Los profesores pertenecen a una categoría profesional muy
heterogénea. Los profesores de Educación Infantil, Primaria, Secundaria,
Universidad, Adultos o Educación Especial presentan diferencias en formación,
reclutamiento, salarios, reconocimiento social y autonomía profesional. Por otra
parte, se constatan diferencias en los profesores según países, nivel de
desarrollo y culturas. Pero la profesión de profesor también conlleva unas
características propias y diferenciales.
El profesor ejerce su profesión normalmente durante muchos
años, más de treinta en muchos casos. Durante un periodo tan dilatado, ocurren
muchos acontecimientos en su vida y en su entorno. En su ciclo vital se
acumulan experiencias, se amplían conocimientos, se modifican actitudes y
valores. En su entorno ocurren cambios científicos, tecnológicos, económicos,
sociales y culturales que alteran radicalmente las demandas al sistema
educativo y a su función profesional. A la vez, los alumnos presentan
características diferenciales y cambiantes en nivel económico y cultural de la
familia, capacidades mentales, motivaciones e intereses.
La profesión de profesor exige dominar un conjunto de
conocimientos y competencias; que ha de aprender en instituciones superiores de
formación universitaria; que requiere continua formación y actualización de
conocimientos y técnicas; que ha de poner en práctica según principios éticos;
para responder a una necesidad personal y social de primer orden, como es la
educación.
Profesión de profesor
Desde posturas críticas, sociológicas y pedagógicas, se han
cuestionado las reivindicaciones profesionalizadoras de los profesores por
cuanto conllevan intereses personales y sectoriales elitistas y burocráticos,
que serían incompatibles con los ideales democráticos de solidaridad, autonomía
y difusión del saber. También Apple denuncia los intereses que operan bajo la
reivindicación de una tecnificación de la enseñanza. Pero
sería un error identificar profesionalización con tecnificación de los procesos
educativos, pues cabe entender la profesión como desarrollo de una cultura
profesional que avance en niveles de formación, autonomía, responsabilidad,
compromiso social y personal en el trabajo.
Podemos diferenciar dos tendencias de análisis en la
profesionalización del docente: la que argumenta que reforzar la profesión
conlleva tecnificación, burocracia, elitismo y control social; y la que, por el
contrario, defiende un concepto de profesión históricamente contextualizado,
crítico y democrático, y propone avanzar en el desarrollo de una nueva cultura
profesional para una educación de calidad. El concepto neoliberal de profesión
puede superarse por una acepción más social, democrática y crítica.
La reivindicación de la profesionalidad por parte de los
profesores no puede quedar limitada a aspectos técnicos de la función docente,
sino que se ha de plantear un desarrollo profesional más amplio, una nueva
cultura profesional que propicie espacios de reflexión, de crítica sobre las
funciones de la educación, modelo de sociedad y proyecto de hombre, procesos de
formación, condiciones laborales y variables del proceso enseñanza–aprendizaje,
teniendo como objetivo el profesor investigador su práctica profesional.
Diversos informes han señalado como características del buen
profesor:
– Compromiso
con la profesión. La
implicación personal, emocional y moral en el quehacer es condición
determinante para la buena valoración por los alumnos y el éxito en la tarea.
– Afectividad
con los alumnos. Un comportamiento afectivo hacia los alumnos, con empatía,
optimismo, estima y apoyo, son cualidades valoradas muy positivamente.
– Conocimiento
de la materia que enseña y empleo de técnicas didácticas adecuadas. Saber lo
que se enseña y enseñarlo bien. Combinar metodologías variadas, partiendo de
las características diferenciales de los alumnos y del grupo.
– Trabajo
colaborativo en grupo de profesores. El trabajo en grupo es altamente valorado,
aunque no tan practicado. Analizar las experiencias y dificultades en sesiones
formales y de claustro, pero también en conversaciones de pasillo y recreo, es
requisito para mejorar las competencias del profesor.
– Pensamiento
reflexivo y crítico. Reflexionar en la práctica y sobre su práctica, a efectos
de poner en juego nuevas hipótesis, contextualizar y desarrollar teorías, adoptar
nuevas metodologías y estrategias didácticas.
– Motivación
por la calidad. Los
buenos profesores se comprometen con la innovación y la calidad en los centros,
procurando proyectos compartidos, liderazgos eficaces, apertura al contexto
comunitario.
Autor: García García, Emilio.
Competencias éticas del profesor y calidad de la educación.
Dpto. Psicología Básica II Procesos Cognitivos Facultad de
Psicología Universidad Complutense Campus de Somosaguas
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