lunes, 10 de marzo de 2014

La dignificación de la carrera docente


Durante mucho tiempo circuló, y tal vez continúe haciéndolo, la idea que para ser docente, bastaba con manejar los contenidos a enseñar, que no era necesario conocer el contexto social, ya que se trataba de transmisión de conocimientos “neutros”. Todas estas creencias fueron cuestionadas por la pedagogía crítica, lo que nos lleva al tema de la dignificación de la tarea docente. 

Un aspecto fundamental en la propuesta freireana es la concepción de docente, que rompe los esquemas mentales generados por los paradigmas pedagógicos vigentes y establecidos en la época. Freire marca tres ejes fundamentales: no hay docente sin discente; enseñar no es transferir conocimientos; y enseñar es una especificidad humana.

El primer punto explicita las condiciones que requiere un maestro que va más allá del simple conocimiento de lo que debe enseñar. Implica un profundo conocimiento de la realidad, pero en el marco de la capacidad crítica sobre la realidad social, política y económica en la que se inserta. A su vez, su práctica exige respeto a los saberes de los educandos como punto de partida, así como el reconocimiento y asunción de su identidad cultural y lingüística basada en la investigación; exige crítica y creatividad, pero desde la práctica social con todas sus implicaciones. Los postulados de Freire no conciben la disociación entre acción y reflexión para posibilitar que la construcción de la pedagogía del oprimido se transforme en una auténtica pedagogía liberadora.
Enseñar es un acto de amor, de tolerancia, de paciencia e impaciencia, de lucha, de esperanza, de respeto y comprensión del inacabamiento del hombre. Por lo mismo, el conocimiento no se deposita ni se transfiere en el otro que es ignorante, sino que se posibilita su construcción en un proceso de mediación con el mundo, proceso en el que el profesor juega un papel fundamental. De acuerdo con Freire, el profesor no es un facilitador ni mediador de aprendizajes; considera que el mundo es el mediador, como lo son los objetivos cognoscibles; la pedagogía que postula es directiva: no existe una educación no-directiva, por lo tanto, el profesor es directivo del y en el proceso educativo. “Cualquiera sea la calidad de la práctica educativa, autoritaria o democrática, es siempre directiva” (Freire). La posición de Freire respecto al rol y funciones del docente es contraria a los planteamientos de las corrientes constructivistas trabajadas desde las reformas educativas vigentes, que consideran la mediación y facilitación en los procesos educativos como los aspectos más importantes e innovadores.

El enseñar exige compromiso, predisposición para entablar diálogos problematizadores argumentados que induzcan a la meta-reflexión, que comprometan la intervención en el mundo; demanda saber escuchar y responder a preguntas surgidas de la curiosidad y del inacabamiento propio del hombre; requiere reconocer que la educación implica tomar decisiones y, en especial, asumir que es ideología y política, y, por lo tanto, nunca es neutra.

En este marco, ser un auténtico profesor no pasa únicamente por ser un profesional de la educación en el sentido pleno del término, sobre todo en cuanto a su formación académica, sino por una formación política ideológica que le posibilite la construcción de una mística profesional que lo comprometa con su profesión, con el desarrollo de su pueblo y, especialmente, con los menos favorecidos. La formación del docente pasa tanto por la conciencia ética como política; mientras no exista este tipo de formación que deconstruya y construya las raíces profundas del ser del sujeto, sólo se mejoran los métodos, los contenidos, a lo mejor los procesos de aprendizaje, pero no la problemática social que los oprime.

Uno de los mayores méritos de Freire es la construcción –por primera vez en la historia– de una pedagogía latinoamericana, que quizás se encuentra poco sistematizada e incluso poco conocida. Un aspecto que es importante retomar es la didáctica aplicada a la alfabetización, que causó una profunda revolución en los años sesenta en Brasil. El poco conocimiento de esta pedagogía latinoamericana nos está llevando a volver a las cartillas cuyos métodos no dejan de ser obsoletos, y cuyos contenidos implican de mayor domesticación y alienación de los oprimidos.


Autora
Teresa del Granado Cosio
APUNTES QUE SEÑALAN UNA NUEVA CONCE PCIÓN EDUCATIVA
Profesora normalista del nivel secundario. Licenciada en Psicología y Magíster en Investigación Educativa. Responsable del Área de Formación Docente Inicial de la Dirección General de Gestión Docente, Ministerio de Educación y Culturas, Bolivia.
En
Paulo Freire, Contribuciones para la pedagogía
Moacir Gadotti, Margarita Victoria Gomez, Jason Mafra, Anderson Fernandes de Alencar [compiladores]

1 comentario:

  1. Enseñar es un acto de amor, de tolerancia, de paciencia e impaciencia, de lucha, de esperanza, de respeto y comprensión del inacabamiento del hombre. Comparto.

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