Durante mucho tiempo circuló, y tal vez continúe haciéndolo, la idea que para ser docente, bastaba con manejar los contenidos a enseñar, que no era necesario conocer el contexto social, ya que se trataba de transmisión de conocimientos “neutros”. Todas estas creencias fueron cuestionadas por la pedagogía crítica, lo que nos lleva al tema de la dignificación de la tarea docente.
Un aspecto fundamental en la propuesta freireana es la
concepción de docente, que rompe los esquemas mentales generados por los
paradigmas pedagógicos vigentes y establecidos en la época. Freire marca
tres ejes fundamentales: no hay docente sin discente; enseñar no es transferir
conocimientos; y enseñar es una especificidad humana.
El primer punto explicita las condiciones que requiere un
maestro que va más allá del simple conocimiento de lo que debe enseñar. Implica
un profundo conocimiento de la realidad, pero en el marco de la capacidad
crítica sobre la realidad social, política y económica en la que se inserta. A
su vez, su práctica exige respeto a los saberes de los educandos como punto de
partida, así como el reconocimiento y asunción de su identidad cultural y
lingüística basada en la investigación; exige crítica y creatividad, pero desde
la práctica social con todas sus implicaciones. Los postulados de Freire no
conciben la disociación entre acción y reflexión para posibilitar que la
construcción de la pedagogía del oprimido se transforme en una auténtica
pedagogía liberadora.
Enseñar es un acto de amor, de tolerancia, de paciencia e
impaciencia, de lucha, de esperanza, de respeto y comprensión del inacabamiento
del hombre. Por lo mismo, el conocimiento no se deposita ni se transfiere en el
otro que es ignorante, sino que se posibilita su construcción en un proceso de
mediación con el mundo, proceso en el que el profesor juega un papel
fundamental. De acuerdo con Freire, el profesor no es un facilitador ni
mediador de aprendizajes; considera que el mundo es el mediador, como lo son
los objetivos cognoscibles; la pedagogía que postula es directiva: no existe
una educación no-directiva, por lo tanto, el profesor es directivo del y en el
proceso educativo. “Cualquiera sea la
calidad de la práctica educativa, autoritaria o democrática, es siempre
directiva” (Freire). La posición de Freire respecto al rol y funciones del
docente es contraria a los planteamientos de las corrientes constructivistas
trabajadas desde las reformas educativas vigentes, que consideran la mediación
y facilitación en los procesos educativos como los aspectos más importantes e
innovadores.
El enseñar exige compromiso, predisposición para entablar
diálogos problematizadores argumentados que induzcan a la meta-reflexión, que
comprometan la intervención en el mundo; demanda saber escuchar y responder a
preguntas surgidas de la curiosidad y del inacabamiento propio del hombre;
requiere reconocer que la educación implica tomar decisiones y, en especial,
asumir que es ideología y política, y, por lo tanto, nunca es neutra.
En este marco, ser un auténtico profesor no pasa únicamente
por ser un profesional de la educación en el sentido pleno del término, sobre
todo en cuanto a su formación académica, sino por una formación política
ideológica que le posibilite la construcción de una mística profesional que lo
comprometa con su profesión, con el desarrollo de su pueblo y, especialmente,
con los menos favorecidos. La formación del docente pasa tanto por la
conciencia ética como política; mientras no exista este tipo de formación que
deconstruya y construya las raíces profundas del ser del sujeto, sólo se
mejoran los métodos, los contenidos, a lo mejor los procesos de aprendizaje,
pero no la problemática social que los oprime.
Uno de los mayores méritos de Freire es la construcción –por
primera vez en la historia– de una pedagogía latinoamericana, que quizás se
encuentra poco sistematizada e incluso poco conocida. Un aspecto que es
importante retomar es la didáctica aplicada a la alfabetización, que causó una
profunda revolución en los años sesenta en Brasil. El poco conocimiento de esta
pedagogía latinoamericana nos está llevando a volver a las cartillas cuyos
métodos no dejan de ser obsoletos, y cuyos contenidos implican de mayor
domesticación y alienación de los oprimidos.
Autora
Teresa del Granado Cosio
APUNTES QUE SEÑALAN UNA NUEVA CONCE PCIÓN EDUCATIVA
Profesora normalista del nivel secundario. Licenciada en
Psicología y Magíster en Investigación Educativa. Responsable del Área de
Formación Docente Inicial de la Dirección General de Gestión Docente, Ministerio
de Educación y Culturas, Bolivia.
En
Paulo Freire, Contribuciones para la pedagogía
Moacir Gadotti, Margarita Victoria Gomez, Jason Mafra,
Anderson Fernandes de Alencar [compiladores]
Enseñar es un acto de amor, de tolerancia, de paciencia e impaciencia, de lucha, de esperanza, de respeto y comprensión del inacabamiento del hombre. Comparto.
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