¿En qué consiste la “Inteligencia Emocional”? ¿Cuáles han sido los aportes a su comprensión, a lo largo del tiempo? ¿Cuáles son las ideas clásicas? ¿Cuáles son los procesos que intervienen?
La inteligencia emocional es un término relativamente nuevo
que introdujeron Peter Salovey y John Mayer en 1990. Ambos psicólogos de
Harvard, formaban parte de la corriente crítica contra el concepto tradicional
que consideraba la inteligencia sólo desde el punto de vista lógico-matemático
o lingüístico. Ellos definieron la Inteligencia social como "aquella que comprende la habilidad de
supervisar y entender las emociones propias así como las de los demás,
discriminar entre ellas y utilizar esta información para guiar nuestro
pensamiento y nuestras acciones”.
Este concepto, complementa el concepto tradicional de
inteligencia enfatizando las contribuciones emocionales, personales y sociales
a la conducta inteligente.
Sin embargo, ha sido un periodista y divulgador científico,
Daniel Goleman el responsable de popularizar este concepto, en la mitad de la
década de los noventa, gracias al éxito del libro Inteligencia emocional. El
entusiasmo al respecto, comienza a partir del reconocimiento que se hace de las
consecuencias favorables, que tiene el desarrollo de la Inteligencia Emocional,
para la educación de los niños.
Los fundamentos de la educación emocional y el desarrollo de
la inteligencia emocional deben buscarse en las grandes aportaciones de la
pedagogía y la psicología aunque hace ya 2200 años Platón decía "la disposición emocional del alumno
determina su habilidad de aprender".
El concepto de inteligencia emocional. Aunque esté de
actualidad, tiene un claro precursor en el concepto de Inteligencia Social de
Thorndike quién la definió como "la
habilidad para comprender y dirigir a los hombres y mujeres, muchachos y
muchachas, y actuar sabiamente en las relaciones humanas". Para
Thorndike además de la inteligencia social existen también otros dos tipos de
inteligencias: la abstracta- habilidad para manejar ideas- y la mecánica-
habilidad para entender y manejar objetos.
Son muchos los factores que propiciaron su eclosión:
aportaciones de la psicología humanista (Rogers, Maslow, Fromn), los
movimientos de renovación pedagógica que proponían una educación integral donde
la afectividad tenía un gran papel, las aportaciones de Ellis con su
psicoterapia racional-emotiva, ciertas terapias cognitivas, investigaciones
sobre la emoción y los recientes descubrimientos de la neurociencia que han
permitido conocer el funcionamiento cerebral de las emociones.
Aunque el término inteligencia emocional se utiliza a menudo
en contraposición al de coeficiente intelectual (CI), está claro que no son
conceptos contrapuestos, sino, tan sólo diferentes. Todas las personas tienen
su propia combinación entre intelecto y emoción que las distingue a unas de
otras y las hace ser únicas y originales.
Las definiciones varían en la revisión de la literatura. Primero,
presentaré las dos más clásicas que han dado origen a este constructo y que
pertenecen a los pioneros en definirla, como son Mayer y Salovey, y Goleman. Y
luego la de otros seguidores que presentan algunas semejanzas y diferencias
entre ambos. Finalmente reflexionar sobre las controversias señaladas por los
críticos actuales que ayudan a clarificar este tópico.
Mayer y Salovey consideran la Inteligencia emocional como un
conjunto de competencias, que tienen que ver cómo reconocer las emociones en
nosotros mismos y en los demás. Esta definición está fundamentada en una serie
de estudios que realizaron, quienes desarrollaron un test de medición
denominado: Mayer, Salovey y Caruso Emotional Intelligence Test (MSCEIT),
considerado hasta el momento presente entre los más confiables y válidos a
nivel internacional, para medir la inteligencia emocional.
Goleman nos permite comprender y mejorar, como las dos
mentes que forjan nuestro destino: lo racional y la emocional. Su
perspectiva es diferente de los anteriores. Su premisa fundamental está en
afirmar que la Inteligencia emocional predice mejor el éxito en la vida real y
en el plano académico que el cociente intelectual tradicional. El describe las
razones, porqué algunas personas con un modesto cociente intelectual tiene más
éxito en la vida que los que tienen alto cociente intelectual.
Lo que uno concluye al estudiar sus ideas es, que hay otra
forma de ser inteligente. Goleman describe a la persona con un alto cociente de
inteligencia emocional como un sujeto agradable, amable, cariñoso y muy
amigable. Dentro de su teoría hace un marcado énfasis en las características
personales, tales como la persistencia, perseverancia, carácter y maduración.
Este autor, considera que tenemos dos mentes, una que piensa
y la otra que siente.
La mente que siente incluye cinco componentes que pueden
categorizarse en cinco procesos:
1. Concientización:
El conocimiento de las propias emociones. Es decir, el conocimiento de uno
mismo, la capacidad de reconocer un mismo sentimiento en el mismo momento en
que aparece.
2 La autorregulación:
se refiere a la capacidad para controlar las emociones en forma apropiada,
midiendo las consecuencias que pueden existir sino lo hacemos antes de actuar.
La conciencia de uno mismo es una habilidad básica que nos permite controlar
nuestros sentimientos y adecuarlos al momento ..
3. Orientación
motivacional: La capacidad de motivarse a uno mismo para conseguir unos
objetivos o logros. Los buenos resultados en nuestra vida dependen de
cualidades como la perseverancia, la confianza en uno mismo y la capacidad de
sobreponerse a los malos momentos y derrotas.
4. La empatía o
la capacidad de reconocer las emociones ajenas, entender lo que otras personas
sienten, así como comprender pensamientos y sentimientos que no se hayan
expresado verbalmente.
5. Socialización:
Las habilidades sociales o la capacidad de controlar las relaciones sociales
manteniendo nuestra habilidad para crear y mantener relaciones, reconocer
conflictos y solucionarlos, encontrar el tono adecuado en cada momento y
percibir los estados de ánimo de los demás.
Hay otros investigadores (Freedman) que define la
inteligencia emocional como la habilidad que nos produce las emociones de amar,
disfrutar y tener éxito en el vivir diario y la consideran como un potencial
innato que se actualiza al seleccionar un estilo personal de pensar, sentir y
actuar.
Para Couper y Swaf es la energía humana que se transforma en
poder para conocemos a nosotros mismos, conectar con los demás e influenciar en
las relaciones humanas.
Casey y Cobb presentan un modelo mixto, ya que incluyen los
procesos de Goleman y añaden otros, como la percepción emocional que afecta la
percepción cognitiva. Hay quienes como Oriol la define como el recurso
motivacional más importante para sobrevivir.
Hein cree que la inteligencia emocional es el potencial
innato con que nacemos. El potencial de ser inteligente tiene cuatro
componentes. La sensibilidad emocional, la de la memoria, la de procesar la
información y la de aprender. Este potencial se va desarrollando para bien o
para mal, mediante las experiencias que el recién nacido tiene con los padres y
luego con los docentes. Sus sugerencias tienen implicaciones de carácter
educativo.
Para Hein la inteligencia emocional es la habilidad mental
con que todos nacemos, la que nos da una sensibilidad emocional y un potencial
para aprender emocionalmente cómo controlar nuestras emociones, con el
propósito de maximizar y prolongar nuestra salud, felicidad y supervivencia. Lo
más importante es, que nos permite utilizar la emoción en la solución de los
problemas, ser creativo y manejar las situaciones sociales en las que nos
encontramos.
Como éste es un concepto nuevo, no posee un cuerpo de
investigación muy amplio. Principalmente, la investigación desarrollada en tomo
a la inteligencia emocional se ha centrado en la conceptualización y
factorización del constructo, a través de estudios empíricos, relacionando la
lE con características de personalidad y con otras variables cognitivas.
También ha habido bastante investigación, aunque menos
cuantiosa, en el área del trabajo y las organizaciones, debido principalmente a
la utilidad práctica que tiene la lE en el desempeño laboral. El conjunto de
habilidades, que representa la lE, capacita a la persona para escuchar y
comunicarse de forma eficaz, para adaptarse y dar respuestas creativas ante los
obstáculos, controlarse a sí mismo, inspirando confianza y motivar a los demás.
Las personas nos movemos entre la emoción y la cognición,
entre el sentir y el pensar constantemente. Lázarus afirma que el pensamiento y
la emoción son simultáneos y que se interfieren continuamente. Que la actividad
cognitiva y la experiencia emocional van unidas es algo que parece claro. Todos
los autores están de acuerdo en pensar que reconocer las emociones,
comprenderlas, y actuar sobre ellas, parece una de las bases de la inteligencia
emocional.
Gallego, señala, que la clave de la inteligencia emocional
es la armonización de ese proceso que configura la inteligencia humana. La
verdadera inteligencia emocional es lo que une lo emocional y lo cognitivo, y
su armonía es lo que garantiza su desarrollo eficaz para enfrentamos a
cualquier situación de nuestra vida.
Cada persona tiene una forma diferente de armonizar la parte
emocional y la parte cognitiva de su inteligencia. A esto hay que unir el
cúmulo de experiencias atesoradas a lo largo de nuestra vida, las diferentes
actuaciones que realizamos, los resultados que obtenemos de ellas, las valoraciones
que hacemos de todo ello, nuestros deseos y motivaciones. Si a esto unimos
nuestros rasgos de personalidad y otras formas de reaccionar ante la vida, que
son únicos, aparece la gran diversidad que presenta la especie humana
Extraído de:
La educación emocional en edades tempranas y el interés de
su aplicación en la
escuela. Programas de educación emocional, nuevo reto en la
formación de los profesores
Carmen de Andrés Viloria
Universidad Autónoma de Madrid
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