¿En qué consiste la “Inteligencia Emocional”? ¿Es una forma diferente de sabiduría? ¿A qué se refieren las emociones? Es importante reconocer que se puede desarrollar la inteligencia emocional en las organizaciones, y los beneficios que se obtiene del incremento de la inteligencia emocional.
¿Qué es la Inteligencia Emocional?
Es el conjunto de competencias que determinan el
comportamiento de un individuo, sus reacciones, su estilo de afrontar la vida y
de comunicarse. Estas competencias abarcan cinco áreas a desarrollar: la
autoconciencia, el control de impulsos, la automotivación, la empatía y las
habilidades interpersonales.
Las emociones son la fuente
primaria de motivación, información (realimentación), poder personal,
innovación e influencia. En la mayoría de los casos no están reñidas con el
buen sentido y la razón sino que más bien inspiran y vitalizan el buen sentido
y la razón y se relacionan con el éxito y la rentabilidad.
En suma la Inteligencia Emocional constituye el mejor aliado
del Consciente Intelectual, su guía y su consejera y el motor que hace posible
alcanzar el éxito personal y organizacional.
Estamos hablando de una forma diferente de sabiduría,
implica darnos cuenta de cómo actuamos, cómo nos perciben, cómo regulamos
nuestro comportamiento para que actúe a nuestro favor, cómo nos relacionamos,
que tanto podemos trabajar en equipo y de nuestra habilidad de ser líderes.
Implica ser directo pero asertivo, tomar decisiones
difíciles pero con empatía, asumir una tarea y tener la automotivación para ser
perseverante hasta obtener los resultados deseados, resolviendo cualquier
contratiempo que surja en el proceso.
¿A qué se refieren
las emociones?
Las emociones son sentimientos que surgen como reacción a un
hecho externo o interno, que sirven como mecanismo comunicativo y que afectan
al pensamiento y a las acciones de la persona.
Los investigadores continúan discutiendo acerca de qué emociones,
exactamente, pueden considerarse primarias -el azul, el rojo y el amarillo de
los sentimientos-, a partir de las cuales surgen todas las combinaciones, incluso
si existen realmente estas emociones primarias. Algunos técnicos proponen familias
básicas:
• Ira: furia,
ultraje, resentimiento, cólera, exasperación, indignación, aflicción, acritud,
animosidad, fastidio, irritabilidad, hostilidad y, tal vez en el extremo,
violencia y odio patológicos.
• Tristeza: congoja,
pesar, melancolía, pesimismo, pena, autocompasión, soledad, abatimiento,
desesperación y en casos patológicos, depresión grave.
• Temor: ansiedad,
aprensión, nerviosismo, preocupación, consternación, inquietud, cautela,
incertidumbre, pavor, miedo, terror, en un nivel psicopatológico, fobia y
pánico.
• Placer: felicidad,
alegría, alivio, contento, dicha, deleite, diversión, orgullo, placer sensual,
estremecimiento, embeleso, gratificación, satisfacción, euforia, extravagancia,
éxtasis, y, en el extremo, manía.
• Amor: aceptación,
simpatía, confianza, amabilidad, afinidad, devoción, adoración, infatuación,
ágape (amor espiritual).
• Sorpresa:
conmoción, asombro, desconcierto.
• Vergüenza: culpabilidad,
molestia, disgusto, remordimiento, humillación, arrepentimiento, mortificación,
contrición.
• Disgusto:
desdén, desprecio, menosprecio, aborrecimiento, aversión, disgusto, repulsión.
Entre las emociones más frecuentes en el trabajo, podemos
encontrar: la satisfacción, el entusiasmo, la confianza, la alegría, el enojo, el
miedo, la decepción, la ansiedad, la preocupación, la frustración, la culpa, la
tristeza y muchas otras.
Las emociones en sí mismas, no son ni positivas ni
negativas, depende del significado que se les adjudique. Manejar las emociones
significa algo muy diferente a extinguirlas, implica entenderlas, regularlas y
canalizarlas dirigiendo las situaciones a nuestro beneficio y el de la
organización.
Es sumamente importante un manejo adecuado de las emociones
ya que de lo contrario puede obstruirse la comunicación, se producen
conflictos, se deterioran las relaciones interpersonales, lo que afecta al
desempeño y bala el nivel de productividad en la organización.
El enojo en el trabajo, por ejemplo, es una experiencia que
influye en la forma de pensar, de sentir y de actuar. Las investigaciones
indican que los individuos que saben manejar el enojo en la empresa son mucho
más exitosos que los que no saben hacerlo. Puede llegar a ser una emoción muy
destructiva y crear el llamado "efecto enojo" que influye
negativamente en el clima laboral.
El enojo afecta la memoria, la creatividad y la
concentración se debilita, los pensamientos se transforman en acusatorios,
exagerados, rígidos; se asume como todo un hecho, nos volemos irracionales.
Puede manifestarse con retrasos diarios, sabotear a un colega, convertirlo en
rival, desechar ideas de compañeros de equipo.
Millones de personas
experimentan los efectos dolorosos del enojo, a través de enfermedades cardiovasculares,
depresión, baja autoestima, migraña, alcoholismo, adicciones a drogas, baja
productividad laboral y estrés crónico.
¿Por qué desarrollar la Inteligencia Emocional
en las organizaciones?
La forma cómo los individuos se sienten tiene una influencia
muy importante en su comportamiento laboral. Los sentimientos son un factor
importante en el mundo del trabajo. Todos tenemos sentimientos y es un deseo
natural y una necesidad relacionarse, especialmente cuando consideramos la
cantidad de tiempo que invertimos en el medio laboral.
Cuando los sentimientos son ignorados o minimizados, nos
invade la soledad, la frustración, la desesperación, nos sentimos
desconectados, incomprendidos, enojados: Se nos olvida que los sentimientos son
parte de la existencia humana e inevitablemente se deben saber manejar en todos
los ámbitos porque se manifiestan en cualquier lugar.
Las organizaciones son el lugar perfecto para promover el
aprendizaje de las habilidades de la Inteligencia Emocional.
El trabajo cumple un rol central en la vida de las personas.
Por consiguiente nuestra identidad, autoestima y actitudes están afectadas por
las experiencias laborales, ya sea positiva o negativamente.
No podemos decir que nuestro centro escolar no es el lugar
adecuado para tratar estos temas, ni que la Inteligencia Emocional
es sólo cuestión "de moda" y que pasará, porque la Inteligencia Emocional
es uno de los pilares de nuestro comportamiento que nos ayuda a enfrentarnos a
los contratiempos de la vida.
¿Cuáles son los
beneficios para la organización al incrementar la Inteligencia Emocional
de su gente?
Los expertos coinciden hoy en día en que quienes poseen
Inteligencia Emocional serán más exitosos, vivirán una vida más feliz, y se
sentirán más realizados, además de que su sistema inmunológico se fortalecerá y
por consiguiente su estado de salud será mejor. En el trabajo disfrutará del
respeto de sus compañeros, subordinados y superiores.
Incrementando el Capital Emocional de la organización,
aumentaremos la energía personal, la motivación, la claridad de la misión, el compromiso
con los objetivos de la organización, lo que se traducirá en un incremento en la
satisfacción personal y en la productividad.
A través de la Inteligencia Emocional
podemos optimizar el desempeño personal, la comunicación y por consiguiente el
clima laboral. Contribuirá en disminuir el ausentismo, aumentará la autoestima
de los individuos y sus actitudes tendrán una tendencia positiva. Habrá una mayor
adaptabilidad a los procesos de cambio, porque se sabrá manejar el miedo y la
incertidumbre.
Se podrán solucionar conflictos con mayor facilidad y hasta prevenirlos,
así como también resolver problemas y por consiguiente se manejarán mejor las relaciones
interpersonales, lo que permitirá una mejor integración de equipos de trabajo.
También, a través del desarrollo de la Inteligencia Emocional
pueden surgir líderes internos y optimizarse las habilidades de liderazgo en
los puestos directivos.
Extraído de:
LA INTELIGENCIA EMOCIONAL EN LA ESCUELA
Merino Hidalgo, Richard
Licenciado en Psicología
Director de la IE “Escuela Concertada Solaris”- Alto
Trujillo rmerinoh@outlook.com
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