con él la conversación sobre las chicas y chicos, sobre las
prácticas, sobre los conocimientos.
Cansadas de la queja
Esta es una de las claves principales que hizo de
espita para la aparición de Conspiraciones Educativas como grupo hace tres
años. Lo primero fue “salir de la queja, cuenta Patricia Cabrejas, y de ahí
surgió el ‘a ver qué pasa'”. Así organizaron la primera reunión. A la segunda
decidieron que había que invitar también a las familias. Y a esta tercera, al
alumnado.
Hay que decir para ser justos que es germen, como
aclara Pili Hernández Camacho, es “un antiguo grupo que estudió Magisterio a la
vez, con una conexión fuerte con alguno de los profesores”. “Ellas decidieron,
continúa, de primeras que se había acabado eso de la queja, que había que ir
más allá. Yo creo que ese ha sido el detonante más bonito que hemos tenido”.
Fuente: http://www.educacionfutura.org/la-formacion-de-docentes-en-la-nueva-agenda-educativa-internacional/
Por
Por: Pablo
Gutiérrez del Álamo
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