miércoles, 29 de diciembre de 2010

El aprendizaje cooperativo

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APRENDIZAJE COOPERATIVO
Frida Díaz Barriga Arceo
UNAM Facultad de Psicología
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Mitos alrededor del aprendizaje cooperativo El aprendizaje cooperativo consiste en la introducción de dinámicas grupales y técnicas de trabajo en equipo adecuadas. El éxito en el empleo de las técnicas de aprendizaje cooperativo estriba en la administración de incentivos o recompensas. Los estudiantes aventajados resultan perjudicados al trabajar en los grupos heterogéneos de aprendizaje cooperativo. En el aprendizaje cooperativo es conveniente dar una sola calificación grupal, sin considerar los resultados individuales. El aprendizaje cooperativo es simple y de fácil implementación.





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Organización social en el aula Estructuras pueden ser Competitiva caracterizadas por Individualista conformada por Cooperativa Interdependencia opositora Interdependencia ausente Interdependencia positiva regulan derechos y obligaciones
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Estructuras de aprendizaje
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GRUPO DE APRENDIZAJE COOPERATIVO Componentes Básicos Interdependencia positiva Interacción promocional cara a cara Responsabilidad y valoración personal Habilidades Interpersonales Procesamiento de grupo tiene son
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Consecuencias benéficas del AC: Desarrollo de la conducta prosocial y de las relaciones socioafectivas. Mayor rendimiento académico en comparación a las estructuras individualista y competitiva. Internalización de valores, actitudes, habilidades sociales, información significativa. Promoción de la autonomía moral e intelectual; facultamiento de la persona. Johnson & Johnson; Slavin; Aronson; Ovejero; Echeita.
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Cooperar es trabajar juntos para lograr metas compartidas Lema: “TODOS PARA UNO Y UNO PARA TODOS”
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Habilidades y actitudes en el AC Comprensión de la comunicación oral y escrita. Habilidades para el diálogo. Capacidad para la argumentación. Actitud de tolerancia, respeto a la diferencia y empatía. Saber escuchar, respetar turnos. Asertividad en las relaciones. Disposición al trabajo y al compromiso grupal. Responsabilidad y honestidad. Capacidad de autocrítica.
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¿Es realmente aprendizaje cooperativo? Algunos profesores y alumnos plantean que existen obstáculos difíciles de vencer para poder trabajar en “equipo”. Veamos sus argumentos y experiencias: Profesor 1: “Hay un exceso de alumnos en el grupo, lo que impide trabajar con los alumnos en clase; la exposición por equipos no funciona porque el alumno estudia por separado su pedacito y lo lee en clase...”
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Profesora 2: “A mí no me ha funcionado el trabajo grupal, se quedan con visiones parciales. Lo que pasa es que si les doy un tema, por ejemplo, la Revolución Francesa, se lo dividen entre todos y unos ven sólo las causas, otros las consecuencias. A la hora de exponer me dicen: -¡Maestra, no vino el de las causas, ¿Cómo exponemos sólo las consecuencias?!-... si no vino el de las causas, pues es un verdadero problema.” Profesora 3: “ A muchos de mis alumnos no les gusta trabajar en equipo, se niegan. Sobre todo los que sí trabajan, porque dicen que terminan haciéndole el trabajo a los otros, regalándoles la calificación y eso no se vale.”
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Alumna de bachillerato: “No es justo, porque el equipo era de 6 y sólo mi amiga y yo hicimos todo. Era un día antes de entregar. Bueno, yo saqué la información y ella lo pasó a máquina. Luego vino Luis y él hizo una portada con dibujos y le pegó algunas ilustraciones que compró. Pero los otros 3 sólo pusieron su nombre y de pilón se quejaron de que no estaba tan bonito como el del otro equipo. Y luego la maestra nos calificó parejo a todos... Eso me molestó mucho, pero no dije nada, no quiero enemigos gratis ni que la maestra me repruebe.”
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Alumno de secundaria: “¡Esos dos hicieron trampa y el profesor ni en cuenta! La secretaria del papá de uno de ellos les pasó en computadora la información que venía en un libro, luego la cambiaron con el procesador, que si la letra, el orden de todo, las palabras, y después imprimieron varios trabajos, les pegaron ilustraciones y ¡los vendieron en el salón! Si les comprabas el trabajo una semana antes costaba tanto, si era el mero día, costaba más. El maestro pensó que lo habían hecho los equipos, yo creo que no los leyó, los vió por encima y les puso 8, 9 y hasta 10… Yo no compré nada.....estaba muy caro.”
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El “free rider”... Problema de la acción colectiva (Olson, 1992): Individuos que se benefician de la acción colectiva de los demás sin pagar los costos, sin cooperar. Tiene efectos negativos en la acción colectiva y en logro del interés común.
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Un estudio en bachillerato agropecuario... (I. Mendoza Vázquez, 2004) Actividades próximas, ninguna reúne todos los componentes básicos. Es frecuente el “trabajo en equipo”. Espacios experienciales: taller, prácticas de campo, proyectos productivos. Aparece “ayuda espontánea” Principal problema: los free riders. No hay procesamiento en grupo, poca supervisión.
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Algunas estrategias para el docente... Para la conformación y conducción de los grupos. Para la supervisión y monitoreo. Para la autoevaluación y evaluación de habilidades, procesos y productos.
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Algunas estrategias específicas… Rompecabezas (Aronson). Aprendizaje en equipos de estudiantes (Slavin). Investigación en grupo (Sharan). Co-op Co-op (Kagan). Cooperación guiada (O´Donell y Dansereau). Solución de problemas: brainstorming y grupos focales.
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Cuando un “equipo” no está funcionando cooperativamente, los alumnos: Dejan el grupo impulsivamente. Platican de tópicos diferentes al trabajo. Realizan “su” parte e ignoran el trabajo de los otros. No comparten respuestas ni materiales. No corroboran si los demás han aprendido o no. No hay liderazgo compartido. Se presuponen o ignoran las habilidades sociales. No hay procesamiento de grupo.
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1. ¿Qué tan claros te parecieron los objetivos o metas del trabajo? Muy claros( ) Algo vagos ( ) Confusos( ) 2. La atmófera de trabajo fue: Cooperativa y cohesiva( ) Apática ( ) Competitiva( ) 4. ¿Qué tan efectivo como líder resultó el compañero que coordinó el equipo? Demasiado Autoritario( ) Democrático( ) Débil( ) 3. ¿Qué tan claros te parecieron los objetivos o metas del trabajo a realizar? Muy claros( ) Algo vagos ( ) Confusos( ) Formato para valorar las reacciones de los estudiantes respecto al trabajo en equipo
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5. Respecto al nivel de participación, responsabilidad y compromiso de los integrantes del grupo: Todos trabajaron al parejo( ) Sólo algunos colaboraron ( ) Casi nadie se involucró en serio( ) 6. ¿Te encontraste a tí mismo deseoso de participar cuando tenías la oportunidad de hacerlo?: Casi nunca( ) Ocasionalmente( ) Frecuentemente( ) 7. ¿Qué tan satisfecho te sientes con los resultados de la discusión o del trabajo realizado? Muy satisfecho( ) Moderamente satisfecho( ) Insatisfecho( ) 8. ¿Te gustaría volver a trabajar con el mismo equipo? Me encantaría( ) Si es necesario( ) De ninguna manera( )
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RÚBRICA PARA LA EVALUACIÓN DE PROCESOS DE APRENDIZAJE COOPERATIVO
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“10 fórmulas para evaluar el AC” 1. Media de las puntuaciones individuales de los miembros del grupo. 2. Totalizar las puntuaciones individuales de los miembros del grupo. 3. La puntuación grupal como único producto. 4. Seleccionar al azar el trabajo o documento de uno de los miembros del grupo y puntuarlo. 5. Seleccionar al azar el examen de uno de los miembros del grupo y puntuarlo. 6. Puntuación individual más un bono grupal. 7. Bonos basados en la puntuación más baja/alta. 8. Puntuación individual más media grupal. 9. Todos los integrantes reciben la puntuación del miembro que puntuó más bajo/alto. 10. Media de las puntuaciones académicas más una puntuación en desempeño en habilidades de colaboración.

Qué es educación



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¿Qué es educación? (o que representa) Wenceslao verdugo rojas Instituto Pedagógico de Posgrado de Sonora.
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Definiciones según: Pitágoras Platón Piaget Kennedy Paulo Freire Erich Fromm Harvard Hostos Wikipedia RAE Art. 3º
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Pitágoras Es templar el alma para las dificultades de la vida.






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Platón El hombre que ha realizado el proceso, que se ha educado, sufre y se confunde al enfrentarse con el mundo superficial y sensible; sus ojos quedan “como cegados por las tinieblas al llegar bruscamente desde la luz del sol” (Platón 1988). Pero, a pesar de ello, el filósofo debe volver a la caverna para iluminar a quienes aun viven en la oscuridad. La educación es vocación para quien ha sido educado, es un llamado que exige renuncia y que no se acepta buscando placer u honor sino soportando las molestias en pos de la superación social de la ignorancia. La educación es entonces el proceso que permite al hombre tomar conciencia de la existencia de otra realidad, más plena, a la que está llamado, de la que procede y hacia la que se dirige. El hombre educado comprende que esta vida no es sino un paso, un eslabón de una cadena de reencarnaciones que deben aprovecharse para dejar lo sensible en pos de lo inteligible, haciendo el mérito necesario para superar esta condición corporal de modo definitivo.
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Platón El hombre es burlado sin siquiera saberlo. Vive en el engaño, despreocupado, ignorante. Pero esa situación no es necesariamente definitiva. El hombre posee los medios para escapar de ella: la razón y la educación. Por ello para Platón “la educación es desalienación, la ciencia es liberación y la filosofía es alumbramiento” (Droz 1992).
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Piaget Considera que es derecho y obligación de los padres el decidir la educación que se impartirá a sus hijos; por lo tanto debe estar informado de la manera en que se proporciona esta en las escuelas. Basta con recordar el tipo de educación que recibimos, para darnos cuenta de sus defectos y las lagunas de aprendizaje que quedan a partir de nuestro desarrollo como integrantes de la comunidad escolar; en las escuelas tradicionales se transmiten conocimientos, de matemática, álgebra, lógica, historias de batallas, geografía, etc...Propone una educación donde se pretenda que el niño forme un desarrollo pleno de la personalidad humana. La explicación que él da de personalidad esta basada en la autonomía, reciprocidad, respeto y compromiso.
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Piaget Es forjar individuos capaces de autonomía intelectual y moral; que respeten esta autonomía en el prójimo, en virtud precisamente de la regla de la reciprocidad. En este tipo de educación hay dos puntos, afrontados de una manera fundamentalmente contraria con respecto a la educación tradicional; de hecho estos son los puntos básicos en que se apoya Piaget éticamente para proponer la educación de forma activa; estos son la educación intelectual y la educación moral.
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Kennedy “Los costos de inversión por mantener un alumno por un período de 12 años en la escuela son substancialmente menores a los costos directos e indirectos que mantener un alumno un año fuera de la escuela. Luego entonces, no hacer las gestiones pertinentes para mantener a nuestros muchachos en la escuela, no solamente es una práctica social pobre. Es una mala práctica económica y mala práctica gubernamental.”
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Paulo Freire Indiscutiblemente, la educación ofrecida por una sociedad a los seres humanos que la habitan condiciona de manera inexorable el grado de libertad con el que serán capaces de vivir. Este es un principio en el que realmente creo pues el ser humano debe ser preparado para ser capaz de tener criterio propio, mirar con sentido crítico la realidad que le rodea y tener una mínima capacidad de elección sobre si lo que le está ocurriendo es bueno o malo para su desarrollo integral.
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Erich Fromm La educación consiste en ayudar al niño a llevar a la realidad lo mejor de él.
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Harvard "Nuestro objetivo es ayudar a los estudiantes a intentar establecer las conexiones entre lo que están aprendiendo en las aulas y sus propias vidas en el siglo XXI, no pretendemos decir que un hombre o mujer educados deben saber esto, aquello y lo otro. Lo que estamos diciendo es que una persona educada debería tener un cierto conjunto de capacidades: capacidades interpretativas, capacidades de resolución de problemas y capacidades críticas para ayudarles a atravesar el mundo”
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Hostos “Educar es hacer lo que hace el agricultor con las plantas que cultiva. Penetrar en el fondo o medio en que la planta arraiga. Facilitar el esparcimiento de las raíces proporcionándole el terreno que tenga las condiciones que han de favorecerle, facilitándole luz, calor y agua. Tratar de que el tallo crezca recto evitándole cambios violentos de temperatura. Cuando ya esté formada y fuerte, abandonarla a su libre albedrío.”
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Wikipedia La Educación (del latín educere "guiar, conducir" o educare "formar, instruir") puede definirse como: El proceso bi-direccional mediante el cual se transmiten conocimientos, valores, costumbres y formas de actuar. La educación no sólo se produce a través de la palabra, está presente en todas nuestras acciones, sentimientos y actitudes. El proceso de vinculación y concentización cultural, moral y conductual. Así, a través de la educación las nuevas generaciones asimilan y aprenden los conocimientos, normas de conducta, modos de ser y formas de ver el mundo de generaciones anteriores, creando además otros nuevos. Proceso de socialización formal de los individuos de una sociedad. También se llama educación al resultado de este proceso, que se materializa en la serie de habilidades, conocimientos, actitudes y valores adquiridos, produciendo cambios de carácter social, intelectual, emocional, etc. en la persona que, dependiendo del grado de concienciación, será para toda su vida o por un periodo determinado, pasando a formar parte del recuerdo en el último de los casos.
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RAE (Del lat. educatĭo, -ōnis). 1. f. Acción y efecto de educar. 2. f. Crianza, enseñanza y doctrina que se da a los niños y a los jóvenes. 3. f. Instrucción por medio de la acción docente. educar. Del lat. educāre). 1. tr. Dirigir, encaminar, doctrinar. 2. tr. Desarrollar o perfeccionar las facultades intelectuales y morales del niño o del joven por medio de preceptos, ejercicios, ejemplos, etc. Educar la inteligencia, la voluntad.
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Art. 3º La educación que imparte el Estado tenderá a desarrollar armónicamente todas las facultades del ser humano y fomentará en él, a la vez, el amor a la Patria y la conciencia de la solidaridad internacional en la independencia y en la justicia. Dicha educación será laica y, por tanto, se mantendrá por completo ajena a cualquier doctrina religiosa; El criterio que orientará ésta educación se basará en los resultados del progreso científico, luchará contra la ignorancia y sus efectos, las servidumbres, los fanatismos y los prejuicios.
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Art. 3º Será democrático, considerando a la democracia no solamente como una estructura jurídica y un régimen político, sino como un sistema de vida fundado en el constante mejoramiento económico, social y cultural del pueblo; Será nacional en cuanto - sin hostilidades ni exclusivismos- atenderá a la comprensión de nuestros problemas, al aprovechamiento de nuestros recursos, a la defensa de nuestra independencia política aseguramiento de nuestra independencia económica y a la comunidad y acrecentamiento de nuestra cultura; y
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Art. 3º Contribuirá a la mejor convivencia humana, tanto, por los elementos que aporte a fin de robustecer en el educando, junto con el aprecio para la dignidad de la persona y la integridad de la familia, la convicción del interés general de la sociedad, cuanto por el cuidado que ponga en sustentar los ideales de fraternidad e igualdad de derechos de todos los hombres, evitando los privilegios de razas, de religión, de grupos, de sexo o de individuos;

lunes, 27 de diciembre de 2010

Es imposible ser un buen docente



Es imposible ser un buen docente

Un poco de humor

La siguiente presentación powerpoint trae consigo una visión de la tarea docente, con algunos toques de humor, y tal vez pueda servir para alguna reflexión.





Es imposible ser un buen docente
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2 Si es simpático, es un confianzudo. Si es serio, es un amargado. Si es Joven, es un inexperto. Si es viejo, está pasado de moda. Si bebe, es un borracho. Si no lo hace, es un puritano aburrido. Si conversa con todos, es un averigua cuentos. Si no lo hace, es un creído. Si concede permisos, tiene preferencias. Si no los concede, es insensible e inhumano..
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Si es estricto, no le satisface nada. Si no lo hace, es un mediocre. Si exige cumplimiento es un mandón. Si no lo hace, es un incapaz. Si recorre la u, quiere exhibirse. Si permanece en el aula, es un inerte docente de escritorio. Si defiende la moral, es moralista. Si no lo hace, es un alcahuete. Si busca mejoras, no le gusta nada de lo que hay. Si no lo hace, es anquilosado e indiferente. Si nombra sus títulos, es presumido. Si no lo hace, es un analfabeta favorecido. OJO: si el estudiante sobresale, es virtud del estudiante; si a éste le va mal es culpa del docente.
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Si fomenta la investigación, acosa a los estudiantes. Si no lo hace, le da miedo profundizar en los temas. Si se expresa con propiedad, es un sabelotodo. Si no lo hace, no es idóneo en su materia. Si siembra, quiere cosechar. Si cosecha, fue otro quien sembró. Si trabaja a conciencia, es un regalado. Si trabaja lo necesario, roba a quien le paga. Si colabora, es un cepillero. Si no colabora, es un egoísta. Si hace amigos, aquí se viene es a trabajar. Si no los hace, es un asocial. Si progresa, quién sabe a qué más se dedica. Si no progresa; quién sabe qué hace el sueldo...
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Conclusión: Ser Director,Vice,Regente, Coordinador,Secretario, Profesor,Maestro, Preceptor……En fin DOCENTE requiere: La sabiduría de SALOMÓN La Paciencia de JOB La Sordera de BEETHOVEN La Sonrisa de GIOCONDA La Mansedumbre de SAN FRANCISCO La alegría de HARÁ KRISMA La Astucia del ZORRO La Actividad de una ABEJA El Valor de un LEÓN.
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Cualquier parecido con la realidad es coincidencia

jueves, 23 de diciembre de 2010

La educación en la encrucijada

Entre los muros
LA PREGUNTA no es nueva. Millones de jóvenes de distintas generaciones la han formulado alguna vez: ¿para qué sirve estudiar? El período de formación ha sido siempre considerado, y pareció inevitable, un tiempo de sacrificios y postergaciones en pro de algo que se prometía como mejor. Las arduas horas dedicadas al estudio, renunciando al mundo que bulle afuera, durante un período de la vida -la adolescencia, la juventud- que invita a la experimentación y la rebeldía. En cierta forma, la institución escolar siempre fue cuestionada, sentida como coerción, pero imprescindible por las mismas causas por las que se renegaba de ella, para la reproducción del sistema social, la preparación de las generaciones de recambio, la transmisión de técnicas y conocimientos acumulados por la cultura. Desde hace unas décadas, dos factores amenazan con más fuerza esa estabilidad: la pérdida de autoridad y prestigio del adulto en la sociedad, y el lugar material y simbólico que ocupan los medios masivos de comunicación y las nuevas tecnologías en el acceso al conocimiento.

Desde su nacimiento, la televisión se percibió como competidora del libro y factor de riesgo para los jóvenes y su formación. En los años `70 surgen los primeros cuestionamientos fuertes sobre sus efectos nocivos. Cuando los videojuegos llegaron al ámbito doméstico suscitaron nuevas alarmas, pero la aparición de Internet ha rebasado todas las posibilidades imaginables por las generaciones adultas de interacción a distancia y de acceso inmediato y casi irrestricto a páginas y contenidos distantes, abriendo el mundo de los jóvenes a posibilidades inusitadas y poniendo en jaque al sistema educativo. La bibliografía sobre el tema es cada vez más abundante e inabarcable: un reciente abordaje de Silvia Bacher, profesora de letras y conductora de radio y TV en Argentina, indaga los desafíos que puede proponer la escuela a las nuevas generaciones "tatuadas por los medios".

CRISIS DE LA ESCUELA O DEL SABER.
La escuela moderna, dice Bacher, se basó en la transmisión del "saber hegemónico, incuestionable. Enciclopedista hasta la médula, funcionó como coagulante y motor de generaciones a las que se imponía memorizar como camino de aprendizaje". El libro, cuando menos el impreso, cumplió una función determinante en la adquisición del conocimiento. Hasta no hace mucho, el gran sostén de la escuela fue la memorización, sobreviviendo incluso a las innovaciones que desde comienzo del siglo XX pusieron el énfasis en la educación activa. La teoría avanzó en el sentido de dar importancia al alumno como agente del aprendizaje, a la acción en el aula como base para la producción de conocimientos, pero al momento de consolidar contenidos básicos, con frecuencia se recurrió finalmente al criterio de autoridad. La repetición de la palabra del maestro o profesor y de las lecciones del libro fueron los mecanismos privilegiados de apropiación y evaluación de los saberes. Métodos y contenidos estaban al servicio de un esquema indiscutible: la autoridad del docente, la convicción de que este sabía más que el alumno, y la necesidad práctica y cultural de apropiarse de contenidos tradicionales acumulados por las generaciones anteriores, cuyo lugar de irradiación era la institución educativa. A esas convicciones debe sumarse, como impulso a la escuela, el prestigio de la cultura y la seguridad de que la educación formal promovía el ascenso social.

Hoy la escuela está en crisis, buscando una identidad, y la opinión pública reclama cambios urgentes ante los signos del fracaso y la impotencia de ésta para asimilar los procesos sociales y cumplir con los cometidos esperados. Eso sucede ante la desesperación de las autoridades y actores del proceso educativo, acosados por las mismas preguntas e incertidumbres que quienes demandan. La crisis de la educación media, la más visible o aguda, y quizás la primera en manifestarse, ya se ha trasladado al nivel universitario: las preocupaciones por la motivación del estudiante, la didáctica, los métodos de enseñanza, que hoy ocupan buena parte de la agenda e inversión de la Universidad revelan, además de un avance de las ciencias de la educación, la fisura de un modelo. Hay evidentes señales acerca de que los más jóvenes no se acomodan automáticamente al viejo modelo. La educación parece asistir a un momento de cuestionamiento de sus métodos y objetivos. La necesidad urgente de cambio proviene del fracaso.

ENSEÑAR EN LA SOCIEDAD LÍQUIDA.
La adaptación de la escuela a la "videoclipación que imponen las pantallas" tiene un primer riesgo que es el "simulacro de innovación", la dotación de equipamiento tecnológico a la enseñanza sin una estrategia didáctica precisa. El avance del Plan Ceibal en Uruguay, extendido ahora a Secundaria, llenará las aulas de computadoras, pero es posible, afirma Bacher, que aun cambiando las "conexiones digitales" no cambien las "conexiones entre actividades y prácticas dentro del aula". Y eso puede no deberse a que los docentes desconozcan el uso de la tecnología (cosa cada vez menos probable), sino a que no encuentren forma eficaz de incorporarlas al fin educativo: ofrecer a los estudiantes las herramientas para comprender la complejidad de un mundo que ha cambiado más rápido que los planes y programas.

La reconversión más importante que se exige a la escuela frente al avasallamiento tecnológico es abandonar la prioridad de los contenidos y la información, para convertirse en "incubadora de pensamiento crítico", desarrollando la capacidad de "preguntar, interpelar, producir, conectar, incidir y aportar a la construcción de sujetos autónomos". La autora de Tatuados por los medios, que atiende en especial las prácticas en zonas periféricas, propone desarrollar el espacio/tiempo educativo como "resistencia ante los dispositivos paralizantes del poder y el mercado". La escuela se debate entre la opción de "conservar su mirada ordenadora", producto de otro escenario histórico, o adaptarse al ritmo vertiginoso de la información veloz y cambiante, a menudo agotadora, de las sucesivas ventanas de Internet. Esa encrucijada interpela el fin mismo de la escuela: ¿qué sentido tiene aprender, si el flujo de información es tan veloz, si las preguntas cambian todo el tiempo?, ¿qué objetivos definir en un mundo donde todo es descartable?

La crisis que afecta a las instituciones se alimenta de la percepción de que los conocimientos más útiles se adquieren "fuera del aula" y que los alumnos saben más y pueden cuestionar al profesor. Entonces la escuela se convierte en un espacio de encierro y subjetividad disciplinada carente de sentido, porque la base que la sustentaba aparece permeada por otros valores. El tiempo escolar, lento y organizado respecto al dinamismo social e informativo que fluye en la red, puede reconvertirse positivamente, sin embargo, privilegiando el pensamiento y la reflexión, vehiculizando una perspectiva crítica y rehumanizadora -detenerse a mirar un objeto, pensar un problema, comentar un texto- necesaria para la construcción interior del sujeto.

AL MAESTRO CON CARIÑO.
Muchos recordarán la impotencia del maestro encarnado por Sidney Poitier en aquella película de 1967, intentando en vano captar dos minutos la atención de sus inadaptados alumnos. Nadie con alguna experiencia o sensibilidad social pensaría que la culpa es de los alumnos porque no se adaptan, ni del maestro por escaso rigor o falta de conocimientos. De hecho, la historia llegaba al final feliz gracias al encuentro afectivo, personal, de maestro y alumnos. Lo más importante a aprender en el aula -parecía decir- es una manera de actuar, una forma de resolver conflictos, una postura ante la vida.
Más realista y menos optimista es el resultado de la reciente Entre los muros (Francia, 2009), en la que los pactos personales son momentáneos y no alcanzan para socorrer la vida de muchos y menos abrirle las puertas a un futuro mejor. La escuela, por su propia estructura disciplinaria y académica rígida, parece tener obturadas las posibilidades de operar eficazmente en la realidad, más allá de la buena voluntad de los maestros. El efecto de este problema en los alumnos está a la vista: desmotivación, deserción, violencia, son algunos de los síntomas de la incapacidad de la escuela para ofrecer soluciones para la vida. La otra cara de esta frustración aparece en el ya muy estudiado "malestar docente": excesiva carga horaria, baja autoestima, escasa compensación material y simbólica, sentimiento de no poder responder a las demandas sociales, frustración respecto a los resultados de su tarea, todo lo que se traduce en ansiedad, depresión y otros síntomas físicos y psicológicos.

El maestro también ha debido asumir otro papel frente a los cambios sociales que resquebrajaron la educación tradicional a partir de los rebeldes años sesenta, redefiniendo la relación triangular con el alumno y con el conocimiento, renunciando al saber como poder, para aceptar acompañar al educando en un proceso de aprendizaje que no está trazado de antemano y que supone una reconversión permanente de sus propios saberes. Es un camino más exigente y riesgoso, y no parece haber retorno.

MALOS ALUMNOS ELIGEN LA DOCENCIA.
Parece claro que una de las bases de la transformación educativa es la formación de los futuros docentes. Un artículo publicado en El País (11/4/2010) suscitó alarma y polémica públicas, sobre todo por la difusión de algunos datos basados en un informe de los sociólogos Marcelo Boado y Tabaré Fernández (UDELAR). Las conclusiones de más impacto fueron las relativas al bajo origen socioeconómico de quienes optaban por las carreras docentes y sobre sus modestos antecedentes curriculares en secundaria.

El primer punto puede tener una lectura menos alarmista, si se piensa en una honrosa tradición nacional que ha hecho posible que alumnos de todas las extracciones sociales lograran y logren destacados niveles académicos, cargos y distinciones en la enseñanza y en todas las profesiones, gracias a la educación pública. Aunque es obvio que las condiciones de origen reducen las posibilidades -asunto que podría paliarse en parte con un más generoso sistema de becas-, no se ha demostrado que nacer en determinados barrios o en un hogar de bajos ingresos redunde necesariamente en un mediocre desempeño profesional, y notorios casos demuestran lo contrario. Quien encuentre en la educación un camino de ascenso, no tanto económico como cultural y, por tanto, personal, promoverá el ascenso de sus alumnos y la confianza en el sistema educativo, que es la base del progreso cultural de una sociedad.

El segundo punto plantea otras cuestiones. Las conclusiones difundidas del informe no indican que los problemas de ortografía, vocabulario y redacción sean más graves en los estudiantes de magisterio y profesorado que en otras carreras terciarias o en la educación pública que en la privada. Y un estudio que revelara esas distinciones -si las hubiera- interesaría más que nada a las Universidades privadas, a quienes importa la competencia por el alumnado. El objetivo de la educación pública no es competir con la privada, sino garantizar la mejor educación al mayor número posible de estudiantes y velar por un sistema de evaluación interna y externa que asegure el mejoramiento permanente. En un país de pocos habitantes y plazas acotadas, lo deseable es que los subsistemas públicos y privados se retroalimenten y no que compitan entre sí.

El otro aspecto ambiguo del debate está en la identificación de los "malos alumnos" con quienes no obtienen altas calificaciones, como si estas fueran medidas objetivas o universales inapelables y empleadas con iguales criterios en todas las instituciones. Debe pensarse con más detenimiento este nuevo fenómeno, quizás otro signo de una crisis: que quienes eligen la docencia no sean los más exitosos o mejor adaptados, como ocurrió en un pasado no tan lejano. Tal vez el móvil ya no sea la reproducción de ese modelo que la propia sociedad denuncia como caduco o vacío, sino una forma renovada de una arista que la vocación del educador siempre contempló: el compromiso con la superación del individuo y la transformación de la sociedad. Esto no significa, claro está, que la formación docente no tenga altas exigencias académicas -una de las principales causas de deserción, como en todos los cursos terciarios-, siendo de las que suman mayor carga horaria y cantidad de exámenes a rendir. Un estudio complementario al mencionado podría dar cuenta del nivel de formación alcanzado por los egresados, y tendríamos otra punta de esta enredada madeja.




Autora
Ma. de los Ángeles González
TATUADOS POR LOS MEDIOS. Dilemas de la educación en la era digital, de Silvia Bacher. Paidós, 2009. Buenos Aires, 184 págs. Distribuye Planeta
Fuente
http://www.elpais.com.uy/

El Cazo de Lorenzo

Con palabras simples y unas ilustraciones tiernas y divertidas, la autora recrea el día a día de un niño diferente: sus dificultades, sus cualidades, los obstáculos que tiene que afrontar... El cazo de Lorenzo llena un vacío, conmueve al lector, sea cual fuera su edad. Pero lo que más llama la atención es la sencillez del dibujo y del concepto. A partir de 6 años.
* Un cuento metafórico para hablar de las diferencias a los más pequeños.
* La superación de un niño con dificultades para sobrellevar el día a día.
* Libro recomendado por FEAPS.




lunes, 13 de diciembre de 2010

Entre el desinterés y la ignorancia militante

¿A quién le importa aprender?
El escritor español Rafael Argullol comenta el hecho de que algunos de los mejores profesores universitarios de su país están abandonando la enseñanza. Identifica como una de las principales causas de esta preocupante situación el desinterés intelectual que advierten en sus estudiantes. Señala que los profesores no se sienten ofendidos por la ignorancia, sino por ese desinterés que demuestran sus alumnos. Es decir que no sólo comprueban que ignoran por completo nociones esenciales, sino que, fundamentalmente, tal desconocimiento no representa problema alguno para los jóvenes, quienes, dice, "adiestrados en la impunidad ante la ignorancia, no creen en el peso favorable que el conocimiento puede aportar a sus futuras existencias".

Esta situación no es más que el reflejo de un fenómeno generalizado: la indiferencia por el saber que muestra la sociedad que esos jóvenes integran, puesto que hoy se privilegia la utilidad por sobre la verdad. Señala Argullol: "Tras los ojos ausentes -más somnolientos que soñadores de sus jóvenes pupilos- los veteranos ilustrados advierten la abulia general de la sociedad frente a las antiguas promesas de la sabiduría. ¿Para qué preferir el conocimiento, que es un camino largo y complejo, al utilitarismo de la posesión inmediata?". Hemos conseguido contagiar a los jóvenes el clima antiilustrado que caracteriza a nuestra época en la que no se valoran "ni bien ni verdad ni belleza, las antiguallas ilustradas, sino únicamente uso: la vida es uso de lo que uno tiene a su alrededor".



Esa reflexión, que refleja la realidad que se observa en la sociedad occidental actual, justifica en gran medida la crisis de significado que atraviesa la educación. Nos encontramos ante la paradoja de una sociedad que declama la importancia del conocimiento, es más, que se considera a sí misma "sociedad del conocimiento", pero que no valora ese conocimiento e, incluso, no pocas veces lo combate activamente en los hechos concretos.



Muchos jóvenes son el espejo de ese clima que prevalece en la sociedad y, más aún, convierten su desinterés en ignorancia militante, configurando un grupo en expansión que exhibe ese desprecio sin ocultar un cierto orgullo. Se muestran heroicamente resistentes a toda influencia que consideren inútil para la sociedad de uso, hacen gala del hedonismo que ven en sus mayores y, como ellos, desconfían de todo lo que tenga cierto sabor a antiguo. No alcanzan a advertir que la tecnología, a cuyo consumo desenfrenado se los impulsa, reconoce su origen, precisamente, en los fundamentos teóricos que se desarrollaron, con gran esfuerzo, en respuesta al desafío que plantearon a las generaciones anteriores aquellos ideales del conocimiento.



Hace poco, el presidente Barack Obama, de los Estados Unidos, decidió hablar directamente con los escolares al comenzar el ciclo lectivo de este año. Desde una escuela media en Arlington, Virginia, se dirigió por televisión a los alumnos reunidos en todas las escuelas de su país, actitud que generó un interesante debate en la opinión pública, ya que algunos grupos creían ver en ella el propósito de adoctrinar a los jóvenes. En un discurso admirable -que deberían leer las dirigencias de todo el mundo-, les comentó que se había referido en numerosas ocasiones a la educación. Que había hablado de la responsabilidad que tienen los maestros en inspirar a sus estudiantes, alentándolos así a aprender. Que había hecho referencia a la necesidad de que los padres siguieran de cerca el desempeño de sus hijos, controlando que realizaran sus tareas y vigilando que no pasaran todas las horas del día frente a la televisión o a los videojuegos. Que había señalado la responsabilidad que le cabe al gobierno de establecer estándares elevados y de apoyar a los maestros y directivos de las escuelas, mejorando la situación de aquellas que no funcionan adecuadamente y en las que los estudiantes no logran buenos niveles de aprendizaje. "Pero -dijo- en última instancia, aunque contemos con los maestros más dedicados, con los padres más dispuestos a apoyar la labor educativa, con las mejores escuelas del mundo, nada de eso importará a menos que todos ustedes cumplan con sus responsabilidades, a menos que asistan a esas escuelas, a menos que presten atención a esos maestros, a menos que escuchen a sus padres, a sus abuelos, a los demás adultos y, sobre todo, a menos que estén dispuestos a realizar el duro trabajo que se requiere para alcanzar el éxito. Cada uno de ustedes es el responsable último de su propia educación."



Educarse representa una responsabilidad hacia uno mismo porque cada uno tiene capacidad para algo, cada uno tiene algo para ofrecer. "Y ustedes -señaló Obama- tienen la responsabilidad para con ustedes mismos de descubrir cuál es esa capacidad con la que cuentan. Esa es la oportunidad que les proporciona la educación." Enumeró diversas situaciones: "Pueden ser grandes escritores, pero no lo sabrán hasta que escriban ese trabajo que les exigen para la clase de lengua; innovadores o inventores, pero lo descubrirán recién cuando elaboren su proyecto para la clase de ciencias; dirigentes políticos, pero para eso deberán estudiar el gobierno e incorporarse a los grupos de debate. Para cualquier tarea que quieran emprender necesitarán una buena educación?



Nadie deja la escuela y simplemente aterriza en un buen trabajo. Para eso necesitarán entrenarse, trabajar y aprender".



Destacó como idea central el hecho de que, además de esa responsabilidad personal, lo que hagan los jóvenes con su educación decidirá el destino de la sociedad en la que viven. "El futuro de los Estados Unidos depende de cada uno de ustedes -señaló el presidente-, porque lo que aprendan hoy en la escuela determinará si nosotros, como nación, podremos hacer frente a los grandes desafíos del futuro? Necesitamos que cada uno de ustedes desarrolle sus talentos, sus habilidades y su intelecto de modo que puedan ayudarnos a los mayores a resolver nuestros problemas más complejos. Si no lo hacen, no sólo se abandonarán a ustedes mismos, sino que estarán abandonando a su país."



"La posición en la que ahora se encuentren -dijo- no tiene por qué determinar qué lugar ocuparán en la sociedad. Nadie ha escrito el destino por ustedes, porque aquí ustedes escriben su propio destino. Ustedes construyen su propio futuro." Y apoyó esta afirmación con un emocionado relato de las dificultades que enfrentó en su propia vida, mencionando los apoyos con los que contó para concretar su sueño y así asistir a las mejores escuelas de su país. En fin, instó a los jóvenes a asumir la responsabilidad por sus propias vidas, a fijarse objetivos para su educación, a comprometerse y trabajar en serio para alcanzarlos, recurriendo a quienes pueden prestarles ayuda.



La preocupación que expresa Obama es la misma que, de otra manera y en una sociedad diferente, planteaba Argullol: la imperiosa necesidad de poner de manifiesto el interés por educarse, de asumir las responsabilidades personales. En los niños y jóvenes en edad escolar ésta se manifiesta en la demostración del interés por aprender. Si quienes se acercan a las instituciones educativas lo hacen carentes de ese interés, todo lo demás será inútil.



Por eso, la tarea que hoy enfrentamos es titánica, pues consiste nada menos que en recrear en los jóvenes ese interés por el trabajo de educarse, en transmitirles la dimensión de su responsabilidad para con ellos mismos y para con la sociedad que integran.



Padres y maestros deberían renovar su alianza para emprender la reconstrucción del interés de sus hijos y sus alumnos por el conocimiento y así emprender la tarea de hacerse humanos. Si esto no se logra, si a las escuelas no asisten alumnos sino clientes o espectadores en busca de entretenimiento, los planes de estudio, las aulas, las computadoras, los libros, carecerán de toda significación. Los niños y los jóvenes dejarán las escuelas habiendo desaprovechado la oportunidad única que les brinda la educación para descubrir y desarrollar sus capacidades. Además, la sociedad en la que vivirán, integrada por ignorantes, jamás llegará a ser la tan declamada pero aún tan lejana "sociedad del conocimiento".



Autor


Guillermo Jaim Etcheverry
Fuente


http://www.lanacion.com.ar/


 



 

sábado, 11 de diciembre de 2010

Corrupción en la escuela

CORRUPCION evoca mañas, manejos dolosos, fraude, engaño, estafa, soborno, tráfico de influencias, cohecho, mentira, plagio, eva­sión, robo, malversación, abuso de poder, falta de ética y de moral.

Si bien mal generalizado en nuestros días, la corrupción tiene larga trayectoria en el mundo. Si bien tema de adultos, la corrupción no es una práctica que se impro­visa en la vida adulta, sino una aptitud que se cultiva desde la infan­cia. El aparato escolar, sutil y abiertamente, cotidiana e imper­ceptible­mente, con la complicidad de autorida­des, profesores y padres de familia, promueve entre los niños valores y comporta­mientos que le hacen el juego a la corrupción.

▸ Se manda a hacer un trabajo en grupo. Sólo uno hace el trabajo, los otros ponen el nombre. Toda la clase sabe quién trabajó y quién no. A menudo, los padres y el profesor también. Pero nadie dice ni hace nada. Semilla para el futuro aprovecha­dor del traba­jo ajeno, para el explotador, el cínico y el opor­tunista.

▸ El que copia puede sacar igual y hasta mejor nota que el que hace solo y con sus propias ideas. Ambos aprenden que el esfuer­zo, la originalidad, el propio criterio, no valen nada. Se­milla para el futuro plagiador, para el futuro vividor a costa de las ideas de otros.

▸ El alumno que confiesa que no hizo el deber saca cero y es sancionado. El que no lo hizo, pero lo copió de otro a último mo­mento, no tiene problema. Así aprenden niños y niñas que ser honesto es ser pendejo, que la verdad y la franqueza son motivo de cas­tigo, mientras que la mentira y el engaño dan rédito. Semilla para el futuro engañador, falsificador, defraudador.

▸ Una mala calificación puede mejorarse o un aviso de pérdida de año remediarse milagrosa­mente con una llamada, un regalo, un favor, una lisonja. Los niños portan el regalo, perciben la sonrisa e intuyen el pacto consumado en la libreta de calificacio­nes. Semilla para el futuro sobor­nador, comprador y vendedor de favo­res, traficador de in­fluen­cias, abusador del poder.

▸ El que delata al compañero que llegó tarde, lanzó el avión, dijo una mala palabra o no trajo el libro, recibe felici­taciones y recompensas, y hasta es puesto como ejemplo frente a los demás. Así se desestimulan los valores de la coope­ración, la lealtad, la solidaridad. Semilla para el futuro delator, para el futuro traidor, para el que trepa a fuerza de servilismo y meca­nismos clientelares.

▸ Son bien vistos los niños y los padres que no reclaman, que no di­cen lo que piensan, que callan. Son mal vistos los que opinan, discrepan, proponen, participan con iniciativas propias. Así se a­prende que es mejor ser pasivo, conformista, acrítico, indolente. Semilla para el futu­ro hipócrita, para el futuro adulador y mojigato, para el que hace del quedar bien con los demás el trampolín de su ascenso y bienestar personal.

▸ Alumnos con estrella (dinero, papás en algún buen puesto, blanquitos, con padri­nos) gozan de preferencias, a la vista de todos. Amistades y palancas consiguen cupos que no habían, tratos especiales, favores. Semilla para el futuro arribista a cualquier costo, para el que, a su vez, cuando llegue arriba, u­sará su cuota de poder para ubicar a amigos, conocidos y familia­res.

Tan corrupto es el funcionario público que vende favores y car­gos, como el profesor que vende calificaciones y pases de año, y el padre o madre de familia que se prestan a ello. Tan corrupto es el intelectual que plagia una obra ajena, como el niño o niña que copia la tarea del compañero y la presenta como propia. Tan corrupto es el político que encubre los malos manejos de sus coidearios, como la madre de familia que encubre las trampas escolares de sus hijos.

Nuestros corruptos adultos empiezan siendo corruptos niños, apro­piándose del trabajo ajeno, mintiendo al profesor, copiando en la prueba, delatando por lo bajo al compañero, fabricando artimañas para el examen, engañando a los padres, cepillando al rector, adulan­do a la maestra: todas ellas son cosas que entonces se creen pequeñas e irrele­vantes, pero que tienen poderosas reper­cusiones en la vida.
____________________________

Publicado en la página editorial del diario El Comercio de Quito, el 13/02/1992. Incluido en: Rosa María Torres, Auladentro, Instituto fronesis / UNICEF, Quito, 1992, 454 págs

Rosa María Torres
Rosa María Torres del Castillo
Quito, Ecuador
Ecuatoriana. Pedagoga, lingüista, periodista educativa, activista social. Especialista, investigadora y asesora internacional en temas de educación, cultura escrita y aprendizaje a lo largo de la vida.

miércoles, 1 de diciembre de 2010

Las metas y los contenidos de la docencia

La docencia, tal y como la proponía el primer modelo ilustrado, intentaba transmitir la ciencia, la visión científica del mundo, o al menos capacitar al estudiantado para acceder a esa visión. De la ciencia se esperaba el remedio de los males materiales y sociales de la humanidad. Con el tiempo, ha ido quedando claro que eso no es así.


De la escuela se espera que contribuya a la formación de las personas de modo que puedan participar plenamente en la vida y en la cultura de la sociedad en la que han nacido (Hortal, 2000). Se espera mucho más, quizás demasiado. Cada vez que algo no funciona en la sociedad, se pretende que sea ella la que lo haga funcionar: si hay desigualdades sociales se introduce la educación compensatoria, si hay accidentes de tráfico se introduce la educación vial, si se deteriora el medio ambiente se introduce la educación ambiental o la educación para el desarrollo sostenible, si hay violencia de género se introduce la educación para la igualdad, si estallan conflictos interculturales o violencia ciudadana se promociona la educación para la ciudadanía, etcétera.


Hace años, Fernando Savater (1997) hizo una pregunta acertada: ¿Qué es lo que puede enseñarse y debe aprenderse en las escuelas? Ciertamente, si se intentara una respuesta filosófica amplia el empeño sería abrumador, pues se toparía con el problema de los fines de la educación. Una reflexión sobre tales fines recae en el destino del hombre, sobre el puesto que ocupa en la naturaleza y sobre las relaciones entre los seres humanos. La profundidad del cambio social que tiene lugar actualmente obliga a reformular las preguntas básicas sobre los fines de la educación, sobre quiénes asumen la responsabilidad de formar a las nuevas generaciones y sobre qué legado cultural, qué valores, qué concepción del hombre y de la sociedad se quieren transmitir (García, Escámez, Martínez y Martínez Usarralde, 2008). Tal empeño nos llevaría muy lejos y, quizás, por derroteros poco prácticos para orientar a los docentes en una sociedad como la nuestra, tan compleja y plural en las concepciones de la vida buena.


Savater (1997) recomienda acudir al ideal educativo de los griegos para ver si se encuentra alguna respuesta acertada para esta sociedad del conocimiento en la que vivimos. Entre los griegos, había una distinción de funciones que aún persiste en algunos docentes: la que separa la educación propiamente dicha, por un lado, y la instrucción, por otro. Cada una de las dos era ejercida por una figura docente específica, la del pedagogo y la del maestro. El pedagogo era un fámulo que pertenecía al ámbito interno del hogar y que convivía con los niños y adolescentes, instruyéndoles en los valores de la ciudad, formando su carácter y velando por el desarrollo de su integridad moral. En cambio, el maestro era un colaborador externo a la familia y se encargaba de enseñar a los niños una serie de conocimientos instrumentales como la lectura, la escritura y la aritmética. La tarea educativa del pedagogo era considerada primordial y se le tenía gran estima; mientras que el maestro era un simple instructor y su papel estaba valorado como secundario.


Por mucho que algunos todavía se empeñen, la contraposición educación versus instrucción resulta hoy notablemente obsoleta y muy engañosa para los contenidos que han de enseñarse y deben aprenderse en el sistema educativo:


Nadie se atreverá a sostener seriamente que la autonomía cívica y ética de un ciudadano puede fraguarse en la ignorancia de todo aquello necesario para valerse por sí mismo profesionalmente (...) ¿Cómo puede instruirse a alguien en conocimientos científicos sin inculcarle respeto por valores tan humanos como la verdad, la exactitud o la curiosidad? ¿Puede alguien aprender las técnicas o las artes sin formarse a la vez en lo que la convivencia social supone y en lo que los hombres anhelan o temen? (Savater, 1997, pp. 47-48).


La ética del cuidado invita al profesorado de las distintas disciplinas a que amplíen y profundicen sus relaciones afectivas con la materia objeto de estudio, explorando sus conexiones con otras asignaturas, las vidas individuales del profesorado y del alumnado, y las cuestiones existenciales. De ese modo, los estudiantes podrán mostrar un verdadero entusiasmo por la asignatura y los docentes podrán provocar en su alumnado también respuestas afectivas positivas hacia su materia.


Como manera de explorar dichas conexiones se propone construir un repertorio de historias o narraciones. Los profesores recogen historias procedentes de la literatura científica, literaria o personal, que se conectan a su vez con las asignaturas que imparten otros profesores. Con esto, se favorece el trabajo interdisciplinario entre el profesorado y el interés por asuntos significativos para la vida, que van más allá de la parcelación de las disciplinas.


Lo anterior fácilmente puede llevar al profesorado y al alumnado a experimentar un entusiasmo renovado por enseñar y aprender, a través del uso de historias o narraciones que invitan a la aparición de respuestas afectivas hacia los contenidos de la enseñanza y el aprendizaje. La literatura que el profesorado selecciona teniendo en mente los intereses del alumnado, debe cumplir dos criterios básicos: que sea ampliamente juzgada como una obra de calidad alta, y que el profesorado la encuentre lo suficientemente provocadora (Noddings, 1996).


La meta social de la docencia consiste en la transmisión de la cultura y la formación de personas críticas. Ése es el bien que legitima la docencia y que tiene que ser respetado escrupulosamente por los que se dedican a ella, si pretenden ser profesionales éticamente competentes. Sin embargo, en la actual sociedad del conocimiento el docente tiene que prestar una especial atención a la segunda parte de tal meta social: el desarrollo o la promoción del pensamiento crítico de los estudiantes, que tiene que ver con el desarrollo de la racionalidad e implica que los estudiantes lleguen a comprender lo que hace que un razonamiento sea bueno; a mejorar sus habilidades para observar e inferir, generalizar, expresar hipótesis, concebir alternativas, evaluar afirmaciones, detectar problemas y percatarse de la acción apropiada. Obviamente, la adquisición de un pensamiento crítico también supone determinadas actitudes como la curiosidad intelectual, la objetividad, la flexibilidad, la honestidad y el respeto al punto de vista de los otros.


El desarrollo o la promoción del pensamiento crítico del alumnado exige al docente:

a) la estimulación del debate entre el alumnado, y el entrenamiento para que aporte y solicite generando pensamiento público;

b) el planteamiento de los conocimientos, como resultados de problemas que han preocupado a la gente de otras épocas o a las personas de hoy; y, sobre todo,

c) la honradez veraz para señalar lo mucho que se desconoce en el campo que se está tratando.


Respecto a las metas sociales de la ética docente, hay orientaciones precisas y de indudable autoridad: los informes internacionales de los comités constituidos para ello. Ciertamente en las éticas aplicadas, como la ética profesional docente, es necesario atender las voces de quienes trabajando en los distintos ámbitos, con rigor y seriedad, se preocupan para que el trabajo se lleve a cabo de acuerdo con el nivel de ética cívica alcanzado por la sociedad. Justamente en descubrir esos valores compartidos y en aventurar, desde ellos, respuestas responsables, se comprometen las comisiones nacionales e internacionales y los comités de ética de las instituciones públicas, que van descubriendo cómo un mínimo de acuerdos morales traspasa las fronteras y va forjando una ética cívica transnacional (Cortina, 2003).


En el caso de las metas sociales, que legitiman éticamente la profesión docente, el Informe a la UNESCO de la Comisión Internacional sobre la Educación para el Siglo XXI, presidida por Jacques Delors, las establece así:


Para cumplir el conjunto de las misiones que le son propias, la educación debe estructurarse en torno a cuatro aprendizajes fundamentales, que en el transcurso de la vida serán para cada persona, en cierto sentido, los pilares del conocimiento: aprender a conocer, es decir, adquirir los instrumentos de la comprensión; aprender a hacer para influir sobre el propio entorno; aprender a vivir juntos para participar y cooperar con los demás en todas las actividades humanas; por último, aprender a ser, que recoge elementos de las tres anteriores (Delors, 1996, pp. 95-96).


En una página posterior del mismo Informe (Delors, p. 109), hace una excelente síntesis de las metas sociales o el servicio que debe prestar la profesión docente al aprendizaje de los usuarios de la misma: aprender a conocer, combinando una cultura general suficientemente amplia con la posibilidad de profundizar en los conocimientos de un pequeño número de materias, lo que supone además, aprender a aprender para poder aprovechar las posibilidades que ofrece la educación a lo largo de la vida; aprender a hacer con el fin de adquirir no sólo una calificación profesional, sino, más generalmente, una competencia que capacite al individuo para hacer frente a gran número de situaciones y para trabajar en equipo, pero también, aprender a hacer en el marco de las distintas experiencias sociales o de trabajo que se ofrecen a los jóvenes y adolescentes; aprender a vivir juntos, desarrollando la comprensión del otro y la percepción de las formas de interdependencia, realizando proyectos comunes y preparándose para tratar los conflictos, respetando los valores de pluralismo, comprensión mutua y paz;aprender a ser para que florezca mejor la propia personalidad y se esté en condiciones de obrar con creciente capacidad de autonomía, de juicio y de responsabilidad personal. Con tal fin, no menospreciar en la educación ninguna de las posibilidades de cada individuo.


En los sistemas educativos formales no hay que dar prioridad a la adquisición de los conocimientos en detrimento de otras formas de aprendizaje, importa concebir la educación como un todo. La educación para la ética del cuidado defiende que los afectos y las emociones pertenecen al proceso educativo, porque tienen la capacidad de aumentar la pasión por el aprendizaje, aliviar el sentimiento de aislamiento y mejorar el funcionamiento de la clase. Conocer a través del uso de la razón no debe provocar que se ignore el papel que juegan los sentimientos y las emociones en el mismo proceso de aprendizaje y la interpretación de la realidad; por eso, es necesaria una educación que haga posible el equilibrio entre la razón, el afecto y las emociones (Noddings, 1996).


 



Extraído de

La profesión docente y la ética del cuidado

Autores

Victoria Vázquez Verdera
 (*) 
toya.vazquez@uv.es

Juan Escámez Sánchez
 (*) 
juan.escamez@uv.es

Departamento de Teoría de la Educación Universidad de Valencia

http://redie.uabc.mx/



 

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