¿Qué
es la docencia? ¿Es un trabajo, una profesión o una vocación? ¿O más bien un
poco de cada cosa? En los siguientes párrafos, el autor hace su aporte a la
discusión del tema.
La
mayor parte de la vida se organiza en torno al trabajo y, en la actualidad, la
mayoría de las personas tienen tres tipos de relaciones distintas con su
trabajo: lo pueden ver como trabajo, como carrera o como vocación/misión (job,
career o calling). Estas tres orientaciones generales hacia el trabajo predicen
las metas que la gente persigue en el mismo. La distinción básica entre estas
dimensiones es la siguiente: la gente que experimenta su profesión como trabajo
(job) se centra en los aspectos económicos que brinda, más que en el placer o
realización personal que se puede alcanzar en el mismo. Es decir, se contempla
como un medio que permite a los individuos adquirir los recursos necesarios
para disfrutar de su tiempo fuera del trabajo. Los que lo ven como carrera
(career) se centran primeramente en el avance profesional dentro de la
estructura ocupacional, pues suele ofrecer poder y alta autoestima para el
trabajador. Aquellos que lo definen como vocación (calling) se centran en el
disfrute que acarrea su realización y en que el trabajo sea socialmente útil.
Se caracterizan por su amor al trabajo pensando en que contribuye a hacer del
mundo un lugar mejor (González, 2003). Esta última orientación se puede decir
que es “la marca” de ciertas profesiones como la de profesor. Existen estudios
que avalan el carácter altamente vocacional de la profesión docente, ya que
para los profesores su principal motivador son los propios alumnos. Ejercen la
docencia porque les gusta trabajar con los jóvenes y ayudarles en su formación
y sienten gran satisfacción viendo como con su asistencia aprenden, desarrollan
su potencial y se preparan para conducirse como adultos responsables.
Los
profesores, al percibir su trabajo como vocación, llamada o misión, son
conscientes de que éste tiene una dimensión ética. Un valor central para ellos
es la idea de que son moralmente más que legalmente responsables de sus alumnos
y experimentan un deseo de cuidar de ellos. Esta es una de las características
esenciales de su identidad, de lo que es ‘sentirse como profesor’.
Lo que motiva y
mantiene la moral de los profesores
Lo
que se observa en la profesión docente, si nos atenemos a las teorías de la
motivación, es que suscita una alta motivación intrínseca. La conocida teoría
de la motivación de Maslow (1954) sobre la ‘jerarquía de necesidades’, señala
que las personas tienen diferentes necesidades que necesitan satisfacer para
lograr sentirse motivadas en el trabajo [necesidades fisiológicas (comida,
vestido, descanso), necesidades de seguridad física y psicológica (salario,
seguridad social, paro, acogida de los colegas), necesidad de autoestima
(promoción, prestigio), necesidad de autorrealización (trabajo creativo,
desarrollo de los propios talentos y cualidades)]. Según la ‘teoría bifactorial
de Herzberg’ (Herzberg, 1964; Herzberg, Mausner & Snyderman, 1959) en la
satisfacción e insatisfacción en el trabajo intervienen dos factores:
a)
factores de higiene o mantenimiento, también llamados periféricos (seguridad
laboral, supervisión, política de la compañía…), los cuales por sí mismos
cuando están cubiertos no motivan a trabajar con entusiasmo pero desmotivan si
no se satisfacen y
b)
factores propiamente motivacionales o relativos al propio trabajo, que se
refieren a las posibilidades que entraña de crecimiento personal, desafío, progreso,
responsabilidad, creatividad.
La
motivación de los profesores está basada en elementos intrínsecos del trabajo
como son el reto intelectual, la autonomía, la libertad para probar nuevas
ideas, el desarrollo de la competencia profesional y la oportunidad de crecer
personalmente, el sentir que benefician a la sociedad influyendo en la
educación de niños y jóvenes, el desarrollo de la creatividad. En general, de
acuerdo con Maslow, toman el trabajo como centro de autorrealización. Parece
claro que la enseñanza es una de las profesiones que en sí misma puede ser de
un alto reto y satisfacción al ser vivida como ‘calling’, viendo el trabajo
como inseparable de la propia vida.
¿Cómo sostener
la moral de los profesores?
Para
mantener la moral de los profesores que se ha conceptualizado como ‘el interés
profesional y el entusiasmo que una persona muestra hacia el logro de metas
individuales y de grupo en una situación de trabajo’, es necesario atender a la
figura del profesor, al entorno académico en el que se trabaja y a la relación
que se establece entre ellos. De acuerdo con la ‘Teoría de la
Autodeterminación’ de Deci y Ryan una alta implicación en el trabajo está
asociada con la medida en que se satisfacen tres necesidades humanas básicas:
las necesidades de competencia, autonomía y conexión afectiva. La satisfacción
de estas necesidades promueve la conducta auto determinada y la motivación
intrínseca lo que favorece la expansión de cualidades altamente valoradas en el
trabajo como la creatividad, la autorregulación y la flexibilidad.
A
través de procesos de formación y de desarrollo profesional se pueden inducir
percepción de autoeficacia, pues el mejor medio de mejorar el sentimiento de
eficacia es mejorando la eficacia real. Otro camino más indirecto consiste en
propiciar un cambio de perspectiva a la hora de enfocar los problemas, pues
siempre podemos optar por percibir los problemas como un reto más que como una
amenaza, los fracasos como lecciones que nos ayudan a crecer y las dificultades
como trampolín de aprendizaje. Las personas no somos seres reactivos sino
proactivos con capacidad de auto motivación por lo que uno mismo tiene que
aprender a sostenerse incluso en situaciones adversas.
Extraído
de
PERSPECTIVA
DE INVESTIGACIÓN EN EL AGENTE EDUCATIVO
Verónica
Isabel Ac Avila
Universidad
Anahuac Mayab
Pedro
Sánchez Escobedo
Universidad
Autónoma de Yucatán
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