martes, 25 de marzo de 2014

Apostar por ciudadanos críticos y reflexivos: desafío docente



¿Para qué deben existir las escuelas? La respuesta debe ser dada por cada comunidad, dando un sentido concreto a la idea de “Calidad Educativa”, aunque seguramente podemos hallar puntos en común, y uno de ellos es el de ayudar a mejorar la democracia. Para ello son necesarios ciudadanos críticos y reflexivos ¿Quiénes deben ser los encargados de colaborar en su formación? ¿Se puede aportar a esto desde la enseñanza de las ciencias?


Al enseñar ciencias en la educación media de nuestro país uno de los principales obstáculos que encontramos, y no exclusivo de las ciencias, es lograr la motivación de nuestros estudiantes.

Es frecuente que asocien el aprendizaje de las mismas con la adquisición de un amplio vocabulario, la aplicación de métodos rígidos preestablecidos por el docente y la manipulación de determinados instrumentos. Sin duda esta visión que tienen nuestros alumnos concuerda con la mirada de las ciencias que ha estado presente en las aulas por varias décadas y de la cual somos producto sus docentes.

Empezar a cambiar la concepción de ciencia y reconocer el papel que esta tiene en nuestra vida cotidiana puede ser el puntapié inicial para lograr un cambio en el aula. Sin duda la nueva concepción de ciencia y de aprendizaje de la ciencia debe reflejarse desde la práctica y no desde el discurso.

Aspiramos a que los adolescentes sean críticos en nuestras clases, reflexiones y argumenten con propiedad sobre determinados temas, que puedan interpretar gráficos, textos e imágenes; sin embargo está presente en nuestras planificaciones la enseñanza de estrategias o nuestros objetivos están centrados en el aprendizaje de contenidos conceptuales.

Lograr ciudadanos críticos y reflexivos es un desafío para la educación y sin duda un gran desafió que el docente tiene que asumir pero debe estar preparado para asumir. Generar espacios de intercambio entre docentes apostando a la reflexión sobre nuestras prácticas, nuestros aciertos y errores contribuye a pensar el proceso de enseñanza - aprendizaje de las ciencias, desde el lugar del alumno como ciudadano que se está formando y desde el docente como un eslabón en su formación primordial en la misma, que puede dejar huellas profundas o simplemente pasar.

La presencia de las laptop en el salón de clases es muestra fehaciente del avance de la tecnología y para cada sociedad el reflejo de sus políticas educativas. Poder aprovechar este recurso de forma acertada no escapa a la necesidad de formación en el uso y potencial de las mismas. Si entendemos que aprender ciencias trasciende la adquisición de un cuerpo de conocimientos e implica contextualizar la construcción de los mismos en un momento histórico, con determinadas metodologías, se hace necesario acercar al estudiante al trabajo científico, a los problemas de interés social, a los avances tecnológicos y a su presencia en nuestra sociedad.

Reconocer que el aprendizaje de las ciencias implica manejo de contenidos conceptuales, que no deben estar ausentes, con una contextualización social y como producto de la investigación científica nos ayuda a identificar donde se encuentran nuestras debilidades a la hora de planificar. Poder contar con una formación permanente y tener acceso a información científica es uno de los grandes aportes que recibimos quienes formamos parte de Iberciencia, el intercambio con docentes de diferentes países con realidades diferentes amplia nuestra visión local y nos permite conocer otras realidades. El aporte de materiales aplicables a diferentes cursos y la secuenciación de propuestas que se nos plantean, contribuyen a que vayamos incorporando y sistematizando en nuestras prácticas una forma de trabajo diferente que apuesta a lograr ese cambio en la visión que los estudiantes tienen de la ciencia y que es vivenciada como un obstáculo para su aprendizaje.

Nuestra formación acompañada de políticas educativas que permitan contar a cada Centro Educativo con los recursos fundamentales para lograr ciudadanos críticos y reflexivos.


Autora
María del Rosario Cakic.
Serie IBERCIENCIA: Instituto Iberoamericano de Enseñanza de las Ciencias y la Matemática. Propuestas desde la Docencia

lunes, 17 de marzo de 2014

Definición de praxis en Paulo Freire


Paulo Freire considera la reflexión y acción como unidad indisoluble. Partiendo de esta base, y en búsqueda de acciones emancipadoras ¿Cuál es su punto de vista sobre la acción del neoliberalismo en la dimensión ideológico político? ¿Qué efectos produce? ¿Cómo describe Freire el fenómeno de “adhesión al opresor?


Reflexión y acción de los hombres sobre el mundo para transformarlo.
Pedagogía del oprimido. Paulo Freire

Reflexión y acción como unidad indisoluble, como par constitutivo de la misma y por lo tanto imprescindible. La negación de uno de los elementos del par desvirtúa la praxis, transformándola en activismo o un subjetivismo, siendo cualquiera de los dos una forma errónea de captar la realidad. La tensión entre este par dialéctico es una cuestión que constantemente se repite en toda práctica social.

Si bien en algunos escritos como “Astutos e inocentes” Freire habla de praxis teórica: “la praxis teórica es lo que hacemos desde el contexto teórico, cuando tomamos distancia frente a la praxis que se ha realizado o se está realizando en un contexto concreto con el fin de clarificar su sentido”, ello no implica que deje de estar refiriéndose al par completo de la misma, ya que reconoce que “sólo es auténtica en la medida en que no se interrumpe el movimiento dialéctico entre ella y la subsiguiente praxis realizada en el campo concreto. De ahí que ambas praxis sean momentos indivisibles dentro de un mismo proceso que podemos conocer en términos críticos”.

Lo cotidiano y la Praxis
Desde estas aproximaciones teóricas pienso en mi quehacer, y advierto que muchas veces no es fácil cumplir con esta premisa que nos marca la praxis cuando uno se encuentra frente a jóvenes que aceptan natural y fatalistamente el modo en que las cosas son. Si hay algo en lo que considero han sido eficaces los neoliberales es en convertir el pensamiento único en sentido común. “El gran poder del discurso neoliberal reside más en su dimensión ideológica-política que en su dimensión económica” (Freire).

Me parece que actualmente, y por encima de la condición social, existe una lógica de lo posible que se impone como determinante y hasta deseable. Esta cuestión se manifiesta claramente en los dos espacios en los que trabajo.

Con los alumnos, cuando se les pregunta qué sueños, pasiones y proyectos tienen, muchos de ellos, ganados por el escepticismo, sólo apuestan a proyectos individuales como recibirse, tener un buen pasar económico, irse del país; otros en cambio reconocen no saber “qué van a hacer con su vida” y que entraron a esa carrera para “ver qué onda”; son muy pocos los que tienen alguna inquietud social o política. Es recién en ese momento cuando uno comprende hasta dónde ha llegado el grado de alineación al que han sido sometidas nuestras sociedades. Freire afirmaba: “Los oprimidos, acomodados y adaptados en el propio engranaje de la estructura de dominación temen a la libertad, en cuanto no se sienten capaces de correr el riesgo de asumirla”. Es también allí cuando uno siente que, en vez de que el desasosiego y la impotencia lo inmovilicen, tiene algo que decir y hacer.

A veces, algunas preguntas o disparadores puntuales sobre la realidad más cruda alcanzan para empezar a correr el velo con el que los poderosos ocultan la miseria humana; esto sirve para situarnos, educadores/educandos, en un plano más reflexivo, logrando un espacio dialógico que bien puede ser el comienzo de un camino diferente que permita superar, por un lado, la contradicción educador/educando y, por otro, el inmovilismo.

Hago un breve paréntesis aquí recordando que, respecto al diálogo, Freire destacaba la importancia y el derecho que tiene cada hombre a pronunciar su propia palabra. Decía: “existir humanamente es pronunciar el mundo, es transformarlo. Los hombres no se hacen en el silencio, sino en la palabra, en el trabajo, en la acción en la reflexión”. Considero que es precisamente en el diálogo en donde debemos hacer mayor énfasis en la actualidad, rescatándolo como “exigencia existencial”. El contexto neoliberal vende una falacia de comunicación; la era tecnológica hace desaparecer, de alguna manera, espacio y tiempo, pero olvida el componente esencial de la comunicación: sus sujetos.

Otras veces, los alumnos se resisten a abandonar su condición de objetos porque ello los despojaría de la comodidad que ofrecen el placer, la inmediatez, lo liviano y superficial. Afirman: “¡No nos complique!”; “Nosotros no tenemos la culpa de lo que pasa”; o directamente “El mundo no se puede cambiar”. Además de provocar mucha tristeza, esto nos obliga a todos los que creemos en “la posibilidad de otra sociedad” (Gadotti) a redoblar los esfuerzos para demostrar que la historia no es un conjunto de acontecimientos que se suceden mecánicamente, sino el producto de la decisión de los hombres, y que cada época histórica se revela ante el hombre como desafío, como situación límite a superar entre el ser más y el ser inacabado que somos. Por tanto, si la cultura es creación de los hombres, no existe ningún determinismo fatal que impida recrearla, hacerla nuestra, volverla humana.

Con los adolescentes cartoneros, en tanto, la praxis se plantea de modo diferente. El mayor esfuerzo está puesto en no quedarnos sumidos en el activismo. Es cierto que las urgencias económicas que los chicos tienen actúan como un obstáculo para la reflexión, pero sería erróneo pensar en ellas como determinantes.

El nudo, obviamente, se encuentra en la situación estructural de deshumanización a la que son sometidos a diario. No se plantean el ser más porque la violencia que se ejerce contra ellos niega la condición humana. Actúan desde la “prescripción” de sus conciencias albergando la conciencia del opresor, mirándose con los ojos del opresor. Grafica muy bien esta situación un relato del Subcomandante Marcos, del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), en el que narra que el león mata mirando a su enemigo más débil, porque el animalito más débil no se está viendo a sí mismo y a su fuerza, sino que se está mirando con los ojos del león que ve su miedo y que, viéndolo temeroso, lo vence.

En la práctica concreta, muchas veces la discusión con los jóvenes se da en torno a esta dualidad interna oprimido-opresor, ya que las normas que se ponen entre ellos son autoritarias y duras, los vínculos tienden a ser violentos, reproduciendo la ley del más fuerte e identificando su ser hombre con el ser opresor, fenómeno al que Paulo Freire denomina “adherencia al opresor”.

A algunos de estos jóvenes los hemos visto, con dolor e indignación, optar por sumar violencia a la violencia inclinándose por el robo, las drogas, la prostitución. Ellos constituyen el testimonio de la cultura necrófila del opresor de la que hablaba Paulo Freire, una cultura que acentúa como rasgos constitutivos el carácter violento y delincuencial de los pobres, que opera como una suerte de profecía autocumplida.
La recolección-venta de papel y cartón y el reciclaje de los mismos a través de un taller de artesanía permiten situarnos alrededor del eje del trabajo y abrir, no sin dificultades e interrupciones, un espacio semanal donde adolescentes-educadores populares, trabajando juntos, discutimos y reflexionamos sobre las posibles opciones que tienen frente a la realidad, sobre el valor de apropiarse de su vida y sobre los riesgos que ello implica.




Autora
Ana Masi
El concepto de praxis en Paulo Freire
Licenciada en Psicología de la Universidad Nacional de San Luis (UNSL), Argentina. Docente de Sociología de la Educación de la Facultad de Ciencias Humanas.
En
Paulo Freire, Contribuciones para la pedagogía
Moacir Gadotti, Margarita Victoria Gomez, Jason Mafra, Anderson Fernandes de Alencar [compiladores]

lunes, 10 de marzo de 2014

La dignificación de la carrera docente


Durante mucho tiempo circuló, y tal vez continúe haciéndolo, la idea que para ser docente, bastaba con manejar los contenidos a enseñar, que no era necesario conocer el contexto social, ya que se trataba de transmisión de conocimientos “neutros”. Todas estas creencias fueron cuestionadas por la pedagogía crítica, lo que nos lleva al tema de la dignificación de la tarea docente. 

Un aspecto fundamental en la propuesta freireana es la concepción de docente, que rompe los esquemas mentales generados por los paradigmas pedagógicos vigentes y establecidos en la época. Freire marca tres ejes fundamentales: no hay docente sin discente; enseñar no es transferir conocimientos; y enseñar es una especificidad humana.

El primer punto explicita las condiciones que requiere un maestro que va más allá del simple conocimiento de lo que debe enseñar. Implica un profundo conocimiento de la realidad, pero en el marco de la capacidad crítica sobre la realidad social, política y económica en la que se inserta. A su vez, su práctica exige respeto a los saberes de los educandos como punto de partida, así como el reconocimiento y asunción de su identidad cultural y lingüística basada en la investigación; exige crítica y creatividad, pero desde la práctica social con todas sus implicaciones. Los postulados de Freire no conciben la disociación entre acción y reflexión para posibilitar que la construcción de la pedagogía del oprimido se transforme en una auténtica pedagogía liberadora.
Enseñar es un acto de amor, de tolerancia, de paciencia e impaciencia, de lucha, de esperanza, de respeto y comprensión del inacabamiento del hombre. Por lo mismo, el conocimiento no se deposita ni se transfiere en el otro que es ignorante, sino que se posibilita su construcción en un proceso de mediación con el mundo, proceso en el que el profesor juega un papel fundamental. De acuerdo con Freire, el profesor no es un facilitador ni mediador de aprendizajes; considera que el mundo es el mediador, como lo son los objetivos cognoscibles; la pedagogía que postula es directiva: no existe una educación no-directiva, por lo tanto, el profesor es directivo del y en el proceso educativo. “Cualquiera sea la calidad de la práctica educativa, autoritaria o democrática, es siempre directiva” (Freire). La posición de Freire respecto al rol y funciones del docente es contraria a los planteamientos de las corrientes constructivistas trabajadas desde las reformas educativas vigentes, que consideran la mediación y facilitación en los procesos educativos como los aspectos más importantes e innovadores.

El enseñar exige compromiso, predisposición para entablar diálogos problematizadores argumentados que induzcan a la meta-reflexión, que comprometan la intervención en el mundo; demanda saber escuchar y responder a preguntas surgidas de la curiosidad y del inacabamiento propio del hombre; requiere reconocer que la educación implica tomar decisiones y, en especial, asumir que es ideología y política, y, por lo tanto, nunca es neutra.

En este marco, ser un auténtico profesor no pasa únicamente por ser un profesional de la educación en el sentido pleno del término, sobre todo en cuanto a su formación académica, sino por una formación política ideológica que le posibilite la construcción de una mística profesional que lo comprometa con su profesión, con el desarrollo de su pueblo y, especialmente, con los menos favorecidos. La formación del docente pasa tanto por la conciencia ética como política; mientras no exista este tipo de formación que deconstruya y construya las raíces profundas del ser del sujeto, sólo se mejoran los métodos, los contenidos, a lo mejor los procesos de aprendizaje, pero no la problemática social que los oprime.

Uno de los mayores méritos de Freire es la construcción –por primera vez en la historia– de una pedagogía latinoamericana, que quizás se encuentra poco sistematizada e incluso poco conocida. Un aspecto que es importante retomar es la didáctica aplicada a la alfabetización, que causó una profunda revolución en los años sesenta en Brasil. El poco conocimiento de esta pedagogía latinoamericana nos está llevando a volver a las cartillas cuyos métodos no dejan de ser obsoletos, y cuyos contenidos implican de mayor domesticación y alienación de los oprimidos.


Autora
Teresa del Granado Cosio
APUNTES QUE SEÑALAN UNA NUEVA CONCE PCIÓN EDUCATIVA
Profesora normalista del nivel secundario. Licenciada en Psicología y Magíster en Investigación Educativa. Responsable del Área de Formación Docente Inicial de la Dirección General de Gestión Docente, Ministerio de Educación y Culturas, Bolivia.
En
Paulo Freire, Contribuciones para la pedagogía
Moacir Gadotti, Margarita Victoria Gomez, Jason Mafra, Anderson Fernandes de Alencar [compiladores]

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