martes, 26 de enero de 2010

Miseria en la cultura decepción y depresión

El primer acto del educador es leer -él primero- la realidad.....

Un deficiente o parcial diagnóstico nos conducirá nuevamente a entramparnos en recetas que vengan desde arriba.


Nuestra educación en America Latina: "¿Hacia dónde vamos? Nadie lo sabe. Solamente sabemos que tenemos que cambiar si queremos continuar" nos dice Leonardo Boff.


Por una educación popular liberadora multidimensional e integral en todos los espacios humanos, sin ser cosificada, enlatada, burocratizada, encuadernada. ¿A quiénes convocar? ¿a los mismos que siempre se han equivocado? ... ¿Qué hay que romper o modificar, o qué nudos a desatar? ... Por ejemplo, los fines, los contenidos, las normas, la estructura física del aula misma, el perfil y el rostro pedagógico del profesor, los "textos", algunas o muchas autoridades y burócratas, ¿expertos?, etc...


Excelente artículo de Leonardo Boff que nos ayuda a pisar tierra.

Jose Rouillon.


Miseria en la cultura: decepción y depresión



Leonardo Boff

Theologian 2010-01-15
En 1930 Sigmund Freud escribió su famoso libro El malestar en la cultura y ya en la primera línea denunciaba: «en lugar de los valores de la vida, se prefiere el poder, el éxito y la riqueza, buscados por sí mismos». Hoy día estos factores han alcanzado tal magnitud que el malestar se transformado en miseria en la cultura. La COP-15 en Copenhague nos dio la demostración más cabal: para salvar el sistema del lucro y de los intereses económicos nacionales no se ha temido poner en peligro el futuro de la vida y del equilibrio del planeta sometido ya a un calentamiento que, si no es encarado rápidamente, podrá exterminar a millones de personas y liquidar gran parte de la biodiversidad.
 
La miseria en la cultura, o mejor, de la cultura, se revela por medio de dos síntomas verificables en todo el mundo: la decepción generalizada en la sociedad y una profunda depresión en las personas. Ambas tienen su razón de ser. Son consecuencia de la crisis de fe por la que está pasando el sistema mundial.

¿De qué fe se trata? Es la fe en el progreso ilimitado, en la omnipotencia de la tecnociencia, en el sistema económico-financiero, con su mercado, que actuarían como ejes estructuradores de la sociedad. La fe en estos dioses poseía sus credos, sus sumos sacerdotes, sus profetas, un ejército de acólitos y una masa inimaginable de fieles.

Hoy día esos fieles han entrado en una profunda decepción porque tales dioses se han revelado falsos. Ahora están agonizando o simplemente han muerto, y los G-20 tratan en vano de resucitar sus cadáveres. Los que profesan esta religión fetiche constatan ahora que el progreso ilimitado ha devastado peligrosamente la naturaleza y es la principal causa del calentamiento planetario.

La tecnociencia que, por un lado, ha traído tantos beneficios, creó una máquina de muerte que sólo en el siglo XX mató a 200 millones de personas y es hoy capaz de exterminar a toda la especie humana; el sistema-económico-financiero y el mercado quebraron, y si no hubiera sido por el dinero de los contribuyentes, a través del Estado, habrían provocado una catástrofe social. La decepción está estampada en los rostros perplejos de los líderes políticos, que no saben ya en quién creer y qué nuevos dioses entronizar. Existe una especie de nihilismo dulce.

Ya Max Weber y Friedrich Nietszche habían previsto tales efectos al anunciar la secularización y la muerte de Dios. No que Dios haya muerto, pues un Dios que muere no es «Dios». Nietszche es claro: Dios no murió, nosotros lo matamos. Es decir, para la sociedad secularizada Dios no cuenta ya para la vida ni para la cohesión social. En su lugar entró el panteón de dioses que hemos mencionado antes. Como son ídolos, un día van a mostrar lo que producen: decepción y muerte.
 
La solución no estriba simplemente en volver a Dios o a la religión, sino en rescatar lo que significan: la conexión con el todo, la percepción de que la vida y no el lucro debe ocupar el centro, y la afirmación de valores compartidos que pueden proporcionar cohesión a la sociedad.

La decepción viene acompañada por la depresión. Ésta es un fruto tardío de la revolución de los jóvenes de los años 60 del siglo XX. Allí se trataba de impugnar una sociedad de represión, especialmente sexual, y llena de máscaras sociales. Se imponía una liberalización generalizada. Se experimentó de todo. El lema era «vivir sin tiempos muertos; gozar la vida sin trabas». Eso llevó a la supresión de cualquier intervalo entre el deseo y su realización. Todo tenía que ser inmediato y rápido.



De ahí resultó la quiebra de todos los tabúes, la pérdida de la justa medida y la completa permisividad. Surgió una nueva opresión: tener que ser moderno, rebelde, sexy y tener que desnudarse por dentro y por fuera. El mayor castigo es el envejecimiento. Se concibió la salud total, y se crearon modelos de belleza, basados en la delgadez hasta la anorexia. Se abolió la muerte, convertida en un espanto.


Tal proyecto posmoderno también fracasó, pues con la vida no se puede hacer cualquier cosa.


Posee una sacralidad intrínseca, y límites. Si se rompen, se instaura la depresión. Decepción y frustración son recetas para la violencia sin objeto, para el consumo elevado de ansiolíticos y hasta para el suicidio, como ocurre en muchos países.



¿Hacia dónde vamos? Nadie lo sabe. Solamente sabemos que tenemos que cambiar si queremos continuar. Pero ya se notan por todas partes brotes que representan los valores perennes de la condición humana: casamiento con amor, el sexo con afecto, el cuidado de la naturaleza, el gana-gana en vez del gana-pierde, la búsqueda del «bien vivir», base para la felicidad, que es hoy fruto de la sencillez voluntaria y de querer tener menos para ser más.

Esto es esperanzador. En esta dirección hay que progresar.


 



 

sábado, 16 de enero de 2010

Cerebro de hombre cerebro de mujer

Publico el siguiente artículo, editado por el diario El País, me pareció interesante, y tiene obvias referencias a la educación, y sus influencias.

Numerosos estudios han buscado las diferencias cerebrales entre los dos sexos pero las evidencias son poco concluyentes


El experimento se hizo en 2002 y lo dirigió una mujer, Melisa Himer. Se puso al alcance de individuos de ambos sexos de muy corta edad juguetes de marcado sesgo sexista: un camión y una pelota, una muñeca y una sartén. Se supone que, si no existen condicionantes culturales, ambos sexos correrán indistintamente hacia cualquiera de los juguetes. Pero -¡oh, sorpresa!- no es así: a tan tierna edad, los sujetos de sexo masculino muestran una clara predilección por el coche y la pelota, y los del sexo femenino, por la muñeca y la sartén. Un tercer grupo de juguetes absolutamente neutros apenas tiene éxito. ¿Por qué, si no han tenido tiempo de contaminar sus preferencias con roles sexistas, se comportan tan sexistamente en su elección? El conferenciante, Alberto Ferrús, no tiene respuesta. Pero tiene una sorpresa para el auditorio: la siguiente diapositiva muestra a los sujetos de la investigación:¡son monos!

Ciertos centros de élite de EE UU se plantean aplicar medidas de segregación educativa "El cerebro es una compleja máquina en constante cambio" asegura un científico
"Este estudio se ha hecho 20 años después de que fracasaran los experimentos educativos que defendían que, para promover la igualdad, los niños debían jugar con muñecas y las niñas con camiones. Era una buena idea, pero fue un rotundo fracaso porque no tenía base científica y eso mismo puede estar ocurriendo ahora con otras ideas", dijo Ferrús. Numerosos estudios han buscado diferencias entre el cerebro del hombre y el de la mujer, y las han encontrado, pero los neurocientíficos están lejos de poder ser categóricos en sus conclusiones, ¿Cuáles son esas diferencias y cómo influyen en el comportamiento? Ésta era la pregunta formulada a dos investigadores del cerebro, Alberto Ferrús, doctor en Biología y subdirector del Instituto de Neurobiología Ramón y Cajal del CSIC, en Madrid, y María José Barral, profesora de Anatomía y Embriología Humanas de la Universidad de Zaragoza, en un acto organizado por el Instituto de Cultura de Barcelona y Aula EL PAÍS."Para empezar, las diferencias cerebrales entre los miembros del mismo sexo suelen ser superiores a las que hay entre los dos sexos", sostuvo la profesora Barral. Luego todo es muy relativo y además hay mucha ideología: "Se ha dicho que la diferenciación sexual masculina es activa, porque está vehiculada por el cromosoma Y, que las mujeres no tienen, y por tanto la diferenciación de la mujer sería por defecto, un enfoque absolutamente sesgado". Barral hizo acopio de las diferencias descritas en los manuales de medicina. Entre ellas se señala que el cerebro de los hombres madura antes y que es de mayor tamaño. "Es curioso que se pretendan inferir diferencias funcionales del tamaño del cerebro y no
del hígado o de otros órganos", ironizó Barral. Ferrús recordó que el mayor tamaño del cerebro masculino es proporcional a su corpulencia y que en el reino animal hay cerebros mucho mayores con menos prestaciones. Se ha descrito también que las mujeres tienen más materia gris y los hombres más materia blanca, con interpretaciones
diversas. Y que procesan de forma diferente la serotonina, un neurotransmisor implicado en los mecanismos de recompensa, es decir, en la sensación de bienestar y felicidad. Parece que, en situación de estrés, la disminución de la seorotonina se asocia en los hombres a un incremento de la agresividad y en las mujeres a un aumento de la
depresión. Eso podría estar relacionado con la diferente incidencia de dos enfermedades mentales en las que se produce una alteración de la producción de serotonina, la esquizofrenia y la depresión, la primera más frecuente en los hombres y la segunda en las mujeres. Pero tampoco es seguro.


¿Y qué ocurre con la inteligencia? Se ha dicho que los hombres tienen más desarrollado el hemisferio izquierdo, es decir, el cerebro racional, y las mujeres el área del lenguaje y el hemisferio derecho, que es el que controla la vida emocional. "De eso se ha extraído que las mujeres son más lábiles e impredecibles, lo que ha tenido consecuencias clínicas, como una mayor prescripción de ansiolíticos a las mujeres", sostuvo Barral. En todo caso, ahora se sabe que hay más inteligencias que la meramente racional e incluso se habla de la importancia que tiene la inteligencia emocional. Luego todo sigue siendo relativo. "Aunque existen diferencias cerebrales, ninguna de ellas justifica las acciones que en su nombre se toman", sostuvo con vehemencia Alberto Ferrús. El científico recordó que una sinapsis cerebral -contacto entre dos células a través de un neurotransmisor- puede construirse o deconstruirse en 24 horas: "El cerebro es una
compleja máquina que está cambiando constantemente y algunas estructuras se modifican en un día". Cuando más cambia es en los primeros años de vida. "El cerebro triplica su peso entre el momento de nacer y la pubertad. Ahora sabemos que la maduración sigue unas pautas determinadas, que hasta los siete años existen unas ventanas, con un inicio y un cierre, idóneas para determinados aprendizajes. Cada
habilidad cognitiva tiene un momento de adquisición, de ahí que no tenga sentido la estimulación precoz. De nada sirve enseñar a hablar antes de que el niño haya desarrollado las estructuras cerebrales que le pemitirán hacerlo".Por la misma razón, según Ferrús, no deberían adoptarse decisiones de políticas de igualdad sin una sólida
base científica. "Si hay un ámbito tintado de intereses acientificos, ése es el de las diferencias sexuales en el cerebro y el comportamiento", sostuvo. "Efectivamente, esas diferencias existen y tienen consecuencias en los comportamientos. Pero si se quiere
conseguir que la sociedad sea igualitaria, no se debe tratar igual a quienes son diferentes". Ferrús indicó que determinados centros educativos de élite de Estados Unidos están considerando seriamente volver a la segregación en determinados aspectos educativos "porque se han dado cuenta de que es la única forma eficaz de que surja el
liderazgo entre las mujeres y no se reproduzca el fenómeno de inhibición en presencia del macho. Es un tema abierto, pero habría que reflexionar sobre ello".La cuestión es: ¿Se nace con las diferencias o se hacen? "Se nace y se hacen", responde Barral.

"Nacemos con cerebros diferentes, pero el cerebro humano es muy inmaduro al nacer y no termina de madurar hasta bastantes años más tarde, de modo que las condiciones ambientales también nos hacen diferentes. Las diferencias tienen causas genéticas, hormonales y ambientales, y todas son igual de importantes".


Autor
M. PÉREZ OLIVA - Barcelona - 21/03/2006
http://www.elpais.com/articulo/salud/Cerebro/hombre/cerebro/mujer/

domingo, 3 de enero de 2010

La imagen puede ser el nuevo opio del pueblo

ENTREVISTA: MARC AUGÉ Antropólogo

Su formación fue literaria y filosófica. Dice Marc Augé (Poitiers, 1935) que la antropología a finales de los cincuenta no tenía un programa académico bien definido. A ella accedió en la década siguiente, cuando se sumergió en el continente africano. Luego le llegó el turno a Suramérica y hoy este profesor y ex director de l'École des Hautes Études en Sciences Sociales de París sonríe al afirmar, en perfecto castellano, que él ha ido cambiando "con la mundialización misma". Su perspectiva actual le ha llevado a destilar conceptos de la vida contemporánea como el de los no lugares para referirse a aeropuertos o autopistas. Su último libro, El oficio de antropólogo (Gedisa), emprende una defensa apasionada y argumentada de su vocación.


"La globalización lleva a la ilusión de que podemos comunicarnos con el mundo entero"


"El no lugar es una realidad empírica. Es un no lugar para unos y un lugar para otros"


Pregunta.

¿Es la antropología más necesaria que nunca?

Respuesta.

El presente siempre es un paisaje que hay que estudiar. La Antropología es un lugar, en un momento. Su objeto de estudio es la relación entre seres humanos en un grupo dado, tomando en cuenta el contexto. Es muy difícil pensar en el tiempo desde la ideología del presente.

P.

¿Y el pasado de su disciplina?

R.

El contexto es lo que está cambiando. El cambio es parte del objeto. No hemos perdido las sociedades primitivas sino que todo se está transformando. No estamos para celebrar los paraísos perdidos, que no lo eran en ningún caso. No hay que alimentar la nostalgia porque no es parte del oficio de antropólogo, es una ilusión. La antropología tiene un rol y es útil para la observación del mundo actual.

P.

Habla de sobremodernidad, de la multiplicidad de cosas y de la aceleración del tiempo, del imperio del tiempo sobre el espacio en la era de Internet.

R.

Es una tensión que atraviesa el mundo entero. La homogeneización y la globalización económica y tecnológica producen la ilusión de que podemos comunicarnos con el mundo entero. La reacción a esto es el nacionalismo y los proselitismos religiosos como el evangelismo o el lado más tradicional del Islam que está estrechamente vinculado a regímenes políticos no democráticos que imponen la opresión de individuos y una ideología respecto a todo tipo de problemas como la desigualdad de las mujeres. Es la diferencia cultural que las democracias tienen que combatir.

P.

¿Busca la antropología el factor común a todos los hombres?

R.

El objeto intelectual son las relaciones de parentesco o el poder económico. La simbolización de estas relaciones es el hecho común, patente en la educación a los niños. La alienación del individuo a la estructura es necesaria para ser sano de espíritu. El hombre que se aliena consiente vivir en un mundo con relaciones preexistentes. Cualquier régimen político es una tensión entre el sentido social y la libertad. Lyotard plantea dos tipos de mitos: la cosmogonía del pasado y los mitos del futuro y progreso del siglo XVIII. Todos han fracasado.

P.

¿Otro gran relato del fin de la historia?

R.

No tenemos herramientas para entender lo que pasa. Hemos olvidado las herramientas intelectuales. No somos capaces de pensar el tiempo. Hay una denominación del lenguaje del espacio. El binomio local-global no es equivalente a particular-universal. Lo local puede ser una réplica de lo global o una excepción y lo particular tiene cosas que se relacionan con lo universal de forma dialéctica. De ahí surge el término

glocal.


P.

Dice que lo real se esfuerza por ser ficción.

R.

Sí, es la ilusión del individuo frente a su contemporaneidad. Toda la historia del mundo en su ordenador. Seleccionar y utilizar la ilusión de libertad porque las cosas son representadas desde el consumo.

P.

¿Se expanden los no lugares?

R.

Ésta es una noción que se opone al lugar entendido en su sentido antropológico, es decir, como espacio en el que se plasman las relaciones sociales mismas. El no lugar es una realidad empírica. Mucha gente no tiene allí nada que negociar, pero esto no es una distensión absoluta: es un no lugar para unos y un lugar para otros; por ejemplo, para quienes trabajan en un aeropuerto. Se ha producido un desarrollo de estos espacios por todo el planeta; espacios organizados a través de códigos que no están pensados para la comunicación. Tienen una organización muy sofisticada, pero no tienen incorporados los elementos simbólicos de las relaciones sociales.

P.

¿Los medios sustituyen, ganan terreno a otros agentes sociales?

R.

La imagen puede ser el nuevo opio del pueblo. Vivimos en un mundo de reconocimiento, no de conocimiento. Se vive realmente a través de la pantalla. Los medios de comunicación deben ser objeto de educación, no sólo un canal de información. Sólo entiendes la manipulación de las imágenes al hacer una película. Hay que aprender a leer y a escribir y también a leer y a hacer imágenes.

Fuente


Diario El País España


http://www.elpais.com/


 


 

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