La escuela se debe plantear la enseñanza que conduzca al logro de una inteligencia emocional ¿Debe ser parte del currículo, de la misma manera que las otras áreas? ¿O debe ser un contenido transversal? ¿Qué argumentos justifican la necesidad de una educación emocional? ¿Qué debe tener un buen profesional de la educación, para cumplir con estos aspectos?
La escuela es uno de los medios más importantes a través del
cual el niño aprenderá y se verá influenciado (influenciando en todos los
factores que conforman su personalidad).
Por tanto, en la escuela se debe plantear enseñar a los
alumnos a ser emocionalmente más inteligentes, dotándoles de estrategias y
habilidades emocionales básicas que les protejan de los factores de riesgo o,
al menos, que palien sus efectos negativos.
En el ámbito escolar, las habilidades de inteligencia
emocional no tienen un tratamiento curricular similar al de otras áreas del
currículo. Tienen su ubicación en los programas de acción tutorial y de la
transversalidad y dichas habilidades deben enseñarse y aprenderse. Deben
conocerse en tanto que contenidos conceptuales, y deben ponerse en práctica en
tanto que contenidos procedimentales (comportamientos que deben manifestarse en
las relaciones diarias de los alumnos y profesores en la comunidad educativa).
Como consecuencia, deben producirse una serie de actitudes positivas de
sensibilización ante la necesidad de descubrir las emociones y. sentimientos
propios y ajenos, y la conveniencia social y personal de mejorar las relaciones
interpersonales.
Entre los diversos argumentos que puedan esgrimirse para
justificar la educación emocional, señala M. Álvarez:
1. Situaciones
vitales:
- En las
vivencias personales de nuestra vida experimentamos emociones continuamente. La
satisfacción nos anima a actuar con ilusión; en el caso contrario, nos podemos
sentir irascibles y molestos por pequeñas cosas.
- Continuamente
estamos recibiendo estímulos que nos producen tensión emocional: estresores del
trabajo, interrupciones, imprevistos, conflictos, malas noticias, pérdidas,
enfermedades, reveses económicos ...
- Vivimos
continuas contradicciones y conflictos y tenemos conflictos entre lo que
deseamos y lo que pensamos que deberíamos hacer.
2. Situaciones
educativas:
- La finalidad
de la educación es el pleno desarrollo de la personalidad integral del
alumnado. En este desarrollo pueden distinguirse, como mínimo, dos grandes
aspectos: el desarrollo cognitivo y el desarrollo emocional.
- El informe
Delors señala cuatro pilares de la educación:a) aprender a conocer; b) aprender
a hacer; e)aprender a convivir; d)aprender a ser. Estos dos últimos se
relacionan con la inteligencia interpersonal e intrapersonal y, por tanto, con
la educación emocional.
- El rol
tradicional del profesor, centrado en la transmisión de conocimientos, está cambiando.
La obsolescencia del conocimiento y las nuevas tecnologías conllevan que la
persona adquiera conocimientos en el momento que lo necesite. En este marco, la
dimensión de apoyo emocional del profesorado pasa a ser esencial.
- "Conócete
a ti mismo" ha sido uno de los objetivos del ser humano y debe estar
presente en la
educación. Dentro de este autoconocimiento, uno de los
aspectos más importantes es la dimensión emocional.
- La educación
es un proceso caracterizado por la relación interpersonal.
Toda relación interpersonal está impregnada por fenómenos
emocionales.
3. Situaciones
sociales:
- Es sabido
que las relaciones sociales pueden ser una fuente de conflictos., tanto en la
profesión, familia, comunidad o tiempo libre como en cualquier contexto en el
que se desarrolle la vida de una persona. Estos conflictos afectan a los
sentimientos.
4. Argumentos
psicopedagógicos:
Según la teoría de las inteligencias múltiples (Gardner)
cabe distinguir entre otros tipos de inteligencia, una inteligencia interpersonal
y otra intrapersonal. Ambas son la base de la inteligencia emocional. Como
señala Gardner concentrarse exclusivamente en las capacidades lingüísticas y
lógicas durante la escolaridad formal puede suponer una estafa para los
individuos que tienen capacidad en otras inteligencias.
Se observan unos índices elevados de fracaso escolar,
dificultades de aprendizaje ... estos hechos provocan estados emocionales
negativos.
Bisquerra afirma que la justificación acerca de la necesidad
de una educación emocional se deduce a partir del análisis del contexto; muchos
problemas tienen que ver con el analfabetismo emocional
La importancia de la Educación Emocional,
además de numerosos trabajos de
investigación, ha provocado un creciente interés por la
elaboración de materiales y programas que, de manera sistemática, ayuden al
profesor en su tarea de favorecer las relaciones socioafectivas entre sus
alumnos.
Estos programas deben siempre tomarse como un material
válido y flexible. El profesional deberá saber adaptarlos a las necesidades
reales de su aula, una vez haya evaluado y detectado las mismas.
La responsabilidad de los profesionales de la educación, así
como la de los padres, está en procurar la adquisición y desarrollo de estas
habilidades emocionales cuanto antes en los niños, es por eso que un buen
profesional de la educación debe (Gallego)
• Tener
conciencia de sus emociones y de los procesos emocionales que acarrean para
poder actuar y reaccionar en consecuencia con ellas ante sus alumnos y ante
otras personas del entorno educativo.
• Tener la
capacidad de controlar sus emociones para afrontar de modo eficaz los
acontecimientos y situaciones, a veces críticas, de la tarea educativa.
• Ser capaz de
motivarse a sí mismo y superar los numerosos retos que plantea la profesión de
educar a otras personas.
• Tener las
habilidades sociales necesarias para crear y mantener relaciones con alumnos,
padres, compañeros, reconocer conflictos en el aula y saber solucionarlos,
encontrar el tono adecuado para dirigirse a los alumnos ...
Es importante hacer una reflexión sobre el rol que debe
adoptar el profesor a la hora de aplicar estos programas. Actualmente nadie
duda del papel activo que debe asumir el niño en su proceso de
enseñanza-aprendizaje, siendo el profesor un facilitador o mediador de este
proceso. En este sentido, el profesor pierde su papel de mero transmisor de
información. Esta afirmación general sobre la nueva concepción de los procesos
de enseñanza-aprendizaje no sólo es válida sino imprescindible en la educación
emocional.
Para conseguir esto se hace necesaria la figura de un nuevo
profesor que aborde el proceso de manera eficaz para sí y para sus alumnos.
Este nuevo profesor debe saber transmitir modelos de afrontamiento emocional
adecuados a las-diferentes interacciones que los alumnos tienen entre sí
(siendo fruto de modelos de imitación, por aprendizaje vicario, para los
niños), debe ser capaz de transmitir una serie de valores a sus alumnos.
Funciones que tendrá que desarrollar el nuevo profesor (Verónica,
G)
• Percepción
de necesidades, motivaciones, intereses y objetivos de los alumnos.
• Ayudar a
establecer objetivos personales
• Facilitar
procesos de toma de decisiones y responsabilidad personal
• Establecimiento
de un clima emocional positivo para aumentar
Gallego, D señala, tres perspectivas desde las que se puede
llevar a cabo la educación emocional en el ámbito educativo, que son:
1. La autorreflexión
sobre nuestra práctica educativa con respecto al desarrollo emocional. Este
aspecto sirve de punto de partida sobre nuestra forma de desarrollar la
inteligencia emocional en el aula.
Hay que considerar en la acción educativa el efecto de la
propia reflexión
sobre nosotros mismos, de tomar conciencia de cómo actuamos,
y de cómo, con nuestro hacer cotidiano, estamos educando el desarrollo
emocional. Esta autorreflexión es beneficiosa para movemos hacia una actuación
sistemática para desarrollar la inteligencia emocional del alumnado, y porque
contribuye a mejorar las interacciones que permiten aumentar la inteligencia
emocional del sujeto. Es preciso establecer un modelo emocional que empieza por
revisar nuestras propias respuestas.
2. Integrar prácticas
educativas adecuadas para el desarrollo de las capacidades
de armonización cognitivo-emocionales. Eliminando la
educación emocional de la lista de efectos no controlados de la educación, para
lo que son necesarias unas líneas de actuación educativas claras, que se
justifican en nuestro planteamiento teórico.
3. El entrenamiento
emocional mediante un programa diseñado al efecto integrado en el
currículum ordinario, normalmente a través de algunas sesiones de las distintas
áreas o de la acción tutorial, destinando horas de tutoría para trabajar
específicamente estos aspectos.
En todo programa se ha de tener en cuenta a los agentes
implicados y su interacción. El alumnado es el destinatario principal del
programa sobre el que interactúan diferentes agentes (profesorado, tutor y
padres); pero resulta imprescindible la interacción del profesorado, con el tutor
y con los padres, y la del tutor con los padres. Ha de ser una tarea compartida
por todos los miembros de la comunidad y en ella se incluye la familia.
Extraído de:
La educación emocional en edades tempranas y el interés de
su aplicación en la
escuela. Programas de educación emocional, nuevo reto en la
formación de los profesores
Carmen de Andrés Viloria
Universidad Autónoma de Madrid